Biografía de don Diego Butrón y Cortés
Posted By Todoavante on 25 de diciembre de 2009
Biografía de don Diego Butrón y Cortés
Teniente general de la Real Armada Española.
Cortesía del Museo Naval de Madrid.
Vino al mundo en la ciudad de Medina Sidonia, que a pesar de estar tierra a dentro ha dado a España destacados marinos, por lo que Butrón simplemente siguió sus pasos, siendo a lo largo del año de 1761.
Solicitó y se le otorgó Carta-Orden de ingreso en la Real Armada, sentando plaza de Guardiamarina en la Compañía de Departamento de Cádiz el día cinco de noviembre del año de 1773.
Al entrar tan joven en la Compañía, ya que solo contaba con doce años de edad sus estudios teóricos se alargaron como era lógico, no tanto por demostrar dificultades en ellos, sino más bien por que la Armada no permitía que hasta cierta edad sus futuros oficiales salieran a la mar, por ello se retrasó hasta el día veintidós de abril del año de 1778 su orden de embarque en el navío Princesa, con el que realizó las prácticas de mar, como solía ser lo acostumbrado cruzando entre los cabos de Santa María y San Vicente, protegiendo la recalada de los buques provenientes de Tierra Firme y Antillas.
Estuvo en este navío hasta el día quince de octubre siguiente, por recibir la orden de trasbordar al San Pedro, realizando la misma comisión, permaneciendo en él hasta recibir la orden del día quince de mayo del año de 1779 de trasbordar al Atlante, por zarpar este navío formando parte de la escuadra del general don Luis de Córdova, que junto a la francesa del mando del conde D’Orvillers; quizás fue la mayor escuadra combinada de todo el siglo XVIII, pues iban en total sesenta y ocho navíos, siendo la primera campaña sobre el Canal de la Mancha, ante tan formidable escuadra, la reacción de la británica al mando del almirante Hardy que solo contaba con treinta y ocho de ellos, viendo su manifiesta inferioridad prefirió guarecerse en sus puertos y Arsenales.
Esto evitó un combate naval, por lo que en el transcurso de la campaña no se obtuvieron grandes resultados positivos, sólo con la pequeña ventaja de haber apresado al navío británico Ardent, de 74 cañones, cuatro fragatas, seis bergantines y dos convoyes. Al finalizar esta demostración de fuerza las escuadras regresaron a Cádiz. A su llegada le esperaba una Real Orden con fecha del día tres de julio del año de 1799 con su ascenso a alférez de fragata.
Al regresar de esta campaña, el día doce de enero del año de 1780 se le ordenó trasbordar a la urca Rita, con la que hizo un viaje a la base francesa de Brest, al dar por cumplida la comisión su comandante regresó a Ferrol.
A su arribada recibió la orden de trasbordar al navío Castilla, con el que navegó por las islas de Madeira arribando de nuevo a la bahía de Cádiz, a su llegada le estaba esperando una Real Orden del día veintisiete de mayo por la que se le notificaba su ascenso al grado de alférez de navío, poco después se le dio la orden de trasbordar con fecha del día veintiséis de diciembre del mismo año a la fragata Real Jorge, que era la destinada a mantenerse de guardia sobre las aguas en protección de la bahía de Cádiz.
El día veintiuno de enero del año de 1781, se le dio la orden de trasbordar a la fragata Asunción, con la que por primera vez cruzó el océano en un tornaviaje con comisión a Cartagena de Indias. A su regreso pasó a prestar la fragata servicios contra los corsarios berberiscos en el Mediterráneo.
Permaneció a bordo hasta el día ocho de octubre del mismo año, por recibir la orden de trasbordar al navío San Joaquín, perteneciente a la escuadra del general don Luis de Córdova, que en unión de la francesa al mando del conde de Guisen, realizaron la segunda campaña del canal de la Mancha, al terminar esta segunda demostración de fuerza regresó con su navío al apostadero de Algeciras, donde el día trece de septiembre del año de 1782 se le dio el mando del bote de su buque para acudir en socorro de las tripulaciones de las incendiadas baterías flotantes, consiguiendo rescatar a muchos, que de otra forma hubieran caído en poder de los británicos o habrían muerto.
El día diez de octubre siguiente se le ordenó trasbordar al navío Terrible de la misma escuadra, zarpando con la escuadra a la vista de la británica del almirante Howe, la cual aprovechando un temporal que le eran favorables los vientos, consiguió entrar en el Peñón de Gibraltar y dejar los socorros, a su salida el día veinte de octubre del año de 1782 en las aguas frente al cabo Espartel, participó en el combate del cual los británicos por llevar ya los forros de cobre, pudieron elegir el momento del enfrentamiento y al ir llegando la retaguardia española, se dieron por satisfecho y enseñando las popas se alejaron.
