Biografía de don Pedro Pablo de Sanguineto y Basso
Posted By Todoavante on 27 de febrero de 2014
Capitán de fragata de la Real Armada Española.
Vino al mundo en Cartagena el 29 de junio de 1754 y bautizado en la parroquia de Santa María de la ciudad el siguiente día, fueron sus padres don Manuel de Sanguineto, teniente de fragata de la Armada y su esposa doña María Felisa Basso.
Se sabe que en 1773, comenzó su carrera militar como cadete del ejército en el regimiento de infantería de Soria.
Pero su inclinación hacía a la mar le llevó a pedir el ingreso en la Armada, siendo el 6 de junio de 1775, cuando ingresó en ella con la graduación de alférez de fragata.
Su primer embarco lo realizó a bordo del navío Monarca, al regreso de un crucero fondeó en la bahía de Cádiz, ordenándosele trasbordar a la fragata Santa Teresa, regresando a la comisión de realizar cruceros, de los ya habituales entre los cabos de San Vicente y las islas Azores, en protección del tráfico marítimo proveniente de ultramar.
Al regresar a su puerto base de Cádiz, la fragata fue unida a la escuadra del marqués de Casa Tilly, participando en la expedición que se llevó a cabo en las costas del Brasil, estando el ejército al mando del general Cevallos, a su llegada a aquellas aguas tomó parte en cuantos combates se realizaron, entre ellos la toma de la isla de Santa Catalina y la Colonia de Sacramento.
Por su excelente comportamiento se le otorgó el mando del bergantín San José, zarpando de la colonia de Sacramento con rumbo a Montevideo, en este viaje se le había comisionado para levantar los planos de aquel lugar, misión realizada a plena satisfacción del mando.
Por Real orden del 23 de mayo de 1778, se le ascendió al grado de alférez de navío, por ello regresó a la península.
En 1779 recibió la orden de embarcar en el navío San Rafael, perteneciente a la escuadra al mando del general don Luis de Córdova.
Poco después y por comenzar el gran asedio del peñón, se le ordenó trasbordar a la fragata Rosario, realizando varios bombardeos sobre la plaza y participando en varias comisiones de guerra, permaneciendo en ella hasta 1780, por serle ordenado trasbordar al jabeque Gamo, comenzando en comisiones de corso, pasando posteriormente su buque a ser incorporado a la escuadra del general don Buenaventura Moreno participando en el ataque, rendición y toma de Mahón.
Por sus méritos en todos estos combates, se le entregó la Real orden del 16 de septiembre de 1781, con la notificación de su ascenso al grado de teniente de fragata.
Al ser firmada la paz con el Reino Unido, se le ordenó trasbordar al bergantín Infante, perteneciente la división del brigadier don Gabriel de Aristizábal, preparándose para realizar una comisión diplomática con la Sublime Puerta (actual Turquía), entraron por los Dardanelos llegando a Constantinopla donde lanzaron las anclas, al regreso aprovechando el viaje, visitaron varios puertos del Adriático, poniendo rumbo a su base en Cartagena donde fondearon, siendo muy fructífero por haberse levantado nuevas cartas durante las singladuras.
Al poco tiempo de su llegada, por haber demostrado sus grandes dotes, sobre todo en la apreciación de los puntos más fáciles de fondear en los puertos visitados, que eran desconocidos, se le entregó la Real orden del 26 de septiembre siguiente notificándole su ascenso al grado de teniente de navío, algo más tarde fue nombrado ayudante Mayor del quinto batallón de Infantería de Marina.
En 1784 en el segundo ataque de la escuadra del general don Antonio Barceló contra la regencia de Argel, se le dio el mando de la cuarta división de lanchas cañoneras con las que se cubrió de gloria.
En 1786 se le otorgó el mando del bergantín Infante, zarpando en comisión de corso contra las regencias norteafricanas, al regreso de uno de sus cruceros fue comisionado, realizando viajes a La Valetta, Mahón, Barcelona y visita a la capital de Argel.
En 1787 se le otorgó el mando de la urca Justa, realizando viajes con pertrechos desde Cartagena, a Barcelona e islas Baleares.
A comienzo de 1789 se le ordenó embarcar en el navío San Francisco de Paula, perteneciente a la escuadra al mando del general don Félix de Tejada, visitando varios puertos de la península en el Mediterráneo, como comisiones a Liorna y Nápoles.
En 1790 se le otorga el mando del paquebote Santa Eulalia, realizando un viaje hasta el Mar del Plata, navegando sobre estas costas en varios cruceros, al poco tiempo su buque fue incorporado a la expedición del mando de don Antonio de Córdova, con rumbo a Tierra de Fuego, estrecho de Magallanes y cabo de Hornos, en ella se levantaron planos con sus trabajos hidrográficos, a su regreso se le entregó la Real orden del 1 de marzo de 1791, siendo ascendido al grado de capitán de fragata, poco después se le destinó a las islas Malvinas, con el cargo de comandante de esta estación, en la que permaneció por espacio de tres años y medio, regresando a la bahía de Cádiz en 1796.
