Biografía de don José Francisco Díaz de San Vicente y Olarte
Posted By Todoavante on 18 de abril de 2012
Teniente general de la Real Armada Española.
Capitán General del Departamento de Ferrol.
Cruz de la Real y Muy Distinguida Orden de Carlos III, pensionada.
Vino al mundo en la ciudad de Vitoria, hacia el año de 1711, siendo sus padres don Pedro Díaz de San Vicente, natural de Vitoria y su esposa, doña Francisca Javiera Olarte, natural de Bilbao.
Pidió y se le concedió carta-orden de ingreso en la Compañía de guardiamarinas del Departamento de Cádiz, sentando plaza el día 22 de febrero del año de 1727. Expediente Nº 34.
Al terminar con provecho sus estudios teóricos, recibió la orden de embarcar en la Flota del marqués de Mary, con la que zarpó de la bahía de Cádiz en el año de 1729, con rumbo a Tierra Firme realizando las arribadas en los puertos de costumbre para recoger los caudales de la Hacienda y regresar a la Península, verificando su arribada a la bahía de Cádiz el día 18 de agosto del año de 1730.
Sin descanso pasó sucesivamente a varios buques, con los que realizó el corso en contra de las regencias berberiscas, comisión entonces muy necesaria por una parte, mientras que por otra no dejaba de ser una buena escuela de navegación y combate.
Dejó este servicio para acudir a Alicante y embarcarse en la escuadra del general don Francisco Cornejo que zarpó el día 15 de junio del año de 1732, dando escolta a los mercantes que transportaban el ejército al mando del duque de Montemar para la toma de la plaza de Orán donde ya demostró su valor.
Al regreso de su buque, quedó incorporado a la escuadra de don Miguel de Sada, conde de Clavijo que zarpaba del puerto de Barcelona el día 4 de diciembre del año de 1733 con tropas hacia los reinos de Nápoles y Sicilia, para que el Infante don Carlos (futuro don Carlos III de España) fuera investido Rey de las Dos Sicilias.
Posteriormente se le destinó a la división de don Gabriel Pérez de Alderete, formada por los navíos Princesa, San Isidro, Conquistador y Galga, la cual se quedó cruzando aquellas aguas.
En el mes de mayo del año de 1734 avistaron velas a las que se les dio caza en el golfo de Otranto, eran tres buques que transportaban tropas de socorro austriacas procedentes de Trieste y pocos días después divisaron una galera, que valiéndose de su poco calado se acercó tanto a tierra que embarrancó, siendo capturados trescientos soldados y toda la chusma.
Recibió la orden de regresar a la bahía de Cádiz, zarpando a primeros de agosto del puerto de Nápoles. En su viaje de vuelta, al entrar en el Estrecho el día 6 de octubre, avistaron tres jabeques de la regencia de Argel; por su mayor porte no era lógico que pudiera darles alcance, pero lo hizo y de resultas del combate apresaron uno de ellos, del porte de 16 cañones, entrando con él en la bahía de Cádiz, mientras que los otros dos consiguieron escapar aunque malparados.
En el año de 1736 pasó a la Flota bajo el mando del general don Manuel López Pintado con la que cruzó el océano tocando en los puertos de Tierra Firme acostumbrados de la Guayra y Cartagena de Indias; por último el de la Habana, regresando con los caudales a la bahía de Cádiz, arribando entre los días 27 y 28 de agosto del año de 1737, dado que algunos mercantes se habían rezagado, obligando a la escolta a esperarlos, por lo que tardaron dos días en arribar todos.
Un tiempo después pasó a la división al mando del general don Blas de Lezo, con la que navegó hasta Cartagena de Indias. Aquí se encontraba en el año de 1741 cuando la gran armada británica del almirante Vernon intentó en vano la conquista de tan importante plaza, teniendo Díaz de San Vicente la mala suerte de caer gravemente herido en uno de los últimos combates. Cómo anécdota recordar que Vernon confiaba tanto en el poderío de su escuadra que se llegó a acuñar monedas celebrando la rendición de la ciudad, cosa que los británicos jamás consiguieron.
Ya recuperado de su herida se le transportó a la Península, arribando a la bahía de Cádiz donde quedó destinado hasta que en el año de 1747, se le ordenó embarcar en el navío Glorioso que a las órdenes de don Pedro Mesía de la Cerda, iba a realizar un tornaviaje para transportar caudales.
