Biografía de don Joaquín Ibáñez de la Corbera y Escalante

Posted By on 8 de junio de 2014

Jefe de escuadra de la Real Armada Española.

Cruz de la Real y Militar Orden de San Fernando de 3ª clase.

Gran Cruz de la Real y Muy Distinguida Orden Española de Carlos III.

Caballero de la Orden Militar de Calatrava.

Nació en San Andrés de Luena, actual provincia de Santander, en 1774, siendo sus padres, don Joaquín Ibáñez de Corbera y de la Mora, y doña Clara Escalante y de la Portilla.

Sentó plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento de Ferrol el 15 de abril de 1791. Expediente N.º 2.849.

Al aprobar sus estudios teóricos se le ordenó embarcar en el navío Magnánimo, perteneciente a la escuadra del general don Francisco de Borja, zarpando el 6 de mayo de 1793 del puerto de Cartagena, realizando toda la campaña de Cerdeña, participando en la toma de las islas de San Pedro y de San Antíoco, el apresamiento de la fragata francesa Hèléne y la quema de la Richmond, su viaje a Génova y posteriormente a Córcega, pasando a dar protección a los ejércitos napolitano y piamontés sobre la ribera del Var, continuando hasta Niza y Villafranca, estando aquí se desató una epidemia por el mal estado de los víveres, obligando al general a regresar a Cartagena, arribando entre los días 9 y 10 de agosto siguiente, donde desembarcaron más de tres mil hombres enfermos, en su caso por no estarlo pasó a Cádiz.

Por Real orden del 23 de octubre fue ascendió a alférez de fragata, pasando a embarcar en el navío San Francisco de Asís, zarpando para cruzar sobre las islas Terceras, a su regreso, el 10 de mayo de 1794, se le ordenó trasbordar al bergantín Peruano, zarpando de Cádiz comisionado con rumbo a las islas Canarias para transportar unos pliegos, a su regreso con la misma comisión con destino a Algeciras y Ceuta, regresando a la bahía, recibiendo la orden de zarpar el 13 de agosto siguiente con destinó a Montevideo, donde arribó el 15 de octubre y de aquí proseguir viaje al Callao, donde fondeó el 12 de febrero de 1795.

El día 20 de abril siguiente zarpó con rumbo a Arica, en su rumbo avistó un corsario al que persiguió hasta el 10 de mayo, regresó sin haberlo podido capturar, el 1 de noviembre se le ordenó trasbordar a la fragata Rosalía, volviendo a doblar el cabo de Hornos con rumbo a Montevideo cargada con caudales y al mando del capitán de navío don Pascual Ruiz Huidobro donde fondeó el 12 de abril de 1796, dándose a la vela con rumbo a la bahía de Cádiz donde arribó el 30 de junio siguiente.

Recibió la orden de trasbordar al bergantín Atocha, regresando a la comisión de transporte de pliegos, realizando sus viajes a los puertos de Cartagena, Ceuta, Tánger y Algeciras.

El 12 de noviembre se le dio la orden de trasbordar a la corbeta Descubierta, zarpando de la bahía de Cádiz con azogues con rumbo a Montevideo, donde fondeó el 12 de diciembre siguiente, zarpó el 27 de enero de 1797 para cruzar sobre la isla de Lobos, al terminar su comisión regresó al apostadero, el 15 de mayo zarpó en conserva con la de su misma clase Clara, el 17 continuo entablaron combate con una británica de 40 cañones, viéndose ésta acosada por dos contrarias, se defendió como brava y aprovechando la noche sin luna pudo evadirse de sus enemigas.

Arribaron a Montevideo, zarpando de nuevo el 20 de septiembre formando división con las fragatas Santa Leocadia, Magdalena y Clara, a las órdenes del capitán de navío don Antonio Gómez Barreda, comisionado a cruzar sobre la desembocadura del Mar del Plata y la isla de Santa Catalina, permaneciendo casi un mes en ello regresando al apostadero el 28 de noviembre siguiente.

