Cardenal Cisneros 1902
Posted By Todoavante on 30 de junio de 2013
Cabeza de una serie de tres cruceros, junto a los llamados Princesa de Asturias y Cataluña, construidos en Ferrol, La Carraca y Cartagena. Clasificados como cruceros acorazados o acorazados de 2ª clase, realmente eran cruceros protegidos con blindaje en la línea de flotación.
Siendo ministro de Marina Rodríguez de Arias, se aprobó su construcción por las Cortes el 12 de enero de 1887 autorizándose por Real orden de 17 de septiembre de 1888. Proyectados por el ingeniero naval don José Castellote y Pinazo. Por otra Real orden de 28 de agosto de 1893 se les dio los nombres de Cardenal Cisneros, Princesa de Asturias y Cataluña.
Se colocó su quilla en Ferrol el 1º de septiembre de 1890, aunque las obras quedaron paralizadas por la construcción del crucero Alfonso XIII, que absorbía los materiales y mano de obra. Fue botado en Ferrol el 19 de marzo de 1897. El crucero tuvo un coste 22.776.105 pesetas.
Desplazaba 7.524 toneladas. Medía 106 metros de eslora, 18,55 de manga, 11,92 de puntal y 7,20 de calado máximo. Tripulado por 484 a 550 hombres, variando según la época y comisiones.
Disponía de dos máquinas horizontales de triple expansión, construidas por la Maquinista Terrestre y Marítima de Barcelona, seis calderas y dos hélices que le daban una potencia de 11.000 caballos a tiro natural, hasta los 15.000 caballos a tiro forzado y 18 nudos de velocidad. Tenía capacidad para llevar 1.200 toneladas de carbón, disponiendo de una autonomía de 5.000 a 6.000 millas en consumo económico o a una velocidad de 12 nudos. Disponía de dos palos con tres cofas en cada uno.
Armado con 2 cañones Guillén de 240 mm, a proa y popa, proyectados por el brigadier de artillería de la Armada Guillén y construidos por la casa francesa Schneider, 8 cañones Canet de 140 mm, de tiro rápido, situados en los costados, 2 Vickers de 75 mm, 8 Nordenfelt de 57 mm, 10 ametralladoras Maxim de 37 mm, y 2 cañones para desembarcos. También disponía de tres tubos lanzatorpedos, situados dos en las amuras y uno a popa.
Su blindaje era una coraza de acero níquel de 1,65 metros de altura y 84 metros de extensión, con un espesor que varía de los 150 mm a popa, 200 mm a popa y 300 mm en el centro. Las torres tenían un blindaje de 200 mm, las casamatas de 30 a 40 mm y la torre del comandante estaba protegida con 200 mm de espesor de blindaje.
Las diferentes pruebas de mar comenzaron el 1º de agosto de 1902 las de consumo a diferentes velocidades, el 14 de agosto las de velocidad, navegando entre Prioriño y Cortegada. A tiro natural alcanzó los 18 nudos de velocidad. No se realizaron pruebas a tiro forzado, pero se dedujo, por los resultados anteriores, que alcanzaría los 15.000 caballos de potencia y 20,7 nudos. Entregado a la Armada el 1º de septiembre de 1902.
Su primer servicio en la Armada fue su visita en 1902 a San Sebastián, zarpando del Ferrol a las diez de la mañana del 13 de septiembre, fondeando en la Concha la tarde del día siguiente. Llevaba a bordo al capitán general del departamento. El 19 de septiembre puso rumbo a Bilbao, regresando a Ferrol el 22 de septiembre.
El 22 de octubre de 1902 realizó ejercicios de tiro. No volvió a salir de Ferrol hasta el 20 de marzo de 1903 para realizar nuevos ejercicios de su artillería. En abril de ese año realizó travesía a Cádiz, llegando el 5 de abril. Continuó travesía hasta Mahón con las fragatas acorazadas, transformadas en guardacostas, Numancia y Vitoria, llegando a su destino la mañana del 11 de abril.
El 22 de junio de 1903, junto con los cruceros Princesa de Asturias, Carlos V y Extremadura, el acorazado Pelayo, el acorazado guardacostas Numancia y el destructor Audaz, acudió a Cartagena con ocasión de la visita de Alfonso XIII a esta ciudad.
A las diez y media de la mañana del 7 de diciembre de 1903 zarpa de Vigo con el crucero Carlos V y el destructor Osado, mandados por el contraalmirante Juan José de la Matta. Su destino era Lisboa, para acompañar al rey Alfonso XIII en su primera visita oficial al extranjero, llegando la mañana del 8 de diciembre. Regresó a Ferrol la mañana del 20 de diciembre.
En enero de 1904 realizó una travesía por el mar Cantábrico, recalando en varios puertos, Gijón, Santander, Bilbao y Pasajes. En el viaje de regresó visitó éstos y otros puertos, llegando a Ferrol el 22 de febrero.
El 15 de abril de 1904 se hizo a la mar desde Ferrol rumbo a Cádiz, mandado por el capitán de navío don Alejandro Bouyón Rubio, reuniéndose con el yate real Giralda, donde se encontraba S.M. el rey, y escoltarlo hasta las islas Baleares junto a los cruceros Río de la Plata y Lepanto. Tras recalar en Mahón, llegaron a Palma la tarde del 21 de abril, donde se reunieron con el guardacostas Numancia y una escuadra británica llegada de Gibraltar al mando del almirante lord Beresford. La mañana del 25 de abril llegó a Ibiza, dando escolta al yate Giralda. Ese mismo día puso rumbo a las islas Chafarinas, fondeando al día siguiente. El día 27, con toda la escuadrilla real, puso rumbo a Málaga. El 1º de mayo puso rumbo a Melilla, llegando después a Chafarinas y Ceuta, finalizando la travesía en Cádiz, siempre acompañado por la escuadrilla real.
