1640 Cabo de San Vicente

Posted By on 11 de diciembre de 2015

 

En 1640 la escuadra francesa con base en Tolón zarpó al mando del almirante marqués de Brézè, vicealmirante Mr. Dumé y contralmirante Mr. de Coupoville, con una escuadra compuesta de veinticuatro galeones y doce brulotes, al encontrarse en aguas del mar de Alborán, tropezaron con una escuadra argelina, compuesta de diez galeones, cinco galeras y dos bergantines, la cual iba persiguiendo a un buque español, pero al ver a la francesa se refugió en su centro, a cambio de esta protección su capitán contestó a las preguntas que se le hicieron, la principal si la Flota de Indias seguía en el puerto de Cádiz a lo que contestó que sí, ya que por dificultades de vientos no había podido hacerse a la mar en marzo, pero estaba lista cuando él zarpó de la bahía y de eso solo hacían tres días.

En la noche del 21 de junio comenzó a zarpar la Flota de Indias al mando del general don Jerónimo Gómez de Sandoval, llevando de almirante a don Pedro de Ursúa, más otros capitanes entre ellos don Adrián Pulido. El general de la Flota (1) era don Luis Fernández de Córdoba y como almirante don Asensio de Arriola. La escuadra estaba compuesta por ocho galeones y un patache, más los dos galeones de la Armada en la Flota, en total diez buques de guerra, siendo por tanto un tercio de la fuerza de la escuadra francesa. Navegaban confiados pues estaban en el conocimiento de la presencia de la escuadra argelina, pero ésta no les preocupaba, por ello los galeones iban cubriendo la línea de mercantes que por haber pasado la noche aun estaban en línea de fila, por seguir al farol de popa del buque que iba a proa.

Al amanecer se levantó una neblina pasando a colocando en diferentes líneas, para navegar a la vista lo mejor posible, mientras que los galeones de la guarda pasaron a ocupar los extremos de las líneas exteriores de los mercantes. Pasadas unas horas y al ir disipándose la niebla un vigía alertó de velas por proa, la escuadra francesa al completo contando treinta y seis velas. Encima el viento les era favorable, por ello no dio tiempo a formar el Consejo de Guerra pertinente y por banderas, el general de la escuadra dio la orden de combatir sin tregua para salvar al convoy.

Los galeones intentaron navegando de bolina formar la línea, pero unos sí pudieron hacerlo y otros no, pues partían de distancias muy diferentes (recordar estaban en línea de fila en los extremos de la formación del convoy) a pesar de ello consiguieron alcanzar la cabeza de la línea el general en jefe y el último de la retaguardia su almirante don Asensio de Arriola, pero por una mala maniobra del galeón San Juan y de la nao Gallega, los dos quedaron separados de la línea y a partir de aquí sufrieron el mayor ataque.

No obstante el galeón capitana se puso a tocapenoles con la almiranta francesa, descargándole todo tipo de armas, donde los arcabuces tuvieron mucho y bueno que decir, el resto de franceses fueron buscando a su enemigo ideal, mientras el contralmirante Mr. de Coupoville con sus buques intentó doblar a los españoles, al mismo tiempo que les daba protección a sus brulotes, pues estaba buscando el momento oportuno para lanzarlos sobre la línea española.

Consiguiendo su propósito al lanzar uno dando de lleno en el San Juan, por ser el que había quedado más separado y sotaventado siendo presa fácil, el cual ardió por completo muriendo su capitán el marqués de Cardeñosa, don Diego de Guzmán con casi toda su gente, pues los que saltaron se ahogaron por el peso de las armas y los que se quedaron, fueron abrasados por el fuego como su capitán. Otro de los brulotes se enganchó a la jarcia del bauprés de la capitana española, pero don Pedro Negrete arrió inmediatamente un bote con varios hombres y se interpuso al brulote, consiguiendo, ayudado por la tripulación del galeón desasirse de él y dirigirlo a un lugar que no hiciera daño.

Lo mismo ocurrió con la capitana de la Flota, pero está fue salvada de igual forma por el arrojo de don Adrián Pulido, con la misma táctica de interponer un bote entre los dos cascos, el brulote y la capitana, haciendo resbalar a estrepadas el casco del incendiario hasta conseguir alejarlo por la popa, donde prosiguió su deriva dado que se encontraba a barlovento perdiéndose en la mar. El problema estuvo con la dotación que no hizo caso a sus mandos, efectivamente el espectáculo debía dar terror, pues el brulote iba lamiendo el casco y arboladura de la capitana, esta inseguridad causo espanto y el resultado final fue que solo treinta de los cuatrocientos hombres de la dotación quedaron salvados a bordo, el resto se lanzó al mar pereciendo por el peso de los coseletes y armas.

