Puigcerdá 1875

Posted By on 15 de julio de 2013

Foto del monitor Puigcerdá. Colección de don José Lledó Calabuig.

Foto del monitor Puigcerdá. Colección de don José Lledó Calabuig.

Durante la segunda mitad de 1874 fueron necesarios buques de guerra con urgencia, motivada por la guerra carlista (1872-1876). El entonces ministro de Marina don Rafael Rodríguez Arias encargó a la empresa francesa Forges et Chantiers de la Mediterranée la construcción en La Seyne, Tolón, de trece buques de guerra, un monitor, dos avisos de hélice y diez cañoneros, añadiéndose en 1875 otros dos avisos de hélice.

Fue el único buque de este tipo que tendría la Armada española, encargándose para la defensa de la ría del Nervión y Bilbao. El contrato para la construcción del monitor se firmó el 29 de junio de 1874, la orden para la misma se dio el 11 de septiembre el 29 y se colocó su quilla el 28 de septiembre. Por una Real orden de 30 de octubre de 1874 se le puso el nombre de Puigcerdá. Fue botado el 19 de noviembre y entregado a la Armada el 1º de febrero de 1875, aunque desprovisto de la artillería. Costó 840.000 pesetas.

Desplazaba 553 toneladas a plena carga. Su casco de hierro medía 41 metros de eslora, 9 de manga, 2,6 de puntal y 2 de calado. Su dotación era de 59 hombres.

Para su propulsión, disponía de dos máquinas de 82 caballos nominales, 326 indicados, dos calderas y dos hélices, que le daban una velocidad de 7 nudos. Podía llevar 23 toneladas de carbón.

Debía estar armado con dos torres provistas de cañones rayados de avancarga, uno de 16 cm Palliser en la proa y dos de 12 cm en la popa.

Blindado con una coraza de hierro máximo de 10 cm, pesaba 128 toneladas, que protegía la línea de flotación y el casco.

Efectuó sus pruebas de mar el 21 de enero de 1875, alcanzando los 8,5 nudos con una potencia de 326 caballos indicados. Su traslado al mar Cantábrico estuvo lleno de averías, resaltando sus pobres condiciones marineras y la escasa maniobrabilidad del monitor. Inició su viaje el 1º de marzo de 1875, teniendo que regresar por una avería en un condensador. Llegó a Barcelona el 16 de marzo después de una travesía llena de contratiempos, con averías, mal tiempo y niebla, informando su comandante de todos estos problemas.

El 23 de marzo salió de Barcelona y antes de llegar a Cartagena sufrió una nueva avería. Nuevas averías sufrió en su viaje de Cartagena a Cádiz. El viaje hasta Ferrol fue un auténtico calvario de 44 días. Escoltado por la goleta Sirena, entró en varios puertos portugueses y gallegos por nuevas averías, llegando finalmente a Ferrol en el mes de julio.

Después de un comienzo tan lastimoso y los informes negativos, fue sometido a varias reformas. Se montó un puente de mando entre las dos torres, se abrieron escotillas más altas que las originales, su maquinaria fue retocada y se corrigieron otros defectos.

A remolque del vapor Fernando el Católico, salió de Ferrol rumbo a Santander con escalas en Ribadeo y Gijón. En Santander fue artillado con un cañón de hierro rayado Palliser de 120 mm y dos de bronce rayados de 100 mm. Quedó listo para prestar servicio en agosto de 1875, llegando a la ría del río Nervión el día 26 de agosto para unirse a los cañoneros Arlanza, Segura y Turia, permaneciendo unos ocho meses en Bilbao hasta el final de la guerra carlista.

Estuvo al mando del teniente de navío de 1ª clase don José Jáudenes Maldonado. Su bautismo de fuego fue el 28 de octubre de 1875 para rechazar el fuego carlista, continuando el enfrentamiento con los carlistas de forma intermitente hasta enero de 1876.

