Joaquín Zaraúz y de Santander

Posted By on 8 de febrero de 2021

Capitán de navío.

Vino al mundo en la población de Laredo actual provincia de Cantabria en 1756, siendo sus padres don José Zaraúz y Vélez, y doña Francisca de Santander y García de Cilla. Sentó plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento de Cádiz el 9 de marzo de 1775. Expediente N.º 1.363.

Al aprobar el examen teórico se le ordenó embarcar pasando a realizar el corso, al regreso de uno de sus cruceros se le notificó su ascenso del 2 de marzo de 1776 a alférez de fragata, continuó en la misma comisión, poco después se le ordenó trasbordar, realizando un tornaviaje tocando en los puertos de Montevideo, doblando el cabo de Hornos arribaron a Valparaíso, prosiguiendo al Callao de donde cargado con caudales regresaron por la misma derrota a la bahía de Cádiz.

Al arribar se le entregó la Real orden del 23 de mayo de 1778 con su ascenso al grado de alférez de navío, zarpando en un viaje con escalas en los puertos de San Juan de Puerto Rico, Habana, Veracruz, Cartagena de Indias, La Guaira y Puerto Cabello, regresando a la bahía de Cádiz, al poco de su llegada se le ordenó trasbordar, izando velas con rumbo de nuevo al mar del Sur, doblando el cabo de Hornos arribando al Callao, de donde regresó a la bahía de Cádiz.

Pasó a formar parte de las fuerzas navales del gran bloqueo de Gibraltar, tomando parte en el bombardeo de las baterías flotantes el 13 de septiembre de 1782, y el siguiente 20 de octubre en el combate del cabo Espartel contra la escuadra del almirante británico Howe. Por Real orden del 21 de diciembre seguido fue ascendido al grado de teniente de fragata, recibiendo la orden de embarcar en comisión de corso por aguas del océano.

Participó en las dos expediciones al mando del general don Antonio Barceló contra Argel en los años 1783 y 1784, por Real orden del 15 de noviembre de 1784 fue ascendido al grado de teniente de navío, al año siguiente embarcado en el navío Triunfante realizó un viaje a la isla de Malta con caudales, a su regreso la orden de Malta regaló al Rey de España las galeras San Luis y Concepción, pasando a ésta última como comandante regresó a Cartagena, zarpando para cruzar sobre los cabos de Gata y San Antonio para regresar a su puerto base y quedar los buques desarmados, siendo destinado en el propio arsenal, continuando a las órdenes de don Federico Gravina en comisiones de corso contra las regencias norteafricanas.

En 1793 zarpó en la escuadra de don Juan de Lángara en unión de la británica del almirante Hood tomando el arsenal de Tolón, hasta producirse el contraataque de los convencionales obligándoles a abandonar la plaza, pasando posteriormente a la defensa de Rosas atacada por las mismas fuerzas, hasta ser desalojadas, pasando a Génova en comisión con la fragata Casilda.

Por Real orden del 27 de agosto de 1796 fue ascendido al grado de capitán de fragata, siendo nombrado sucesivamente segundo comandante de los navíos Santa Ana, Príncipe, San Hermenegildo y San Fernando, más tarde se le otorgó el mando de la fragata Diana pasando a formar parte de la división de don Manuel Emparán, zarpando de transporte para trasladar al regimiento de guardias Walonas a Surinan, fondeando de regreso en Ferrol en julio de 1799, siendo comisionado a Santander, Santoña y otros puertos cantábricos, al concluir regresó a Ferrol donde se le dio la orden de desembarcar por pasar a desarme el buque.

A pesar de su grado se le otorgó el mando del navío San Fulgencio, hallándose en Ferrol cuando el 25 de agosto de 1800 fue atacada por una expedición británica, con la intención de dar al fuego los buques allí fondeados, la rápida reacción de las misma dotaciones opusieron tal resistencia que les obligaron a reembarcar rápidamente, fue así por abandonar toda la artillería en la misma playa de Domiños, habiendo desaparecido de la vista el 27 siguiente.