Esto obligó a don Luis Fernández de Córdoba y Arce a retirarse y buscar refugio; visto por el almirante francés y pensando era la nave que llevaba el dinero, ordenó su persecución, por ello él se puso en vanguardia siguiéndole varios de sus buques, pero don Luis demostró su habilidad y decisión, realizando maniobras impidiendo ser abordado, arribando a la bahía de Cádiz donde encontró seguro refugio.

El bombardeo efectuado por la escuadra española fue tan seguido y contundente que ningún buque enemigo pudo distraerse para atrapar los mercantes, por esta razón todos ellos entraron de nuevo en la bahía de Cádiz. Continuó hasta anochecer cuando por falta de visión ya no se hacía fuego.

Se perdió en el combate el galeón San Juan y el patache, la nao Gallega al mando de don Sancho de Urdanivia fue martirizada por la artillería enemiga consiguiendo salir pero muy maltrecha, porque en algunos momentos del combate y no siendo un galeón, los franceses le llegaron a colocar hasta seis de los suyos y el galeón capitana de la Flota salió más chamuscado que maltratado, sufriendo solo nueve muertos y veinte heridos. Al arribar de nuevo a la bahía de Cádiz, se alegraron todos de verlos, pues solo faltaba un buque importante, cuando se había batido contra el triple de enemigos; se libraron de su total destrucción por no ser mejores conocedores los franceses del arte de navegar y combatir, de haber sido superiores las consecuencias hubieran sido mucho más trágicas, por esto se les recibió con un pequeño canto que en su parte más importante dice: «…si no volvían los galeones con feliz suceso, lo hacían con reputación…»

(1) La Escuadra y Flota se componía de; Capitana de la escuadra, general don Jerónimo Gómez de Sandoval; Almiranta de la escuadra, almirante don Pedro de Ursúa; Capitana de la flota, general don Luis Fernández de Córdoba y Arce; Almiranta de la flota, almirante don Asensio de Arriola; nao Gallega, capitán son Sancho de Urdanivia; galeón San Juan, capitán don Diego de Guzmán, marqués de Cardeñosa; San Jerónimo, capitán don Francisco de Ledesma; Santiago de Nápoles, capitán don Gaspar de Carasa; Cuevas, capitán don Juan de Echeverri; urca, capitán N. de Zabala y pingue ó patache, capitán don Juan de Ilarraga.

Bibliografía:

Álvarez y Baena, Josef Antonio.: Hijos Ilustres de Madrid. Ilustres en Santidad, Dignidades, Armas, Ciencias y Artes. Diccionario histórico por orden alfabético de sus nombres, que consagra al Ilmo. y Nobilísimo Ayuntamiento de la Imperial y Coronada Villa de Madrid. Editorial Atlas. Madrid, 1973. Facsímil de la edición de 1789.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

Fernández Duro, Cesáreo.: Disquisiciones Náuticas. Madrid, 1996.

Compilada por Todoavante ©

1547 Invento de la batería flotante

Posted By on 10 de diciembre de 2015

1547 Invento de la batería flotante don García Álvarez de Toledo Osorio

En junio de 1547 el virrey de Sicilia don Juan de Vega ordenó una expedición para terminar con el escondite del pirata Dragut, no era otro que la ciudad de Mehedia ó Mehdiyé, aunque conocida por los españoles como África. (más…)

1677 Respuesta de la reina madre doña Mariana

Posted By on 9 de diciembre de 2015

1677 Respuesta de la reina madre doña Mariana de Neoburgo-Austria, esposa de Felipe IV

«Dícese: dice la Reina no quiere ciudad ninguna de estos reinos como el Rey, su marido, le concede en su testamento, y 300.000 ducados de renta más cada año, por si se quiere retirar, sino irse á Alemania, que ‹no quiere ver españoles que halagan con las palabras y muerden con el corazón.›»

Bibliografía:

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895—1903.

 

Porqué será que los que vienen de fuera se dan cuenta y aquí nadie cae con el tema, de ser el único enemigo de España, los mismos españoles.

Cuántas veces debemos cantar la misma canción y volver a repetir la Historia. El siguiente fue don Amadeo de Saboya.

Pero el tema viene de más lejos.