Pocos meses después se le otorgó el mando de la fragata Pomona, realizando diversas y diferentes comisiones en el Mediterráneo.
Con fecha del 3 de julio de 1797, se le otorgó el mando del séptimo batallón de Infantería de Marina, sin pérdida de este mando se le nombró primer Ayudante del mayor general de la Armada, ocupando simultáneamente ambos cargos hasta el mes de abril de 1799, por habérsele otorgado el mando del jabeque Gamo, siendo comisionado a realizar cruceros por el Mediterráneo, transportó pertrechos a Barcelona e islas Baleares, al mismo tiempo cruzaba en comisión de corso, para contrarrestar la piratería de los berberiscos.
En el mes de septiembre tuvo que hacerse cargo por ausencia de su titular de la Mayoría del mismo Departamento, al regresar su propietario se le otorgó el mando del jabeque San Lino, y un tiempo después la fragata Proserpina, manteniéndose en la mar hasta el mes de abril de 1800.
Por Real orden del 12 del propio mes, se le otorgó la comandancia de Marina de Vera, permaneciendo hasta el mes de julio de 1803, por ser nombrado Capitán del puerto de Cartagena, permaneciendo en él hasta el 16 de agosto de 1804, por serle otorgado el mando de la fragata Pomona, pasó a la bahía de Cádiz donde fondeó el 15 de septiembre siguiente, siéndole embarcado azogue zarpando el 13 de octubre continuo con destino a Veracruz.
Por el mal estado de los alimentos embarcados, sufrió una epidemia a los cuatro días de su salida de Cádiz, esto no le impidió continuar su viaje pero le obligó a fondear en San Juan de Puerto Rico el 9 de noviembre, repuesta la dotación y embarcadas nuevas vituallas, arrumbó a Veracruz donde desembarco su carga, pasando al terminar el trabajo a la Habana, donde su capitán general lo comisionó como guardacostas por no disponer de buques suficientes, centrándose sobre todo en los dos canales de acceso a la isla.
Se le dio orden de arribar a Veracruz, aquí embarcó en su buque caudales con destino a la Habana y la península, pero el 23 de agosto de 1805, estando a la vista del puerto de la Habana, un violento cambio de viento lo dejó sotaventeado, impidiéndole poder tomar el canal de entrada al puerto, estando peleándose con el Dios Eolo hicieron acto de presencia las fragatas británicas Arethusa, de 48 cañones y Anfhión, de 44, siendo por ello cada una por separado de mayor porte que la española por ser de 34 y con piezas de á 12 libras.
Viendo la imposibilidad de evitar el combate y ante la superioridad manifiesta del enemigo, se dejo llevar por la corriente hasta llegar a acoderarse en la ensenada de Cojimar, por ser la más próxima al puerto de destino, donde lanzó las anclas dando solo una banda a las enemigas, pues por su poco fondo a sota fuego no podían atacarla evitando así dividir a sus hombres en ambas bandas, aumentando con ello el poder de fuego.
Comenzó el combate y la superioridad de los enemigos causaba estragos, aunque se defendía con todo lo que podía; mientras esto sucedía el general del Apostadero de la Habana, don Juan María de Villavicencio, quien había estado atento a todo el proceso, ordenó se hicieran a la mar unos botes, estos se situaron entre la fragata y tierra, así de esta forma protegidos por el mismo casco del buque, se fueron desembarcando los siete millones de pesos en plata y oro, y frutos de alto precio en la península, así como la caja de la soldada, algunos pertrechos e incluso la artillería de sotafuego de la Pomona.
Tanto era el esfuerzo de los españoles que los británicos en ningún momento pudieron evitar ser burlados, siendo animados por los gritos de aliento dirigidos por Sanguinero a sus hombres, impidiendo se pudieran acercar más de la cuenta, pues les hacía multiplicarse y sus cañones arrojaban más hierro del normal, pero al final su esfuerzo se vió truncado, sufriendo la mala fortuna de recibir en su pecho el impacto de un proyectil de cañón, el cual acabó con su vida en el acto, pero su esfuerzo no había sido baldío, se había recuperado todo lo posible del buque y salvado en su totalidad los caudales del Rey y particulares.
Por ello falleció el 23 de agosto de 1806, a bordo del buque de su mando la fragata Pomona en acción de guerra.
La Corporación colocó una placa en su recuerdo en el Panteón de Marinos Ilustres que dice:
A la Memoria
del capitán de fragata
Don Pedro Pablo
Sanguineto
Muerto gloriosamente en el combate de la fragata
«Pomona» de su mando sobre la costa de la Habana contra
las fragatas inglesas de mayor porte «Aretusa» y «Anfion»
23 de agosto de 1806
Bibliografía:
Cervera Pery, José.: El Panteón de Marinos Ilustres, trayectoria histórica, reseña biográfica. Ministerio de Defensa. Madrid, 2004.
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957, compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.
Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 53. 1927. Páginas 1356 y 1357.
Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.
Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.
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