Biografía de don Juan Ángel de Michelena y Moreno de Mendoza

Posted By on 6 de septiembre de 2014

Jefe de escuadra de la Real Armada Española.

Nació en la ciudad de Caracas en el virreinato de Nueva Granada en 1771, siendo sus padres don José Ignacio de Michelena y de Echevarría, y doña María Moreno de Mendoza y de Balbás.

Sentó plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento de Cádiz, el 6 de marzo de 1786. Expediente N.º 1.815.

Al aprobar los exámenes teóricos se le dio la orden del 1 de febrero de 1788 de embarcar en la fragata Cecilia y en ella, navegó por el Mediterráneo, llegando en su derrota a Siria y Constantinopla, a su regreso a la bahía de Cádiz, pasó a la Compañía donde el 13 de enero de 1789, fue ascendido a alférez de fragata.

Trasbordó al bergantín Atocha arribando a Cartagena el 26 de febrero, recibiendo la orden del 1 de marzo de transbordar al navío San Lorenzo, siendo elegido Ayudante del jefe de escuadra don Juan Joaquín Moreno, éste a las órdenes del teniente general don Félix de Tejada, zarpando la escuadra viajando a Barcelona, Nápoles y Liorna, llevando regalos a los Reyes de las Dos Sicilias y de Etruria, con la buena nueva de haber sido coronado nuevo Rey de España su hermano don Carlos IV.

Al regresar del viaje anterior quedó desembarcado, recibiendo la orden del 21 de agosto de 1791 de embarcar en la urca Bibiana, realizando un viaje redondo a la Habana y Puerto Rico.

Por orden del 4 de febrero de 1793 embarcó en el navío Gallardo, quedando agregado a la escuadra del general don Francisco de Borja, realizando la campaña de Cerdeña, por haber comenzado la guerra contra la república francesa, estando presente en el apresamiento de la fragata Hèléne y a la quema de la Richmond, así como en la conquista de las islas de San Pedro y San Antíoco, donde se tomaron ciento cuatro cañones, cinco morteros y se hicieron mil doscientos veinticinco prisioneros, estando presente también en las operaciones de apoyo a los ejércitos piamontés y napolitano por las riberas del Var, continuando hasta Niza y Villafranca, estando aquí se desató una epidemia por el mal estado de los víveres, obligando al general Borja a regresar a Cartagena, arribando entre los días 8 y 9 de agosto siguiente, siendo desembarcados más de tres mil hombres enfermos.

Al desembarcar se le entregó la Real orden del 12 de abril de 1793, con su ascenso al grado de alférez de navío.

El 13 de octubre siguiente zarpó con rumbo a Cartagena, donde cargaron pertrechos de guerra y tropas, volviendo a salir con rumbo a Barcelona donde fueron desembarcados, regresando a Cartagena, donde el 1 de agosto de 1794 recibió la orden de embarcar en el navío Pelayo, como Ayudante del general don José de Córdova, participando en la campaña de la isla del Cuervo y Flores, al concluir la comisión regresó a la bahía de Cádiz.

Recibiendo la orden de trasbordar al navío San Carlos, insignia del general don Juan Joaquín Moreno como su oficial de órdenes, en la escuadra del océano al mando del marqués del Socorro, zarpando el 2 de agosto de 1796, realizando un crucero sobre las costas norteafricanas en comisión de corso, regresó a la bahía tomando el mando de la escuadra el teniente general don Juan de Lángara, zarpando con rumbo a Tolón, pero en un temporal el buque perdió el timón y quedó desarbolado, arribando en bandolas a Palamós, donde se reparó lo imprescindible para arribar a Cartagena, al fondear se le entregó la Real orden del 27 de agosto de 1796 próximo pasado, con su ascenso al grado de teniente de fragata, transbordando junto a su general don Juan Joaquín Moreno al navío Salvador del Mundo y poco después al navío Príncipe de Asturias, de la escuadra al mando del general don José de Córdova.

Con esta escuadra zarpó el 1 de febrero de Cartagena con rumbo al océano, tomando parte en el combate sostenido en el cabo de San Vicente el 14 de febrero de 1797, contra la escuadra británica del almirante Jervis, el más desafortunado de los combates de la historia naval de España, regresando a la bahía de Cádiz el 3 de marzo, las pérdidas fueron los navíos San José y Salvador del Mundo, de 112 cañones y tres baterías, el San Nicolás, de 80 y San Isidro, de 74, ambos de dos baterías.

