Biografía de don Tomé Hernández.
Posted By Todoavante on 5 de febrero de 2011
Biografía de don Tomé Hernández.
Navegante español del siglo XVI.
Al pasar el pirata Francis Drake por el Estrecho de Magallanes en el año de 1578 y realizar “su trabajo” en las aguas del mar del Sur, el virrey del Perú compró de su peculio personal dos buques, que fueron puestos a las órdenes de Gamboa y Villalobos, los cuales zarparon el día once de octubre de año siguiente, arribando a la entrada del mismo el día veintiuno de enero del año de 1580, realizaron una esplendida exploración anotando cada ensenada, estrecho o brazo de mar que en él se encontraba, al término de su navegación salieron al Atlántico y aquí, Pedro Sarmiento de Gamboa, lo rebautizo como estrecho de la Madre de Dios. (Nombre que por desgracia se ha perdido)
Al ir en misión de exploración, conocieron a las tribus de los Selkman, que eran los habitantes de la Tierra de Fuego, para ello convencieron a tres de ellos y después de ser bautizados como Felipe, Francisco y Juan, zarparon con rumbo a la Península el día veinticuatro de febrero del año de 1580, a su arribada a Sanlúcar de Barrameda desembarcaron y se pusieron en postas camino de la Corte, para presentar al Rey don Felipe II todos los documentos y los tres aborígenes, con la propuesta de regresar para poblar y fortificar el Estrecho, para impedir el libre paso de los buques piratas ingleses.
Después de pensárselo como siempre don Felipe dio el visto bueno a la expedición, nombrando a Sarmiento Capitán General del Estrecho de Magallanes y su gobernador. Un grupo de ingenieros basándose en los planos aportados, marcaron los lugares donde construir las fortalezas, la artillería que se debía de transportar y una especie de cierre del estrecho en el punto más angosto, compuesta por gruesos tablones y cadenas, que impedirían el paso a cualquier buque de la época, reforzado todo eso ello con seis barcazas de quilla plana, para facilitar el abordaje a los buques parados por el cierre. Al mismo tiempo, puso de almirante de la expedición a don Diego Flores de Valdés, avezado marino que no tuvo mucha suerte en su vida.
La escuadra la formaban veintitrés naos, con algún galeón bien armado, con seiscientos setenta hombres de mar, cuatrocientos hombres de armas para dotar los fuertes y trescientos cincuenta colonos, aparte para aprovechar el viaje, a las órdenes de don Álvaro de Sotomayor, viajaban seiscientos hombres de armas, para ser transportados hasta Chile (entonces parte del virreinato del Perú). Aquí es donde aparece el biografiado, pues formaba parte de los cuatrocientos destinados a las fortalezas del Estrecho.
El comienzo de la expedición lo hizo con mala fortuna, pues zarparon con rumbo a las islas Afortunadas, pero a los tres días de estar en la mar, unos vientos muy fuertes levantaron las olas que se tragaron a cuatro de los bajeles y tres más, tuvieron que ser abandonados por estar abiertos, dado el revés recibido se decidió regresar a la Península, donde de nuevo arribaron.
Reparados los daños en los buques, volvieron a hacerse a la mar el día nueve de diciembre, pero esta vez eran solo los restantes dieciséis vasos, con rumbo a las islas de Cabo Verde, donde se produjeron unos desmanes, que se tradujeron en la venta de parte de las viandas y pertrechos de guerra. Se hicieron a la mar con rumbo a Río de Janeiro, en el viaje fallecieron por diversas enfermedades ciento cincuenta personas, arribando por fin el día veinticinco de marzo, pero como solía ser normal, el contacto de las dos civilizaciones se cobró su tributo, ya que nada más que otras doscientas personas de la expedición perdieron la vida en la misma ciudad.
Zarparon de nuevo el día dos de noviembre con rumbo al Río de la Plata, y a la que hacía pocos años había sido fundada definitivamente su ciudad de Buenos Aires, después de un primer intento fallido, pero de nuevo en el trayecto la mar embravecida fue tragándose buques y personas, por lo que al arribar a Buenos Aires solo quedaban ocho de los bajeles, siendo la peor pérdida la del buque La Proveedora que como indica su nombre era el utilizado como nave de aprovisionamiento, siendo una gran carabela en la que se llevaban casi todos los materiales para la construcción de las fortalezas, así como parte de la artillería y la mayor parte de los víveres.
