Biografía de don Pedro Martínez de la Fe o de Santa Fe

Posted By on 28 de febrero de 2011

III Almirante Mayor de Castilla de la escuadra de Andalucía (Galeras).

Al fallecer el primer Almirante de Castilla, se dividió en dos las escuadras y cada una al mando de un Almirante, por ello el II Almirante fue don Ruí López de Mendoza, al mando de la escuadra del Océano compartiendo por poco tiempo el mando por fallecer, siendo nombrado en su puesto don Pedro Lasso de la Vega, Señor de la Vega de las Asturias de Santillana.

Como se ha explicado en este momento se dividió la escuadra del Reino de Castilla, una, la de Galeras que era la Guarda del Estrecho, con sede de su Almirante en la ciudad de Sevilla y la de naves cántabras, que daban protección y guarda en las aguas del mar de Poniente, actual mar Cantábrico llamada del Océano, normalmente con sede en la ciudad de Burgos, siendo elegida esta ciudad: « y por estar su atarazana en Castrourdiale »

Como por desgracia resulta habitual en estos marinos primigenios, se desconoce su fecha de nacimiento y lugar.

Comenzándose a saber algo de ellos al alcanzar los altos grados, como en el caso que nos ocupa sucediendo al ser nombrado Almirante Mayor de Castilla por el Rey don Alfonso X, por Real Cédula del año de 1262.

Enterado el Rey de lo indefensa que estaba la isla de León, ordenó que fuera tomada pues desde ella los moros se atrevían a subir por el Guadalquivir llegando a veces a la vista de la ciudad de Sevilla. Se formó escuadra y un ejército para la expedición, éste al mando del Adelantado de la Mar don Juan García de Villamayor y el conjunto incluida la escuadra al de don Pedro Martínez de Fe.

En al amanecida del día catorce de septiembre del año de 1262 (calendario Juliano) se presentaron ante la isla, desembarcaron las tropas y ante la aparición de los cristianos, inesperada por completo unido al desconcierto en que se encontraba la ciudad y población, con muy pocas bajas consiguieron tomar la que sería ciudad de Cádiz.

Pero se demostró una falta de práctica de los mareantes, lo que convenció al Rey para que fueran llamados los hombres de la escuadra del Océano, que fueron acudiendo comenzando a navegar con los menos prácticos de las costas de Sur, consiguiendo en poco tiempo alcanzar una notable destreza, no en balde ya navegaban, pero en trabajos de pesca y cercanos a la costa, ahora ya iban incluso conociendo las olas del océano. Según los datos, los primero trescientos pobladores de Cádiz, procedían de Laredo, Santander, San Vicente de Barquera y Castrourdiales, de ellos un centenar eran hijosdalgo y el resto de diferentes oficios pero todos navegantes, los cuales se residenciaron con grandes mercedes del Monarca.

En el año de 1263, hubo una rebelión de los moros en la ciudad de Cartagena, el Rey don Alfonso X ordenó aplastarla, para lo que se formó una escuadra al mando de Rui López de Mendoza, mientras que acosaría por tierra con un ejército don Gil García de Azagra. Los Jefes levantaron sendos castillos uno con frontal a la mar en la misma playa y el otro en lo más alto de un monte, de forma que el asedio fue muy duro, obligando a sucumbir a los levantados, pero quedó fijado este puerto como inexpugnable hasta la fecha de hoy.

Como consecuencia de la toma de Cádiz, los sarracenos abandonaron sin pelear las poblaciones de Rota y Sanlúcar, sumándose a ello la fundación del puerto de Santa María, que era el sitio que más gustaba al mismo Rey. Pero no continuó la guerra por pasar a reclamar su título de Emperador del Sacro Imperio, lo que motivo un corte absoluto en las acciones navales y militares de reconquista.

Al poco tiempo de esta inactividad llegaron noticias al Sultán de Fez, quien mando a su hijo Abu Yusuf Yacub, con un fuerte ejército y una armada no muy numerosa, consiguiendo pasearse por las costas del Sur de España sin sufrir ataque alguno. Hasta que se organizó un ejército en Castilla de unos treinta mil hombres, acudiendo a la frontera el infante don Fernando, quien murió en un combate contra los enemigos, mientras su hermano don Pedro acudió en socorro de Algeciras, consiguiendo al menos contener el avance musulmán. Por otra parte y enterado el Almirante en poco tiempo armó una gran escuadra, compuesta en total por ochenta velas de las que veinticuatro eran galeras.

El ejército consiguió cerrar el sitio a Algeciras el día cinco de agosto de 1278, siendo a su vez bloqueado por la mar con la escuadra que no era poca, pero sucedió algo inexplicable. Los enemigos no recibían nada por ningún lugar y pedían socorro a Abu Yusuf Yacub, pero éste solo disponía de catorce galeras, considerando que eran pocas para enfrentarse a las castellanas, por lo que no se movía de Tánger. Pero a su vez, a la escuadra castellana, tampoco les estaba llegando sus debidos víveres, al parecer por falta de efectivo en el Real.