El 16 de abril siguiente trasbordó al navío San Juan Nepomuceno, permaneciendo hasta el 17 de junio, viéndose obligado a desembarcar por estar enfermo, al reponerse se incorporó, recibiendo la orden del 13 de septiembre siguiente para embarcar en el navío San Pablo, saliendo con la escuadra del general don José de Mazarredo, estando compuesta por veintidós navíos y dos fragatas, zarpando el 5 de febrero del año 1798 en persecución de la escuadra británica que bloqueaba la bahía de Cádiz, no se puso darle alcance, regresando el 13 a la bahía.

El 14 de octubre seguido se le otorgó el mando de la goleta Atrevida, del apostadero de Algeciras y en él mandó sucesivamente el cañonero Nº 13, la goleta Ligera, y la balandra Pitt, siendo esta una de las presas efectuadas en este tiempo, permaneciendo en estos buques hasta el mes de diciembre de 1801.

El 13 de enero de 1802 fue destinado a la Mayoría General del Departamento de Cádiz, encontrándose en este destino se le entregó la Real orden del 5 de octubre siguiente con su ascenso al grado de teniente de navío, siéndole otorgado el mando del bergantín Ligero, pasando al Mediterráneo en persecución de una barca pirata que apresó el 13 de abril, siendo marinada a la bahía de Cádiz donde fondeó el siguiente 15, zarpó con rumbo a Coruña, donde se le destino como buque correo, por ello sin descanso y embarcada la correspondencia se hizo a la vela cruzando el Atlántico, para cumplir su comisión entrando en los puertos de Cartagena de Indias, San Juan de Puerto Rico, Habana, Veracruz y en otras dos ocasiones a Montevideo; regresando a Coruña donde quedó desembarcado.

Por Real orden del 24 de octubre de 1804, le otorgó el Rey el mando de una fragata mercante de nombre Escolástica, zarpando el 18 de noviembre continuo con rumbo a Montevideo, donde fondeó el 26 de febrero de 1805.

Por haberse declarado la guerra con el Reino Unido, por el infame ataque pirata en tiempos de paz a la división del jefe de escuadra don José de Bustamante compuesta por cuatro fragatas españolas y al enterarse de lo acontecido, se presentó al comandante naval del apostadero, pidiéndole servir con las armas en el puesto o lugar que se le fuera asignado.

El 4 de septiembre siguiente se le otorgó el mando de la goleta Remedios, operando por aguas del estuario del Plata.

Después lo hizo a las órdenes del capitán de navío don Santiago de Liniers, en los combates por la reconquista de Buenos Aires, ocupado por las fuerzas británicas del general Beresford.

Al percatarse Liniers que los buques no harían nada en aquellas circunstancias por el dominio aplastante del enemigo, desembarcó las dotaciones para atacar con mayores fuerzas por tierra y con ellas lo hizo el teniente de navío Michelena, tomando parte en todos los combates hasta el 12 de agosto de 1806, por capitulación del general británico Beresford con los dos mil hombres a su mando.

El 14 de agosto siguiente al mando de la zumaca Belea salió cargado con tropas con rumo a la banda del Norte, allí permaneció un tiempo, hasta que el 14 de mayo de 1807 navegando en conserva de la goleta Remedios, se enfrentó contra dos bergantines británicos quienes después de enconado combate de cuatro horas de duración los puso en franca fuga, lo que pudieron conseguir por ser buques más veloces.

El 24 de junio volvió a desembarcar con la dotación de los buques de la flotilla, realizando operaciones en tierra a las órdenes del brigadier Liniers, participando en la defensa de Buenos Aires, cuando por segunda vez fue atacada por el general británico Whitelocke, Michelena actuaba de segundo jefe de la columna de marinería y tropa de marina, estando al mando el capitán de navío don Juan Gutiérrez de la Concha, destinadas sus fuerzas a cubrir la posición del Retiro.

El 5 de julio por ser cuatrocientos los defensores y tres mil los atacantes, aquéllos fueron arrollados, pero no fue en vano pues a pesar de la gran diferencia en número soportaron el envite desde las 6 hasta las 9:30 horas, esto retrasó mucho el avance de los británicos, al quedar solo veinte hombre hábiles para el combate, capitularon con todos los honores de la guerra.

