Biografía de don Diego Alvear y Ponce de León

Posted By on 31 de enero de 2014

Diego Alvear y Ponce de León. Cortesía del Museo Naval. Madrid.

Diego Alvear y Ponce de León. Cortesía del Museo Naval. Madrid.

Brigadier de la Real Armada Española.

Nació en Montilla (Córdoba) el día 13 de noviembre del año 1749, siendo sus padres don Santiago de Alvear y Escalera, y doña Escolástica Ponce de León y de Rivera Pérez.

Sentó plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento de Cádiz, el día 14 de marzo del año 1770, alcanzando la distinción de brigadier, o de galonista; terminó sus estudios con nota de ‹ sobresaliente ›, embarcó en diciembre del año 1771 en la fragata Venus al mando de don Juan de Lángara en su viaje a las islas Filipinas. Expediente N.º 1.101.

A su regreso a Cádiz, se le ascendió al grado de alférez de fragata el día 6 de mayo del año 1773, habiendo estudiado astronomía con tan buenos maestros como don Vicente Tofiño y don José Varela, la brillante calificación obtenida le valió ser designado para tomar parte en la expedición científica de la fragata Rosalía al mando de don Juan de Lángara, acompañado por don José de Mazarredo, don Juan Ruíz de Apodaca y don José Varela, enviada a experimentar todos los procedimientos hasta entonces conocidos de observación y cálculo de la longitud en la mar, permaneció en esta comisión desde el mes de enero a julio de 1774.

Por Real orden del mes de enero del año 1775, se le ascendió al grado de alférez de navío, pasando a ser designado Segundo de la misma fragata con viaje a Montevideo, incorporándose desde este apostadero a la expedición del marqués de casa Tilly, participando en los combates de la colonia de Sacramento y Río Grande de San Pedro, donde entró en combate el día 15 de enero del año 1777 en la toma de la isla de Santa Catalina.

Por recomendación de sus jefes se le ascendió al grado de teniente de fragata por Real orden del mes de julio siguiente, al año siguiente 1778, al declararse la guerra contra el Reino Unido, embarcó en un buque mercante para observar los movimientos de la escuadra enemiga y en su vigilancia llegó hasta Río de Janeiro.

Debido a sus vastos conocimientos lingüísticos; hablaba siete idiomas, y científicos se le nombró miembro de la comisión, encargándose de fijar los límites de las colonias españolas y portuguesas de la América meridional, en unión a los ilustres Azara, Varela, Aguirre y otros de demostrada valía, quedando terminando el trabajo en el año 1783.

Alvear comenzó sus trabajos por los ríos Paraná y Uruguay, teniendo a sus órdenes oficiales del ejército, ingenieros, pilotos, dibujantes, cien hombres prácticos y de milicia, así como una escolta de dragones de Buenos Aires.

En esta labor invirtió dieciocho años y hubo de soportar grandes penalidades; levantó mapas muy exactos, situó los puntos por observaciones astronómicas, escribiendo una memoria muy detenida de los trabajos, contenida en cinco tomos, de ellos uno se custodia en el Museo Británico.

En este tiempo fue ascendido al grado de capitán de fragata en el año 1789 y al de capitán de navío en 1794.

En Montevideo embarcó en la fragata Medea, en viaje de regreso a la península, era el día 16 de agosto de 1804; completaban la división al mando del el jefe de escuadra don José Bustamante y Guerra otras tres: Mercedes, en la que iba la familia de Alvear, Clara y Fama.

Alvear iba en calidad de mayor general y segundo jefe de la división, transportaba oro, plata y mercancías propiedad del Rey y de particulares, valorada la carga en unos cinco millones de pesos.

El día 15 de octubre llegaron a las inmediaciones del cabo de Santa María, donde les aguardaba una división británica compuesta por las fragatas, Indefatigable, Medusa, Lively y Amphion, al mando del comodoro sir Graham Moore.

Los españoles se quedaron sorprendidos cuando éste les requirió a seguirle con rumbo al Reino Unido, pues en estos momentos no había declaración de guerra.

Después de una junta de oficiales y oído el oficial británico enviado al efecto, se decidió combatir.

Pese a estar preparados para la lucha, los británicos no lograban adelantar gran cosa, pues como siempre los españoles vendían caras sus vidas, pero de pronto «…saltó la Mercedes  por los aires con estruendo horrible. » — dice Alvear —, y a partir de ese momento los británicos comenzaron a tener ventaja, acabando por apresar a las restantes fragatas.

De la atrocidad cometida por los británicos, en la Mercedes sólo se salvaron unas cincuenta personas, pereciendo toda la familia de Alvear, compuesta por su mujer, siete hijos y un sobrino, a más de un dependiente y cinco esclavos; sólo se salvó el hijo mayor, por ir a bordo de la Medea.

