Biografía de don Ignacio Dauteville

Posted By on 18 de junio de 2011

Biografía de don Ignacio Dauteville

Teniente general de la Real Armada Española.

 

Ignacio Dauteville

Cortesía del Museo Naval de Madrid.

Vino al mundo a lo largo del año de 1686.

Hombre de mar desde muy joven, se le encuentra embarcado, en el año de 1715 en la escuadra del general don Pedro de los Ríos, en la conquista de Mallorca.

Así mismo, en el año de 1717, se le encuentra embarcado en la escuadra del marqués de Mary y en la expedición sobre Cerdeña.

Y al año siguiente de 1718, en la escuadra del general Gaztañeta participando en la toma de Sicilia.

Posteriormente, realizó viajes a Tierra Firme con las Flotas de Indias durante mucho tiempo, realizando el transporte de los azogues y cargando el situado de regreso a la Península, a la vuelta de uno de sus viajes se le destinó a Cartagena, donde embarcó en diferentes buques siempre en misión de corso, para contrarrestar la piratería de la regencias norteafricanas, manteniendo por ello varios combates con sus buques.

Ya en el año de 1740, nos lo encontramos con el grado de capitán de navío, estando destinado en Ferrol, recibiendo la Real Orden del día diecisiete de junio del mismo año, por la que se le nombras Comandante de la Comandancia General del mismo Departamento, cargo en el permaneció por espacio de un año.

A mediados del año de 1741 por Real Orden se le otorga el mando navío Santa Isabel, del porte de 80 cañones, pasando a formar parte de la escuadra al mando de don Juan José Navarro, con la que zarpó de la bahía de Cádiz con rumbo al Mediterráneo, realizando comisiones en los estados de Sicilia y Nápoles, aquí las cosas no salieron bien del todo y la escuadra se refugió en el puerto de Tolón donde fue bloqueada por la británica al mando de almirante Mathews.

En vista de esto, don Felipe V guiado por el buen logro de que la escuadra española pudiera romper el bloqueo firmó el primer Pacto de Familia, con su tío rey de Francia Luis XV y éste ordenó a su anciano almirante La Bruyère de Court, que zarpara dando protección a la española, pero con la orden de no combatir si no eran atacados.

La británica la componían treinta y dos navíos de los que trece eran de tres baterías, con un total de 2.280 cañones y dieciséis mil quinientos ochenta y seis hombres; formando tres divisiones, la vanguardia con nueve navío al mando de Rowley, el centro al mando Mathews con diez y la retaguardia con trece al mando de Lextock.

La aliada estaba compuesta por veintiocho navíos, pero solo dos eran de tres baterías y menos mal que eran españoles, montando 1.806 cañones y de menor calibre que sus enemigos, con diecinueve mil cien hombres de dotación, estando formada por los navíos Real Felipe, de 114 cañones, Santa Isabel, de 80, Constante, de 70, Hércules y San Fernando, de 64, Poder, Neptuno, Oriente, Brillante, Alcón, Soberano y América, de 60; dividida en la vanguardia al mando de Gabaret con siete navíos, el centro con nueve a las órdenes de La Bruyère de Court y la retaguardia con los doce españoles al mando de Juan José Navarro. Las dos primeras divisiones eran solo de franceses.

El día veintidós de febrero del año de 1744 zarpó la escuadra combinada y poco a poco fue formando la línea ya mencionada, por lo que el almirante británico que se mantenía a barlovento fue dejando pasar a la escuadra francesa, al comenzar a salir la española su división dando arribadas se fue acercando hasta colocarse a tiro de cañón, en ese momento rompió el fuego sobre los españoles.

Algunos de los navíos eran mercantes armados, pero supieron soportar el castigo, pues no hubo buque que no fuera rodeado al menos por dos enemigos, llegando a cuatro el insignia español Real Felipe, e incluso se le lanzó un brulote, al verlo se arrió el bote para desviarlo, pero éste no pudo, por lo que al acercarse el mismo navío le disparó a flor de agua y lo echó al fondo.

