C-3 1929
Posted By Todoavante on 18 de octubre de 2013
Los submarinos de la clase “C” fueron construidos en astilleros españoles, en Cartagena, por la SECN. Nacidos de la Ley Miranda de 1915, que proyectaba la creación de una fuerza submarina de 28 unidades. La ampliación de los plazos y las asignaciones presupuestarias dadas por una nueva ley el 11 de enero de 1922, permitió que se pudieran construir estos seis nuevos submarinos.
Los submarinos de la clase “C” pertenecían al tipo Holland norteamericano, y fueron un desarrollo mejorado de la clase “B”, en velocidad, autonomía, rapidez y cota de inmersión y armamento.
Desplazaban 915 toneladas en superficie y 1.150 en inmersión. Medía 75,3 metros eslora, 5,6 de manga, 5,64 de puntal, 5,80 de calado medio. La dotación era de 40 hombres.
Propulsados por dos motores diesel de 1.000 caballos y dos eléctricos de 375 caballos cada uno, propulsaban a las dos hélices una velocidad máxima en superficie de 16,5 nudos y 8,5 en inmersión. Su autonomía era de 6.800 millas a 10 nudos y 3.200 a 16 nudos en superficie, y 150 millas a 4,5 nudos en inmersión. Tenía una cota máxima de 80 metros de profundidad.
Estaba armado con un cañón Vickers de 76 mm, un antiaéreo desmontable y 6 tubos lanzatorpedos, cuatro a proa y dos a popa, con torpedos de 533 mm Whitehead. Podían llevar otros cuatro torpedos de reserva.
Se colocó su quilla en Cartagena el 5 de mayo de 1924. Fue botado el 20 de febrero de 1929 y entró en servicio en la Armada el 4 de mayo de 1929. Fue su primer comandante el capitán de corbeta don Felipe J. Abárzuza Oliva, desde el mismo día de su entrega.
En mayo de 1929 asistieron los submarinos C-1, C-2 y C-3 a las exposiciones de Sevilla y Barcelona. Los mismos submarinos, junto al C-4, tomaron parte en las maniobras de la escuadra en el Mediterráneo en los meses de septiembre y octubre de 1929.
En julio de 1930 llevó a cabo varias pruebas de una boya de salvamento de tripulaciones, la cual podía salvar a los accidentados hasta los 140 metros de profundidad.
A mediados de agosto de 1930 llegaron a Ferrol, procedentes de Cartagena, los seis submarinos de la clase “C”, donde participarán en las siguientes maniobras, que se desarrollaron en el Cantábrico en los meses de septiembre y octubre de 1930.
En aguas de Tarragona realizaron maniobras de conjunto los submarinos A-1 Monturiol, B-5, C-1 Isaac Peral, C-3, C-4 y C-5. Procedentes de Vinaroz, entraron en Castellón el 29 de septiembre, prosiguiendo el viaje de instrucción hasta finales de octubre de 1933. El comandante de la flotilla, don García Ramírez se encontraba a bordo del A-1 Monturiol.
En los meses de mayo y junio de 1934 se realizaron unas maniobras en la escuadra en las que participaron los seis submarinos de la misma clase “C”.
En compañía del submarino C-6 realizó un crucero por el Mediterráneo, tocando en los puertos de Bizerta, Alejandría, Haifa, Rodas, Salónica, El Pireo, Magdalena y Tolón, desde donde regresaron a Cartagena.
En el verano de 1935 realizaron los seis submarinos un viaje de instrucción en los que visitaron varios puertos españoles y extranjeros. Salieron de Cartagena el 29 de julio al mando del capitán de fragata don Guillermo Guimerá Bosch, mandado el C-3 por el capitán de corbeta don Javier de Salas Pinto. La escuadrilla llegó a Melilla el 31 de julio, permaneciendo en el puerto hasta el 3 de agosto, que zarparon rumbo a Cádiz, llegando el día 5 de agosto. Siguiendo su viaje, salieron de Cádiz el 7 de agosto y llegaron al puerto británico de Plymouth a mediados del mes. Tras un crucero por el Atlántico, en el que recalaron en Brest, regresaron a Ferrol para después poner rumbo a las islas Canarias. Recalaron en Dakar, Villa Cisneros, Las Palmas y Larache. Finalizaron el crucero en Cartagena en el mes de septiembre.