A su regreso tropezaron con una división británica que quiso apoderarse del navío y su cargamento, consiguiendo el buque español zafarse y arribar al puerto de Corcubión donde dejó a salvo el dinero, regresando a la mar después de reparar las averías sufridas en el primer combate; trató de arribar a Ferrol pero los vientos contrarios se lo impidieron, por lo que tuvo que poner rumbo al Sur y a la altura del cabo de San Vicente, fue de nuevo acosado por varios enemigos, y aunque consiguió hacer saltar por los aires al navío británico Darmourth, tuvo que rendirse cuando se acabó la munición, resultando herido Díaz en el quinto y último combate, todos mantenidos sin descanso.
El navío Glorioso se había enfrentado sucesivamente y casi sin reposo contra cuatro navíos y siete fragatas británicas, siendo el resultado: un navío y una fragata hundidos y el resto seriamente averiados, lo significaba haberse enfrentado a una verdadera escuadra enemiga, produciendo pérdidas y daños, en proporción fuera de toda lógica y nada rentables para la Marina Real británica y los armadores en corso, de ahí las consecuencias sufridas por sus mandos, dado que varios de ellos fueron expulsados de la Marina Real.
Fue canjeado, como el resto de la dotación, en la ciudad de Lisboa, por lo que en muy poco tiempo ya estaba de nuevo en Cádiz. Al terminar de recuperarse se le ordenó embarcar en el navío América, de 64 cañones, que en conserva con el Dragón, de 64 estaban al mando de don Pedro Stuard realizando el corso contra los berberiscos.
Encontrándose el día 28 de noviembre del año de 1751 en aguas del Cabo de San Vicente, divisaron dos velas sobre las que arrumbaron y al acercarse distinguieron el pabellón de la Regencia de Argel, siendo el navío Danzik, de 64 cañones, capitana y el Castillo Nuevo, de 54. Se entabló un combate que duró cuatro días, llegando a mantenerse el fuego cruzado durante 30 horas seguidas, con el resultado de hundir al Danzik y la huída del Castillo Nuevo, que tuvo lugar al principio del combate, pues su capitana lo protegió para que lo consiguiera.
El combate tuvo esta duración fuera de toda lógica, porque sabedor don Pedro Stuard de llevar artillería más potente, se mantuvo siempre guardando la distancia en la que los proyectiles argelinos no alcanzaban a los españoles y por contra los de estos sí daban de lleno en los enemigos, de ahí la gran diferencia de bajas, ya que por parte argelina fueron ciento noventa y cuatro muertos y noventa heridos, entre ellos el arráez y tres oficiales más seis renegados, haciéndose doscientos treinta prisioneros. Por su parte los españoles solo tuvieron veinticinco bajas, siendo liberados cincuenta cautivos cristianos.
La notificación al Rey de esta victoria tuvo una grata consecuencia, por esta razón firmó una Real orden que dice: « He leído al Rey, y oído S. M. con mucha satisfacción, la relación que V.E. acompaña con carta de 19 del corriente, del combate que tuvo con gloria de las armas reales D. Pedro Stuard y Portugal, con dos navíos de su cargo, Dragón y América, sobre el cabo de San Vicente, con la capitana y almiranta argelina, habiendo logrado poner en fuga este ultimo bajel, bien maltratado, y perder la capitana enemiga haciendo cautiva la mayor parte de la tripulación y guarnición. Y enterado S. M. muy al por menor de todos las circunstancias de tan bizarra función y del valor y acertada conducta con que han peleado y maniobrado D. Pedro Stuard y Portugal, D. Luis de Córdoba, y a su ejemplo, los oficiales, guardias marinas, tripulaciones y guarniciones, ha resuelto S. M., que V. E. manifieste a todos su real agrado, y a D. Pedro Stuard, que S. M. le ha promovido a jefe de escuadra, y a capitán de navío al marqués de Casinas y a D. Juan Ignacio Salaverría, segundos de los expresados navíos, y ha concedido a D. Luis de Córdova la encomienda de Vetera en la orden de Calatrava. Asimismo, ha resuelto S. M., se gratifique a las tripulaciones y guarniciones de ambos bajeles (exclusos oficiales mayores y guardia marinas) con el importe de una paga de sus respectivos sueldos; que a los que han muerto en el combate o después de él, de resultas de las heridas, si eran casados, se asista a las viudas con las dos terceras partes del sueldo que gozaban los maridos, y que a los heridos que quedasen imposibilitados de servir, se les asista con sueldo de inválidos en cualquier parte que lo quieran disfrutar. Madrid 25 de Diciembre de 1751. — El Marqués de la Ensenada. — Sr. Marqués de la Victoria. »
En el año de 1753 pasó destinado al Departamento de Ferrol, estando en él, recibió una Real orden con fecha del día 20 de marzo del año de 1754 en la que se le notificaba su ascenso al grado de capitán de fragata y con ella el destino de subinspector de los Batallones de Marina del mismo Departamento.
