1936 Cañonero Dato 19 / VII. AN don Vicente Oliag. Historia de unos minutos

Posted By on 4 de agosto de 2010

En la tarde del día dieciocho de julio del año de 1936, el cañonero Dato, avistó al mercante español España nº 5, al que se aproximó y realizándole señales por el código internacional le pidió que entrara en Ceuta.

Al principio el mercante se negó, pues estaba por el Gobierno, pero al aproximarse el Dato y su comandante, ordenar cargar los cañones, acción que era visible desde el España nº 5, éste le comunicó que variaba rumbo y lo ponía a Ceuta. De esta forma se realizaba el primer apresamiento de la guerra.

Cañonero Dato poco antes de comenzar la guerra. Colección Todoavante, pero tirada por Casau de Cartagena.

El Churruca entraba en Ceuta al atardecer del día dieciocho y su comandante decidió sumarse al Alzamiento. Pero de vuelta encontrada en la cercanías del puerto se cruzo con la motonave Ciudad de Algeciras, que hacía rumbo a Cádiz, en el primer transporte de fuerzas de África a la Península, en el que llevaba al primer Tabor de Regulares de Ceuta nº 3, al mando del comandante don Luis Oliver Rubio y el segundo Escuadrón de a pie del mismo Grupo al mando del capitán don Luis Sanjuán Muriel, con un total de doscientos veinticuatro hombres.

Sobre las 0500 del día diecinueve el Churruca llegaba a Cádiz, realizando el trasporte de una unidad del ejército, en medio de un intenso tiroteo.

En la misma mañana llegó el Ciudad de Algeciras, que también desembarco tropas, la llegada de estas unidades de La Legión y Regulares, provocó la conquista de Cádiz para los alzados.

El general Varela, le ofreció al comandante del Churruca, llevar a una sección de legionarios para salvaguardar la seguridad del buque a la causa nacional, pero éste no quiso aceptar la oferta, lo que provocó, que al hacerse a la mar y ya en franquicia, la dotación se sublevara, provocando inmediatamente ser detenidos todos sus oficiales y su comandante al frente de ellos, don Fernando Barreto Palacios, que fue fusilado en Málaga el día veintiuno de agosto, por un consejo de guerra celebrado a bordo del Tofiño.

En la mañana del día diecinueve a las 0900, se hizo a la mar desde Ceuta, con rumbo a Algeciras, el mercante Cabo Espartel, en el que iba de transporte el 2º Tabor de Regulares de Ceuta, al mando del comandante don Rodrigo Amador de los Ríos, al que daba escolta el cañonero Dato, al llegar a Algeciras, el mercante atracó en el muelle, mientras para estar más listo el Dato fondeó a la gira o borneando dentro de la misma bahía.

Destructor Churruca, después de la guerra. Colección Todoavante, pero tirada por Casau de Cartagena.

En la tarde del mismo diecinueve, el destructor Churruca, ya en manos de los revolucionarios, cruzó el estrecho con rumbo a Málaga y se encontró con el Dato, que efectuaba la derrota de Algeciras a Ceuta.

El Churruca cortó la proa del Dato, le apuntó con su artillería y le dirigió un mensaje de « dotación a dotación », en el que incitaba a esta a la rebelión, pero el Dato no contestó, por estar a cargo de la radiotelegrafía un oficial.

El Dato era desconocedor de la rebelión ya sufrida por el Churruca, pero por la interceptación de un mensaje, se estaba en la suposición de que ya había ocurrido, pues este tipo de motines es de muy fácil extensión.

El mercante Cabo Espartel, estaba escoltado por el Dato y al ver al Churruca, su comandante militar, el teniente de navío don Antonio Díaz del Río, ordenó variar el rumbo, con lo que se separo del Churruca, para unos instantes después volver a su rumbo, que era el que le llevaba a Ceuta, éste regresaba de Algeciras de dejar tropas del ejército de África.

Los momentos más tensos se vivieron a bordo del Dato en estos instantes, ya que en el viaje de ida a Algeciras, su comandante el capitán de corbeta don Manuel Súnico Castedo, siendo uno de sus subordinados el alférez de navío don Enrique Amador Franco, se apercibió de que la tripulación no estaba en sus labores concretas y ya algunos estaban formando grupos, razón que corroboró el segundo comandante.

Volvemos al momento crítico, el Churruca volvió a insistir y realizó un nuevo mensaje « de dotación a dotación » al Dato, en el que aparte de preguntar cuál era la situación del buque, le instaba a la sublevación con gran apremio.

Pero de nuevo este mensaje no tuvo los efectos deseados, pues quién los recibía era un alférez de navío.

Pero el comandante se encontró entre la espada y la pared, y a aquí es donde viene una de esas decisiones, que una persona toma siendo conocedor de los resultados si salen mal o si salen bien. Pensó en dar la orden de zafarrancho, pero era un arma de doble filo, ya que lo primero sería el tiempo que necesitaba para cubrir los puestos, que era demasiado a la vista del enemigo; pero a esto había que sumar, que el espíritu de la dotación del Dato no estaba claro todavía, por lo que si daba la orden, podría convertirse en un combate de entrepuentes en su propio buque y eso lo debía evitar a toda costa, por lo que ordenó dirigir un mensaje al Churruca con el cual calmar sus prisas, en el que al final se despedía con un « Viva la República »

Por ello el Churruca se alejó con rumbo a Levante y el Dato sin novedad arribó a Ceuta.

Pero la verdad de todo esto consiste, en que el Churruca no podía abrir fuego contra el Dato, sencillamente porque el alférez de navío don Vicente Oliag, que era un oficial a bordo del Churruca y que ya estaba preso de la dotación, antes de que ésta comenzará su sublevación, le dio tiempo a tirar por la borda los cierres de las piezas de artillería, dejándola totalmente inservible por lo que no podía abrir fuego y él a su vez en la ciudad de Málaga fue condenado a muerte por un consejo de guerra por ese acto y la sentencia se cumplió.

Cañonero Dato poco antes de comenzar la guerra. Colección Todoavante, pero tirada por Casau de Cartagena.

Este oficial es el verdadero héroe de todo este relato, pero del cual no hay monumentos ni siquiera alguna calle a su nombre y continúa siendo un verdadero desconocido, pero precisamente de estos son los más, aunque sean de los que menos se saben, pero así es la historia y así se la hemos contado.

Por él no hubo combate, por lo tanto no hubieron victimas, se salvo el Dato y se facilitó el transporte de tropas a la Península, y todo ello lo pagó con su joven vida, ¿qué más se puede pedir a un héroe?

Bibliografía:

Alonso, Bruno.: La Flota Republicana y La Guerra Civil de España (Memorias de su Comisario General). Espuela de Plata. Sevilla, 2006.

Benavides, Manuel D.: La Escuadra la manda los cabos. Ediciones Roca. México, 1976.

Cerezo Martínez, Ricardo.: Armada Española del siglo XX. Ediciones Poniente. Madrid, 1983.

Cervera Pery, José.: Alzamiento y Revolución en la Marina. Editorial San Martín. Madrid, 1978.

Moreno de Reyna, Fernando y Salvador.: La Guerra En el Mar. Hombres. Barcos y Honra. Editorial AHR. Barcelona, 1959.

Moreno de Alborán y de Reyna, Fernando y Salvador.: La Guerra Silenciosa y Silenciada. Historia de la campaña naval durante la guerra de 1936-39. Impreso en Gráficas Lormo. S. A. 1998.

Compilada por Todoavante.

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