Biografía de don Álvar Núñez Cabeza de Vaca

Posted By on 20 de abril de 2011

Biografía de don Álvar Núñez Cabeza de Vaca

Navegante, explorador y descubridor español, del siglo XVI.

Sabemos que nació en tierras de la actual Extremadura, en el año de gracia de 1507. Pero hay versiones autorizadas, que cambian este año de nacimiento por el de 1490.

Provenía de una familia noble andaluza, pues era nieto de don Pedro de Vera, uno de los conquistadores de las islas Canarias, lo que le facilitó, por tener estudios, el acudir a la llamada de las Indias con ciertas ventajas.

Por lo que le cupo el honor de ser nombrado tesorero y alguacil Mayor, de la expedición, que al mando de don Pánfilo de Narváez, zarpó de del puerto de Sanlúcar de Barrameda, el día veintinueve de junio del año de 1527, con rumbo y destino, a la recién descubierta Florida.

En su viaje, fueron entrando en las bahías y puertos, de Santo Domingo y la isla de Cuba, pasando después a la bahía de Appalachee, desde donde barajaron la costa con dirección Oeste.

Al llegar a la desembocadura del río Misisipí, desembarcaron por no poder seguir la navegación debido al calado de las naos, por lo que se dedicaron a construir unos botes los propios expedicionarios, para facilitar su construcción, tuvieron que fundir las piezas de hierro de espuelas y estribos, con lo que obtuvieron herramientas para poder llevar a acabo su trabajo.

Una vez terminado su trabajo, en las frágiles embarcaciones embarcaron unos trescientos hombres, pero al introducirse en las turbulentas aguas del río, éste deshizo prácticamente todas las embarcaciones, siendo arrastrados por las aguas contra la costa occidental de la bahía de Matagorda, pero no acabó aquí su desgracia, pues de lo que se pudieron salvar de las aguas, fueron muertos por los nativos, y él fue hecho prisionero.

Durante seis años estuvo preso de ellos hasta que le dieron la libertad, tribu a la que él denominó de los Masiames, que además no le querían dejar marchar, pues como tenía unos pocos conocimientos de cómo curar las heridas, pues comenzó a practicar con ellos, así se ganó su confianza y le permitieron marchar.

Estuvo durante largo tiempo, haciendo tratos con otras tribus, a las que iba conociendo, pues llego a la actual Colorado en sus diversas correrías, de las que por ser un bienhechor de los indios, estos le dejaban andar por sus territorios sin agobios.

Todas estas caminatas, siempre iban encaminadas a la búsqueda de sus compañeros, que sabía que los había dejado vivos en la desembocadura del Misisipí, consiguiendo llegar a la tribu de los Avareses, con los que trabó buena amistad, al demostrar que ciertas heridas tenían cura.

Se encaminó a territorio de lo que hoy en Tejas, en su camino se encontró con los únicos sobrevivientes de la tragedia del Misisipi, que eran dos españoles; Castillo y Dorantes, y un esclavo negro nombrado Esteban, los cuales habían pasado el mismo tiempo en las mismas condiciones, pero en otra de las tribus.

En una de sus habituales salidas y ya juntos los cuatro, llegaron a la tribu de los Arbados, que estaban en las inmediaciones del hoy conocido como Río Grande, con los que volvió a demostrar sus habilidades y permanecieron un tiempo con ellos.

Núñez, sabedor del bien que se les hacía a los indios y la gratificante forma en que eran recibidos, en cuanto ponían en practica algunas de sus curas, enseñó a los demás compañeros los trucos que él utilizaba, para los cuales utilizaba plantas medicinales, alguna que otra intervención quirúrgica, pero con los medios a su alcance y siguiendo un poco, los ritos de los propios indios, pues hacía a especie de exorcismos, pero en vez de decir las palabras de ellos, lo que simplemente hacía era rezar oraciones del catolicismo, que como los indios no lo entendían, pues los convencían y si se curaba el enfermo, pues ya eran casi dioses.

Volvieron a encaminarse, siempre en dirección Oeste, con la intención de llegar al río Panuco ó por lo menos a la costa del Pacífico, por si en ella se encontraban con compañeros de otras expediciones españolas.

A lo largo del Río Grande, se encontraron con muchas y diferentes tribus, donde por primera vez un europeo vio la caza del bisonte, después tuvieron que subir altas montañas, en las que a su vez habitaban otras tribus, que les llamó la atención sus construcciones de las cabañas, pues estaban hechas de arcilla mezclada con hierba.

En el transcurso de este itinerario, no perdieron ocasión de hacerse con algunas piedras preciosas, que bien se las encontraron en el camino, pues encontraron a una tribu que explotaba una mina de ellas, o se les dio como recompensa por su curaciones, contándose entre ellas algunas grandes turquesas, así mismo, fueron agraciados con tejidos de algodón, con los que se cubrieron al atravesar las altas cumbres.

Consiguiendo llegar al río Petatlan, donde se encontraron con unos exploradores españoles, a los que se unieron y consiguieron llegar el día doce de mayo del año de 1536 a la población de San Miguel de Caliacán, en Sinaloa.