A su arribada a la bahía de Cádiz, se le ordenó trasbordar al navío África, el día diez de junio del año de 1783 con el que zarpó rumbo a Ferrol, regresando a Cádiz el día diez de agosto siguiente, quedando desembarcado.
El día veintinueve de marzo del año de 1784 se le dió orden de embarcar en el navío San Fermín, con el que participó en el bombardeo de Argel, en la segunda expedición al mando del general don Antonio Barceló, por ello se le dio el mando de la bombardera nº 24, realizando con ella los nueve bombardeos que se efectuaron a la ciudad y puerto.
La escuadra regresó al Arsenal de Cartagena y el día doce de noviembre se le dio la orden de trasbordar a la fragata Pilar. Recibiendo una Real Orden con fecha del día quince del mismo mes de noviembre del año de 1784, por la que se le ascendía al grado de teniente de fragata. Con la fragata realizó varias campañas en corso contra las regencias norteafricanas.
El día seis de abril del año de 1785 se le ordena trasbordar a la fragata Tecla, con la que volvió a realizar una comisión a las Antillas en un rápido tornaviaje.
Al regresar se le destinó al Departamento del Ferrol, para trasladarse allí embarcó en la urca Librada, arribando el día doce de enero del año de 1786, quedando desembarcado. Estando en éste Arsenal el día veinticinco de febrero del mismo año, se le ordena embarcar en la urca Presentación, para realizar otro tornaviaje a Cartagena de Indias, pero a su llegada y por falta de buques en aquellas aguas, se quedó un tiempo en servicio de guardacostas, arribando a la bahía de Cádiz el día quince de noviembre del propio año.
Por orden del día veinticinco de abril del año de 1787 pasó a embarcarse en la fragata Magdalena, siendo destinado el buque a realizar distintas comisiones sobre las costas de la Península y ciudades de las regencias norteafricanas, trasbordando posteriormente al navío Rayo, estando a su bordo recibió la Real Orden con fecha del día doce de julio del año de 1790, con su ascenso al grado de teniente de navío, continuando en el buque con el que realizaba las mismas comisiones que con la fragata, hasta el día dieciséis de mayo del año de 1792.
Por orden superior el día trece de julio trasbordó a la fragata Casilda, siendo destinado el buque a las aguas de Siria y posteriormente al archipiélago de Grecia, donde se unió a la escuadra del general don Francisco de Borja, en el año de 1793 estando en guerra con la república francesa, se batió con la fragata de esta nacionalidad Belle Hèlène, resultando apresada y Butrón recibió la orden de pasar a ella y marinarla hasta ser entregada al general Jefe de la escuadra.
Regresó a la Península y recibió la orden con fecha del día cinco de agosto del mismo año de trasbordar a la fragata Soledad, destinada al corso contra las regencias norteafricanas que continuaban infestando el mar Mediterráneo, pasando posteriormente a los navíos Reina Luisa y San Agustín destinados a la misma misión.
Ya en el año de 1794, el día veinticinco de julio recibió la orden de trasbordar al navío San Ildelfonso, perteneciente a la escuadra del general don Juan de Lángara, participando en cuantas misiones desarrolló la escuadra en ese tiempo. Pero por sus buenas formas, el general lo eligió como su ayudante personal, por lo que trasbordo al insignia de la escuadra el navío Santísima Trinidad.
Cesó en el mando de la escuadra el general Lángara y lo reemplazó el general don José de Córdova, quien lo mantuvo como su ayudante, zarpó la escuadra de Cartagena con rumbo al Estrecho dando guarda a una división de lanchas cañoneras y bombarderas con destino al apostadero de Algeciras, las cuales fueron dejadas a buen resguardo, cuando poco después se desató un fuerte temporal de Levante, que durante ocho días mantuvo a la escuadra en muy malas condiciones, siendo arrojados sobre el cabo de San Vicente.
Con este nombre se conoce el desgraciado combate que mantuvo esta escuadra contra la británica del almirante Jerwis, teniendo lugar el día catorce de febrero del año de 1797, donde se perdieron cuatro navíos contra una escuadra muy inferior en número de buques, de ellos dos de tres baterías y dos de dos, siendo precisamente el Santísima Trinidad el blanco preferido por los enemigos, que consiguió salvarse pero muy mal tratado, a pesar de que todos se batieron con denuedo, pero al quedar el buque en tan mal estado trasbordaron a la fragata Diana el general, su Estado Mayor y su ayudante, para pasar casi seguido al navío Conde de Regla, con el que arribaron a la bahía de Cádiz el día tres de marzo y el día doce por orden superior quedó desembarcado.