El 6 de febrero de 1798 zarpó con rumbo a las islas Malvinas, donde fondeó y se mantuvo hasta el 9 de abril siguiente, fondeando de nuevo en Montevideo el 30 de mayo continuo. El 15 de agosto el buque zarpó para realizar trabajos hidrográficos del Río de la Plata y de la ensenada de Barragán, donde terminaron pronto y cargados con un millón de pesos regresaron a depositarlos en Buenos Aires, de nuevo el 17 de febrero zarpó con rumbo al puerto Soledad (islas Malvinas), de donde zarpó con rumbo a Montevideo fondeando el 9 de abril de 1801.

Se le ordenó el 30 de marzo de 1802 trasbordar al bergantín Palomo, realizando el viaje de regreso a la península, al arribar a la bahía de Cádiz se le ordenó trasbordar al navío Concepción, zarpando con rumbo a Ferrol donde al arribar fue desembarcado por pasar a desarme el buque, siéndole entregada la Real orden del 5 de octubre siguiente con su ascenso al grado de alférez de navío, pasando destinado al servicio de arsenales.

Por orden del 24 de agosto de 1804 embarcó en la corbeta Mercurio, al declararse la guerra al Reino Unido el 12 de diciembre siguiente, se le otorgó el mando de una cañonera del apostadero de La Graña, cuyo jefe era el brigadier don Cayetano Valdés, se le entregó la Real orden del 8 de diciembre con su ascenso al grado de teniente de fragata.

El 27 de febrero cesó en su mando por recibir la orden de embarcar en el navío Príncipe de Asturias, insignia del general don Domingo Grandallana y como su Ayudante, permaneció hasta el 30 de junio al recibir la orden de trasbordar a la corbeta Mercurio, zarpando incorporada a la escuadra desde la ría de Ares, arribando a la bahía de Cádiz el 20 de agosto siguiente, tomando interinamente el mando el 4 de septiembre, permaneciendo a su bordo hasta el 2 de octubre continuo por pasar a desarme.

El 5 siguiente se le ordenó trasbordar al navío San Juan Nepomuceno, a las órdenes de su comandante el brigadier don Cosme Damián Churruca, zarpando con la escuadra el 20 de octubre, para participar en el combate del cabo de Trafalgar al día siguiente, en el que su buque fue uno de los pocos capturados, siendo hecho prisionero por los británicos, regresando poco tiempo después a Cádiz, como todos los participantes en el combate anterior, recibió la Real orden del 9 de noviembre siguiente con su ascenso al grado de teniente de navío.

El 28 siguiente se le ordenó embarcar en el navío Santa Ana, poco después se le otorgó el mando sucesivo de las lanchas cañoneras números 33 y 48, interviniendo en los combates contra las fuerzas navales británicas que mantenían el bloqueo del puerto de Cádiz.

Entre los días 9 a 14 de junio de 1808, participó en el ataque contra la escuadra del almirante francés Rosilly, hasta concluir el enfrentamiento con la rendición del almirante y sus buques.

El 7 de agosto siguiente embarcó en el navío San Fulgencio, zarpando de la bahía de Cádiz con rumbo al Callao para un tornaviaje efectuado en tan solo diez meses, siendo quizás el más rápido hasta la fecha de un navío.

Al regresar embarcó en el navío Príncipe de Asturias, insignia de los jefes de la escuadra del Departamento, pasando a ser el Ayudante de los generales al mando sucesivamente don José María de Villavicencio, don Cayetano Valdés y don Juan José Martínez.

A continuación estuvo en varios destinos y viajes, hasta que en agosto de 1810 salió hacía Moguer, al mando de la segunda división de tropas expedicionarias del general Lacy,

En el mes de marzo de 1811 acompañaba al general Villavicencio, cuando desde su falúa dirigía el ataque de las cañoneras a su mando, contra las baterías enemigas asentadas en el Puerto de Santa María, efectuado el desembarco fue destruida una de las baterías napoleónicas situada en el campo de Guía.

Con estas fuerzas, esta vez a las órdenes del general Valdés, contribuyo al éxito de la batalla de Chiclana, por su actuación en este combate y por todos los servicios anteriormente prestados, demostrando su valor se le concedió la Cruz de Distinción de la Marina.