En la primera quincena del mes de mayo de 1936 realizó la escuadra, al mando del vicealmirante don Javier Salas, unas maniobras en las islas Canarias. Tomaron parte varios submarinos, entre ellos el C-3. Finalizadas las maniobras, regresó a Cartagena.
En julio de 1936, cuando comenzó la guerra civil se encontraba en la división de Cartagena. Era su comandante el capitán de corbeta don Javier de Salas Pinto, desde mediados de julio de 1935, y su segundo el teniente de navío don Rafael Viniegra González. El 18 de julio de 1936 salió de Cartagena con los submarinos C-1 Isaac Peral, C-4 y C-6. Posteriormente se unió el submarino B-6 a la flotilla, mandada por el capitán de fragata don Francisco Guimerá. El C-3 se puso al mando, ese mismo día, del teniente de navío Viniegra González. Se estacionaron escalonadamente en la costa andaluza para interceptar a los buques que intentaran trasladar tropas y armas a la península.
El 20 de julio entró la flotilla en Málaga, donde la mayoría de los mandos fueron arrestados y sustituidos. Ocupó el mando del submarino el alférez de navío don Antonio Arbona González. Su comandante cuando estalló la guerra, el capitán de corbeta Salas Pinto, fue asesinado el 15 de agosto a bordo del España nº 3.
La mañana del 21 de julio salió de Málaga en compañía del submarino B-6, con la orden de encontrar y escoltar al petrolero Ophir hasta el puerto de Tánger.
Hasta finales de julio es destinado, junto a varios destructores y submarinos, a las cercanías de Cádiz para interceptar un supuesto convoy. A no aparecer éste, se sitúa, con los submarinos C-2 y C-6, frente al puerto de Ceuta para interceptar al crucero Almirante Cervera, en la creencia de que recalaría en este puerto tras su salida de Ferrol.
El 15 de agosto zarpó rumbo al mar Cantábrico con el submarino C-6, regresando ambos a Cartagena por averías. Volvió a zarpar el 25 de agosto con el C-4 y el C-5. Debían interceptar y hundir al acorazado Alfonso XIII y al crucero Almirante Cervera. Los tres submarinos llevaban armas y municiones para las tropas que luchaban en el frente de Bilbao. Regresó a Cartagena el 8 de octubre.
La tarde del 12 de diciembre de 1936 navegaba en superficie a unas cuatro millas de Málaga, en el mar de Alborán. Rápidamente se hundió de proa con la mayoría de la dotación a bordo. Sólo se salvaron tres hombres, el capitán de la Marina mercante don Agustín García Viñas, embarcado como oficial de derrota y los marineros Isidoro de la Orden Ibáñez y Asensio Lidón Jiménez, que se encontraban en cubierta tirando los restos de la comida.
La explicación al hundimiento tan repentino es que fue torpedeado por el submarino alemán U 34, mandado por el teniente de navío Harald Grosse, que fue condecorado por esta acción con la Cruz Española de Oro.
Bibliografía:
Aguilera, Alfredo y Elías, Vicente.: Buques de guerra españoles, 1885-1971. Editorial San Martín. Madrid, 1980.
Cervera Pery, José.: La guerra naval española (1936-39). Editorial San Martín. Madrid, 1988.
Diarios ABC, La Vanguardia.
González, Marcelino.: 50 Barcos españoles. Fundación Alvargonzález. Gijón, 2009.
González, Marcelino.: Otros 50 barcos españoles. Fundación Alvargonzález. Gijón, 2012.
Compilada por Santiago Gómez.
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