Recibió la orden de embarcar de nuevo el día once de abril siguiente en el navío Concepción, de la misma escuadra, pero por pasar a Consejo de Guerra el general don José de Córdova, le había reemplazado en el mando el general don José de Mazarredo.
Estando aquí participó en los ataques de las lanchas cañoneras, contra los buques de la escuadra británica que bloqueaba la bahía de Cádiz, posteriormente participó en la salida que hizo la escuadra en búsqueda de la británica, que había tenido que abandonar el bloqueo como consecuencia de un temporal, pero no pudiendo darles alcance arribaron de nuevo a la bahía de Cádiz.
Se realizó segunda salida con rumbo al Mediterráneo y en el Arsenal de Cartagena se unieron de nuevo las escuadra francesa al mando del almirante Bruix y la española al mando del general Mazarredo, regresando a la bahía de Cádiz y desde este puerto zarparon en el mes de julio del año de 1799 con rumbo al Atlántico, para arribar al arsenal de Brest.
En este puerto se le destinó como segundo comandante del navío San Joaquín, tomando posesión del mando el día uno de febrero del año de 1800, permaneciendo hasta el día uno de marzo siguiente, por habérsele entregado el mando del bergantín Vigilante, el cual fue incorporado a la escuadra del mando del general don Federico Gravina, por dimisión del general don José de Mazarredo, en el que fue destinado a hacer el trabajo de aviso de la escuadra.
Zarpó el día catorce de diciembre del año de 1801 con una división compuesta de cinco navíos una fragata y su bergantín, en auxilio de la escuadra francesa que estaba combatiendo la insurrección de los negros en la isla de Santo Domingo, al arribar y estando en el cabo Francés se le comisionó para llevar pliegos a Bahía Baja, para posteriormente poner rumbo a Veracruz a cargar caudales, de los que embarcó quinientos mil pesos fuerte (plata acuñada) para transportarlos al puerto de la Habana, cumplida su comisión se incorporó de nuevo a su división.
Al terminar su cometido la división española puso rumbo a la Península arribando a la bahía de Cádiz en el mes de mayo del año de 1802; casi sin descanso el día veintiuno de junio siguiente zarpó con su bergantín con rumbo al puerto de Málaga, donde al arribar se había recibido una Real Orden del día dieciocho de julio por la que debía entregar el mando de su buque, pasando por tierra a incorporarse a su Departamento de destino.
Estando en Cádiz le llegó una Real Orden del día cinco de octubre del mismo año, por la que se le notificaba su ascenso al grado de capitán de fragata, permaneciendo en el Arsenal.
El día veintitrés de junio del año de 1803 embarcó de segundo comandante en el navío San Julián, con el que zarpó el día veintiséis del mismo mes con rumbo a Ferrol, donde al arribar desembarcaron por pasar a desarme el buque.
Estando en éste Arsenal, el día dieciséis de febrero del año de 1805, embarcó como segundo comandante en el navío Firme, con el que zarpó el día diez de abril formando parte de la escuadra del mando del general don Federico Gravina, que en combinación con la francesa del mando del almirante Villeneuve, pusieron rumbo a la Martinica, como maniobra de distracción para la escuadra británica del mando del almirante Nelson.
Estando en aquellas aguas, le llegó la información al almirante Villeneuve que la escuadra de Nelson estaba en las mismas, por lo que decidió regresar a la Península, pero al alcanzar el día veintidós de julio el cabo de Finisterre, les estaba esperando la escuadra británica del almirante Calder, entablándose un desigual combate en el que solo participaron los navíos españoles, siendo su navío apresado después de una gran resistencia, por lo que fue llevado prisionero a Porsmouht.
Solo al firmar la Paz de nuevo fue devuelto a España, siendo el día treinta de noviembre del mismo año, arribando de transporte en el buque parlamentario británico Ann Joana.
Por Real Orden del día trece de mayo del año de 1806, se le notifica su ascenso al grado de capitán de navío y por la misma, se le destina como capitán de puerto de Cádiz, puesto en el que permaneció hasta mediados del año de 1810.
Al parece fue depuesto de su mando por pesar sospecha de traición. Por ello por Real Orden del día once de noviembre del mismo año, S. M. lo confirma en el cargo y que sirva un mes más como prueba de obediencia, desechando totalmente las formas que resultaron incorrectas por unas falsas y calumniosas declaraciones, pasando a percibir el sueldo de su grado y destino.
