1676 En plena decadencia y ejecución del general al mando

Posted By on 18 de junio de 2016

A principios de 1676 se terminaba el contrato de alquiler de la escuadra holandesa, razón por la que Ruyter dejó el mando de la combinada y puso rumbo a Nápoles a esperar órdenes del príncipe de Orange, quedando al mando de la española el príncipe de Montesarchio, quien no tuvo problema en dirigirse al Rey, solicitándole la incorporación inmediata de dieciocho buques más y que estuvieran bien artillados, pues: «El navío Rosario, de Mateo Laya, la lleva de á 18, 6, 3 y 2 libras, por lo que traen artillería más para espantar que para ofender.» En conjunto el estado de la Armada era deplorable, faltaba de todo desde dotaciones para las galeras que se estaban pudriendo en Nápoles, hasta todo tipo de cabos e incluso faltos de pólvora, por ello era imposible mantenerse en esas condiciones y menos enfrentarse a enemigo tan preparado.

Pero además precisamente a Laya con su galeón se le ordenó, ir de un lado para otro para aprovisionar a los presidios norteafricanos y a las diferentes escuadras, por esta razón no pudo estar en el siguiente combate de Agosta, en el que Ruyter cayó mal herido, falleciendo a los pocos días.

La pérdida de Palermo, tuvo un desenlace peor todavía, pues como siempre los responsables eran los marinos, en este caso se juzgó a don Juan de Benavides, por haber rendido cuatro galeones enfrentado a treinta y dos enemigos, en el Consejo de Guerra el fiscal don Juan de Solórzano Pereira, dijo: «…aunque totalmente se hallaran sin culpa los vencidos, pudieran ser castigados por el ejemplo y como expiación de tan gran desventura.», por ello se levantó cadalso en la ciudad de Sevilla siendo ajusticiado Benavides.

El Rey era conocedor de la situación como refleja el escrito siguiente: «Con ocasión de haber entendido S. M. el miserable estado en que se hallan los bajeles de la armada Real que están en la recuperación de Mesina, y las abandonadas máximas de los oficiales que los mandan, faltando en algunos buena dirección, á otros gente, á muchos cables y cordaje, y en caso de refriega con el enemigo, hasta pólvora, y que el equipaje, provisión de raciones y cuanto depende de esto se hará con toda flojedad y poco celo al servicio de S. M. ha sido servido de resolver en consulta del Consejo de Estado de 7 del corriente, que se den órdenes muy precisas para que se aplique el gran remedio que pide lo notorio del daño tan excesivo y digno de una gran demostración, haciendo un castigo ejemplar en los que resultasen culpados, de que aviso á V. S. para que se sirva de mandar se den las órdenes necesarias á la Junta de Armada para que por aquélla se tenga presente y ejecute lo resuelto por S. M. Dios guarde á V. S. muchos años como deseo. Madrid, 22 de Mayo de 1676. — Don Pedro Colona. — Señor Marqués de Mejorada.»

Que poco se ha cambiado, se saben las razones por la dejadez del erario, pero para dar ejemplo se ejecuta al jefe de la escuadra. Todo un ejemplo a seguir para antes destruir que construir.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Fernández Duro, Cesáreo.: Disquisiciones Náuticas. Facsímil. Madrid, 1996. 6 Tomos.

Fernández Duro, Cesáreo.: Mateo de Laya. Discurso-biografía de ingreso en la Real Academia de la Historia. Publicado en la Revista General de Marina en su cuaderno de Abril en la sección de Bibliografía pág. 649 a 668. Madrid, 1881.

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