En 1813 estaba al mando de la goleta Patriota, escoltando a un convoy de veintitrés velas al que recogió en Málaga y al mismo tiempo, llevando los efectos del Colegio de Artillería para su traslado a la isla de Mallorca, regresando a la bahía de Cádiz dando escolta a otro convoy desde la isla anterior de veinticinco velas.

El 26 de julio se le otorgó el mando del bergantín Descubridor, zarpando de Cádiz con correspondencia con rumbo a las islas Canarias, pasando a Puerto Rico y Costa Firme, desde aquí junto a la fragata Venganza dando escolta a un convoy con rumbo a la Habana, en aguas de Cuba fue comisionado como guardacostas, el 11 de junio de 1814 mantuvo un combate con una goleta más fuerte en las cercanías de Cayo Guinchos en el canal Viejo de Bahama, con los ochenta y seis hombres de la dotación de su buque, rechazó cinco abordajes realizados por la dotación del corsario, a pesar de estar compuesta por ciento cuarenta, poniéndolo finalmente en fuga.

Por Real orden del 9 de octubre de 1814 por los méritos contraídos en el combate anterior, fue ascendido al grado de capitán de fragata, siendo distinguidos todos los hombres de la dotación con la Cruz de la Marina de Diadema Real.

Regresó a Ferrol después de permanecer casi tres años en la isla en las comisiones principales del momento, realizando transportes a los puertos de Cuba y Méjico, persiguiendo corsarios de todas las nuevas naciones, llevó correos y caudales, continuando con un incesante navegar, pues faltaban buques y había que estar en muchos y lejanos sitios a la vez.

Se encontraba en Ferrol cuando se le entregó la Real orden del 15 de septiembre de 1817, siéndole otorgado el mando de la corbeta María Isabel, zarpando de Coruña el 15 de octubre siguiente con destino a la Habana en conserva de la María Francisca de su misma clase ambas a sus órdenes, para reforzar a las fuerzas navales del apostadero, donde arribaron el 1 de diciembre.

Se le comisionó el 15 de enero de 1818 para transportar pertrechos de guerra a los puertos de Baracoa, Gibara y Nuevitas, el 28 de mayo siguiente se le confió la escolta a un convoy, para ello se pusieron a sus órdenes la corbeta María Francisca, bergantín Almirante y goleta Patriota, cargados de pertrechos de guerra, hombres, repuestos y situado, cumplida la comisión regresó a la Habana la división el 9 de agosto continuo.

El 1 de febrero de 1819, se le ordenó zarpar por aviso de la presencia de buques corsarios, permaneció en la mar sesenta y ocho días, en los que realizó de todo, a su regreso una corta licencia le permito recuperarse, pues el 13 de mayo siguiente zarpó con su corbeta con la correspondencia de Guatemala con rumbo a los puertos de Trujillo y Omoa, dejando a salvo a varios mercantes con destino a estos, recogió caudales y frutos del país, regresando a la Habana el 26 de junio siguiente.

El 15 de julio continuo zarpó con su buque en conserva del bergantín San Fernando, para reconocer el cabo de San Antonio por la presencia de corsarios insurgente, fondeó a su regreso en la Habana el 7 de agosto siguiente, el 27 de septiembre zarpó de nuevo con rumbo a Bahía Honda y por su meridiano hasta la boca del canal, sin poder divisar los supuestos avisos de corsarios, regresando a la Habana el 11 de octubre, durante el resto del año permaneció en constantes cruceros al S. de la isla de Cuba y Punta Maysi, regresando a la Habana el 17 de enero de 1820, volviendo a hacerse a la mar el 29 siguiente, con diferentes comisiones regresando el 7 de julio, zarpó de nuevo el 13 continuo con rumbo a Matanzas, al finalizar su comisión regresó el 9 de septiembre zarpando de nuevo para dar resguardo a la costa de Veracruz, regresando a la Habana después de cuarenta días de mar, continuando en diversas comisiones hasta el 28 de febrero de 1821, este día entregó el mando de su corbeta, embarcando de transporte en la fragata Pronta, regresó a la bahía de Cádiz el 3 de julio siguiente.

