Navío Rubí 1719
Posted By Todoavante on 2 de diciembre de 2011
Navío de 54 cañones construido en la Habana en 1701. No se le conoce servicios para la Armada en la primera década del siglo XVIII. Lo más probable es que fuese adquirido por comerciantes y sirvió como mercante, como en 1712, en tiempos del virrey del Perú don Diego Ladrón de Guevara, que este navío estuvo en El Callao como navío mercante llamado Sancti Spiritus, también llamado Gran Espríritu Santo, al mando del capitán Nicolás Grout, comerciando por permiso del virrey.
Es comprado entre 1714 y 1716 por el corsario francés Jean Nicolas Martinet, que estaba al servicio de la Corte española del rey Felipe V, para una misión en las costas del océano Pacífico, la lucha contra el contrabando francés.
Zarpó de Cádiz el 16 de diciembre de 1716, como Triomphant, que era el anterior navío llamado Grand Saint Sprit o Gran Espíritu Santo. En esta expedición corsaria estuvo al mando del capitán de navío francés Jean-Jacques de Taffanel de La Jonquière de la Pomarede, en servicio de la Corona española entre 1713 y 1719.
Después de más de dos años de servicios en el Pacífico regresó a España en marzo de 1719, aunque es probable que regresara meses más tarde, siendo entregado a la Armada Real, cambiando su nombre por el de Rubí.
A mediados del año 1725 se incorporó a la escuadra del teniente general marqués de Mari, con el que realizó varias navegaciones por el Mediterráneo. Navegando en conserva del navío Conquistador, ambos al mando del teniente general marqués de Mary, avistaron el 7 de octubre de 1725 dos fragatas argelinas de 30 y 22 cañones a las que dieron caza. El 9 de octubre las batieron y echaron a pique en la costa norteafricana, sobre Nergali, entre Punta de Targa y el Peñón de Vélez.
El 18 de octubre zarparon ambos navíos del puerto de Málaga al mando del marqués de Mari. La mañana del 21 de octubre descubre una nave con bandera holandesa que resultó ser corsaria saletina, armada con 18 cañones y tripulada por más de 100 hombres. Tras un duro cañoneo fue preciso abordarla para rendirla. Es llevada a Málaga el 22 de octubre, donde fue reparada y habilitada.
Fue el buque insignia de la escuadra que zarpó de Cádiz a finales de junio de 1726 al mando del teniente general don Antonio Gaztañeta, compuesta además por los navíos San Luis, San Fernando y la fragata Nuestra Señora de África. Pusieron rumbo al Caribe para reforzar la presencia naval española ante una posible guerra con los británicos, en respuesta al envío británico a aguas del Caribe de la escuadra del almirante Francis Hossier.
La escuadra de Gaztañeta entra en la Habana el 13 de agosto de 1726, después de soportar fuertes temporales durante la travesía, estando a punto de naufragar en una ensenada de la isla de Santo Domingo. A primeros de 1727 la escuadra española fue a Veracruz para proteger a la Flota de Nueva España, momento que aprovechó la escuadra británica de Hosier para presentarse ante la Habana en abril de 1727 con la intención de atacarla. Las fuertes defensas españolas desalentaron a los británicos y se retiraron.
Gaztañeta dejó en Veracruz al navío Rubí, izando a partir de entonces su insignia en el navío Lanfranco. A partir de entonces realizó misiones para la Armada de Barlovento, partiendo de la Habana con la fragata San Francisco, holandesa capturada y puesta al servicio de la Armada de Barlovento, al mando del capitán de navío don Rocher de la Peña, segundo comandante de la Armada de Barlovento, para repartir el situado.
Realizada la misión puso rumbo a Veracruz, donde capturó dos buques holandeses y uno británico, pero un error del piloto provocó que se perdieran a primeros de 1727 al varar al este de la isla de los Pinos, salvándose la tripulación, que sería destinada a tripular un nuevo navío entregado en el astillero de la Habana, el llamado Fuerte. Se pudieron recuperar 17 cañones de a 18 libras y 5 de a 12 libras, con los cuales se armó al navío Europa.
Bibliografía:
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Zaragoza, Justo.: Piraterías y agresiones de los ingleses en la América española. Edición de José María Sánchez Molledo. Editorial Renacimiento, 2005.
Compilada por Santiago Gómez.
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