1567 – Forma de combatir los indígenas en La Florida

Posted By on 2 de agosto de 2017

Llegó don Pedro a San Agustín proveniente de las dos nuevas posiciones de Santa Elena y Guale, pues no se paraba para tratar de colonizar la península, fue informado que los indígenas no cejaban en sus ataques, de hecho murieron dos soldados estando de centinelas en un ataque nocturno, consiguieron dar fuego al almacén de la pólvora, por ello se quedaron con la puesta, aparte de perderse los lienzos para los regalos de los indios, más las banderas y estandartes tanto propios como ganados, todo se había perdido, pues el viento azuzó muy rápido las llamas resultando imposible dominarlo.

Como muestra de lo difícil de combatir a los indios, hay un documento que por su interés en parte transcribimos:

«…que como estos indios de La Florida son tan ligeros, y están ciertos que nos los alcanzan, son muy atrevidos en llegar cerca de los cristianos, é otras veces en aguardarlos, é al retirarse los cristianos, corren con ellos mucho peligro, porque tiran tan recio con los arcos, que pasa una flecha la ropa, e la cota que el soldado trae vestida, é son muy prestos en tirar: al disparar el arcabuz el soldado, primero que lo vuelva á cargar, por la ligereza que el indio tiene, júntase con él, y tírale 4 ó 5 flechas, primero que el soldado acabe de atacar el arcabuz, y en cuanto echa el polvorín para cebarlo, el indio se retira entre yerbas é bosques, que es muy buena tierra aquella, é mira cuando el polvorín hace fuego, é abájase, e como desnudo, se muda por entre las yerbas, y en disparado el arcabuz, sale el indio á diferente parte de donde se abajó cuando le querían hacer puntería, e son en esto tan diestros, que es cosa de admiración; é todos pelean escaramuzando: Saltan por encima de la matas como venados: no son los españoles, con mucho, tan ligeros como ellos; é si los cristianos los siguen, y ellos tienen miedo, caminan á la parte donde hay ríos o ciénagas de agua, que hay muchas en la costa de la mar, é como andan desnudos, pásanse á nado, porque nadan como peces, é llevan los arcos é flechas altos del agua, con una mano, porque no se les mojen, é puestos de la otra parte, empiezan a dar grita á los cristianos é reírse dellos, é cuando los cristianos se retiran, vuelven á pasar el río é seguirlos, hasta meterlos en el fuerte, saliendo por entre las matas, é flechando los cristianos, que cuando ven ocasión, no la pierden; é por esto se les puede hacer muy mala guerra, si no es yéndolos á buscar á sus pueblos, cortalles las sementeras é quemarles las casas é tomarles las canoas é derrocarles las pesquerías, que es toda su hacienda, para que dejen la tierra, ó cumplan sus palabras con los cristianos, porque se hacen amigos con ellos los caciques é los indios: haciéndoles buen tratamiento, cuando van á los fuertes de San Agustín é San Mateo, si no les dan de comer, vestidos, hachas de hierro é rescates, vánse muy enojados; rompen la guerra, matando los cristianos que hallan: son indios muy traidores, é que desta manera, á traición, debaxo de amistad, han muerto más de cien soldados los indios destos 2 fuertes de San Mateo é San Agustín, donde los franceses residían: son estos más traidores.»

Bibliografía:

Menéndez de Avilés, Pedro.: La Florida. Traducida al español actual, por don Eugenio Ruidiaz y Caravia. Madrid, 1893. Premio de la Real Academia de la Historia.

Transcrita por Todoavante.

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