Galeaza

Posted By on 21 de julio de 2017

Fue el principio de armar los buques en las bandas, por su alto franco bordo se denominó de esa forma, por ser una galera pero mucho más alta de franco bordo, era un buque pesado por ello lento y gravoso de mantener, sobre todo por su gran número de tripulantes. Las primeras fueron construidas en 1540 por orden de don Álvaro de Bazán «El Viejo», para añadirlas a su escuadra del Océano, una fue la Santa María de 800 toneladas y la segunda de 1.200, la Santa María Magdalena, eran «muy fuertes y dobladas y aforradas de dentro» montando la más pequeña veintiséis piezas de artillería, no llevaban remeros, pero sí contaban con un remolar por donde cuando era necesario se podían sacar para entrar o salir de puertos, pero no en navegación abierta, sólo podían dar la vela si el viento era favorable, cuando no era así eran remolcadas, por ello muy diferentes al concepto de la venecianas, pues estas estaban pensadas para el Mediterráneo y no para el océano.

Los cañones todos bajo cubierta disparando a través de portas, en tres alturas distintas, dependiendo si era en los costados o aletas, y los de crujía sin ellas por ir más altos, o segunda batería, la dotación de la Santa María estaba compuesta por: «Capitán, maestre, contramaestre, 2 pilotos, 10 marineros principales, 40 marineros, 10 grumetes, 20 lombarderos principales, 10 lombarderos, capellán, despensero, alguacil, cirujano, barbero, escribano, 2 maestros daxa, 6 calafates, 2 boteros, un remolar, un guardián, 6 trompetas, un alférez, 5 caporales, 125 soldados arcabuceros, 2 atambores y un pífano.» Total 253, en su hermana mayor, se añadieron 10 marineros y 50 soldados, siendo en total 313.

Esta tripulación demuestra la falta de bogantes, la presencia de maestres, contramaestres y guardianes, afirmando ser un buque de vela cuadra y artillero, por ello casi nada que ver con las venecianas, excepto por el concepto de la distribución de los cañones y por todo ello buques para el océano.

Como todo buque intermedio tenía sus ventajas y lo contrario, su baja velocidad incluso armando los remos le impedía seguir a las flotas, sólo cuando el viento era favorable lograba alcanzar una adecuada, en definitiva estaba a medio camino entre la galera y el galeón, pero más bien en sí era una batería flotante que podía navegar en mar abierto.

El verdadero poder estaba en sus bocas de fuego, en la época no existía nada parecido, por ello se les utilizaba sobre todo en los flancos o en lugares estrechos para negar poder ser franqueados por los enemigos, dado que su fuego era en su mayor parte de culebrinas, y estas tenían un alcance de punto en blanco de 500 metros y máximo de 1.000. Las proporciones de los maestros de hacha en la época a estos buques les daban un metro de manga, por dos de quilla y tres de eslora en cubierta, como puntal tres cuartos de la manga.

Por su demostrado poco provecho se fue disminuyendo su desplazamiento hasta llegar a unas 80 tn., pero en 1577 dos fueron construidas en la rivera de Deusto, una se perdió al salir en la barra de Sanlúcar cuando iba como capitana a Tierra Firme, la otra, San Cristóbal de 900 toneles machos (1.171 tn.) fue clasificada como «muy buen navío, uno de los mejores de España», cruzó el océano y fue designada como capitana de la Armada de la Guarda en 1580, zarpó en 1581 en la expedición de Sarmiento de Gamboa a la colonización del Magallanes, siendo uno de los pocos buques que regresó, siempre se hablaba de él como «bonísimo de bela y gobierno», con unas medidas de 24’13 de quilla, 10’34 de manga y 6’321 de puntal.

Bibliografía:

Artiñano y de Galdácano, Gervasio.: La Arquitectura Naval Española en Madera. Madrid, 1920.

Casado Soto, José Luis.: Barcos españoles del siglo XVI y la Gran Armada de 1588. Editorial San Martín, 1988. Premio Virgen del Carmen 1988.

Enciclopedia General de Mar. José María Martínez-Hidalgo. 1988.

Monleón Torres, Rafael.: Construcciones Navales. Lunwerg Editores y Museo Naval. Madrid, 1989. Primer facsímil de la obra manuscrita y única realizada entre 1889 a 1891.

O’Scalan, Timoteo.: Diccionario Marítimo Español. Facsímil de 1831. Museo Naval. Madrid, 1974.

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