Biografía de don Bartolomé Carreño
Posted By Todoavante on 17 de mayo de 2010
Biografía de don Bartolomé Carreño
Capitán general de la Carrera de Indias y de la Escuadra de Barlovento.
Vino al mundo en la población de Avilés por el año de 1503.
Muy joven y atrevido, abandonó su casa paterna y viajó por sus medios, que no eran muchos, hasta la ciudad de Sevilla donde se embarcó, teniendo datos de hacerlo por primera vez en el año de 1514.
En el año de 1522, zarpó desde la isla de Santo Domingo siendo maestre de la nao San Antonio de cien toneladas, con rumbo a Veracruz.
En el año de 1538, ya como capitán, navegó con rumbo al norte por lo que se encontró y descubrió todas las isla de archipiélago de las Bermudas, la cuales protegió y reforzó para asegurarlas en nombre de don Carlos I.
De este descubrimiento, realizó una: « Descripción de la isla de la Bermuda y sus puertos, y de la isla y bajos circunvecinos á ella », que se encuentran en el Archivo de Indias de Sevilla. Por lo que no solo las descubrió sino que las bojeó, sondo y exploró, dejando constancia fehaciente de ello.
Aprovechó el viaje y cargó su nave de cedro, que transportó a la isla de Santo Domingo.
Estando en esta isla le llegaron noticias de los continuos ataques que sufría la isla de Puerto Rico, por parte de los indígenas de la tribu de los Caribe (1) de las islas cercanas, que por su práctica del canibalismo realizaban ataques nocturnos con sus piraguas y capturaban a algún español, de los que nunca más se supo.
Así organizó distintas expediciones y sistemáticamente fue atacando a las diferentes islas, que eran las de Dominica, Martinica, Santa Lucía, Granada y Trinidad, consiguiendo con la ayuda de su hijo don Francisco Carreño el asegurar la isla de Puerto Rico.
Tampoco perdió ocasión solo en combatir, sino que descubrió que en aquellas islas eran fáciles de encontrar perlas, de las que no se habían visto nunca, ya que su forma era parecida a la de una pera y con un excelente oriente, así que entre combate y combate se iban realizando reconocimientos, recuperando sobre todo en el cabo de la Vela tan valiosas joyas.
Con todas estas acciones se gano una muy merecida fama de buen navegante y marino, por lo que en el año de 1552, se le nombró capitán general de la Escuadra de Barlovento, siéndole entrega la escuadra que allí arribo al mando don Sancho de Biedma.
Dejó momentáneamente este mando para hacerse cargo de la Flota de la Carrera de Indias, por lo que se sabe que con fecha del día cuatro de noviembre del año de 1552, zarpó al mando de seis buques de guerra, dando escolta a una flota de cuarenta y nueve velas, desde Sanlúcar de Barrameda a Tierra Firme.
No conforme con cumplir su misión, a la altura de las islas Afortunadas, su navío de descubierta divisó a varios buques piratas franceses, por lo que dio orden de que la flota quedara al pairo y con dos de los buques como escolta, mientras él con otros tres se separaron, de forma que fueron a converger sobre el punto dado por el aviso, consiguiendo en breve combate hacer varias capturas, dándose a la fuga unos pocos, que se mantenían en aquellas aguas a la espera de buques sueltos. Los apresados los entregaron a las autoridades de las islas Afortunadas.
Pero como se acercaban las navidades, quiso hacer escala en las mismas islas, permaneciendo en ellas hasta el día treinta de noviembre en que de nuevo se largaron velas, levaron anclas y zarparon con rumbo a Tierra Firme.
Casi al final de este viaje, cuando ya había dejado varios de los buques del convoy en sus puertos de arribada a salvo, se encontraba en el seno mejicano en la noche del día doce de enero del año de 1553, cuando de pronto un golpe de viento provocó que el farol de su galeón capitana el San Juan, se rompieran los cristales y el fuego saltó a cubierta, al haber poca gente en ella no les dio tiempo a sofocarlo y se extendió favorecido por la turbonada, lo que provocó que al final estallará la santabárbara, ocasionando con ello la perdida de más de trescientos de sus tripulantes, entre los que se encontraban uno de sus hijos y dos sobrinos, a parte de perder él todos sus caudales, valorados según documento en sesenta mil ducados. Él consiguió saltar a tiempo al mar donde fue recogido por un bote ya arriado y junto a otros dieciocho marinos, que se pudieron librar de una muerte segura.
Se acercó el bote a la almiranta y fueron recogidos, consiguiendo arribar al puerto de Santa Marta, con el resto del convoy el día seis de febrero siguiente. Permaneció en este puerto, de donde zarpó en el mes de octubre, arribando a Veracruz y posteriormente a la Habana, desde donde pusieron rumbo a la Península cargado con caudales, arribando sin novedad a la bahía de Cádiz.
Permaneció en el mando de estas dos escuadras y flotas, hasta que el Rey le nombró visitador, al cual le escribió un « Memorial », en el que entre otras cosas le dice:
« . . .que su padre al servicio de don Carlos I, estando en las galeras del mando de Portuondo, fue muerto por los turcos. . . . que llevaba ya más de doce años como visitador de las naos sin salario ninguno, ya que los cien ducados señalados como sueldo, era el mismo que ya su padre el rey don Carlos I había fijado hacía más de 50 años, pero que entonces eran cuatro las naos a visitar y comprobar, mientras que ahora eran no menos de cincuenta, por lo que no cubría ni los gastos de visitas a realizar. . . . que ya era mayor de 60 años de los que llevaba sirviendo a S. M, más de 50. . . habiendo realizado treinta y tres viajes redondos a Tierra Firme, quejándose por último, que habiendo servido, padres, hijos, abuelos y antecesores á S. M. sin haberles hecho merced alguna hasta entonces, por lo que le suplica se sirva ocuparlos a él y á su hijo siempre en su real servicio » (2)
Esta « Memoria » está fechada en la ciudad de Sevilla el día diecisiete de abril del año de 1565. El original se encuentra en el Archivo de Indias de Sevilla legajo 2º, con dos fechas distintas, señal de que S. M. no hizo caso de la primera del año de 1563, la segunda esta con fecha del año de 1567, encuadernadas ambas, de la segunda no se tienen noticias de haber recibido alguna merced. Hay una copia en el Depósito Hidrográfico.
Por los datos que se poseen debió de fallecer en el año de 1568 en la misma ciudad donde prácticamente estuvo toda su vida, Sevilla.
(1) De aquí proviene el nombre por el que se conoce a ese trozo del océano Atlántico.
(2) Y como se ve por el Memorial, queda patente que los Austrias no eran muy esplendidos, ni siquiera con los que tan eficazmente les servían. Fue una Dinastía muy sobria, pero a cambio exigían lo mismo a sus súbditos, pero todo tiene un límite y en este caso concreto, se excedieron en pedir mucho y dar poco.
Bibliografía:
Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1968. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.
Fernández de Navarrete, Martín.: Biblioteca Marítima Española. Obra póstuma. Madrid. Imprenta de la Viuda de Calero. 1851.
Ortíz de Zúñiga, Diego.: Anales Eclesiásticos y Seculares de la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Sevilla. Guadalquivir S.L. 1988. Edición Facsímil de la Imprenta Real, Madrid 1795.
Compilada por Todovante.
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