Permaneció en este destino hasta el día 1 de mayo del año de 1758, por habérsele otorgado el mando del navío Campeón, pasando sucesivamente a mandar los Glorioso 2º, Soberbio y Diligente, realizando con todos ellos misiones en las costas de Galicia y mar Cantábrico, e incorporado a la escuadra del conde de Vega-Florida, navegó por el canal de la Mancha.
Por Real orden del día 15 de julio del año de 1760, se le asciende al grado de capitán de navío, por lo que se le otorgó el mando del Diligente y a petición suya, una licencia para restablecer su salud.
A principios del año de 1764 se presentó en Ferrol ya restablecido y con fecha del día 24 de abril, se le otorgó el mando de navío Guerrero, volviendo a realizar cruceros sobre las costas de Galicia y el mar Cantábrico. Posteriormente realizó un tornaviaje a las islas Canarias para hacer un relevo de tropas, llevando las nuevas destinadas allí y embarcando a las reemplazadas para devolverlas a la Península.
Un tiempo después pasó a mandar el Diligente, con el que navegó por el canal de la Mancha y visitó los puertos franceses de la costa Atlántica, recibiendo a su regreso la orden de desembarcar, lo que efectuó el día 30 de mayo del año de 1771, quedando a las órdenes del jefe de escuadra, don Pedro Castejón que era el Inspector General de Arsenales.
Por ausencia de su Jefe y por Real orden del día 22 agosto del año de 1772, se hizo cargo interinamente del puesto, pero poco después se le dio en propiedad el de Subinspector de Almacenes y repuestos de los buques de la Real Armada, desarrollando un gran trabajo de acopio de ellos aparte de aplicar las nuevas Ordenanzas de los Arsenales, lo que le valió una gratificación por Real orden de ochenta escudos por mes.
Por Real orden con fecha del día 20 de diciembre del año de 1774, se le ascendía al grado de jefe de escuadra, (a pesar de estar ya en activo, justo un año antes el grado de brigadier), por lo que cesó en su destino anterior y quedó afecto al Arsenal de Ferrol.
Por cesar en el mando de la Comandancia General del Departamento don Manuel Antonio Flores Maldonado Martínez de Angulo y Vodquin, se le confirió el mismo interinamente el día 3 de diciembre del año de 1775, hasta que por Real orden fechada el día 30 de marzo del año de 1776 se le otorgó en propiedad.
Por una Real orden del día 24 de abril del año de 1779, se le comunica su ascenso al grado de teniente general, al mismo tiempo y por toda la labor realizada a lo largo de su dilatada carrera, se le concede la Cruz de la Real y Muy Distinguida Orden de Carlos III pensionada.
Estando en este alto puesto, le sobrevino el óbito el día 16 de febrero del año de 1783, en Ferrol; contando con setenta y dos años de edad, de ellos cincuenta y seis de servicios a España.
Bibliografía:
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1968. Compilada por José Mª Martínez-Hidalgo.
Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 18. 1915, páginas 894 y 895.
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895-1903.
González de Canales, Fernando.: Catálogo de Pinturas del Museo Naval. Tomo II. Ministerio de Defensa. Madrid, 2000.
Guardia, Ricardo de la.: Notas para un Cronicón de la Marina Militar de España. Anales de trece siglos de historia de la marina. El Correo Gallego. 1914.
Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid 1873.
Válgoma, Dalmiro de la. y Finestrat, Barón de.: Real Compañía de Guardia Marinas y Colegio Naval. Catálogo de pruebas de Caballeros aspirantes. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1944 a 1956. 7 Tomos.
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