Biografía de don Juan de Garay

Posted By on 5 de diciembre de 2009

Biografía de don Juan de Garay

Explorador y conquistador español del siglo XVI.

Segundo fundador de la ciudad de Buenos Aires.

Juan de Garay

 

Don Juan de Garay según don Eduardo de Lahitte


Con su lugar de nacimiento y fecha, ya hay diferencias, en una fuerte dice que nació en la población de Villaba de Losa, actual provincia de Burgos por el año de 1527. En otra que lo era de Orduña del Señorío de Vizcaya y por el año de 1528.

Ya con quince años, en compañía de su tío don Pedro de Zárate, que iba en la escuadra de don Blasco Núñez Vela, viajó al virreinato del Perú.

Al poco de llegar, partía una expedición al mando de Nufrio de Chaves, siendo admitido en ella, ascendieron los Andes y en descender por la parte occidental fueron fundando poblaciones, entre ellas el día veintiséis de febrero de 1561 la de Santa Cruz de la Sierra y fue nombrado alcalde de ella.

Regresó Chaves a Asunción de Paraguay, por estar aquí la mayor parte de los bastimentos, con la intención de llevarlo al nuevo asentamiento y así fijarlo definitivamente.

Pasó el tiempo y lo encontramos de nuevo, a bordo de una carabela con nueve españoles más setenta y cinco criollos, descendiendo por el río Paraná, en su viaje encontró una zona agradable y decidió establecer un nuevo asentamiento, así que desembarcaron e inspeccionaron el entorno, convencido de ello se comenzó a construir chozas y una empalizada, siendo el día quince de noviembre del año de 1573, cuando la bautizo con el nombre de Santa Fe.

En el mes de febrero del año de 1574, Ortiz de Zárate regreso de la Península con el nombramiento de Gobernador, por lo que inmediatamente mando llamar a Garay y éste se le unió en poco tiempo, aparte de llevarle todo tipo de aprovisionamientos, ya que Zárate lo había pasado muy mal por los enfrentamientos con los indígenas Charruas.

En este viaje, le ocurrió, que un jefe indígena le estaba esperando oculto en el interior de un árbol con la intención de asesinarlo, pero Fernández Enciso que iba delante se apercibió de ello y mató al cacique, librando así a Garay de una muerte segura.

Como reconocimiento a su lealtad, lo nombró Teniente Gobernador y Capitán General de las provincias del Río de la Plata.

Pero al poco tiempo, falleció Zárate y le dejó el Gobierno a su sobrino Mendieta, pero cometió en muy poco tiempo tantas locuras, que los mismos colonos lo embarcaron para la Península, quedando sin Gobierno el virreinato, por lo que se mando llamar a Garay.

Éste se encontraba en Charcas, por lo que tenía que cruzar territorio del Gobernador de Tucumán señor Abreu, con quien no se llevaba muy bien, así que eligió el antiguo camino del Inca, consiguiendo entrar por Hunahuaca evitando así el tocar el territorio de la capital, terminado el viaje en Asunción en el mes de septiembre.

Lo primero que hizo fue poner en orden el Gobierno y sin descanso, apaciguar a los indígenas, que por haber sido maltratados por Mendieta estaban muy alterados, lo que consiguió en poco tiempo al demostrar sus buenas dotes de organizador.

Nada más tener todo resuelto, tomó la decisión de volver a repoblar la ciudad de Buenos Aires, ya que ésta había quedado despoblada en el año de 1541, así hizo un bando a la población, para que quien quisiera pasar a poblarla que se apuntara libremente.

Ya reunidos los colonos, en el mes e febrero del año de 1580 a bordo de dos bergantines, varios otros buques e incluso alguna balsa a remolque de estos, ya que transportaban a sesenta colonos, siendo la gran mayoría nativos cristianizados, además de doscientos caballos y parecido número de vacas, a parte de animales más pequeños.

Al arribar, comenzaron a levantar la población, marcando sus límites primero quedando constituida o dividida en doscientos cincuenta solares de 140 varas de lado, separados por unas calles de 11 varas de anchas, siendo al final sesenta y seis los pobladores, pues se quedaron algunos marineros.

El sábado día once de junio del año de 1580 (calendario Juliano) quedó declarada fundada la ciudad, que estaba en una explanada más alta que el anterior asentamiento, se le bautizó con el nombre de Santísima Trinidad por ser la víspera de ésta festividad.

Nombró a las autoridades y responsables de la población, viniendo a continuación el ritual de toma de posesión. Primero se clavaba un tronco en tierra, que se le llamaba: el madero público y símbolo de la justicia. Para luego, desenvainar la espada y blandirla en todas direcciones, cortando así, tanto el aire como trozos de hierba, en señal inequívoca de toma de posesión y que seria defendida hasta el final.