Para acercarnos lo máximo posible al hecho y sus consecuencias, existe en la Real Academia de la Historia una crónica manuscrita que parece estar escrita en el siglo XV, en ella nos dice:

« El infante D. Sancho tomo los dineros prevenidos por el rey con destino al cerco y dispuso de ellos. Los de la flota, que estaban en la guarda todo el invierno y el verano en completo abandono, sin vestidos, sin raciones, sin pan, adolecieron de grave enfermedad, que debió de ser escorbuto, por los síntomas que explica. Levantaron chozas en la playa y en la Isla Verde, se pusieron en cura, abandonando las embarcaciones.

 

No quería creerlo Abu Yuçuf, aunque desde Algeciras se lo avisaban pidiéndole socorro, temeroso del gran número de naves componentes de la armada cristiana, siendo pocas las que él tenía en Tánger. Discurrió la estratagema de una embajada al infante D. Pedro, ofreciendo 200.000 doblas si alzaba el sitio, porque no se dijera que en sus manos se perdía la plaza confiada por el rey de Granada; en la inteligencia de que, una vez á cubierto el crédito, y devuelta á su dueño, él ayudaría de buen grado al rey de Castilla á ocuparla.

 

La embajada tenía en realidad por objeto entretener á los caudillos con la afluente palabrería de los árabes, mientras los arráeces que disfrazados de marineros iban en la galera del mensaje, practicaban á su satisfacción el reconocimiento. Informado Abu Yuçuf de la realidad, despachó en el acto 14 galeras reforzadas, suficientes para deshacer aquella armada ficticia en que no había hombre que se tuviera en pie.

 

Destas 14 galeas las cuatro dellas fueron a las galeas que estaban cerca de la isla, y las otras diez vinieron a la mayor parte, e tan poca era la gente, que home dellas no se cató por defender nin pudieron ningunas de aquellas galeas donde estaban trabadas con las ancoras, e los moros quemaronlas todas e mataron los que estaban en ellas, e aun se falla mas en escripto, que los caballeros moros dicindieron a tierra e mataron muchos de los que yacían dolientes »

Lo que aún tenían algunas fuerza se pusieron en camino al Real, para a ser asesinados sin poder defenderse, el ataque tuvo lugar el día veinticinco de julio, según otras fuentes lo fue el día veinte del año de 1279. Esta variedad de fechas con respecto a las fuentes antiguas es una lucha contante, porque muchos se olvidan de que en la época del hecho regía el calendario Juliano. A esto hay que añadir, que las noticias siempre llegaban con retraso y dependía de la memoria de quien la daba, y de lo que entendiera el que la escribía, por lo que al final lo mejor es dejar el mes y el día exacto dejarlo un poco de lado, porque es muy difícil afirmar nada en este aspecto.

De todos los buques solo tres se pudieron dar a la vela, maniobrando al principio con los remos, siendo las galeras del Almirante, la de don Gonzalo Morante y la de don Guillén de Savanaque, ya que por ser los jefes sus hombres eran los únicos sanos escogidos de toda la escuadra. Al ver los enemigos la acción de estas tres galeras se lanzaron a su caza, pero viendo que eran hombres de rescate Abu Yusuf Yacub, ordenó a los suyos que les dieran tregua y parlamento, por lo que se convino arribar al puerto Tánger, donde los tres castellanos desembarcaron para hablar con Yusuf, pero estando en ello se levantó un fuerte viento que convirtió en inseguro el puerto de Tánger, por lo que los segundos de las galeras castellanas, aprovecharon la confusión haciéndose a la mar y arribando al puerto de Cartagena. Abu Yusuf Yacub pensando que había sido una treta de los castellanos, ordenó darles prisión a los tres a pesar de estar en libertad limitada bajo palabra, por lo que permanecieron dos años en su prisión hasta que pudieron ser rescatados.

En el año de 1285 se nombró a un nuevo Almirante de las Galeras, el genovés Micer Benito Zacarías, lo que nos da dos opciones, o lo obtuvo por fallecimiento de don Pedro o fue castigado por la pérdida de la escuadra ante Algeciras. En este último caso ya no podemos afirmar cuando falleció, pues al dejar el cargo regresaría a sus posesiones donde moriría, pero sin saber nada más.

 

Bibliografía:

Calderón Ortega, José Manuel.: El Almirantazgo de Castilla: Historia de una Institución conflictiva (1250-1560) Universidad de Alcalá de Henares. Servicio de Publicaciones, 2003.

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1957. sin iniciales de identificación del autor.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Marina de Castilla. Desde su Origen y Pugna con la de Inglaterra, hasta la Refundición en la Armada Española. Madrid, 1893.

Guardia, Ricardo de la.: Notas para un Cronicón de la Marina Militar de España. Anales de trece siglos de historia de la marina. El Correo Gallego. 1914.

Lomas Salmonte, Fracisco Javier y Sánchez Saus, Rafael.: Historia de Cádiz. Entre la Leyenda y el olvido. Silex. 1991.

Montero Sánchez, Antonio.: Compendio de la Historia de la Marina Militar de España. Rivadeneyra. Madrid, 1900.

Ortíz de Zúñiga, Diego.: Anales Eclesiásticos y Seculares de la Muy Noble y Muy Leal ciudad de Sevilla. Guadalquivir S.L. 1988. Edición Facsímil de la Imprenta Real, Madrid, 1795-1887.

Compilada por Todoavante.

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