Biografía de don Ignacio Fernández Flores
Posted By Todoavante on 6 de octubre de 2009
Biografía de don Ignacio Fernández Flores
Jefe de escuadra de la Real Armada Española.
Vino al mundo en el año de 1788, en la población de Cangas de Tineo, perteneciente a la actual provincia de Asturias.
Sentó plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento del Ferrol el día veinticinco de febrero del año de 1806.
Bien preparado, aprobó los exámenes elementales, por lo que pasó a la práctica de la navegación, verdadera escuela de marinos, embarcando en el mes de agosto del mismo año en la fragata Venganza, en la permaneció hasta el año de 1808.
Al producirse la invasión napoleónica, se le graduó de subteniente, pasando a formar parte del batallón de Artillería de Marina, pero por necesidades de mandos, se le destinó de nuevo al regimiento de voluntarios de la Victoria, tomando parte en las combates de Valmaseda y Espinosa de los Monteros.
Al poco tiempo cayo enfermo, lo que le obligó a pasar a la retaguardia y abandonar su unidad para tratar de restablecerse, pasando para ello a las montañas de Asturias, al ser dado de alta, se incorporó directamente a las tropas que en esas mismas zona defendían el terreno, participando en varios combates entre ellos el de Colombres.
Continuaron los enfrentamientos en esas montañas, en uno que tuvo lugar en el mes de abril del año de 1809, fue hecho prisionero, salvando la vida por llevar su uniforme, siendo trasladado a un campamento al efecto, pero como buen oficial preparó su fuga y la llevó a cabo, consiguiendo llegar nada más que a la Junta de Sevilla donde se presentó, aclaró su situación, lo ascendieron por méritos de guerra a alférez de fragata, pasando así por orden superior de nuevo a la Real Armada.
Viajó hasta la bahía de Cádiz y en el mes de julio pasó embarcado al bergantín Palomo, con el que permaneció casi un año, hostilizando a las posiciones tomadas por los franceses a lo largo de las costas del Mediterráneo.
Por un corto tiempo, trasbordó al navío América, pero siendo más necesario en la defensa de La Carraca, de nuevo tomó el mando de una de las baterías que defendían la plaza, al abandonar el esfuerzo bélico los franceses sobre ella, fue destinado a las fuerzas sutiles con base en el mismo Arsenal, donde se le dio el mando del cañonero nº 35, perteneciente a la división del puente de Zuazo, participando en el combate de Luchana de buen recuerdo para nuestras fuerzas.
En el año de 1811, se le ascendió a alférez de navío, siéndole ordenado trasbordar al bergantín Tigre, con la misión de cruzar el océano y arribar a Montevideo transportando tropas, el buque por una tormenta se fue a pique, siendo recogido por la zumaca Carlota, que lo desembarco en el puerto de destino.
Aquí se le dio el mando de la balandra América, perteneciente a la división del capitán de navío Romarate, participando en todos los combates que se dieron contra las fuerzas del almirante Brown. En los diferentes encuentros contra los insurgentes, les tomó cuatro balandras y una goleta. Permaneciendo en su puesto hasta la capitulación de Montevideo.
Al no tener ya nada que defender, regresó a la Península en el año de 1815, siendo ascendido al grado de teniente de fragata.
En el año de 1816, se le otorgó el mando del bergantín Vengador, con la comisión de dar escolta a un convoy, que zarpaba de la bahía de Cádiz con rumbo a la Habana. Estando ya cerca de la costa de la isla de Cuba, fue atacado el convoy por un buque insurgente corsario con más artillería que el suyo, no se amilanó y le presento combate, tras un prolongado enfrentamiento le causó grandes daños y muchas pérdidas de hombres, que el enemigo decidió abandonar el combate y alejarse a toda vela, consiguiendo arribar con el convoy intacto cumpliendo a la perfección sus órdenes.
Por esta acción demostrando tanto valor, se le ascendió por méritos de guerra a teniente de navío, pero él presentó una queja, porque lo realizado no era solo de su mérito, si no de toda la dotación, por ello envío un escrito en el que demandaba le fuera concedida la Cruz de la Marina, así a sus hombre algo les tenían que reconocer, pero no le fue atendida la demanda por sus superiores.
A su llegada se incorporó a la división del general Mourelle, hasta que ésta fue disuelta, por haberse formado una expedición en el año de 1820, para llevar refuerzos a América, pero todo se quedó en nada al surgir los problemas políticos (levantamiento de Riego) en la Península, por lo que regresó a la bahía de Cádiz.
Se le dio el mando de la corbeta Aretusa, volviendo a realizar el servicio de protección de un convoy con rumbo a la Habana, en las cercanías de la isla de Cuba, atacó a un corsario que llevaba preso al bergantín Guadalupe, consiguiendo que lo dejara libre, ya que era uno de los buques del comercio de Cádiz, siendo muy conocido, pero no terminó aquí, ya que se tuvo que enfrentar a un bergantín de guerra venezolano del porte de 16 cañones, al que apresó.