Finalizada la guerra carlista, se disolvieron las Fuerzas Navales del Norte el 9 de mayo de 1876. El monitor entró en el mes de junio en el dique de Olaveaga para pintar sus fondos y efectuar un reconocimiento, regresando después a Ferrol con la escolta de la goleta Concordia. A su llegada a Ferrol en el mes de agosto de 1876 quedó desarmado. Antes se le realizaron nuevos reconocimientos que finalizaron en la primera semana de agosto de 1877.

El 7 de abril de 1886 fue asignado a la Escuela Práctica de Torpedistas. En enero de 1894 se ordenó su puesta en servicio, quedando afecto a la Brigada Torpedista de la base de Ferrol, siendo utilizado como alojamiento para el personal. Recibió un cañón González Hontoria de 120 mm, procedente de la goleta Prosperidad. En el mes de marzo de 1894 realizó una salida, regresando a puerto tras comprobar sus eternos problemas de maniobra, quedando de nuevo fondeado en el arsenal.

Foto de la batería flotante Duque de Tetuán, torpedero Ejército y monitor Puigcerda, en Ferrol. Colección de don José Lledó Calabuig.

Foto de la batería flotante Duque de Tetuán, torpedero Ejército y monitor Puigcerda, en Ferrol. Colección de don José Lledó Calabuig.

Al comenzar la guerra de 1898 con los Estados Unidos se artilló con dos cañones Hontoria de 120 mm, uno a popa y otro a proa. A partir del 27 de junio formó parte de la 2ª División de Torpederos, con base en Ferrol, compuesta además por la batería flotante Duque de Tetuán y el torpedero Ejército. Poco después fue destinado a la defensa de Vigo, permaneciendo allí estacionado desde el 24 de julio al 30 de enero de 1899, regresando a Ferrol.

Foto del monitor Puigcerdá convertido en el Anita. Colección de don José Lledó Calabuig.

Foto del monitor Puigcerdá convertido en el Anita. Colección de don José Lledó Calabuig.

Durante su estancia en Vigo realizó una única salida a comienzos del mes de agosto para realizar ejercicios de tiro en Marín. A su regreso a Ferrol pasó a situación de reserva.

Dado de baja el 30 de junio de 1899, fue empleado a partir de entonces como depósito flotante de las defensas submarinas de Ferrol hasta que se vendió en el verano de 1901 a Luis Rey Castro y Guillermo V. Martín por 30.000 pesetas, siendo transformado en el astillero ferrolano de La Cabaña como buque mercante Anita, empleado en el transporte de mineral de hierro, hasta 1905 que es vendido a unos empresarios británicos por 2.500 libras que lo usaron en el río Niger por su poco calado hasta su desguace en los años veinte.

Bibliografía:

Anca Alamillo, Alejandro.: Nuestra Marina menor acorazada: batería flotante Duque de Tetuán y monitor blindado Puigcerdá. ‘Revista General de Marina. Abril 1999.

Bordejé y Morencos, Fernando de.: Crónica de la Marina española en el siglo XIX, 1868-1898. Tomo II. Ministerio de Defensa. Madrid, 1995.

Coello Lillo, José Luis, Rodríguez González, Agustín Ramón.: Buques de la Armada española a través de la fotografía (1849-1900). Ministerio de Defensa. Instituto de Historia y Cultura Naval. Aqualarga. Madrid, 2001.

González, Marcelino. Otros 50 Barcos españoles. Fundación Alvargozález. Gijón, 2012.

Pardo San Gil, Juan.: “La Marina en la última guerra carlista (1872-1876)”. Revista Ristre. Julio-agosto 2.003, nº 9.

Pardo San Gil, Juan.: “Las operaciones navales en las Guerras Carlistas”. Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco. Año 2006, nº 5. Museo Naval. Donostia-San Sebastián.

Compilada por Santiago Gómez.

Todoavante ©

About the author

Comments

Comments are closed.