Biografía de don Luis Manuel de Lando y Fernández de Córdoba

Posted By on 25 de octubre de 2011

Cuatralbo de las galeras de España.

II Conde de Santa Cruz de los Manueles.

Grande España. (1)

Caballero de la Real y Militar Orden de Alcántara.

Con casi total seguridad vino al mundo en la ciudad de Córdoba, donde su padre don Francisco Manuel Ruíz de Lando y Mesía de Guzmán, caballero de la Real y Militar Orden de Alcántara era también Veinticuatro de la ciudad, cargo en el que permaneció treinta años y de su esposa, doña Ana María Fernández de Córdoba y Góngora.

Fue elevado a la categoría de cuatralbo por Real cédula firmada por el rey don Carlos II el día nueve de marzo del año de 1698, habiendo ascendido todos los grados en las galeras, alcanzando el de capitán de mar y guerra, por una promoción que realizara don Vicente de Argote y Córdoba.

Por Real cédula del día treinta y uno del mismo año, S. M. le concedió un sobresueldo de cincuenta escudos mensuales.

Por Real cédula fechada el día tres de mayo del año de 1699, el Rey le autoriza como cuatralbo que era, en ausencia del general de la escuadra de Galeras de España a poderlas gobernar.

Se le dio de baja en la Real Armada, por haberse excedido en una licencia que se le había concedido, al no dar ninguna explicación de suficiente peso para esa desobediencia.

A la llegada al trono de España del primer Borbón, el nuevo rey Felipe V, le prestó juramento de lealtad, y S. M. le ratificó en su empleo de cuatralbo, prosiguiendo sus servicios.

Con fecha del día doce de febrero del año de 1700, se le envío una Real cédula confirmándole su cargo de cuatralbo de las galeras de España y su punto de estadía en el puerto de Cartagena, donde era el gobernador de las galeras.

Se le dio la orden de zarpar con rumbo al Estrecho, pero no hizo caso excusándose en que las galeras no estaban en servicio por falta de repuestos; siendo conocedor don Felipe V de esta desobediencia, le envía por correo Real una Real orden fechada en Madrid el día veintidós de marzo del año de 1702, en la que entre otras cosas le dice: « . . .He resulto que sin perder más tiempo zarpéis de ese punto con la que decís podríais disponer luego, y que os encaminéis á aquella plaza á incorporaros con las otras dos que se hallan por allá, y ejecutar las órdenes que os están dadas para el socorro de ella, disponiendo el de la infantería y marinería de la tripulación de dicha galera con los 90.000 reales que ofreció prontamente el Tesoro de la Cruzada de Murcia, y dejando orden en esa ciudad para que luego que llegue la jarcia que se espera de Barcelona y se hallen en términos de poder hacer viaje las otras galeras, se me de cuenta de ello, á fin de que yo resuelva (como lo haré) la operacion á que se hayan de destinar. . .según conviene a mi servicio y lo espero de vuestra actividad y celo, pues por ganar tiempo tambien se os dirige esta órden por extraordinario, y de su recibo y cumplimiento me dareis cuenta. . .»

Ya no había más que zarpar y así lo hizo, a llegar tomó el mando de las tres galeras, con ellas fue verificando y desempeñando diferentes comisiones en el mar Mediterráneo manteniendo la vigilancia del Estrecho.

En el año de 1705, se produjo el levantamiento en favor del archiduque don Carlos en la ciudad de Barcelona, por lo que el Rey de nuevo con fecha del día veintiuno de noviembre del año de 1705, le ordena zarpar con rumbo a ella con la misión de cortar el tráfico marítimo de apoyo a la rebelión, así como considerar a cualquier buque que salga o intente entrar en algún puerto, como corsario y por lo tanto debe de ser hundido, y su dotación tomada presa.

En el mes de junio del año de 1706, con las dos galeras de su mando, se le encarga hacer un viaje para transportar materiales, alimentos y armas a la plaza de Orán, que estaba siendo asediada por los moros, pero decidió sublevarse contra su Rey, por lo que se fue en busca de la escuadra británica, para que ésta le prestara su apoyo, así que de una sola actuación; traicionó a su Rey y dejó a la ciudad desabastecida, ocasionando así la rendición de la plaza, que no se pudo recuperar hasta el año de 1732.

