Biografía del Padre don José Quiroga

Posted By on 30 de septiembre de 2010

Biografía del Padre don José Quiroga

Navegante, Jesuita, matemático, astrónomo y cartógrafo.

No se sabe exactamente donde nació, solo es seguro que era gallego y vino al mundo a lo largo del año de 1706. Según otras fuentes, dice que fue en torno al año de 1708.

Se le otorgó la Carta Orden de ingreso en la Compañía de Guardiamarinas del Departamento de Cádiz, cursando sus estudios de una forma sobresaliente, razón por la que pasó al poco tiempo a embarcar, al aprobar los exámenes prácticos continuó embarcado, participando en algunos combates, lo que es seguro le llevó a decidir a abandonar la carrera militar e ingresar en el año de 1736 en la orden, cuyo fundador fue otro español, San Ignacio de Loyola.

La expedición se formó por la preocupación de la Compañía de Jesús, dado el gran asalto que sufrió Buenos Aires, por parte de los patagones en el año de 1739, todo porque la costa atlántica sur americana no había sido civilizada. Desde éste año el Procurador General de la provincia de Paraguay, el Padre Juan José Rico estuvo enviando varias cartas al Monarca para que se llevara a buen término la exploración de esos territorios, con la intención de que los PP. Jesuitas consiguieran apaciguar los ánimos de los patagones.

Cuando por fin consiguieron el permiso, el Padre provincial de Paraguay designó a los que debían de ir en la expedición, nombrado jefe de ella al Padre Quiroga y como superior al Padre Strobel (alemán), decisión que envío al Rey para que la aprobara, quien lo hizo sin obstrucción ninguna, convirtiéndose así en una Real Orden con todo el apoyo de S. M., era acompañado por otros P.P. y coadjutores, para ayudar en la evangelización de los patagones.

Salió de Santiago de Compostela el día cuatro de junio del año de 1741, camino del Puerto de Santa María, donde la Compañía tenía el Hospicio de Indias, lugar en el que se formaba a los que iban a viajar a las Indias, permaneciendo en él hasta que embarcó en el navío Santiago el Perfecto, zarpando de la bahía de Cádiz el día diez de enero del año de 1745, con rumbo a Buenos Aires.

No pudo zarpar a cumplir la comisión Real, por no encontrarse buque apropiado para ello, por lo que de acuerdo con el Gobernador, estuvieron a la espera de que arribara uno adecuado, esto sucedió cuando arribó la fragata San Antonio, del porte de ciento cincuenta toneladas y ocho cañones, (lo que nos hace pensar, que más bien sería un bergantín que una fragata) que pasó casi directamente a revisión, calafateo, renovando la jarcia y velas.

Una vez ya en servicio, tomo el mando su comandante don Joaquín de Olivares y Centeno, como piloto mayor don Diego Tomás de Andía y Varela, fue cargado el buque con alimentos y aguada para seis meses, como protección embarcaron veinticinco soldados, incluido un sargento, un cabo de escuadra y como jefe de ellos el Alférez Real don Salvador Martín de el Olmo, siendo la dotación completa del buque ochenta personas, entre ellos los padres José Quiroga, Matías Strobel y Cardiel como ayudante de Strobel por ser el que iba como prelado de la zona a pacificar.

Zarparon de Buenos Aires el día cinco de diciembre del año de 1745, doblaron el cabo de San Antonio, arribando el día seis de enero del año de 1746 a Puerto Deseado, donde estuvieron unos días tomando las notas y marcando su situación, zarpando el día doce siguiente con rumbo al S., el día veintitrés se encontraban bojeando al Sur del río Santa Cruz, al arribar a su desembocadura fondearon, tomaron como siempre la latitud y longitud, zarpando y prosiguiendo viaje, arribando el día veinticuatro a la bahía de San Julián, en la que permanecieron realizando siempre los mismos trabajos hasta el día uno de marzo, zarparon y arribaron a la bahía de San Gregorio, fijaron el cabo de Matas y posteriormente la bahía de Camarones, arribando el día cuatro de abril de regreso a Buenos Aires, pero antes de entrar en el río de la Plata fondearon a tres leguas de distancia, para observar perfectamente su contorno de arribo desde el Sur, al terminar, arribaron a Buenos Aires.

Realizó todo el contorno de la Patagonia con sus ríos, bahías y cabos, distinguiendo las zonas arenosas de la rocosas situándolas también. Una vez terminado todo lo envió a la Península al Secretario de Estado. Pero con fecha del día dieciocho de febrero del año de 1748, el Padre Quiroga envía una carta al Secretario de Estado dando la explicación de un error descubierto en su anterior « Memoria »

En ella se daba la demarcación que la Isla de Lobos, diciendo que estaba desde el meridiano de Tenerife en 326º, estando equivocada, pues por unos eclipses ocurridos en Buenos Aires, se habían dado cuenta del error de los instrumentos, por lo que se dedujo, que el meridiano de Buenos Aires con respecto a la isla de Hierro en las Canarias, estaba en 321º 3’, razón por la que los datos correctos eran los siguientes; cabo de Santa María en 324º 39’; desembocadura del río San Pedro 327º 39’ e Isla de Lobos en 324º 34’ ó contada desde el meridiano de Tenerife en 322º 49’, en definitiva, que todas las posiciones debían de ser corregidas restando los 3º 11’ para llevarlas a su lugar exacto, por el error descubierto en los instrumentos.