1616 Relación verdadera del combate en el Egeo

Posted By on 9 de diciembre de 2015

Relación verdadera de la victoria que 10 galeras del duque de Osuna, en que entraban algunas de Nápoles y Malta, tuvieron contra 12 turcos, en que venía por general un renegado, de nación calabrés. Dase cuenta de la muerte del renegado y cautiverio de dos hijos suyos, con otras cosas del mismo propósito. Impreso con licencia en Málaga, por Juan René, año de 1616. Folio.

«El Excmo. Duque de Osuna tuvo aviso como de Constantinopla había salido un famoso corsario renegado, llamado Arzan, de nación calabrés, con 10 galeras, para con ella correr todas las costas del mar de Levante y hacer el mal que pudiese. Y así determinó S.E. atajarle los pasos con toda la diligencia posible, para lo cual hizo aprestar ocho galeras, acompañando a éstas otras dos de Malta, y las 10 salieron en busca de las 12 del Turco, que ya había algunos días que andaban por aquellos mares; y aunque las nuestras hicieron todo lo posible, no pudieron encontrarlas en más de catorce días, en los cuales los enemigos habían hecho algún daño en algunos lugares pequeños de aquellas costas, de que sacaron algunos cautivos, tomando juntamente dos embarcaciones de unos mercaderes genoveses, con alguna cantidad de moneda y otras mercaderías muy ricas. Empezaron finalmente a hacerse sus presas hasta que les fue a las manos la Armada de las 10 Galeras cristianas, de las cuales tuvieron vista a 2 de setiembre, aunque con poco miedo, así por estar confiados en sus fuerzas, como por echar de ver que las nuestras galeras eran menos que las suyas.

El día siguiente, que fueron el 3 del dicho, se embistieron unas a otras, y entre ellas se halló una brava y sangrienta escaramuza, con harto daño de ambas partes. Duró la batalla desde las diez del día hasta que la noche les puso tregua, sin que se conociese notable ventaja en ninguna de las Armadas, porque aunque los enemigos habían perdido una de sus galeras, no por eso habían desmayado, antes gastaron toda aquella noche en curar los heridos y en rehacerse de algunas cosas que la escaramuza pasada les había destrozado, para con la mañana volver a su comenzada porfía. No se descuidaron los nuestros en hacer lo mismo, aunque no habían recibido tanto daño, porque los heridos no llegaron a 60, pasando los enemigos de 200, sin los muertos, que de los cristianos fueron 17 y de los turcos más de 75.

Amaneció el día y volvieron a embestirse las Armadas, con tanta fuerza y de nuevo, como si por ellas no hubiera pasado el estrago del día de antes. Fue esta batalla más reñida que la primera, aunque duró menos, porque los nuestros le embistieron luego a su Capitana, y entre las dos se trabó una reñida y sangrienta batalla; porque como estas dos galeras eran las que tenían más fuerza y las que llevaban mejores chusmas, había cada cual menester mostrar todo su poder para defenderse de la otra. Sucedieron en el encuentro de estas dos galeras algunos hechos; pero sólo referiré el de un soldado español, por nombre Francisco Roel, el cual, tomando una espada y rodela, fue el primero que salió en la galera enemiga, habiéndose ambas embestido, y en ella estuvo peleando solo un gran rato, por no dar los enemigos lugar a poderle socorrer. Recibió por esta causa algunas heridas de riesgo, y sin duda perdiera la vida, aunque no la honra de tan gloriosa hazaña, si a este tiempo no le favorecieran otros soldados, que corridos de verle solo dentro, rompieron los enemigos, se arrojaron en la galera contraria, rindiéndola a pesar de los turcos, que pretendieron defenderse. Hízose el renegado fuerte en el castillo de popa, y acompañado de dos hijos suyos y de algunos soldados, peleó como hombre valeroso y desesperado; pero al fin hubo de morir, sin que se pudiese averiguar cual de los cristianos fue el dueño de esa hazaña, porque con la confusión no se echó de ver quien le diera, aunque le vieron venir al suelo con dos estocadas penetrantes y otras heridas, de que luego murió, y los suyos, desanimados, se rindieron, estando ya tan cansados que no se podían menear. Costó esta galera muchas muertes de ambas partes, aunque de la nuestra, demás de ser menos, no murió persona principal ni de nombre, aunque el capitán, que se llamaba D. Íñigo Zapata, salió malherido en un brazo, pero no de riesgo.

