Temerario 1891

Posted By on 5 de marzo de 2013

Cañonero Temerario. Colección de don Alfredo Aguilera.

Cañonero Temerario. Colección de don Alfredo Aguilera.

Salió a la luz con el plan naval de Rodríguez Arias, aprobado el 12 de enero de 1887, que propuso la construcción de seis cañoneros torpederos, casi iguales, cuyos nombres serían el Temerario, construido en Cartagena, Martín Alonso Pinzón, y Nueva España, construidos en la Carraca, Vicente Yáñez Pinzón, Marqués de Molins y Galicia, construidos en La Graña, a los que luego se añadiría el Filipinas, aunque era un proyecto diferente.

Fueron proyectados por el ingeniero don Tomás Talleríe y Ametller. El Temerario, prototipo de la serie de seis cañoneros torpederos, fue el único de la serie construido en Cartagena, donde se colocó su quilla el 1º de diciembre de 1887 y fue botado el 28 de octubre de 1889. Realizó sus pruebas, de forma satisfactoria, el 17 de septiembre de 1891, entregándose a la Armada a finales de 1891.

Desplazaba 570 toneladas. Medía 58 metros de eslora, 7 de manga, 4,22 de puntal y 3,67 de calado. Tripulación de 80 hombres.

Con dos máquinas verticales de triple expansión, construidas en Glasgow por la firma Maudslay & Son, cuatro calderas y dos hélices, alcanzaba los 2.600 caballos de potencia y una velocidad de servicio de 18 nudos, máxima de 20,5 nudos. Autonomía de 2.700 millas a marcha económica a 10 nudos. Capacidad de embarcar 120 toneladas de carbón.

Armado con 2 cañones Hontoria de 120 mm, 4 cañones Nordenfelt de 47 mm, una ametralladora Nordenfelt de 11 mm y dos tubos lanzatorpedos a proa.

Cuando la Escuadra de Instrucción visitó el puerto de Génova, el 4 de septiembre de 1892, para asistir a los actos programados por el cuarto centenario del descubrimiento de América, allí se encontraba el cañonero torpedero Temerario. La escuadra estaba al mando del contraalmirante don Zoilo Sánchez Ocaña y estaba formada por el acorazado Pelayo, los cruceros Alfonso XII y Reina Regente y la fragata blindada Vitoria.

El 10 de octubre de 1892 embarcaron los Reyes en la bahía de Cádiz en el crucero Conde de Venadito, poniendo rumbo a Huelva para asistir a los actos conmemorativos del descubrimiento de América, escoltado por los cruceros Isla de Cuba e Isla de Luzón y los cañoneros Temerario y Cuervo. La escuadra maniobró para situarse en dos líneas paralelas, a babor y estribor del crucero. Además de varios buques extranjeros, en la línea de babor figuraban el crucero Reina Regente y la fragata Vitoria, y en la de estribor, el acorazado Pelayo y el crucero Alfonso XII. Tras pasar los Reyes revista a la escuadra, inaugurar un monumento conmemorativo y otros actos, SS. MM. partieron rumbo a Sevilla y la escuadra regresó a Cádiz.

El 7 de septiembre de 1894 partió de Cádiz rumbo a Río de la Plata al mando del teniente de navío de 1ª clase don José Rodríguez-Trujillo, entrando en Montevideo el 31 de octubre, después de visitar Tenerife, Pernambuco, Bahía, Río de Janeiro y la isla de Santa Catalina.

El 15 de julio de 1895 se hizo cargo del mando el teniente de navío don Juan Puig Marcel. El 20 de mayo de 1896 salió de Montevideo rumbo a los puertos de Paraná y del Paraguay, llegando el 2 de junio a Corrientes, remontó el río Paraguay y llegó a Ascensión el 14 de junio, donde permaneció hasta el día 23 en que regresó, pasando por Rosario y Paraná, llegó a Buenos Aires el 11 de julio.

El 30 de agosto de 1897 se hace cargo del Temerario y de la estación naval el teniente de navío de 1ª don José María Pery, sustituido el 4 de abril de 1898 por el de su mismo empleo don Ramón de Vierna y Menéndez, con que realizó la última comisión en aquellas aguas, la de visitar Río Santiago el 27 de abril.

A causa de la guerra con Estados Unidos, tuvo que entrar en Montevideo a instancias del gobierno argentino, por ser España uno de los países beligerantes. El gobierno uruguayo hizo la misma recomendación, recalando el cañonero en Asunción en el mes de mayo, mientras se negociaba su salida. Se creía que en aguas del Río de la Plata habían llegado los cruceros norteamericanos Oregón y Marietta, y un tercero, el Nichteroy, comprado en Río de Janeiro para capturar al cañonero.

El ministro plenipotenciario español hizo ver que el cañonero sufría graves averías y no podía zarpar, con el propósito de quedarse en Asunción mientras durase la guerra. A partir del 14 de julio concedió el gobierno uruguayo treinta días para abandonar sus aguas. Cumplido el plazo, no pudo zarpar por el escaso caudal de los ríos Paraguay y Paraná y, cuando lo hizo, el 11 de septiembre, tuvo la desgracia de varar en Corrientes. Con la ayuda de un remolcador se puso de nuevo a flote, llegando a Buena Vista el 25 de octubre. Fondeó en Montevideo el 22 de noviembre y zarpó rumbo a Cádiz el 11 de enero de 1899, llegando a su destino dos meses después.

Llegado a Cádiz, se ordenó su desarme el 18 de mayo de 1900, orden que fue revocada en el mes de noviembre para servir como simple cañonero. Su artillería pasó a contar con 6 cañones Skoda de 70 mm y uno Skoda de 47 mm a popa, desapareciendo los tubos lanzatorpedos.

Entró de nuevo en servicio en 1901 como cañonero guardacostas. Es destinado al Mediterráneo, sirviendo en las islas Baleares, pasando después a Barcelona.

Fue dado de baja en 1916. Vendido poco después a comerciantes particulares.

Bibliografía:

Aguilera, Alfredo y Elías, Vicente.: Buques de guerra españoles, 1885-1971. Editorial San Martín. Madrid, 1980.

Bordejé y Morencos, Fernando de.: Crónica de la Marina española en el siglo XIX, 1868-1898. Tomo II. Ministerio de Defensa. Madrid, 1995.

Coello Lillo, José Luis, Rodríguez González, Agustín Ramón.: Buques de la Armada española a través de la fotografía (1849-1900). Ministerio de Defensa. Instituto de Historia y Cultura Naval. Aqualarga. Madrid, 2001.

Franco Castañón, Hermenegildo.: Los apostaderos y estaciones navales españolas en Ultramar. Empresa Nacional Bazán, 1998.

Lledó Calabuig, José.: Buques de vapor de la Armada española. Del vapor de ruedas a la fragata acorazada, 1834-1885. Aqualarga Editores. Madrid, 1997.

VV.AA.: El Buque en la Armada española. Editorial Sílex. Madrid, 1999.

Compilada por Santiago Gómez.

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