Se vieron obligados a entrar en Santa Catalina, con el fin de reorganizar los restos de la expedición y sospesar si se seguía adelante o no, estuvieron en ello y mientras reparando averías en los buques restantes, hasta que decididos se hicieron a la mar de nuevo el día siete de enero del año de 1583, con rumbo al Estrecho, siendo avistado el día diecisiete de febrero siguiente, pero al intentar entrar en él se encontraron con las corrientes y vientos contrarios, lo que le impidió poder hacerlo. Pero inexplicablemente el General de la Armada decidió abandonar los intentos, y regresar a Buenos Aires, por lo que Sarmiento se vio forzado a desembarcar su gente y quedarse allí de momento abandonado a su suerte.
Don Pedro no se arredró, se quedó con cinco de las naves de carga que quedaban en la escuadra, en las que viajaban trescientos cincuenta colonos, que como era natural los había de casi todos los oficios, entre ellos seguro, pedreros, carpinteros, albañiles, herreros, peluqueros y unos trompetas para avisar de las órdenes a todos, de todos estos algunos con sus mujeres e incluso hijos, ya que sumaban veintiocho niños más diez frailes y algunos criados, completando el resto soldados de tierra y de mar.
Desembarcados en el Cabo de las Vírgenes, cumplió con el rito de la toma de posesión del territorio por el Rey de Castilla, siendo el día cinco de febrero del año de 1584, al mismo tiempo que este primer lugar de desembarco fue bautizado Purificación de Nuestra Señora, donde al menos se pudieron montar unas tiendas o cabañas para hacer frente a las muy bajas temperaturas.
Unos días después se internaron un poco por tierra y en una zona con cinco nacimientos de agua situada como a milla y media del mismo cabo, fue donde se fundó la primera población de esta zona, siendo bautizada como Nombre de Jesús, donde a su vez y siguiendo las órdenes se repartió el terreno para los pobres cincuenta y ocho pobladores, trece mujeres y diez niños, más los ciento setenta y siete soldados, y cuarenta y ocho marineros, más dos frailes, algunos peones siendo el total trescientas treinta y ocho personas, las cuales comenzaron a levantar la población, según las normas de la época, se movieron piedras y todo tipo de arbustos para crear una zona propicia para ser sembrada y cultivar alimentos traídos desde la Península para su subsistencia.
Pero las temperaturas de la zona no permitían su crecimiento normal a pesar de los muchos cuidados, por esta razón comenzó a apretar el hambre, lo que decidió a Sarmiento a ponerse en camino hasta localizar una zona algo más templada, pero solo se alejó doscientos kilómetros de Nombre de Jesús, a pesar de ello estaba más cerca que otras poblaciones, por lo que bautizó la nueva población segunda austral, con el nombre de Rey Don Felipe corría el día veinticinco de marzo del mismo año de 1584, donde de nuevo repartió el territorio y se lo entregó a los noventa y cuatro colonos que allí se establecieron.
Así como la localización del primer asentamiento no ha sido posible, este segundo queda muy cerca del actual de Punta Arenas. Aún así las condiciones de vida eran muy difíciles y se iban agravando conforme se acercaba el invierno antártico, causando de nuevo el hambre entre los pobladores.
Por todo ello Sarmiento decidió zarpar en busca de ayuda, para ello dejó al mando de la población Rey Don Felipe a don Juan Suárez de Quiroga, con una población de un centenar de personas, embarco en la nao María el único buque que les quedaba y se dirigió a Nombre de Jesús donde estuvo el tiempo justo para nombrar como jefe de la población a don Andrés de Biedma, con unas ciento noventa y tres personas, volvió a embarcar e intentó atravesar el Estrecho pero de nuevo los vientos y corrientes se lo impidieron, además de causar graves daños a la embarcación, lo que le decidió intentar arribar a Brasil, pero le costó mucho tiempo cubrir la distancia, ya que todo parecía estar en contra.