Pero en otro frente de la ciudad, este retraso produjo que don Santiago de Liniers venciera a los enemigos que tenía enfrente, pues unos a otros no se pudieron unir, acorralando al general británico Whitelocke quien a su vez tuvo que rendirse, por ello el mismo día se intercambiaron los prisioneros, en la firma de la capitulación el general vencido se vió obligado a admitir que, la plaza de Buenos Aires no sería de nuevo atacada por el Reino Unido mientras durase la guerra.

Por su valor demostrado se le concedió por Real orden del 24 de febrero de 1808 el ascenso al grado de capitán de fragata y en el mismo año, por otra Real orden del 26 de noviembre, volvió a ser ascendido al grado de capitán de navío.

Cuando el 25 de mayo de 1809 fue depuesto el virrey don Baltasar Hidalgo de Cisneros con las demás autoridades, Michelena se trasladó a Montevideo, por encontrarse esta plaza en manos españolas.

El 12 de julio al mando de un batallón de marinería y tropa que se formó con las dotaciones de los buques, desarmó al regimiento de voluntarios del Río de la Plata, quienes permanecían al lado de los disidentes.

El 18 del mismo mes recibió orden de salir solamente con su ayudante a recoger a los diez soldados de caballería, quienes con su oficial se hallaban en el pueblo de las Piedras y después otros veinte en el pueblo de San José, con esta exigua fuerza de jinetes se le comisionó para obligar a los insurrectos a levantar el asedio de la Colonia de Sacramento, por estar siendo atacadas por doscientos hombres llegados de Buenos Aires.

Tuvo la suerte que al llegar la plaza había sido tomada pero sin tomar posiciones los rebeldes, por ello atacó con tal brío que el enemigo desconcertado no opuso casi resistencia y buscando salida reembarcaron precipitadamente dejando la plaza en poder de los realistas, aquí se le unieron más tropas llegando a contar con trescientos hombres por habérsele incorporado las fuerzas de caballería dispersas de toda la zona.

El 16 de octubre salió en dirección a la vasta extensión de Entre-Ríos, donde el 6 de noviembre entabló combate con una fuerza de seiscientos enemigos a los que batió después de vadear el río Uruguay, manteniendo el dominio del país, hasta la llegada del virrey don Francisco Javier Elío.

Siéndole dada la orden del 19 de enero de 1811, para con todas sus fuerzas compuestas ahora por unos quinientos hombres, tomara posición en la capilla de las Mercedes a la espera de recibir órdenes

El 1 de febrero regresó con sus tropas a la Colonia, recibiendo el 12 de marzo siguiente la orden del Virrey, para dar unos golpes de mano, embarcando con cien hombres escogidos, para llamar la atención del enemigo y retardar sus operaciones, embarcados en la zumaca Cisne, el falucho Fama y la balandra Tortuga, todos armados en guerra, realizando casi una guerra de guerrillas, pues desembarcaban atacaban y se retiraban en diferentes poblaciones, creando así una inseguridad total en las fuerzas contrarias.

El 6 de abril siguiente recibió orden de regresar a la colonia de Sacramento, quedando en ella como segundo del mariscal de campo don Gaspar de Vigodet, este jefe le encargó realizar una salida o incursión en la campiña, para recoger e introducir en la plaza algún ganado, cosa que realizó cumplidamente, pues consiguió meter mil cabezas.

El 27 de mayo pasó Vigodet con todas sus fuerzas a Montevideo, por estar sitiada, quedando Michelena de guarnición sólo con doscientos hombres, manteniendo la plaza contra fuerzas muy superiores, hasta que el 31 de mayo el general ordenó evacuarla, lo efectuó pero antes clavó la artillería y embarcando todo cuanto de utilidad había en la plaza en sus buques, retirándose a Montevideo donde desembarcó el 1 de junio siguiente.

El 10 continuo bombardeó el puerto de Buenos Aires, con una división compuesta por el bergantín Belén, dos balandras bombarderas, dos lanchas, la zumaca Gálvez y dos faluchos, disparó ochenta bombas más treinta y seis granadas, a pesar del fuego que le hicieron desde los fuertes de la defensa, pero en la plaza tenía Michelena a su mujer y a sus hijos, lo que dice mucho del valor y lo que significa ser militar.

