Pizarro 1852

Posted By on 7 de junio de 2013

Grabado del vapor de ruedas Pizarro. Colección de don José Lledó Calabuig.

Grabado del vapor de ruedas Pizarro. Colección de don José Lledó Calabuig.

Vapor de ruedas construido en el arsenal de La Carraca, Cádiz, en 1851. Construido con casco de madera. Según José Lledó, para el que sólo hubo un vapor con el nombre de Pizarro, tiene las mismas o parecidas características que el vapor Colón, construido unos años antes en Inglaterra.

Desplazaba 1.080 toneladas. Medía 57,78 metros de eslora, 9,48 de manga, 6,14 de puntal y 4,20 de calado. Su dotación era de 147 hombres.

Tenía 2 calderas y una máquina sistema Penn de cilindros oscilantes de 350 caballos nominales y 600 indicados, con las que alcanzaba los 9 nudos de velocidad.

Armado con 2 cañones de ánima lisa de 68 libras (200 mm) y 4 rayados de 32 libras (160 mm)

Botado el 29 de junio de 1851. Según Fernández Duro, la máquina, artillería y otros pertrechos del vapor Pizarro, perdido en la costa de Cuba en octubre de 1852, se utilizaron en el vapor construido en La Carraca y que llevó el mismo nombre de Pizarro.

En 1856 se encontraba sirviendo en las costas de Marruecos y la española de Levante al mando del capitán de fragata don Jacobo Mac-Mahón con la división mandada por el brigadier don Segundo Díaz de Herrera. En varias ocasiones sirvió de escolta al yate real.

En 1857 es destinado a las Antillas. Cuando realizaba la travesía de regreso a la península desde Puerto Rico tuvo varios enfermos a bordo, teniendo que recalar en el lazareto de San Simón, en Vigo, para pasar cuarentena, desde el 14 de septiembre al 24 de octubre de 1857.

En mayo de 1858 formó parte de la escuadra que mandaba don Juan de Dios Sotelo y que escoltó a la reina doña Isabel II de Alicante a Valencia. En septiembre del mismo año volvió a formar parte de otra escuadra que escoltó a la reina en el mar Cantábrico y aguas gallegas. La escuadra, formada por el navío Rey don Francisco de Asís, la fragata Perla, la corbeta Mazarredo, y los de hélice la fragata Petronila, la goleta Santa Teresa y los vapores Isabel la Católica, Isabel II, Ulloa y Pizarro, llegó a Ferrol el 5 de septiembre de 1858. El vapor Pizarro estaba al mando del capitán de fragata don Jacobo Mac-Mahón.

En 1859 se incorporó a la escuadra de operaciones en el norte de África, tomando parte en el bombardeo de Arcila y Larache el 25 de enero de 1860.

En junio de 1860 zarpa de Cádiz destinado a la Habana. Lleva a bordo a don Joaquín Gutiérrez de Rubalcaba, nombrado comandante general del apostadero. Una vez llegado a la Habana, a finales de julio de 1860, se ordena a su comandante zarpar rumbo a Santiago de Cuba a tomar a remolque al bergantín Habanero y dirigirse a La Guaira a unirse al bergantín Pelayo, enviado a mediados del mes de junio, para proteger a los ciudadanos españoles residentes en Venezuela y apoyar con su presencia sus reclamaciones. Cumpliendo las órdenes, zarpa de la Habana el 28 de julio.

Por entonces, el general Pedro Santana, presidente de Santo Domingo desde su independencia de Haití, pidió en repetidas ocasiones la protección del gobierno español ante el temor de ser anexionado por los Estados Unidos. Por su cuenta proclamó la soberanía española de su país. En octubre de 1860 salió de la Habana el jefe de escuadra del Joaquín Gutiérrez de Rubalcaba con el encargo del presidente del gobierno español, el general don Leopoldo O´Donnell, de que estudiara en Santo Domingo la propuesta de anexión voluntaria a España. Rubalcaba llegó a bordo del vapor Pizarro, al mando del capitán de fragata don Federico Lobatón. El informe de Rubalcaba fue negativo a la anexión, pero el gobierno, presionado por el capitán general de Cuba, don Francisco Serrano, aceptó la anexión en marzo de 1861.

Durante el conflicto con Méjico formó parte de la escuadra al mando del general Rubalcaba, comandante del apostadero de la Habana, tomando parte en la ocupación de Veracruz a mediados de diciembre de 1861. Estaba al mando del capitán de fragata don Joaquín Ibáñez y García. España se retiró del conflicto en abril de 1862 cuando se descubrieron las intenciones francesas de ocupación de Méjico, ordenando don Juan Prim, comandante de la expedición reembarcar las tropas.