Perdida la Capitana empezaron a aflojar todas las demás, y así peleaban ya como hombres vencidos, de cuya cobardía nació más ánimo a las nuestras, y así les dieron ruciadas tan recias, que les echaron una galera a fondo, y en las demás hubo infinitos muertos y heridos, por lo cual, las que estaban en la retaguardia se empezaron a preparar para huir, y al fin o hicieron, dejando a las de vanguardia, que eran cuatro, las cuales se rindieron luego, y siendo entradas por los españoles, quitaron del remo a los cristianos, dejándolos en libertad, y fueron los que en este día la alcanzaron 325. De los turcos heridos murieron muchos, así por la desesperación de verse esclavos, como por la falta de cura que ellos tuvieron en aquella noche y día. Fueron con todo los moros que quedaron cautivos 250, sin dos hijos del renegado, uno de catorce años y otro de diez y seis, ambos mancebos de gentil disposición y brío, aunque el mayor quedó falto de un ojo, que perdió en esta refriega. Hallóse en la galera del enemigo alguna parte de las ropas que habían cogido en las naves de los mercaderes genoveses, que después se volvió a su dueño. Lo demás fue todo de poca importancia, porque sólo se hallaron armas y municiones; salvo que en la cámara de popa de la Capitana se tomó la vajilla del general, que valía más de 10.000 ducados, y un alfanje de mucha estima, sembrado el pomo de muchos diamantes engastados en oro. Por lo dos hijos del renegado se espera un buen rescate, con lo cual quedará esta victoria de más importancia.

Con las nuevas de este suceso dieron nuestras galeras la vuelta a Sicilia, donde fueron recibidas con extraordinaria alegría de todos, disparando toda la artillería de las fuerzas, habiendo tres noches habido fuegos por toda la ciudad. Túvose particular cuidado con curar los heridos, premiando a todos conforme la calidad de su persona. Permita Dios que todo sea para más aumento de la Iglesia católica y destrucción de nuestros enemigos.»

Bibliografía:

Fernández Duro, Cesáreo: El Gran duque de Osuna y su marina. Madrid. 1885. Sucesores de Rivadeneyra.

Transcrito por Todoavante.

1638 Combate contra bátavos 31 / VIII

Posted By on 8 de diciembre de 2015

 

Egüés pasó a Cartagena de Indias embarcando como a tal capitán de Mar y Guerra en el galeón San Marcos, (más…)

1616 Egeo

Posted By on 7 de diciembre de 2015

 

No por el resultado del combate de Celidonia se pensó que las galeras debían de pasar a mejor vida; (más…)

1617 Ragusa 22 / XI

Posted By on 6 de diciembre de 2015

Un claro ejemplo fue sin duda el combate de 1617, denominado de Ragusa. En esta ocasión era la República de Venecia, sempiterna enemiga de España en nuestras posesiones de la península itálica. (más…)

1616 Celidonia 14 a 16 / VI

Posted By on 5 de diciembre de 2015

El nuevo virrey de Nápoles don Pedro Téllez Girón, III duque de Osuna creó una importante escuadra resultando modélica, siendo de las más profesionales de la época en nuestra Marina, (más…)

1675 Combate naval de Messina 11 / II

Posted By on 4 de diciembre de 2015

Por Real Cédula de 1674 se nombra a don Fadrique Álvarez de Toledo y Ponce de León para el cargo de Virrey y Capitán General de Sicilia. (más…)

Biografía de don José Villegas y Córdova

Posted By on 26 de noviembre de 2015

Capitán de navío graduado de la Real Armada Española.

Vino al mundo en la población de Marchena en la actual provincia de Sevilla en 1772, siendo sus padres don Antonio Villegas y Salas, y doña María Córdova y Quevedo. (más…)

Biografía de don Diego de la Vega y de Infanzón

Posted By on 25 de noviembre de 2015

Intendente de Marina.

Cruz de la Real y Muy Distinguida Orden Española de Carlos III, pensionada.

Gran Cruz y Comendador de la Real Orden Americana de Isabel La Católica.

Vino al mundo en San Juan de Predonés actual provincia de Asturias en 1777, siendo sus padres don Juan de la Vega y de Mon, y doña María Infanzón y García. (más…)

Biografía de don Juan José Varela y Ulloa

Posted By on 24 de noviembre de 2015

 

Capitán de fragata de la Real Armada Española.

Vino al mundo en Cádiz en 1763 comenzado su carrera militar como cadete en el regimiento de caballería Sagunto, (más…)

Biografía de don Pedro Estanislao de Valencia y Sáenz Pontón

Posted By on 23 de noviembre de 2015

Teniente general de la Real Armada Española.

