1644 ― 1645 Filipinas y holandeses

Posted By on 11 de mayo de 2016

 

Después de un enfrentamiento los bátavos arrumbaron al Maluco a reponer fuerzas, al mismo tiempo entablaron conversaciones con el Sultán de Joló, unieron fuerzas y de nuevo en 1644 atacaron la misma posición, pero mejor preparados los españoles y sobre todo con la ayuda de los nativos, esto no les evitó sufrir un nuevo fracaso, volviéndose a repetir unos meses más tarde y eso que regresaron con siete navíos, pero igualmente fueron devueltos al mar.

En 1645 Manila sufrió un fuerte terremoto, causando la muerte de más de quinientos habitantes (hay que tener en cuenta las pocas construcciones con más de una altura, la mayor parte eran cabañas) pero fueron sepultadas al abrirse la tierra, pues nunca más se les pudo ver. En este estado de preocupación, se presentó una escuadra bátava de dieciocho bajeles, menos mal que no se concentraron todos sobre la ciudad, pues cinco los destinaron a la costa de Ilocos y Pangasinán, siete a dar caza al galeón de Manila, infructuosamente y seis a las Molucas.

Las destinadas a las Molucas fue por estar en aprietos sus fuerzas, al verlos llegar los españoles al mando de don Lorenzo Ugalde se refugiaron en Zamboanga y muy resueltos fueron a desembarcar para envolver la fortaleza de la ensenada de Caldera, en el trayecto obligatorio para conseguirlo estaban emboscados treinta mosqueteros al mando del capitán Monforte y dos compañía de nativos, los cuales les obligaron a retirarse pues no fallaban disparo, pero al final fue tan loca la huída y el intento de reembarcar que solo en este último ataque, quedaron cien holandeses tendidos en la playa.

Bibliografía:

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895-1903.

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