En 1863 seguía al mando del capitán de fragata don Joaquín Ibáñez y García. Durante la campaña del Pacífico, en 1866, se encontraba en San Juan de Puerto Rico para la defensa de la isla el vapor Pizarro y la goleta Huelva. En 1870 es destinado de nuevo a Puerto Rico. Estaba al mando del capitán de fragata don Evaristo Casariego y García.

En 1872 toma su mando, de forma interina, el teniente de navío de 1ª don Segismundo Bermejo y Merelo. Ese año tuvo la misión de custodiar el buque Virginius, que aprovisionaba de armas y municiones a los insurrectos cubanos. Se encontraba el Virginius en Puerto Cabello, arbolando el pabellón norteamericano, mientras el vapor Pizarro no le perdía de vista. Arribó al citado puerto venezolano un buque de guerra de los Estados Unidos con intención de proteger y escoltar al Virginius, como había sucedido en otras ocasiones. Advertido el comandante del Pizarro la llegada del buque de guerra, y en previsión de lo que pudiera ocurrir, puso a su barco en condiciones de combate, y envió un nota al comandante del buque de guerra norteamericano conminándole á que saliese á la mar sin demora, pues el Pizarro estaba dispuesto á impedir que saltando á todas las leyes internacionales se protegiese á un barco enemigo de España. Aquel acto enérgico produjo el deseado efecto, y el buque de guerra salió de Puerto Cabello, con gran alegría de la colonia española, quedando el Virginius sujeto á la estrecha vigilancia del Pizarro.

En 1878 se ordena a su comandante regresar a la Península para efectuar reparaciones, cambiar calderas, carenar el casco y reparar el aparejo. Zarpó de San Juan de Puerto Rico el 9 de agosto de 1878, recalando en Santo Tomé al día siguiente. Esa misma noche tuvo que entrar en un dique para realizar unas reparaciones de urgencia. Estaba al mando del capitán de fragata don Olimpio María Aguado y de Rojas y tripulado por 153 hombres. El 13 de agosto sale de Santo Tomé rumbo a Fayal, islas Azores, donde debía reponer carbón. El 22 de agosto llegó al puerto de San Jorge para reparar en lo posible las calderas, zarpando de nuevo el 7 de septiembre. Para el 11 de septiembre se encontró con una tormenta y el fuerte oleaje dañó seriamente el casco. Era tanta el agua que entraba, que las bombas de achique no dieron a basto para evitar el hundimiento. El comandante ordenó abandonar el barco y la tripulación fue recogida por el vapor italiano Carlo Frugoni, que hacía travesía a América. Los supervivientes fueron llevados a Coruña.

Bibliografía:

Bordejé y Morencos, Fernando de.: Crónica de la Marina española en el siglo XIX, 1800-1868. Tomo I. Ministerio de Defensa. Madrid, 1999.

Bordejé y Morencos, Fernando de.: Crónica de la Marina española en el siglo XIX, 1868-1898. Tomo II. Ministerio de Defensa. Madrid, 1995.

Diario de Sesiones de las Cortes. Congreso de los Diputados. Legislatura de 1861 á 1862. Tomo I. Imprenta Real. Madrid, 1862, páginas 44-45.

Fernández Duro, Cesáreo. Naufragios de la Armada española. Madrid, 1867.

Fernández Duro, Cesáreo. Viajes regios por mar en el transcurso de quinientos años: narración cronológica. Sucesores de Rivadeneyra. Madrid, 1893.

Lasso de la Vega y Arguelles, Juan.: Manual de reales órdenes de generalidad para el gobierno de la Armada, 1860. Imprenta de M. Campo-Redondo-Huertas. Madrid, 1863.

Lledó Calabuig, José.: Buques de vapor de la Armada española. Del vapor de ruedas a la fragata acorazada, 1834-1885. Aqualarga Editores. Madrid, 1997.

El Mundo Naval Ilustrado. Año 1, nº 12. Madrid, 15 de octubre de 1897, página 282.

Paula Mellado, Francisco de.: Enciclopedia Moderna: diccionario universal de literatura, ciencias, artes, agricultura, industria y comercio. Tomo XV. Madrid, 1852.

Rolandi Sánchez-Solís, Manuel.: “La participación de la Marina de guerra española en la campaña de Santo Domingo (1861-1865)”. Revista de Historia Naval. Año 2012, nº 117.

Compilada por Santiago Gómez.

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