Al parecer hubo como siempre, envidias, que obligaron al Marqués de la Ensenada a pedir cuentas de la expedición al Padre Quiroga, éste le remite una carta en la que entre otras cosas le dice: « . . . aunque parecen grandes los gastos que se han hecho para el despacho del dicho navío. . . lo que a mi toca no tengo más gastos, que la comida durante el viaje, pues aun el papel para el Diario, y Mapas me costó el dinero en España »

Por encargo del Rey don Fernando VI, fue designado junto a otros expertos, para cambiar las líneas de demarcación entre el reino de Portugal y España, porque la nueva línea debía pasar a ochocientas leguas al norte de la ciudad de Buenos Aires.

Continuó en sus viajes de navegación para proseguir por su cuenta la realización de los planos de la costa americana española y portuguesa, lo que le llevó largos años de esfuerzos y agotamiento, pero concluyó con unos inmejorables trabajos.

Pero sobrevino la expulsión de la Compañía de Jesús de España, decretada por la Pragmática Sanción firmada por el rey don Carlos III el día dos de abril del año de 1767. Hay que advertir que una vez más España actuó por requisitos de fuera, ya que la Compañía fue expulsada de Portugal en el año de 1759, a lo que se unió en el año de 1763 el rey Luis XV de Francia y por presiones de estos, se llevó a cabo en la fecha citada por España.

Esta Pragmática resulto un descerebrado problema posteriormente, pues si bien en la Península se les incauto todos sus bienes, incluidas las bibliotecas resultando algunos muy beneficiados, en cambio supuso un grave retraso en su trabajo de educación en el resto de nuestros virreinatos americanos, que solo se notó (como siempre) pasado un tiempo, ya que gran parte de la población tanto indígena, como criolla y peninsulares perdieron una excelente formación, que solo se podía recuperar en parte, viajando a la Península he ingresando en otros colegios.

Con la expulsión se le pierde la pista, por lo que solo se saben cosas sueltas y no de mucho interés. Pero se vuelve a saber de él en el año de 1784, porque el Ministro Plenipotenciario de España en Roma, don José Nicolás de Azara fue informado, que el Padre Quiroga estaba muy enfermo y anciano, por los muchos trabajos llevados a buen término por encargo del Rey de España. Informado don Carlos III de esta grave situación quiso agradecerle su dedicación en los años anteriores a la Pragmática, ordenando al mismo Ministro en Roma que le pasara una mensualidad para su socorro.

En ese momento tenía en torno a los setenta y siete años de edad y ya se le pierde totalmente la pista, por lo que se supone que no sobreviviría muchos años más.

Nos quedan sus grandes escritos, como la « Relación diaria que hace al Rey N. Sr. el P. José Quiroga, de la compañía de Jesus, del viaje que hizo de órden de S. M. á la costa de los Patagones en el navío San Antonio mandado por D. Joaquín Olivares, que salió del Río de la Plata, siendo gobernador y capitán general de esta provincia D. José de Andonaegui, el año 1745 » Manuscritos original, en 8º y firmado del autor, que se encuentra en el Depósito Hidrográfico.

« Tratado del arte verdadero de navegar por el círculo paralelo á la equinoccial; que para utilidad de la marina española da á la luz pública D. Manuel Mendez y Quiroga: con dos figuras matemáticas, y un tratadillo al fin sobre la aguja de marear » Publicado en Bolonia año MDCCLXXXIV, en la imprenta de Santo Tomás de Aquino, en 8º mayor con cuarenta y dos páginas. Está dedicado al Ministro Plenipotenciario D. José Nicolás de Azara.

Y aunque se dice que lo iba a escribir a continuación de éste último, no se tiene constancia de que fuera así, por ello se basan los historiadores en que no debió de vivir mucho más. Se trata de una obra en latín con el título siguiente: « Modo de hallar la longitud en el mar por el sol, luna, planetas y estrellas fijas »

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1968. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Fernández de Navarrete, Martín.: Biblioteca Marítima Española. Obra póstuma. Imprenta de la Viuda de Calero. Madrid, 1851.

Guillén Tato, Julio Félix.: Colección de Diarios y Relaciones para la Historia de los Viajes y Descubrimientos. Instituto Histórico de Marina. Madrid 1943 a 1975.

Compilada por Todoavante.

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