Al conseguirlo buscó buques que arrendó, siendo cargados con todo tipo de víveres y materiales para la construcción de fuertes chozas, que permitieran a los pobladores tener unos refugios algo seguros, pero el destino quiso que esta expedición se perdiera en el rumbo, quedando los pobladores a sus propios medios de subsistencia, que básicamente se reducía a marisco que se recogía y algunos arbustos que eran comestibles, pero insuficiente alimentación para sobrevivir en estas latitudes. Al gastar todo el dinero que le quedaba una vez vio partir la expedición de socorro, Sarmiento embarcó con rumbo a la Península para desde allí enviar otra expedición de refuerzos, pero sus desdichas no habían terminado, pues el buque en el que viajaba fue apresado por los piratas ingleses, lo que ya le alejó de saber más de su intento de colonización de la Tierra de Fuego, pues fue puesto en libertad al pagar el rescate de su peculio en el año de 1590.
Se vuelven a tener noticias de los que allí quedaron, cuando el día seis de enero del año de 1587, se introdujo en el Estrecho una escuadra de corsarios ingleses al mando de Thomas Cavendish. En la primera población se encontraban dieciséis españoles vivos, pues el resto se había alejado de la zona asentándose en la costa más benigna de clima. Al ver a los ingleses Tomé los llamó para que les ayudaran, estos se acercaron y se brindaron a dejarlos en territorios españoles, por lo que dos de ellos desembarcaron para llamar a los demás, pero justo en ese intervalo de tiempo el viento se levantó con dirección que facilitaba el cruce de los buques, por lo que con un gesto muy caballeroso del inglés, dio la orden de zarpar y no perder la ocasión, razón por la que doce hombres y tres mujeres, se quedaron allí abandonados y solo Tomé a bordo se puso a salvo.
Cruzaron el Estrecho y al llegar al Cabo Deseado, salieron al « Lago Español » poniendo rumbo al N. Unos días después arribaron a la población de Quintero en el actual Chile. Thomas Cavendish le pidió a Tomé que le devolviera el favor desembarcando y explicando a sus pobladores que los buques eran de la escuadra de Sarmiento, para así recibir ayuda de víveres, a lo que Tomé no se negó, pero no siguió la treta del inglés, pues nada más poner pie en tierra les gritó que eran piratas ingleses, por lo que inmediatamente los pocos soldados que allí había comenzaron a dispararles, lo que convenció al inglés que no era momento de desembarcar y tomar a la fuerza la población, a pesar de tener más fuerza y gente, levando anclas y desapareciendo en el horizonte con rumbo al N.
Como dato de la fortaleza del ser humano, en el año de 1590 otro pirata inglés llamado Andrew Merrick, aún encontró a un español superviviente en la población de Nombre de Jesús, pero el esfuerzo de supervivencia le había afectado al cerebro, pues estaba en una choza y agarrado a su arcabuz, los ingleses lo embarcaron e intentaron llevarlo a su isla, no pudo contar nada que pudiera ser comprobado y además por lo inhumano del navegar de la época falleció en el viaje.
« Declaración que de orden del Virrei del Perú Don Francisco de Borja, Príncipe de Esquilache, hizo, ante escribano, Tomé Hernandez, de lo sucedido en las dos Poblaciones fundadas en el Estrecho de Magallanes por Pedro Sarmiento de Gamboa, el día 21 de marzo de 1620 »
Éste es el último dato fehaciente que se tiene de él, por lo que hay que suponer que era de avanzada edad y debió de fallecer en este virreinato, después de una larga y azarosa vida, como la de otros tantos españoles de su época.
Bibliografía:
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. sin iniciales del autor.
Guillén Tato, Julio Félix.: Colección de Diarios y Relaciones para la Historia de los Viajes y Descubrimientos. Instituto Histórico de Marina. Madrid 1944. Tomo III.
Landin Carrasco, Amancio.: Vida y viajes de Pedro Sarmiento de Gamboa. Instituto Histórico de Marina. Madrid, 1945.
Compilada por Todoavante.
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