Cruz de caballero de la Real y Muy Distinguida Orden Española de Carlos III, pensionada.

Cruz de Comendador de la Real Orden Americana de Isabel La Católica.

Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

Vino al mundo en Popayan, en Santa Fé, virreinato de Nueva Granada en 1766, fueron sus padres don Pedro Agustín de Valencia Castillo, Tesorero de la Real Casa de la Moneda y doña Gerónima Rosa Sáenz Pontón y Hurtado. (más…)

Biografía de don Manuel de Torres y de la Pezuela

Posted By on 22 de noviembre de 2015

Teniente de navío de la Real Armada Española.

Vino al mundo en la villa de Naval actual provincia de Huesca en 1757, siendo sus padres don Francisco de Torres y Corzán, y doña Catalina de la Pezuela Muñoz Isla y Velasco. (más…)

Biografía de don Joaquín de Toledo y Parra

Posted By on 21 de noviembre de 2015

Capitán de navío graduado de la Real Armada Española.

Vino al mundo en la población de Tarifa en 1778, siendo sus padres don Álvaro de Toledo y Gatón, y doña Isabel Parra y Arcos.

Sentó plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento (más…)

Biografía de don Antonio Tiscar y Pedrosa

Posted By on 20 de noviembre de 2015

Jefe de escuadra de la Real Armada Española.

Vino al mundo en la población de Aguilar de la Frontera, actual provincia de Córdoba en 1767, sus padres fueron don Alonso Tiscar Carrillo y Valle, y doña Juana Pedrosa y Prieto. (más…)

Biografía de don Marcelo Spínola y Tribucci

Posted By on 19 de noviembre de 2015

Teniente general de la Real Armada Española.

Vino al mundo en la ciudad de Génova en 1755, siendo sus padres don Peregrino Spínola y doña María Tribucci. (más…)

Biografía de don Miguel de la Sierra y Donesteve

Posted By on 18 de noviembre de 2015

 

Brigadier de la Real Armada Española.

Vino al mundo en Guarnizo actual provincia de Santander en 1763, fueron sus padres don José de la Sierra y de Aguirre, y doña Juana Donesteve y Camiroaga. (más…)

Biografía de don Pedro Sáinz de Baranda y Borreyro

Posted By on 17 de noviembre de 2015

Capitán de fragata.

Fundador de la Armada de México.

Vino al mundo el 13 de marzo de 1787 en San Francisco de Campeche, por estar su padre destinado como Contador Ministro Real de la población, (más…)

Biografía de don Vicente Ruiz de Apodaca y Eliza

Posted By on 17 de noviembre de 2015

 

Intendente de Marina.

Caballero de la Militar Orden de Calatrava.

Vino al mundo en Cádiz en 1756 siendo sus padres, don Tomás Ruiz de Apodaca y López de Letona, y doña Eusebia de Eliza y Lasqueti, y hermano de don Sebastián y don Juan José. (más…)

Biografía de don Joaquín Rodríguez de Rivera y Díaz de Córdova

Posted By on 16 de noviembre de 2015

 

Jefe de escuadra de la Real Armada Española.

Vino al mundo en Sevilla en 1757, siendo sus padres don José Rodríguez de Rivera y del Campo, y doña María Díaz de Córdova y Fernández. (más…)

Biografía de don Juan Rodríguez Cabrillo

Posted By on 15 de noviembre de 2015

Juan Rodríguez Cabrillo. Descubridor de la Alta California. Un sello emitido en los EE.UU.

Juan Rodríguez Cabrillo. Descubridor de la Alta California.

Marino portugués al servicio de España.

Descubridor de la Alta California.

Vino al mundo en los últimos años del siglo XV, desconocemos el lugar. (más…)

Biografía de don Mariano Roca de Togores y Carrasco

Posted By on 14 de noviembre de 2015

Mariano Roca de Togores y Carrasco. Ministro de Marina.

Mariano Roca de Togores y Carrasco.

Ministro de Marina.

Político.

Grande de España de 1ª clase.

Caballero de la Real Orden del Toisón de Oro.

Baylío de la Soberana y Militar Orden Hospitalaria de Malta.

Caballero profeso de la Militar Orden de Calatrava.

I Marqués de Molins.

Vizconde de Rocamora.

