Nabarra-Vendaval-Nabara

Posted By on 18 de enero de 2022

Nabarra. Autor desconocido.

Construido por Hall Russell. Aberdeen. Escocia. Reino Unido, 1927.

Desplazamiento: 1.204 tn. Dimensiones: Eslora 65’40, por 10’40 de manga, por 5’85 metros de calado. Maquina: Alternativa de triple expansión, con 425 CV. Velocidad máxima 10’5 nudos.

Bacaladero construido para PYSBE, muy marinero, se encontraba en Bilbao al producirse el alzamiento, por ello quedó incorporado a la marina vasca, fue armado en los astilleros de Euskalduna, con un cañón Vickers de 101’6/50 mm y una ametralladora Hotchkiss fabricada en Checoslovaquia, Schwarzlose de 7’92 mm, entregándole el mando al capitán (mercante) D. Enrique Moreno Plaza y como segundo D. Rafael Menchaca Ugalde, utilizado sobre todo para mantener la comunicación con Francia, su primera salida se efectuó el 3 de noviembre de 1936, con destino al puerto de Gijón, porqué en Bilbao no había reservas de carbón, donde cargó sus carboneras regresando a su puerto base el 9 seguido.

Durante el tiempo que transcurre entre el 18 de julio de 1936 y el 9 de diciembre seguido, todos los bacaladeros armados de PYSBE, prestaron servicios de guardacostas, protegiendo con su presencia y fuego el abastecimiento de la costa norte, en el último día citado por crearse la marina vasca (independiente de la gubernamental), todos sus capitanes recibieron grado militar, pasando a ser denominados Comandantes (el tradicional en España desde 1760) con el grado de Teniente de Navío, menos el Bizkaya, (que se menciona en su historial).

La llegada a Bilbao del mercante Aurora procedente de Cartagena, embarcando 2 cañones de 101’6 mm del primer acorazado España, (el que se hundió por embarrancar en el cabo de Tres Forcas en 1923) decidió al gobierno vasco a armar sus tres restantes patrulleros, con dos piezas de este calibre, porque el Araba por sus problemas de máquinas, fue desarmado, así el Nabarra ex Vendaval ex Nabara estuvo terminado a principios de febrero de 1937, continuando con sus patrullas dando protección a los mercantes con destino a Bilbao.

El 4 de marzo de 1937, salían de Bilbao los patrulleros Gipuzkoa ex Mistral, Bizkaya ex Euskal-Erria, Nabarra ex Vendaval y Donostia, con rumbo a Bayona, para dar escolta al mercante Galdames con destino a Bilbao, quedando configurado a las 21:30 con los Nabarra y Donostia a estribor del mercante, y los Bizkaya y Gipuzkoa a babor, la mar en estado de gruesa dificultaba el avance, de hecho el mercante sólo podía dar unos cinco nudos, esto retrasaba mucho al convoy, causando con ello que, los que navegan a estribor quedaran separados, rompiendo así el convoy, la mar siguió empeorando de forma que a las 01:00 del 5 de marzo, la visibilidad era casi nula, a su vez el Bizkaya también perdió contacto, a pesar del riesgo, el patrullero encendió las luces para poder ser visto por sus compañeros, logrando a las 09:00 volver a reunirse con el Gipuzkoa, al norte del cabo de Machichaco, decidiendo ambos comandantes navegar a rumbos distintos para intentar reunirse con el resto, el primero hacia Levante y el segundo al Oeste, tras unas horas de intentarlo decidieron poner rumbo a Bilbao.

Por parte nacional, todos los buques estaban en la mar, en un dispositivo determinado por estar a la espera de la llegada del Mar Cantábrico, procedente de Méjico con carga de aviones y municiones con destino a Bilbao, a su vez el crucero Canarias, quien casualmente se encontraba en Ferrol reparando su hélice de estribor, por un abordaje en el Estrecho, con el mercante griego Mariopi, el cual se dejó su ancla de babor, clavada en la aleta de estribor del crucero, causándole un desgarro de unos 20 metros, todo causado por una tupida y persistente niebla que, impedía ver más allá de 50 metros.

Reparado salió de Ferrol con rumbo al Estrecho, cuando recibió la orden de regresar para formar parte del dispositivo, para intentar el apresamiento del Mar Cantábrico, aunque en su caso con libertad de acción de su comandante, cuando a las 10:20, se encontraba al Nordeste de Cabo Machichaco, avistó un mercante, arrumbando a él, al poder distinguirlo supo era el Yorkbrook, ya famoso buque con bandera de Estonia, por las muchas veces que había sido identificado, para no perder tiempo, se envió una comunicación al destructor Velasco, para que acudiera a darle escolta a Pasajes, el problema era que, no se podían repetir los mensajes, para evitar ser detectados, (por utilizar la misma onda) y en este caso fue perjudicial, porque el Velasco no recibió el mensaje, pero el crucero continuó con rumbo a Bilbao, dándose el caso paradójico que al proseguir en él, se había incrustado entre los dos grupos de escoltas del Galdames.