Muy cansado de estos tres y medio últimos años, pidió y se le concedió licencia para pasar a su casa a recuperarse.

El 4 de mayo de 1823 se presentó en Ferrol, siendo destinado como Segundo Comandante del Arsenal, destino en el que permaneció hasta recibir la Real orden del 20 de abril de 1824, por serle otorgado el mando de la fragata Lealtad que se encontraba en construcción.

Por unas anomalías sentidas se le diagnostico una falta de visión, siendo por ello destinado en propiedad comandante de Marina del Tercio de Santander, por  Real orden del 8 de enero de 1826 fue ascendido al grado de capitán de navío.

Al estallar la guerra civil entre carlistas e isabelinos, éste puerto se configuró como base avanzada de las fuerzas navales para bloquear las costas cantábricas.

Ibáñez, como siempre se tuvo que multiplicar, realizando una labor importante, creando de la nada una fuerza de cañoneras, para emplearlas en los embarques y desembarcos de las fuerzas del ejército.

Por los servicios prestados se le entregó la Real orden del 6 de abril de 1836, con su ascenso al grado de brigadier y como recompensa se le distinguió con la Encomienda de la Real Orden Americana de Isabel la Católica, la supernumeraria de la Real y Muy Distinguida Orden Española de Carlos III y el hábito de la Orden Militar de Calatrava.

En el mes de junio de 1837 entregó el mando de la Comandancia, por ser nombrado Comandante general de la provincia de Santander por el conde de Luchana.

Durante su mando pasó por amargos y duros problemas, pues eran casi normales las insubordinaciones de algunos de los regimientos que pasaban por aquella provincia, pero una vez más se impuso por sus proverbiales dotes de mando, dirigiéndose a ellos directamente y obligándoles a obedecer, siéndole concedido a petición propia el relevo que tuvo lugar el 31 de agosto siguiente.

Por su actuación en estos menesteres y a propuesta del general en jefe del ejército conde de Luchana, se le distinguió con la cruz de tercera clase de la Real Orden de San Fernando.

Continuo en su puesto de Comandante del tercio naval de Santander, por motivos de salud y a instancias suyas, fue relevado de los demás cargos.

Por Real orden del 17 de noviembre de 1843, fue ascendido al grado de jefe de escuadra, quedando en esta capital sin destino. Poco después por tener cumplidos los requisitos de la Orden se le concedió la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo

Falleciendo en Santander el 24 de septiembre de 1852, cuando contaba con setenta y ocho años de edad, de ellos algo más de sesenta de ejemplares servicios a España.

Bibliografía:

Alcalá Galiano, Pelayo.: El Combate de Trafalgar. Instituto de Historia y Cultura Naval. Madrid, 2003. Facsímil de la edición del primer tomo en 1909 y el segundo en 1930.

Aragón Fontela, Miguel.: La Rendición de la Escuadra Francesa de Rosilly (14 de junio de 1808) Cuaderno Monográfico del Instituto de Historia y Cultura naval, N.º 55. Madrid, 2007. Págs. 67 a 90.

Barbudo Duarte, Enrique.: Apresamiento de la escuadra francesa del almirante Rosilly en la bahía de Cádiz, el 14 de junio de 1808.

Ceballos-Escalera y Gila, Alfonso de. Vizconde de Ayala, Ceballos-Escalera y Gila, Luis de, y Madueño y Galán, José María.: Los Marinos en la Orden de San Fernando. Ministerio de Defensa. Madrid, 2011.

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Ferrer de Couto, José: Combate naval de Trafalgar. Imprenta de D. Wenceslao Ayguals de Izco. Madrid, 1851.

Marliani, Manuel.: Combate de Trafalgar. Vindicación de la Armada Española. Impreso de Orden Superior. Madrid, 1850.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Válgoma y Finestrat, Dalmiro de la. Barón de Válgoma.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.

Compilada por Todoavante ©

About the author

Comments

Comments are closed.