Cuando ya se hacía de noche, los británicos habían sufrido el desarbolo de cuatro de sus navíos y la pérdida de cuatrocientos hombres, por parte española (ya que la escuadra francesa no efectuó ni un solo disparo) dos navío estaban muy mal tratados, el Real Felipe y el Constante mientras que el Poder que era uno de los mercantes armados, después de batirse contra tres enemigos y con media tripulación fuera de combate fue apresado, al parecer por su mal estado los británicos al día siguiente decidieron darle fuego, ya que les retrasaba en su marcha a Mahón, las bajas sufridas por el navío español fueron de algo más de seiscientos hombres entre heridos y fallecidos.

La escuadra española arribó al puerto de Cartagena el día nueve de marzo dando remolque al Real Felipe, era tan lastimoso el estado del buque insignia que no se consideró rentable repararlo, razón por la que ya no volvió a zarpar.

El Hércules, muy averiado por haber quedado aislado, fue atacado por un navío de tres baterías inglés, con el que combatió durante una hora, hasta que al fin dos franceses acudieron en su ayuda y obligaron a retirarse al británico. El Hércules, con la aprobación de Navarro, se separó de la escuadra realizando en solitario el regreso muy pegado a las costas españolas, fondeando el día veintisiete de marzo en Cartagena, después de un largo calvario para no irse al fondo.

El navío Santa Isabel formaba parte de la retaguardia en la que se batió contra dos enemigos, cuando se retiraron su división acudió a reforzar el centro, y al renovar el ataque la escuadra británica ya no pudo el almirante Mathews dar el golpe de gracia a la escuadra española, teniéndose que retirar a su base de Mahón.

Por su demostrado valor y acertadas disposiciones en éste combate fue ascendido a jefe de escuadra. En ésta época no existía todavía el grado intermedio de brigadier. Al mismo tiempo que a don Juan José Navarro le otorgó el título de Marqués de la Victoria.

Se le entregó el mando de una escuadra, con la comisión de llegar a la ciudad de Argel, donde entregó los documentos secretos del Gobierno español, cumplida la comisión regresó a Cartagena el día veintidós de mayo siguiente.

El día veintiséis siguiente volvió a zarpar con una escuadra de ocho navíos, con rumbo al puerto de Tolón, donde volvió a entregar documentos del Gobierno a las autoridades francesas, regresando de nuevo a Cartagena, poco tiempo después zarpó con más comisiones arribando a Nápoles y Sicilia, regresando a Cartagena, donde al llegar se le volvieron a dar más pliegos y zarpó de nuevo con rumbo a Tolón, arribando a Cartagena ya entrado el año de 1745.

Continuo realizando salidas con la escuadra, que variaba según las disponibilidades entre los cinco y los ocho navíos, para contrarrestar los ataques a nuestro tráfico marítimo por parte de las regencias norteafricanas, estando en estas comisiones se le ascendió al grado de teniente general.

Unos meses después de ser ascendido, se le entregó la Real Orden del día veintinueve de noviembre del año de 1755, por la que se le entregaba en propiedad el mando del Departamento de Cartagena, sustituyendo al marqués de Spínola.

Poco le duro el mando, pues estando en su cumplimiento le sobrevino el óbito el día quince de enero del año de 1756, en la ciudad departamental. Contaba con setenta años de edad y de ellos cuarenta y ocho de servicios a su Rey y a España.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Enciclopedia Universal Ilustrada Europeo Americana. Espasa-Calpe.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Museo Naval. Madrid, 1973.

González de Canales y López-Obrero, Fernando.: Catálogo de Pinturas del Museo Naval. Tomo II. Ministerio de Defensa. Madrid, 2000.

Guardia, Ricardo de la.: Notas para un Cronicón de la Marina Militar de España. Anales de trece siglos de historia de la marina. El Correo Gallego. 1914.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

Compilada por Todoavante.

 

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