A finales de junio y primeros días de julio de 1904 realizó maniobras con la escuadra en aguas de Santa Pola. Finalizadas las maniobras, visitó Mahón el 11 de julio y llegó a Cartagena el día 29, zarpando de nuevo el 9 de septiembre para llegar a Ferrol cuatro días después.
El 13 de enero de 1905 se reúnen en Cádiz el acorazado Pelayo, los cruceros Princesa de Asturias, Carlos V, Cardenal Cisneros, Extremadura, Río de la Plata e Infanta Isabel para recibir a los Duques de Connaught en su visita a Cádiz, a la que llegaron a bordo del crucero británico Essex.
El día 5 de febrero de 1905 el Cardenal Cisneros, formando parte de la escuadra con insignia en el acorazado Pelayo, fondeó en Santa Cruz de Tenerife. Formaban parte de la escuadra, además de los dos buques citados, los cruceros Carlos V, Princesa de Asturias, Río de la Plata y Extremadura. Los buques de la escuadra se mantuvieron en aquellas aguas hasta el día 25 de ese mismo mes, en que zarparon con rumbo a la península.
En 1905 siguió realizando comisiones de representación. El 3 de abril entró en Mahón escoltando al trasatlántico alemán Hamburg, a bordo del cual viajaba en emperador alemán. A finales de abril llegó a Ferrol procedente de Alicante, donde limpió sus fondos en el dique de San Julián. En el mes de junio escoltó al yate Giralda en la visita del rey Alfonso XIII al puerto de Portsmouth. Zarpó de Ferrol el 27 de mayo, realizó una escala en el puerto francés de Chesburgo y llegó al puerto británico el 3 de junio. Permaneció allí hasta el día 16, regresando a Ferrol la tarde del 18 de junio.
El 30 de julio de 1905 salen de Ferrol los cruceros Cardenal Cisneros y Princesa de Asturias para realizar ejercicios navales en aguas de las Rías Bajas. El 24 de agosto fue puesto al mando del capitán de navío don Manuel Díaz Iglesias. Naufragó el 28 de octubre de 1905 al chocar con unas rocas en la costa gallega, cerca de Meixidos. Había salido de Ferrol rumbo al puerto de Muros, llegando a su destino el 24 de octubre. Debía de llevar a cabo unas maniobras con parte de los buques de la Escuadra de Instrucción, compuesta por los cruceros Princesa de Asturias, Extremadura, Río de la Plata y cañonero Marqués de la Victoria, mandados por el capitán de navío de 1ª clase don Enrique Santaló y Sáez de Tejada. Finalizadas las maniobras el día 27 de octubre, recalaron de nuevo en Muros. Tras hacer una escala en Vigo, la escuadra partió rumbo a Cádiz, excepto el Cardenal Cisneros, que debía regresar a Ferrol para limpiar sus fondos y hacer unas reparaciones. Se hizo a la mar a las siete de la mañana del 28 de octubre, pero tomó un rumbo equivocado, hacia los bajos de Meixidos. Dos pescadores que se encontraban en la derrota del crucero, intentaron avisar del peligro, con gritos, agitando chaquetas y otras prendas, creyendo en el crucero que eran manifestaciones de despedida. Hubo un marinero, natural de Muros y conocedor de las aguas, que avisó al ayudante del oficial de derrota del peligro de colisión, pero el oficial le contestó despectivamente. A las nueve de la mañana chocó con las rocas a una velocidad de 10 nudos. El comandante mandó parar máquinas y ordenó al tercer comandante, el capitán de corbeta don Manuel Andújar y Solana, bajar a la sala y evaluar daños. Con el informe dado por Andújar, el capitán Díaz Iglesias ordenó abandonar el crucero a los 544 hombres de la dotación y cinco pasajeros, la mujer del comandante y cuatro oficiales peruanos. La evacuación se llevó a cabo en 20 minutos bajo la dirección del segundo comandante, el capitán de fragata don Augusto Miranda, permaneciendo el buque a flote otros 10 a 25 minutos. No hubo pérdida de vidas.
Bibliografía:
Aguilera, Alfredo y Elías, Vicente.: Buques de guerra españoles, 1885-1971. Editorial San Martín. Madrid, 1980.
Anca Alamilla, Alejandro.: El crucero acorazado Cardenal Cisneros. Editorial La Espada y la Pluma. Colección Barlovento. Madrid, 2004.
Bordejé y Morencos, Fernando de.: Crónica de la Marina española en el siglo XIX, 1868-1898. Tomo II. Ministerio de Defensa. Madrid, 1995.
Coello Lillo, José Luis, Rodríguez González, Agustín Ramón.: Buques de la Armada española a través de la fotografía (1849-1900). Ministerio de Defensa. Instituto de Historia y Cultura Naval. Aqualarga. Madrid, 2001.
El Mundo Naval Ilustrado. Año 1, nº 1. Madrid, 1º de mayo de 1897, página 6.
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El Mundo Naval Ilustrado. Año III, nº 53. Madrid, 1º de julio de 1899, página 259.
Periódico La Vanguardia. Jueves, 29 de junio de 1905, página 8.
Periódico La Vanguardia. Domingo, 29 de octubre de 1905, página 8.
Compilada por Santiago Gómez.
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