Al arribar a la Habana, el capitán de navío don Ángel Laborde ya tenia listas para zarpar a las fragatas Sabina y Casilda, que cargadas con tropas iban con rumbo a Veracruz para reforzar el castillo de San Juan de Ulúa, por lo que sin descanso fue cargada su corbeta y zarpó formando división con las dos fragatas; una vez más el destino quiso que no pudieran llegar, pues se desató una gran tormenta, que lo lanzó mocho como un pontón sobre la sonda de la isla de la Tortuga.
En el año de 1826, al mando del bergantín Voluntario en conserva con el Vengador, zarparon de la Habana en protección de un convoy con rumbo a la Bahía de Cádiz, hallándose en el golfo de la Yeguas, interceptaron a un corsario que intentaba hacerse con algún buque de los de su custodia, no consiguiendo nada más que poderse dar a la fuga.
Por esta acción se le ascendió a capitán de fragata y ya en el siguiente año de 1827, se le nombró segundo comandante del navío Soberano, con el que realizó un tornaviaje a la Habana, a su regreso, se le otorgó el mando de la fragata Iberia, con la que regresó a las aguas de Cuba, realizando en ella varios cruceros de guardacostas, para controlar el tráfico de los mercantes y ahuyentar a los corsarios.
Permaneció dos años en esta misión regresando de transporte a la Península, a su arribada en el mes de octubre del año de 1829 se le nombró comandante del Arsenal de Ferrol, pero interinamente y a principios del año siguiente se le otorgó el mando de la fragata Perla.
Estuvo un año y medio al mando de la fragata, siéndole otorgado el mando del bergantín Guadiana ya avanzado el año de 1831, para que realizara un trabajo de hidrografía, levantando y rectificando los mapas, que comprendían las rías gallegas desde cabo Prior a la desembocadura del río Miño.
Estando en el mando del mismo buque cuando se declaro la guerra civil del norte a finales del año de 1833, fue incorporado inmediatamente a las fuerzas navales del Cantábrico, se le notificó de la conquista por parte de los carlistas del peñón de Guetaria, reaccionando tan rápidamente que lo recuperó a los pocos días, ya que no les había dado tiempo a preparar sus defensas y a continuación contribuyó muy eficazmente a la defensa de San Sebastian.
En el año de 1834, se le otorgó el mando de la goleta Estatuto Real, que posteriormente pasó a ser la Constitución, perteneciente a las fuerzas navales de guarda de las costas gallegas, pero se le dio la misión de proseguir el levantamiento hidrográfico, siendo esta vez una continuación del anterior, ya que comenzaba en el cabo Prior y terminaba en el cabo Ortegal.
En el año de 1837, por sus muchos méritos, se le ascendió al grado de capitán de navío.
Ya en el año de 1840, se le otorgó el mando de fragata Esperanza, con la que pasó destinado al Mediterráneo, con la misión de guardar las aguas fronterizas con el vecino país de Francia, ya que sus cruceros se realizaban entre el cabo de Creus y el golfo de Rosas.
Un tiempo después se le dio el mando de la fragata María Cristina, destinado también en el Mediterráneo, teniendo que intervenir bloqueando el puerto de Málaga, por haberse sublevado la tropa de éste contra el Regente. Con la curiosidad de que a bordo estaba con el grado de Guardiamarina, el infante don Enrique de Borbón.
En el año de 1843 se le ascendió al grado de brigadier y al año siguiente de 1844, se otorgó el mando del navío Soberano, con el que se realizaban las prácticas de instrucción de los guardiamarinas y protección de las aguas de la Península.
Al terminar su año de mando, se le destino como Comandante de Marina de Puerto Rico y posteriormente de su estación Naval, pero permaneció muy poco tiempo.
Entre los años de 1845 a 1847, como Comandante de Marina de Santiago de Cuba. Al terminar su mando, se le ordenó regresar a la Península y en el año de 1850, se le nombró segundo comandante del Departamento del Ferrol y en 1851 su Comandante interino.
En el mes de enero del año de 1852, fue ascendido al grado de jefe de escuadra y se le entregó la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.
En el año de 1853, se le nombro Jefe interino del Departamento de Ferrol, pasando al año siguiente de 1854 como segundo Jefe del Departamento de Cádiz y al poco tiempo por fallecimiento de su Jefe, pasó interinamente a Jefe del mismo Departamento en el año de 1855.
En el año de 1856, fue elegido como vocal del Almirantazgo, por lo que tuvo que desplazarse a la capital y un tiempo más tarde, ocupó la vicepresidencia del mismo organismo.
Estando en sus funciones de tan alto cargo, le sobrevino el óbito en Madrid, el día trece de febrero del año de 1857.
Bibliografía:
Bullón de Mendoza, Alfonso.: La Primera Guerra Carlista. Actas. Madrid 1992.
Enciclopedia General del Mar. Garriga 1957. Compilada por don Ángel Dotor.
Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 23, 1924. Página 809 y 810.
Pirala, Antonio.: Historia de la Guerra Civil. Y de los partidos Liberal y Carlista. Turner. Madrid 1984. Reedición de la que comienza en 1853? y al parecer termina, sobre 1869 a 1871. En ésta se recogen sus publicaciones posteriores hasta 1906, en ampliación de los datos hasta el fin de la 2ª guerra civil, (que no tercera).
Compilada por Todoavante.
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