A finales de 1801 se le otorgó el mando de la urca Ferroleña, zarpando el 9 de febrero de 1802 con rumbo al puerto Soledad en las islas Malvinas, donde se preparó el buque para doblar el cabo de Hornos, arribando a Talcahuano para entregar los pliegos en el Callao, cumplida la comisión zarpó con rumbo a las islas Marianas, después de aprovisionarse continuó hasta fondear en Manila, a su llegada habiendo dado la vuelta al mundo, le entregaron la Real orden del 5 de octubre de 1802 con su ascenso al grado de capitán de navío.

Zarpó con rumbo a China tocando en varios puertos, encontrándose en Cantón se puso enfermo, a pesar de no estar recuperado se hizo a la vela fondeando el 26 de febrero de 1804 en Manila, embarcando de transporte en la nao Magallanes zarpó con rumbo a Acapulco, cruzó todo el continente americano por el virreinato de Nueva España hasta llegar a Veracruz, donde tomó el mando de la goleta Hermógenes, arribando a la bahía de Cádiz, esta vez volvió a dar la vuelta al mundo pero ganando un día.

Por Real orden del 27 de diciembre de 1806 fue nombrado Mayor General del Departamento de Ferrol, permaneciendo en su puesto hasta producirse la invasión napoleónica de la plaza en 1809, logró esquivar las patrullas enemigas presentándose en Cádiz.

En 1810 se le dio el mando de una expedición con la orden de transportar la del general Renobales al Cantábrico, formada por la fragata Magdalena, de 38 cañones, uniéndose en conserva con el bergantín Palomo, de 18 y otros buques menores, eran tiempos difíciles y las fuerzas navales de España estaban en mínimos otra vez, se hizo a la mar desde ésta bahía con la misión de proteger a un pequeño convoy transportando unidades del ejército con destino a la costa cantábrica, por ello realizaron escala en el Arsenal de Ferrol, para descanso de las tripulaciones y de la tropa.

Aquí comienza una de esas jugadas del destino que como a tal escapa del conocimiento, por ser a veces favorable y otras por desgracia un total y dramático desastre. En su travesía fueron entrando en varios puertos y bahías, hasta arribar a la ría de Vivero donde se dejaron caer las anclas de todos los buques, era el 1 de noviembre de 1810, el mismo día se desató un duro temporal, por sus efectos todos los buques se fueron a pique, perdiéndose la expedición del general Renobales.

Pasadas unas horas comenzó a amainar la fuerza de los vientos y con ellos la mar, permitiendo se diera comienzo a la humanitaria operación de ir rescatando a los pocos supervivientes y recuperar los cuerpos de los desafortunados fallecidos, entre otros hallaron el cuerpo de don Blas unido en un abrazo final al de su hijo el guardiamarina don Blas a bordo de la Magdalena; sucediendo esto el 2, ¡el destino es incontrolable; en este caso, dramático para una familia y para España! falleciendo también el jefe de la expedición don Joaquín Zaraúz.

Al ser conocido este trágico accidente reaccionó la Junta Central, Gobierno provisional de España en aquellos críticos años, en que una vida tenía muy poco valor, pero este hecho sobrepasaba la obediencia debida a su profesión, por ello rápidamente se promulgó una Real orden, prohibiendo a partir de ese momento que en el mismo buque no podrían ir embarcados más de una persona en primer grado de consanguineidad, tratando así de evitar tan luctuosos desastres familiares.

En palabras del Comandante General del Departamento general don Salvador María Chacón y Sánchez de Soto: «¡Qué días de juicio antes de ayer, ayer y hoy se han representado en este pueblo! No se oye otra cosa por las calles y casas que lamentos, lloros y sollozos de la multitud de familias que han quedado huérfanas y desconsoladas.»

Bibliografía:

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Fernández Duro, Cesáreo.: Naufragios de la Armada Española. Establecimiento tipográfico de Estrada, Díaz y López. Madrid, 1867.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Terrón Ponce. José L.: El Gran Ataque a Gibraltar de 1782 (Análisis militar, político y diplomático). Ministerio de Defensa. Madrid, 2000. Premio Ejército 1999.

Válgoma y Finestrat, Dalmiro de la. Barón de Válgoma.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.

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