Nació el 17 de agosto de 1812 en Albacete, siendo sus padres el conde de Pinohermoso y la condesa de Villalela, ambos Grandes de España. (más…)

Biografía de don Alonso de la Riva Valdés Coalla y de Omaña

Posted By on 13 de noviembre de 2015

 

Jefe de escuadra de la Real Armada Española.

Vino al mundo en la población de San Jorge de Manzanera actual provincia de Asturias en 1776, siendo sus padres don Manuel Antonio de la Riva Valdés Coalla y del Llano Valdés, y doña María Manuela de Omaña y Díaz. (más…)

Biografía de don José del Río y Eligio de la Puente

Posted By on 12 de noviembre de 2015

 

Jefe de escuadra de la Real Armada Española.

Vino al mundo en la Habana en 1788, siendo sus padres don José del Río y Cosa, y doña María del Carmen Eligio de la Puente y Sánchez.

Sentó plaza de guardiamarina en la Compañía del Departamento de Ferrol el 29 de abril de 1803. Expediente N.º 3.141, folio 734.

Al aprobar los exámenes teóricos se le ordenó embarcar en febrero de 1805 en la fragata Prueba, realizando varios cruceros, al pasar a desarme el buque trasbordó al navío San Julián, poco después al San Ildefonso, todos ellos de la escuadra del general don Domingo Grandallana, uniéndose a la del general don Federico Gravina, zarpando con rumbo a la bahía de Cádiz donde fondeó el 20 de agosto siguiente.

Encontrándose a su bordo se le notificó su ascenso el 1 de septiembre siguiente a alférez de fragata, zarpando el 20 de octubre por orden del almirante francés jefe de la escuadra combinada de la bahía, participando por ello al día siguiente 21 en el combate del cabo de Trafalgar, su buque fue rodeado por cuatro enemigos, estando desarbolado y sin timón se rindió, siendo conducido a Gibraltar, pasando a Cádiz donde se le entrego la Real orden del 9 de noviembre siguiente con su ascenso al grado de alférez de navío, por la promoción general firmada por don Carlos IV para todos los componentes de la corporación.

El 21 de enero de 1806 fue destinado ayudante del Arsenal a las órdenes del brigadier don Ramón Topete, prosiguiendo en su destino al tomar el mando don José Gardoqui, permaneció en su puesto hasta el 1 de agosto de 1808, habiendo contribuido a la rendición de la escuadra francesa al mando del almirante Rosilly como consecuencia de los combates producidos entre los días 9 á 14 de junio anterior, convirtiéndose en la primera victoria contra los napoleónicos, embarcando en la fecha anterior en el navío Montañés, permaneciendo hasta el 11 de septiembre siguiente por pasar a desarme el buque.

Por Real orden del 26 de enero de 1809 fue destinado al tercer regimiento de Marina, recibiendo la Real orden del 23 de febrero siguiente con su ascenso al grado de teniente de fragata, siendo por ello nombrado segundo capitán de su compañía, incorporado al ejército de Extremadura participó en los combates del 28 de junio en Ciudad Real, los 27 y 28 de julio en Talavera de la Reina, por su comportamiento en esta acción se le concedió la Cruz de distinción de esta plaza por la victoria obtenida, combatiendo se fueron retirando del puente del Arzobispo, pasando al final a replegarse sobre la isla de León donde llegaron el 1 de febrero de 1810, ese mismo día fue nombrado ayudante del general de la defensa del Arsenal, participando en cuantos enfrentamientos hubieron hasta el 7 de marzo de 1813, por recibir la Real orden de su nuevo destino como capitán de la tercera compañía del primer batallón del segundo Regimiento de Infantería de Marina.

Continuaba en su mando cuando le fue entregada la Real orden del 30 de mayo de 1815 notificándole su ascenso al grado de teniente de navío, permaneciendo en el Real Cuerpo de Infantería de Marina, recibiendo la orden del 20 de marzo de 1819 de embarcar con su compañía en el navío Alejandro I (uno de los rusos) zarpando junto al San Telmo, la fragata Prueba y la mercante Marina, al mando del brigadier don Rosendo Porlier con rumbo al Callao, pero habiendo pasado la equinoccial su navío iba haciendo mucha agua, recibiendo la orden de regresar a Cádiz, al fondear de nuevo en la bahía de partida había navegado cien días.