El 22 de agosto fue llamado, al fin, a Montevideo, donde se presentó el 28 seguido siendo destinado al día siguiente a mandar las baterías comprendidas entre la ciudadela y el muelle hasta cabo del Norte, permaneciendo en su cargo hasta ser firmado el armisticio con Buenos Aires el 13 de noviembre de 1811, dándosele el mando de la fragata Efigenia, zarpando el 18 de diciembre, fondeando en la bahía de Cádiz el 22 de marzo de 1812, quedando desembarcado por Real orden del 1 de agosto siguiente.

Por Real orden del 20 de marzo de 1813, accediendo a su instancia, se le destino a la expedición de tropas del ejército con destino al Río de la Plata, para ser empleado en destinos de tierra pero no de mar, embarcó de transporte en la fragata Prueba, zarpando el 5 de mayo con rumbo a Montevideo, donde desembarcó el 22 de agosto siguiente.

El 23 de junio de 1814 capituló esta plaza, pero tal capitulación no fue respetada, quedando Michelena, como los demás, en calidad de prisionero, siendo trasladado a Buenos Aires y después trasladado a diferentes lugares de confinamiento y por último al depósito de Bruscos de donde por enfermedad fue, al fin, enviado al hospital de Buenos Aires, al llegar para evitar su huida se le puso una barra con grillos, consiguiendo pocos días después se la quitasen bajo fianza.

A pesar de ello intento la fuga en varias ocasiones, lográndolo el 14 de abril de 1820 llegando a Montevideo, de aquí pasó a Río de Janeiro y vuelto a embarcar con destino a Gibraltar en un bergantín británico, presentándose el 16 de marzo de 1822 en el Departamento de Cádiz.

Puesto todo en conocimiento de S. M. emanó una Real orden fechada el 25 de abril siguiente, siéndole concedido relief de sus sueldos, pues no había dejado de ser un buen militar y patriota.

Vivía en Puerto Real cuando fue ocupada por las tropas napoleónicas, se presentó al general en jefe del ejército, conde de Bordesull, quien lo destinó a las lanchas cañoneras armadas en Sanlúcar, tomando parte su división en el bombardeo realizado sobre Cádiz por la escuadra francesa del almirante Duperré, el 17 de septiembre de 1823.

Se le entregó la Real orden del 5 de enero de 1824, con su ascenso al grado de brigadier, pero con antigüedad del 30 de mayo del año 1815, con la misma se le daba licencia para presentarse en Madrid.

Fue condecorado con la Cruz Laureada de Marina por sus servicios en el Río de la Plata, y el 1 de octubre S. M. le autorizó a utilizar la Legión de Honor otorgada por el Rey de Francia por los realizados con las fuerzas francesas en el ataque a Cádiz.

Por orden del 22 de enero de 1825, fue nombrado Gobernador militar y político de la plaza de Ferrol, estando en su destino se le entregó la Real orden del 14 de julio siguiente con su ascenso al grado de jefe de escuadra, seguidamente por tener cumplidos los requisitos del reglamento S. M. se le confirió la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

A pesar de ser el responsable político, no utilizaba ese poder con los que sabía eran liberales, pero estos a veces confundían la educación y el respeto con la tibieza de carácter, por ello no pudo evitar en despacho cerrado mantener en más de una ocasión palabras agrias con el capitán general de Galicia don Nazario de Eguia.

Por Real orden de 29 de agosto de 1831 fue destinado a Castellón, con el mismo cargo que desempeñaba en Ferrol, cesó en su mando anterior el 16 se septiembre, cuando estaba a punto de salir, el 29 de septiembre de 1831 falleció de muerte natural, cuando contaba con cincuenta y siete años de edad y, algo más de cuarenta y tres de gloriosos servicios a España.

Bibliografía:

Cervera Pery, José.: El Panteón de Marinos Ilustres, trayectoria histórica, reseña biográfica. Ministerio de Defensa. Madrid, 2004.

Cervera y Jácome, Juan. El Panteón de Marinos Ilustres. Ministerio de Marina. Madrid. 1926.

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Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Pesado Riccardi, Carlos.: Gutiérrez de la Concha. Una vida para el Rey. Ministerio de Defensa. Madrid, 2007.

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