Su general a bordo de la Medea, encontrándose fondeada en el puerto de Plymouth, escribió un oficio al Gobierno español, fechado el día 20 de octubre del año 1804 y en él dice: « Debo asimismo exponer á la consideracion de V. E., como el capitán de navío D. Diego de Alvear, que ha estado sobre veinte años empleado en la demarcacion de límites del Río de la Plata, fué nombrado por mí, y ha venido conmigo con el honroso cargo de mayor General y segundo Jefe de mi division, en lugar del Jefe de escuadra D. Tomás Ugarte, que vino de Lima y gravemente quedó enfermo en Montevideo, y en el referido desastre de la Mercedes ha perdido el referido Alvear á su esposa con siete hijos y un sobrino, sin haber salvado de toda su numerosa y desgraciada familia más que otro hijo cadete de dragones de Buenos Aires, que trasbordó por fortuna consigo á esta fragata el día de su nombramiento, que fué el anterior á nuestra salida de Montevideo. »

Todos fueron desembarcados en el Reino Unido de la Gran Bretaña, el gobierno de éste país le indemnizó con 12.000 libras esterlinas, por la pérdida de casi toda su familia y enseres. En atención a todo ello regresó a su casa en el mes de diciembre del año 1805.

Posteriormente se incorporó a su Departamento de Cádiz presentándose en el año 1807, donde se le destinó por orden del Generalísimo Comandante de las Brigadas de Infantería de Marina.

Al estallar el alzamiento nacional el día 2 de mayo del año 1808, Alvear tomó parte con sus hombres en los combates que se dieron entre los días 9 a 14 de junio en la bahía de Cádiz, obteniendo como resultado la rendición de la escuadra francesa del almirante Rosilly.

Posteriormente mejoró las defensas del puente de Suazo, y cuando los imperiales atacaron, estaba guarnecido por las fuerzas de Alvear y las del duque de Alburquerque; como viese Alvear que el fuego enemigo producía muchas bajas entre la infantería del Duque de Alburquerque, y la acumulación de estas fuerzas le impedían poner en juego sus cañones, le instó a retirarlas, diciéndole: « Yo me encargo de limpiar el campo de enemigos muy pronto. »

El Duque se resistía, pero ante la insistencia de Alvear y cada vez más preocupado por las bajas, le dijo, que le haría responsable con su cabeza de lo que ocurriera, a lo que Alvear respondió con firmeza: « Sobre mi cabeza venga. »

Los hechos le dieron la razón a Alvear quien con sus certeros fuegos en el campo enemigo, los deshizo dejando el terreno libre de ellos.

Entonces el Duque, satisfecho al fin, le confirmó en el mando y con estas fuerzas riñó las acciones de los primeros días, siendo de las más sangrientas.

La Junta le nombró en el mes de marzo de 1810 Gobernador de la Isla de León.

Tomó también parte en salidas contra las posiciones del enemigo y constituyó el Cuerpo de Voluntarios Distinguidos.

Fue coronel del Regimiento de Milicias Honradas y Compañías de Salineros y Cazadores, y capitán de la Compañía de Escopeteros.

Su prestigio queda patente en la frase del general Castaños, quien le dijo: « Alvear, tiene usted más fama aquí que Pizarro en las Indias. »

En el año 1812 fue ascendido al grado de brigadier y después de un viaje por el extranjero regresó a Cádiz en 1823, sufriendo las persecuciones de los absolutistas.

Después de haber sido dado de baja en la Armada se le rehabilitó en el año 1829, como desagravio se le impuso la Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

Falleció en Madrid por una pulmonía el día 15 de enero del año 1830.

Dejó escrita una obra que se conserva en Buenos Aires, con el título: « Relación histórica y geográfica de las provincias de Misiones », manuscrito muy importante por contener la descripción de la naturaleza de la zona, hoy en gran parte desaparecida.

Bibliografía:

Aragón Fontela, Miguel.: La Rendición de la Escuadra Francesa de Rosilly (14 de junio de 1808) Cuaderno Monográfico del Instituto de Historia y Cultura naval, N.º 55. Madrid, 2007. Págs. 67 a 90.

Barbudo Duarte, Enrique.: Apresamiento de la escuadra francesa del almirante Rosilly en la bahía de Cádiz, el 14 de junio de 1808.

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Pegenaute, Pedro.: Represión Política en el reinado de Fernando VII: Las Comisiones Militares (1824-1825). Universidad de Navarra. Pamplona, 1974.

Válgoma y Finestrat, Dalmiro de la. Barón de Válgoma.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.

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