Por Real Orden del día treinta de mayo del año de 1815, se le notifica el ascenso al grado de brigadier.
Por otra Real Orden del día nueve de marzo del año de 1819, tiene a bien S. M. otorgarle el mando del navío Numancia, siendo el buque insignia del general don Francisco Mourelle, que zarpaba con rumbo a Ultramar en una expedición. Por una Real Orden del día diecinueve del abril, se le nombra tercer jefe de la expedición.
Pero no se pudo llevar a efecto, por el levantamiento en Cabezas de San Juan del año de 1820, por lo que todo cambió y quedó con su navío en la bahía hasta que por falta de carena, pasó al Arsenal de la Carraca para ser desarmado su buque, quedando desembarcado.
Durante todo el trienio liberal quedó sin destino, encontrándose en la bahía de Cádiz al llegar las tropas francesas de los < Cien mil hijos de San Luis >, logró pasarse al bando de los absolutistas y presentándose al duque de Angulema jefe del ejército francés, quien lo nombró Comandante del apostadero de Sanlúcar de Barrameda, donde se armaron botes que se convirtieron en lanchas cañoneras, con los que participó en los bombardeos del mes de septiembre de la ciudad de Cádiz.
Devueltos los poderes absolutos al rey don Fernando VII, le remitió una Real Orden de fecha del día veintinueve de noviembre del mismo año de 1823, por la que se le daban las Gracias Reales y que se le tuviese presente a la hora de conceder ascensos, por los buenos servicios prestados en tan dura prueba. Pero no contento el Rey con ello, le volvió a remitir otra Real Orden del día cinco de enero del año de 1824, repitiéndole las Reales Gracias.
Por otra Real Orden del día catorce de marzo S. M. le nombraba Vocal de la Junta de Dirección de la Real Armada, por lo que tuvo que viajar a Madrid.
Otra Real Orden del día catorce de junio del año de 1825, le notificaba su ascenso al grado de jefe de escuadra y el día veintidós de octubre siguiente, por tener el tiempo prescrito por el Reglamento se le concedió la Gran Cruz de la Real y Militar orden de San Hermenegildo.
El día dos de febrero del año de 1830 fue disuelta la Junta de Dirección de la Real Armada, siendo sustituida por la de nueva creación con el nombre de: Junta Superior del Gobierno de la Real Armada, pasando a ocupar el mismo puesto de vocal en ésta.
Por Real Orden del día ocho de julio del año de 1833, el Rey le concedió la Cruz pensionada de la Real y Muy Distinguida Orden de Carlos III.
Por Real Orden del día cuatro de abril del año de 1834, don Fernando VII lo nombró Ministro del Tribunal Supremo de Guerra y Marina, puesto que ocupó hasta el día doce de noviembre del año de 1836, por ser ya muy mayor. Por otra Real Orden del día once de septiembre del año de 1837, se le pasó a situación de jubilado asignándole un sueldo de cuarenta y cinco mil reales de vellón.
A pesar de estar ya en esta situación, el Gobierno no tuvo inconveniente en dictar una Real Orden con fecha del día ocho de marzo del año de 1839, notificándole su ascenso al grado de teniente general.
Al producirse en el año de 1840 la expulsión de la Reina Regente, tomó el mando de España el general Espartero como Regente del Reino, quien dictó una Real Orden de fecha del día doce de enero del año de 1842, por la que se le declaraba exento de todo servicio, siendo definitivamente separado del Cuerpo General de la Real Armada.
Poco tiempo estuvo en esta situación, ya que el día seis de junio del mismo año de 1842 le sobrevino el óbito en la ciudad de Madrid, contando aproximadamente con ochenta y un años de edad.
Siendo sepultado en la Sacramental de San Nicolás de Madrid, pero al cerrarse este cementerio en el año de 1911, consideraron que debía ser trasladado al Panteón, por reunir las condiciones de la Soberana disposición del día diez de octubre del año de 1850 de creación de éste, así fueron trasladados sus restos a un mausoleo, en el que está labrada la siguiente inscripción.
Excmo. Sr.
D. Diego Butrón y Cortés
Teniente general
de la Armada
† el 6
de
junio
de
1842
R. I. P.
Bibliografía:
Cervera Pery, José.: El Panteón de Marinos Ilustres, trayectoria histórica, reseña biográfica. Ministerio de Defensa. Madrid. 2004.
Cervera y Jácome, Juan.: El Panteón de Marinos Ilustres. Ministerio de Marina. Madrid. 1926.
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1968. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.
Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid 1873.
Compilada por Todoavante.
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