Mientras el Canarias seguía a rumbo, hasta que a las 14:40 avistó al convoy, (los tres buques iniciales), ahora se había incorporado dos pesqueros, pues iban con rumbo a Bilbao después de faenar en Gran Sol, el crucero aumentó la velocidad y al estar bajo su alcance, abrió fuego con dos disparos sobre el mercante, con la artillería de 120 mm logrando dos impactos, (de los muchos disparados; recordar que esta artillería no llevaba dirección de tiro, sólo una local improvisada), como causa de ello murieron nueve personas, de ellas una mujer y tres niños, por ello el mercante comunicó se entregaba, al verlo el crucero varió el blanco y a las 15:07 disparó sobre el Donostia, de ellos uno hizo blanco y el bou no respondía, pensó el comandante del crucero que estaba dañado, tomando ahora al Nabarra como blanco, abriendo fuego a las 15:10 a una distancia de 7.000 metros, esta vez el fuego mejoró con las piezas de 120 mm, (por acortar mucho la distancia) siendo alcanzado en la proa, destrozando el molinete y los estopores, siendo desprendidas sus anclas cayendo al mar, también provocaron un gran incendio, el patrullero intento defenderse con sus dos piezas de artillería, de hecho logro un impacto en el crucero en la amura de babor, al poco tiempo en el patrullero el cañón de proa dejo de funcionar.

A pesar de estos aciertos casi casuales, siendo observado por el comandante del crucero, decidió utilizar la artillería principal, los primeros proyectiles impactaron sobre el puente, matando al timonel don José Aramayo Marcuerquiaga y herido el segundo don José Olaveaga Echave, derribando el guarda humos y el palo mayor, así como un incendio, por ello el crucero hizo ahora de nuevo sobre el Donostia, quien recibió una nueva salva de proyectiles de la artillería de 120 mm, provocando de nuevo otro incendio, variando otra vez de objetivo contra el Nabarra, sobre el que disparo, causando otro incendio, aunque este se produjo porque al abrir fuego sobre el crucero, con su pieza de popa no salió el proyectil, y sin pensar más el cabo de cañón Santiago Andrés Amautegui abrió el cierre, en cuyo momento se produjo el disparo, comenzando a arder e hiriéndole en la cara por el grave descuido.

En ese momento, el Nabarra izó una bandera, siendo repetido por el Donostia, lo que hizo creer al comandante del crucero D. Salvador Moreno Fernández que ambos se rendían, por ello dio orden de acercarse y no abrir fuego, pero uno no se puede fiar cuando está en guerra de señales no conocidas, sucediendo que al estar más cerca y haber solucionado el problema de su pieza el Nabarra, abrió fuego de pronto sobre el crucero, a pesar de la pequeña distancia, el Canarias ahora utilizó la artillería principal o torres Blancas, (las de proa), haciendo blanco con uno de sus proyectiles, quedando el patrullero prácticamente fuera de combate, pues había penetrado hasta su sala de máquinas, lo que ocasiono perder totalmente su fuerza de empuje, quedando a la deriva, así las cosas su comandante D. Enrique Moreno Plaza, ordenó el abandono del buque, pero ante esto ocurrió algo más que no se cuenta, está redactado en el diario de a bordo del crucero por su comandante: «Inmediatamente suspendí el fuego y maniobre para recoger a los náufragos, varios de los que se tiraron al agua fueron muertos a tiros disparados desde su propio barco, otros debieron ahogarse rápidamente pues solo pude encontrar y tomar a mi bordo a los que se salvaron en los botes…» en estos sólo estaban los 18, pero de los que quedaron a bordo, prácticamente sólo estaba el comandante y al parecer el primer oficial.

El crucero regresó al Galdames, obligándole a poner rumbo a Pasajes, ahora sí con escolta del destructor Velasco, a quien a su vez el crucero había trasbordado los 18 capturados de la dotación del Nabarra, que termino por irse a pique. Los dieciocho apresados, fueron juzgados en consejo de guerra en julio seguido, en la sentencia fueron declarados culpables y por ello condenados a muerte. Pero a veces el destino está en otras manos, dado que D. Salvador Moreno Fernández, entregó el mando del crucero poco después, por ser nombrado 2º Jefe del Estado Mayor de la Marina, por ello cerca de «Terminus», siendo quien intercedió para que fueran respetadas sus vidas, alegando que: «todos eran marineros, pero sin vínculos políticos, y sólo habían realizado su trabajo bajo órdenes superiores», consiguiendo con ello que Franco, quien desde un principio quería restañar las heridas de la guerra, por Real Decreto de noviembre de 1938, no sólo les perdonaba la vida, sino que les devolvió la libertad sin cargos.

Bibliografía: Para leer clicar sobre ella.

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