1713 Sitio de Barcelona

Posted By on 12 de noviembre de 2011

Se dio fin a la guerra de Sucesión, comenzando por el tratado firmado en Madrid el día dos de enero del año de 1712, cuyo título dice: « Donación y cesión de los Países Bajos españoles, hecha por su Majestad católica don Felipe V en favor de Maximiliano Manuel, duque y elector de Baviera » A el anterior siguió el « Tratado de tregua y armisticio entre España, Francia y la Gran Bretaña; firmado en París el diecinueve de agosto de 1712 » callando las armas al menos con las potencias extranjeras.

Así embarcó el ejército británico que apoyaba a Carlos III, siguiendo sus pasos las tropas portuguesas que en total sumaban mil ochocientos hombres, al mismo tiempo que en la escuadra británica al mando de John Jenning embarcaba la emperatriz austriaca, abandonando así España. Pero en Cataluña se mantenía la esperanza de poder conseguir que fuera nombrado Carlos III, de hecho en el tratado de Utrech figura que, no sería una Paz total puesto que se reconocía a ese territorio como heredero de la casa de Austria, o en todo caso como una república independiente amparada por las potencias que habían formado la Gran Alianza.

Don Felipe V no estaba dispuesto a perder ese trozo de España y sabía que pesar de haber dictado una amnistía, con perdón general y perpetuo olvidando todo lo pasado, no se iba a aceptar por el altivo desprecio que mostraban los dirigentes del virreinato. Mientras firmaba los tratados ya estaba preparando la invasión del territorio. A su vez en Cataluña aún se encontraban seis mil hombres, más un número parecido de alemanes, que se había quedado del ejército al mando de Stahrenberg y contaba con los socorros de los ahora territorios austriacos de Nápoles y Cerdeña, con varios buques de entre 20 y 30 cañones que proseguían llevando víveres.

Dio la orden el Rey que al menos la escuadra de galeras de España acudiera a interrumpir lo que pudiera el apoyo, pero por su baja cantidad poco podían hacer, pidiendo a su abuelo el Rey de Francia que le enviara buques. Se le dio el mando General de todo buque que estuviera en aquellas aguas a Mr. Ducasse, quien acudió con cuatro navíos al vigilar el puerto de Barcelona, obligando a refugiarse a un convoy con escolta proveniente de Nápoles.

Al poco tiempo llegó la escuadra del mando de don Andrés del Pez, con ocho galeones y tropas, siguió la llegada de don Esteban Mary, genovés con asiento con tres navíos, uno de ellos de 70 cañones, se sumo pronto don Carlos Grillo, genovés también que ya estaba al servicio de España, cuando con Carlos II estuvo al mando de las galeras de Sicilia y luego de Nápoles, se incorporo definitivamente don José de los Ríos, al mando de las escuadra de galeras de España, así como otros jefes procedentes de Tarragona, Cádiz, Cartagena y Alicante, sumando al final cincuenta bajeles de velas y remos.

El aguas de Mataró tres galeras de don Baltasar de Guevara, descubrieron dos velas procedentes de Génova con tropas, sus buques eran de 18 y 22 cañones, pero Guevara las acometió con fuerza y valor, logrando rendir a los dos enemigos, no sin sufrir grandes pérdidas dado el mayor número de piezas de artillería y que además los enemigos llevan las tropas de socorro, por lo que estaba en total desventaja, siendo reconocida la acción por el mismo Rey contando desde este momento con el mayor aprecio. Otra parte de las fuerzas del bloqueo, capturaron en aguas de Ibiza a otro buque de guerra, lo más importante fue la captura de un convoy, compuesto por veintidós mercantes con la escolta de una fragata de 30 cañones, pero ni los unos ni la otra pudieron evitar ser capturados y con ello una grave pérdida, ya que comenzaban a escasear los víveres en al plaza de Barcelona.

A su vez por tierra al ser entregado Flandes, se repatriaron los Tercios viejos allí dislocados, de forma que desde el mes de agosto fueron tomando posiciones en torno a la ciudad al mando del Virrey nombrado por don Felipe V, el duque de Pópoli, quien estuvo lanzando granadas sobre la ciudad pero muy lentamente, ya que se estaba a la espera de la llegada del ejército francés de veinte mil hombres al mando del duque de Berwick, al mimo tiempo había ido llegando artillería de toda España, por lo que la plaza ya estaba bajo el fuego de ciento vente bocas, pero nada de todo esto indicia a no tener que hacer un ataque en toda regla con las muertes que esto acarrearía y que desde el principio, el Rey estaba tratando de evitar.

Para levantar los ánimos de los sitiados su deseado Rey les comunicó, que había firmado con el rey de Francia el día seis de marzo en Rastadt un tratado de paz porque: « sobres la indispensable condición de conservar su justicia, derechos, acción y títulos que como legítimo Rey de España le pertenecían » firmado la carta como Conde de Barcelona, en la ciudad para celebrarlo se celebró un Te Deum con salvas de artillería. Don Felipe V, les dijo que ya hacía tiempo que se había firmado ese tratado, pero en ninguna de sus líneas figuraba nada respecto a Barcelona, pero lógicamente no le creyeron.

El día once de septiembre al amanecer se dio la orden de ataque, se hicieron estallar siete minas que abrieron las mismas brechas en la muralla, entrando los españoles y franceses, mientras una brigada de Infantería de Marina lo hizo por el muelle, el enfrentamiento fue muy duro sin cuartel, hubo posición que fue tomada y retomada hasta ocho veces, toda la ciudad se convirtió en un campo de guerra, cada plaza, calle e incluso casa era un reducto a tomar, siendo quizás una de las más sangrientas de la historia para tan reducido espacio, más parecía una pelea llevada a sus máximos extremos llevados por el odio que por el arte de la guerra, terminando con la toma completa de la ciudad al caer la noche. Las bajas por parte de los atacantes se contaron en unos seis mil hombres, sobre los asediados no se tienen datos. Como en todas las guerras civiles que hemos sufrido quien perdió fue España.

Bibliografía:

Cantillo, Alejandro del.: Tratados, Convenios y Declaraciones de Paz y de Comercio desde el año de 1700 hasta el día. Imprenta Alegría y Chalain. Madrid, 1843.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Tipográfico Sucesores de Rivadeneyra. Madrid 1895-1903. Facsímil Museo Naval. Madrid. 1973.

Mariana, Padre.: Historia General de España. Imprenta y Librería de Gaspar y Roig. Madrid, 1849-1851. Miniana fue el continuador de Mariana.

VV. AA.: Historia General de España y América. Ediciones Rialp. Madrid, 1985-1987. 19 tomos en 25 volúmenes.

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