El navío fue repasado e incorporado a la expedición del general don Francisco Maurell, pero el 1 de enero de 1820 se levantó en Cabezas de San Juan el general Riego, movilizando a sus seguidores quienes intentaron tomar la ciudad de Cádiz, ante ello el general don José Primo de Rivera ordenó desembarcar las tropas, con ellas formó un poderoso ejército impidiendo se cumplieran los deseos de los revolucionarios, hasta triunfar el movimiento obligando a don Fernando VII a jurar la Constitución, y éste a que todos sus súbditos le siguieran con el mismo acto, al cumplirse la orden de S. M. regresó con su tropa a su buque, hasta recibir la orden de desembarcar por pasar a desarme el navío.

Por orden del 27 de junio fue nombrado ayudante del capitán general del Departamento el general don Juan José Martínez, permaneciendo en su puesto hasta el 3 de agosto seguido, por serle otorgado el mando del bergantín Mágica, realizando dos tornaviajes a las Antillas, Tierra Firme y la Habana en comisión de correo, permaneciendo a su mando hasta el 31 de enero de 1823, por haber cubierto el tiempo de mando embarcado en su grado, quedó desembarcado en el Departamento.

El 12 de marzo siguiente fue nombrado oficial de órdenes del general don Antonio Vacaro, embarcando en el navío Asia insignia de la escuadra del Mediterráneo, pero se le entregó una Real orden del 3 de abril nombrándole fiscal de la causa instruida contra cincuenta marineros acusados de sublevación militar a bordo del bergantín Aquiles, no pudo embarcar en el navío hasta tener la sentencia del juicio.

El 8 de noviembre por orden del director General de la Armada se le otorgó el mando de la corbeta Diamante, por otra del 28 siguiente se le otorga la Descubierta, siendo destinado a realizar diferentes viajes a Ferrol, Algeciras, Gibraltar y Tánger, permaneció al mismo tiempo en cruceros sobre los cabos de Santa María y San Vicente, y dando escolta a convoyes, por Real orden del 14 de julio de 1825 fue ascendido al grado de capitán de fragata, por ello entregó el mando de la corbeta el 20 de agosto seguido.

Siendo comisionado con urgencia para levantar el plano del Trocadero, en abril de 1826 entregó los dos primeros planos con su correspondiente ‹Memoria›, al mismo tiempo en colaboración con don Francisco Javier de Uriarte, comandante general del Departamento y el capitán de navío don Francisco Grandallana, participó en el cambio de ubicación del pañol de pólvora del navío Guerrero para mayor seguridad del buque, de resultar bueno el nuevo reparto se aplicaría al resto de unidades de la Real Armada, lo que se llevó a cabo con éxito.

Por Real orden del 29 de enero de 1827 fue nombrado compañero de la Junta formada por el general don Antonio Vacaro y el brigadier Ulloa, encargada de redactar el reglamento de las brigadas de Infantería de Marina, nombre al que había pasado los anteriores Batallones de este Cuerpo, al ser cumplimentada esta comisión por Real orden del 4 de junio de 1828 se le nombró Comandante del Arsenal de Ferrol, permaneciendo hasta el 21 de septiembre de 1829, por ser separado del servicio para reponer su salud, esto él no lo había pedido a pesar de ser verdad hallarse enfermo, al presentarse transcurridos cuatro meses por Real orden del 16 de febrero de 1830 se le destinó al apostadero de la Habana.

Por otra R. O. del 14 de septiembre siguiente se le comisiona para reconocer y elevar informe de las quejas de las nuevas jarcias transportadas al apostadero de la Habana por el navío Héroe, al parecer todo consistió en una diferencia de las medidas enviadas desde la Habana a la Carraca, por un error en la vara de metal en pies de Burgos, verificado y elevado el informe por fin pudo embarcar en la fragata Casilda tomando el mando personalmente y trasladarse al apostadero habanero.

Por Real orden del 24 de enero de 1832 se le había otorgado el mando, al no tener el buque listo por encontrarse en reparaciones, fue comisionado para levantar los planos del propio Arsenal y su mar circundante, el informe entregado daba la posición de los buques hundidos en esas aguas, así como el estado de los cascos de los actuales, todo ello le llevó a recibir las gracias del general don Ángel Laborde, en junio siguiente zarpó con rumbo a Ferrol, al fondear quedo desembarcado, por Real orden del 27 de abril seguido se le nombró comandante (lo que hoy sería su comandante de quilla) de una de las fragatas en construcción en el Arsenal de Ferrol.