Pero había otro motivo, que nos lo cuenta el marqués de San Felipe en su obra Comentarios: « Hallábase sitiado y con gran estrechez Orán de los moros, y se mandó á D. Luis Manuel Fernandez de Cordova, Cuatralvo de las galeras de España, que con dos de ellas saliese de Cartagena y llevase socorro á aquella plaza, y la ordinaria conducta de 57.000 pesos fuertes. Estaba ya corrompido de varias promesas por los emisarios de los austriacos, y así, en vez de llevar dichas galeras á Orán, fingiendo en lugar nuevo de esperar un tiempo, llamó en su auxilio á la Armada inglesa, que estaba en Altea; y sublevándose la chusma y todos los oficiales, que ya estaban de acuerdo, se aclamó al Rey Carlos. Quiso resistir tan infame conjura el capitan de la capitana D. Francisco Grimau, y fue preso. Lo propio se hizo con D. Manuel de Fermosella, capitan de la otra galera y con el Veedor D. Manuel Grimau, hijo de Francisco. . .»

Por este hecho su hermano don Íñigo Manuel de Lando y Fernández de Córdoba, Deán de la catedral de Córdoba, entró en cólera al enterarse de la traición, por ello vitupero ésta decisión y se dirigió a un libro, arrancó la hoja de la Fé de bautismo de Luís, al mismo tiempo que pronunciaba: « No quede en los hombres memoria de tan vil hombre » (Razón por la que ni siquiera se sabe la fecha de bautismo, que nos podría acercar a la de venida al mundo)

Al enterarse el pretendiente que se auto titulaba rey Carlos III de su decisión y acto, le nombró capitán general de las galeras de España, a los oficiales se les ascendió un grado y a la chusma se le dio la libertad, así se encontró con un gran título como jefe absoluto de las galeras pero sin dotaciones.

Por ello no quedó aquí la traición, pues de acuerdo con los británicos que defendían la causa del archiduque Carlos, les indicó que era muy fácil tomar el puerto de Cartagena, por estar ya la gente a favor del archiduque, siendo efectivamente así pues la defensa estaba a cargo de tropas francesas, las cuales al ver la entrar la escuadra al mando del almirante Perterborough, sin pegar un tiro se rindieron, el pueblo se quedó igualmente sorprendido de ver los buques británicos, pero el alcalde de la ciudad le pidió al almirante británico veinticuatro horas para decidir si se rendían o no, el plazo terminó a las ocho hora del día veinticinco de junio, siendo rendida la ciudad.

Lo curioso es, que en el libro de sesiones del Ayuntamiento en la hoja de ese día veinticuatro, está encabezada como de costumbre, sabiéndose que se había abierto la sesión, pero nada dice de lo discutido y menos por quienes, escribiendo solo a continuación, que se « entregaba la plaza » lo que facilitó que fueran tomadas poco después igualmente por rendición la ciudad de Murcia y un poco más tarde la de Alicante.

El día veintiséis de junio del año de 1709, el ya proclamado rey Carlos III, en unión del conde de Monte-Castell, en agradecimiento a todos sus desvelos, le nombró Plenipotenciario y Gobernador de los reinos de Andalucía, con poderes para nombrar gobernadores, justicias, alcaldes y administrar las rentas Reales; cargo que fue más bien honorífico, ya que Andalucía nunca llegó a tener un solo soldado a sus órdenes y por lo tanto nunca fue ocupado por las tropas leales del pretendiente al trono de España.

Con fecha del día veintiocho de junio del año de 1709, el pretendiente don Carlos de Austria, le nombró Grande de España, pero a pesar de ser tan elevada ya su posición, los adeptos al Archiduque le fueron haciendo un vacío, por la poca buena Fé de su inicial apoyo y suponiendo, que en el caso de que las cosas no fueran de su conveniencia, le sería fácil volver a su apreciación anterior. Y es que en el fondo, a los traidores se les suele mirar mal, por no ser hombres de honor.

Al finalizar la Guerra de Sucesión y no cambiando de parecer, se vió forzado a salir huyendo de España.

Como consecuencia de ello, el rey Felipe V y por Real Orden en el año de 1735 ordenó le fueran confiscados todos sus bienes.

Falleció en el exilio por los años de 1740 a 1745, pero se desconoce el lugar y la fecha exacta.

(1) Nombrado por el Archiduque Pretendiente el día veintiocho de junio del año de 1709. Pero a pesar de la traición a don Felipe V, éste no tuvo inconveniente en ratificar la Grandeza de España en el año de 1730 en su hija doña Ana Catalina Manuel de Lando y Hurtado de Mendoza. III Condesa de Santa Cruz de los Manueles. V Condesa de la Corzana. Que también tenía la Grandeza de España.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1958. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Tipográfico Sucesores de Rivadeneyra. Madrid 1895-1903. Facsímil Museo Naval. Madrid. 1973.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Compilada por Todoavante. ©

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