1873 Apresamiento del Virginius

Posted By on 11 de mayo de 2017

En estos días tuvo lugar el acontecimiento que a la larga provocó la declaración de guerra de los Estados Unidos a España en 1898. No fue otro acto que el apresamiento del vapor Virginius, quien con bandera yanqui proporcionaba a los insurrectos todo tipo de armas y pertrechos de guerra, por ser uno de los más rápidos de la época, permitiéndole escapar siempre de la persecución de los patrulleros y cañoneros españoles destinados en aquellas aguas, siendo muy conocido por todos. Estaba en esos momentos de Capitán General de la isla de Cuba, el general Pieltaín, quien consiguió le enviaran a la isla la corbeta Tornado, al mando del capitán de fragata don Dionisio Costilla y Asensio, a su vez el buque más rápido de cuantos contaba la Armada española, por ello se le dio la orden a su comandante de cruzar vigilando la costa desde el Cabo de Santa Cruz hasta Santiago de Cuba.

El 30 de octubre sobre las 14:30 horas, y como a unas dieciocho millas de tierra, la corbeta divisó una estela de humo, poniendo en sobre aviso al comandante y éste a la tripulación, pues navegaba con rumbo al primer cuadrante, la Tornado puso rumbo para cortarle la proa, el pirata al estar ya a menor distancia, se apercibió a su vez de haber sido descubierto, por ello viró con rumbo Sudsudeste. Apercibidos de esta maniobra desde la corbeta hizo sospechar más aún a su comandante, pues era patente no tenía intención ninguna de cruzarse con otro buque para evitar ser descubierto. Por ello dio la orden de meter más presión a la máquina de su buque con la intención de darle alcance, comenzando a acortar la distancia, cuando ya se encontraban como a unas cinco millas comenzó a oscurecer, pero precisamente era un día de luna llena, permitiéndole seguir el rumbo y viendo cada vez más cerca al pirata.

Al verse casi alcanzado el fugitivo, forzó máquinas a su vez, para intentar llegar a Punta Moronte, situada en el extremo de la isla de Jamaica que por ser posesión del Reino Unido impediría al español entrar en sus aguas. A pesar de ese esfuerzo la Tornado aún era algo más rápida y sobre las 21:30 horas, desde la corbeta se le hicieron cinco disparos con el cañón de colisa, al levantarse los piques tan cerca del pirata, éste se apercibió que si no obedecía lo hundían, al verse sin salida paró sus máquinas. Se colocó la corbeta a barlovento, para evitar el mucho oleaje a los dos botes que se arriaron al mando de los alféreces de navío don Enrique Pardo y don Ángel Ortiz, quienes abordaron al pirata y lo declararon presa de guerra por parte de la Armada española. Se procedió a trasbordar toda la tripulación del capturado al propio, pasando a su vez la dotación de presa para marinarlo al puerto de la Habana.

El 10 de noviembre sobre las 17:00 horas entraba en el puerto de la Habana la corbeta Tornado y el apresado Virginius fondeando casi juntos. El comandante de la corbeta, dio su parte al capitán general de la isla, con estas sucintas palabras: «A mi llegada he dado cuenta a las autoridades del hecho y entregado a los prisioneros a la acción de la Justicia. — Dionisio Castillo.» (1)

Esta descripción se conoce, con esta exactitud porque Peral recibió una carta de su hermano Pedro, quien con el grado de alférez de navío estaba a bordo de la Tornado, encontrándose este documento entre la multitud de ellos a la muerte de Peral.

Se formó el consiguiente Consejo de Guerra, para juzgar a los piratas que como a tales se les denominó, pues el buque apresado no llevaba bandera, pero si transportaba armamento y municiones para los insurrectos, dejando constancia de cuáles eran sus intenciones. El Consejo se aprovechó para ser juzgados otros detenidos pendientes de sentencia judicial, por ello a parte de los treinta y seis tripulantes del buque y su capitán Mr. J. Free, quien en su defensa sólo pudo decir lo sabido por todos que era ciudadano norteamericano, aparte de estos, se juzgó a Bernabé Varona, Céspedes, Jesús del Sol y O’Rian, conocidos cabecillas de varios de los grupos rebeldes y a Franchi Alfaro, quien se auto denominaba Ministro de la República de Cuba, más otros rebeldes que estaban en las celdas.

En total fueron juzgados sesenta y cinco personas, de un total de ciento sesenta y cinco hombres, no pudiendo escapar a la acción de la justicia, pues el dictamen de la sentencia fue la de muerte por fusilamiento de los procesados, al amanecer del día siguiente fueron llevados a la playa ante el pelotón de ejecución, formado por marineros de los buques surtos en el puerto se cumplió la sentencia. Esto provocó de inmediato las reclamaciones propias de los Estados Unidos a España, pero por su manifiesta inferioridad en la mar le impidió declarar la guerra. Al mismo tiempo en la península se declaraba la guerra de los Cantonales en el departamento y Arsenal de Cartagena, y otros lugares menos fuertes, por ello una vez más en su Historia, España tenía que atender varios frentes al mismo tiempo.

(1) En diferentes escritos se mezclan el apellido Castillo con Costilla, en el Estado General de la Armada consta como Costilla, pero ante tanta repetición y sobre todo en esta transcripción nos hace dudar de cuál es el verdadero, aunque las variantes son mínimas y los cajistas bien se pudieron confundir al componer los escritos.

Bibliografía:

González de Canales y López-Obrero, Fernando.: Catálogo de Pinturas del Museo Naval. Tomo IV. Ministerio de Defensa. Madrid, 2001.

Estado General de la Armada para el año 1874.

Villanúa, León.: Isaac Peral. El Marino Popular. Colección Europa. Madrid, 1934.

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