Por Real orden del 14 de julio de 1833 fue ascendido al grado de capitán de navío, en enero de 1834 fue comisionado a Vigo, al regresar por Real orden del 14 de abril siguiente se le otorga el mando de la fragata Perla y de todas las fuerzas navales de la ría, estando compuesta por su fragata, bergantín Guadalete y goletas Mahonesa y Nueva María, zarpando a cruzar entre el cabo de San Vicente y la desembocadura del río Guadiana, arribando a Cádiz, donde renovó víveres y aguada para zarpar con rumbo a su puerto base, al llegar le aguarda la orden de zarpar con rumbo al Cantábrico a proteger sus costas, poniéndose a las órdenes del brigadier don Melitón Pérez del Camino, quien fue reemplazado por don José María Chacón.

En uno de sus cruceros apresó cinco lanchas portadoras de armas para los carlistas, lo curioso fue que éstas se abarloaron a la fragata creyendo era un buque amigo, por esta acción recibió las Reales gracias, presentó un proyecto de armamento de unidades ligeras, mucho más acordes para vigilar y suficientemente armadas para presentar combate, ahorrando así dinero, dotaciones y riesgos de unidades mayores, siendo admitido por el Gobierno, permaneció en su comisión hasta marzo de 1835, arribando con su buque a Ferrol por pasar a desarme.

Por Real orden del 3 de abril se le comisionó por el Gobierno para examinar y actualizar los estados de las fuerzas navales presentados en 1821 por don José Luyando, siendo todo un honor para su persona tal comisión, recibiendo la Real orden del 11 de enero de 1836 con su nombramiento de comandante General del Arsenal de La Carraca, por otra R. O. del 30 de septiembre siguiente se le nombra Secretario del Almirantazgo, elevando suplica para permanecer en su puesto, siéndole aceptada, evitando tenerse que desplazar a la Villa y Corte.

Por Real orden del 20 de mayo de 1838 se le hace saber que el Gobierno francés le había concedido la Cruz de oficial de la Orden de la Legión de Honor, por la esmerada contribución al salvamento del navío Suffren de esta nacionalidad y su posterior reparación en el dique del Arsenal.

Por Real orden del 3 de septiembre de 1839 fue ascendido al grado de brigadier, por Real decreto del 4 de agosto de 1840 fue nombrado Vocal de la Junta Superior de Gobierno y de la Dirección General de la Armada, por ello cesó en su cargo del Arsenal, pasando con postas a la Villa y Corte, permaneció solo unos meses, por ello fue elegido como vocal de la Junta del Almirantazgo quien sustituía al largo título anterior, permaneciendo hasta marzo de 1842, por ser de nuevo nombrado Comandante General del Arsenal de La Carraca, pasando para ello a Cádiz.

En 1843 sin pérdida de su cargo anterior se le nombró Director del cuerpo de Construcciones y del de Hidráulicos, por Real orden del 22 de febrero de 1844 S. M. le concede la Cruz de Comendador de la Real Orden Americana de Isabel La Católica, en agradecimiento por todos sus servicios prestados a la Corona.

En 1845 por fin se puso en funcionamiento el Colegio Naval Militar en la población de San Carlos, el general Armero a la sazón ministro de Marina reunió a todos los brigadieres y generales de la capital para pedir opinión sobre quien debía ocupar el puesto de Director, por unanimidad dieron el nombre del brigadier don José del Río y Eligio, por ello fue nombrado como a tal, terminando la instalación de la Escuela, redactando sus normas y en definitiva organizando la enseñanza tantos años esperada por toda la Corporación, como agradecimiento del Gobierno a su gran trabajo realizado, por Real orden del 10 de octubre de 1846 se le notificó su ascenso al grado de jefe de escuadra.

Por Real orden del 4 de diciembre siguiente por su ascenso se le cesa en la dirección de Colegio, recibiendo una carta laudatoria firmada por S.M. en agradecimientos a todo lo realizado en la nueva Institución, por otra R. O. del 16 siguiente se le nombra segundo jefe del Departamento de Ferrol. Por Real decreto del 15 de enero de 1847 se le concede por tener cumplidos los requisitos cumplidos la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo.

Por Real orden del 27 de marzo se le nombra comandante General del Departamento de Cartagena y elegido vocal de la Junta de Gobierno del Monte Pío militar, permaneció en este puesto hasta que por estar enfermo, fue cesado a mediados de 1848 regresando a su casa de Cádiz.

Se le nombró segundo jefe del Departamento de Cádiz, ocupando este alto cargo falleció a finales de 1849, cuando contaba con sesenta y un años de edad, de ellos cuarenta y seis de muy honrosos servicios a España.

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