Se desconoce exactamente, por donde cruzo todos los actuales estados del sur de Norteamérica, pero por las informaciones dadas, debió de transcurrir por la parte más meridional de la actual Tejas y los de Méjico, de Chihuahua y Sonora.

Todo esto se sabe, gracias a que existe una obra, que se publicó en Zamora en el año de 1542, escrita por Núñez, Dorantes y Castillo, con el título: « Naufragios de Alvar Núñez Cabeza de Vaca y relación de la jornada que hizo a La Florida con el adelantado Pánfilo Narváez », existiendo una reimpresión del año de 1555, pero esta vez de la ciudad de Valladolid.

Su publicación alcanzó tal fama, que fue traducido al italiano y publicada en 1556, incluyéndola en la colección de Ramusio, al francés por Terneaux-Compans y como no, al inglés, estando incluida en la colección Pilgnius de Purchas, existiendo una muy esmerada publicación en este mismo idioma, publicada en 1851 por Buckingham Smith.

Al llegar a los territorios de Nueva Galicia, informaron al Gobernador, que a la sazón era Coronado, lo que le decidió el enviar una expedición de exploración, sobre los territorios que estaban situados al norte de los de su gobierno, por lo que se puso en marcha al mando de fray Marcos de Niza, al que acompañaba como guía el negro Esteban, que ya había pasado por aquellos territorios, esta alcanzó el reino de Cibola.

Acabada esta gran aventura de descubrimiento, se le ordenó regresar a la Península, para llevar a cabo todo lo expuesto, sobre su viaje de exploración y darlo a conocer, cosa que él no estaba muy conforme, pero fue convencido y se realizó.

En el año de 1537, y por los servicios prestados a la corona, ésta le nombró administrador del Gobierno del Plata, se embarcó para realizar la travesía, pero de nuevo, volvió a naufragar a causa de un gran temporal, consiguiendo alcanzar las costas del actual Paraguay, por lo que de nuevo el destino, le llevó a ser el primer explorador de estas tierras.

Al igual que hiciera en su primer descubrimiento, se encontró con los indígenas de estas tierras, los guaraníes, con los que de nuevo trabo muy buena amistad, a tanto llegó la hermandad, que al sugerir él que su obligación era el llegar al Plata, los mismos indios lo guiaron hasta alcanzarlo.

Consiguiendo llegar a ocupar su puesto el día quince de marzo del año de 1542, en la capital, Asunción, pero parece que los problemas se seguían, por lo que en el año de 1543, estalló una sublevación por causa de un incendio.

Sus subordinados le acusaron, de tener excesiva clemencia con los incendiarios, dando orden de que los jefes amotinados fueran arrestados y devueltos a la Península.

Prosiguió sus descubrimientos, por lo que se enfrentó con los payagoes, por que estos a su vez, habían asesinado a una expedición que al mando de Ayolas y compuesta por ochenta efectivos, habían sido exterminados, consiguiendo el devolver la paz a estos territorios.

Mandó otra expedición a reconocer el río Iguayu, logrando el que los indios que poblaban sus orillas, reconocieran su autoridad.

Pero en cambio, al enfrentarse a los socorinis y agaces, fue derrotado, perdiendo en los sucesivos combates, a sesenta y tres hombres, lo que le obligó a abandonar su intención de conquistar los territorios por ellos habitados.

Al parecer, todas estas expediciones que realizaba, dejó de lado la gobernación del territorio, ello provocó que su lugarteniente don Domingo de Isala, lo denunciara y fuera arrestado, en el año de 1544 y encadenado, se le transporto a la Península, siendo juzgado por el Consejo de Indias, se le declaró culpable y como sentencia, fue extraditado al norte de África.

Por espacio de ocho años permaneció en aquél continente, hasta que le llegó el perdón Real, que le ordenaba al mismo tiempo el regresar a España, pero no conforme el Rey con ello, le nombró juez del Tribunal Supremo de Sevilla, permaneciendo en esta ciudad, hasta que le sobrevino su fallecimiento, en el año de 1559. Pero hay otras versiones que dice que falleció en el año de 1564.

A parte de la ya mencionada obra, se publicó en Valladolid en el año de 1555: « Relación y comentarios de lo acaecido en las dos jornadas que hizo a las Indias »

Y otra, con el título: « Catálogo-exposición histórico-europea dedicada al Ilmo. Obispo de Almería; Comentarios de don Alvar Núñez Cabeza de Vaca, adelantado y gobernador del Río de la Plata »

Que está incluida, en una obra reciente (1920), junto a la ya mencionada del « Naufragio » en el tomo XXII de la Biblioteca de Rivadeneyra.

Figurando su nombre, en la obra: « Catálogo de Autoridades de la Academia »

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por don José Mª Martínez-Hidalgo.

Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa, Tomo 39, 1920, páginas 131 y 132.

Ortíz de Zúñiga, Diego.: Anales Eclesiásticos y Seculares de la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Sevilla. Guadalquivir S.L. 1988. Edición Facsímil de la Imprenta Real, Madrid, 1795-1887.

Compilada por Todoavante.

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