Como curiosidad, mencionar que a este acto fue invitado el portugués don Antonio Tomás, uno de los pocos supervivientes de la primera fundación en el año de 1536, con la expedición de Mendoza.

Por estas mismas fechas en el población de Santa Fe hubo una insurrección de los nativos, al llegarle la noticia se dirigió a ella y la puso en orden, permaneció en ella hasta la Pascua del 1581, regresando solo con treinta hombres y atravesando todo el territorio de Buenos Aires, sin tener en ningún momento altercado alguno.

Esta paz la consiguió según los historiadores, por que tuvo un enfrentamiento con el Jefe Guarani Overa, que tenía una gran ascendencia sobre todo el territorio siendo muy respetado por todos los demás jefes y al ver la derrota del más fuerte, el resto acató con sumisión las órdenes de Garay.

Estuvo dos meses y regresó a ver como iban las cosas en Santa Fe y estando en esta población, le llegaron noticias de que se presentará lo antes posible en la población de Asunción.

El motivo, que los españoles en ella parecía que habían perdido la razón, ya que al hacerse de noche no había muro que los parara ni mujer que incluso en su aposento estuviera segura.

Al llegar Garay, las cosas se calmaron un poco, pues utilizo la fuerza sin compasión, eso sí, después de celebrar un juicio rápido en que se oía a las dos partes, pero aún así nadie entendía aquello, ya que seguía sucediendo, lo que le decidió a hacer un bando en el que venía a permitir: que todo aquel propietario que encontrara en su casa a un desconocido le podía dar muerte.

A continuación, ordenó que todo aquel que había tomado posesión en Santa Fe, renunciara a sus derechos en Asunción. Está casi fue la mejor medida, pues de Asunción partieron cantidad de todos ellos, ya que la amenaza de no cumplir la orden, era la muerte. Al conseguir calmar la situación por completo en el mes de diciembre, se puso en camino a Santa Fe.

Cuando llegó a la ciudad estaba en calma y se puso a planear el viaje más esperado por él, que no era otro, que realizar el viaje a la ciudad de la que se contaban fabulosas riquezas y que se le llamaba de los Césares.

Pero no pudo llevar a cabo el viaje, pues le legó al noticia de haber llegado al Plata la flota al mando de don Flores Valdés y don Pedro Sarmiento de Gamboa, que transportaba al nuevo Gobernador de Chile don Álvaro de Sotomayor.

Además en varios accidentes habían perdido varias de sus velas en Riachuelo, lo que les obligó a desembarcar a quinientos de sus hombres siendo la mitad de su fuerza.

Estos continuaron viaje a Chile y Garay regresó a Buenos Aires, donde estuvo poco tiempo, el justo para ver como seguían los asuntos y regresando en el mes de marzo de nuevo a Santa Fe.

Desde esta población, continuaban las exploraciones y en una de ellas navegando por el río Coronda, al llegar a la confluencia con el Carcaraña, comenzaba a anochecer, decidieron fondear la nave y desembarcaron los cuarenta hombres que iban para descansar en tierra al aire libre y tranquilos, pero la confianza es mala consejera, ya que no dejaron a nadie de guardia y a mitad de la noche, fueron atacados por un gran número de indígenas que los mataron a casi todos, entre ellos a Juan de Garay.

Debió de suceder la matanza, entre el día veinte y veintidós de marzo del año de 1583.

Fue uno de los conquistadores que a decir de los escritos estaba entre los mejores de la conquista de las Indias, dejando un muy buen recuerdo. Era, según los mismo documentos, severo y duro, como la gran mayoría de todos ellos, pero nunca fue cruel ni inmoral. Siempre actuó con la mejor de las justicias en la toma de sus decisiones.

Así mismo se cuenta, que don Domingo Martínez de Irala, el último Gobernador de la primera expedición que fundo la ciudad de Buenos Aires, al morir solo dejó dos bueyes y sus armas. Pero Garay, para prestar ayuda a otros compañeros, tuvo que vender hasta los mejores vestidos de su mujer, por lo que aún dejó menos.

La muestra palpable de su gran reconocimiento sobre su persona, se encontró en el año de 1909, cuando en una visita de don Eduardo de Lahitte, encontró un retrato en el convento de San Francisco de la ciudad de Santa Fe, que él dio por bueno y todo el mundo lo sigue haciendo, de don Juan de Garay.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga, 1957. Compilada por don José Mª Martínez-Hidalgo.

Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 25. 1924, página 741 y 742.

Compilada por Todoavante.

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