Reyes de Castilla

Posted By on 24 de marzo de 2019

Señorío de Castilla

? – 765……Rodrigo, hijo de Fruela, duque de Cantabria.

~ 800……Diego Rodríguez.

† 861……Urraca Paterna. En 842 contrajo nupcias con el rey de Asturias Ramio I. Pasando a ser vasallos de Asturias-León

† 873……Rodrigo II.

873 – 885…Diego Rodríguez II “Porcelos” I conde de Castilla. Se unió al conde Álava (que en esta época comprendía todas las vascongadas), venciendo a los moros en los combates de Cellorigo y Pancrovo.

885 – 899…Gutina, casó con Fernán Núñez “El Negro”

889 – 931…Gonzalo Fernández de Lara. Conquistó y repobló Burgos y otras poblaciones hasta la ribera del Duero. 

Condado independiente

932 – 970…Fernán González, falleció en Burgos en VI del 970. Conde de Castilla, Álava, Lara, Burgos y León, combatió para defender su independencia contra los reyes cristianos y musulmanes.

970 – 995…Garcí Fernández. Combatió contra su propio hijo y también contra Almanzor.

995 – 1017…Sancho García “El de los Buenos Fueros”. Arrebató el condado a su padre, para ello se unió al califato de Córdoba. Se le conoce por su apodo, el cual se lo gano al promulgar los privilegios de las poblaciones fronterizas, facilitando con ello su repoblación cristiana.

1017 – 1028…García Sánchez, fue conde antes de nacer, por ello fue regente el rey Sancho III “El Mayor” de Navarra, su cuñado. Vino al mundo en XI de 1013, siendo asesinado en León el 13 de mayo de 1028, cometiendo el regicidio los hermanos Rodrigo e Íñigo Vela.

Reino de Castilla

1028 – 1065…Fernando I «el Grande». Era sobrino de García Sánchez, a su fallecimiento heredo el condado de Castilla. Fue el primer Rey de Castilla y León en 1035. Por la desintegración del califato de Córdoba, comenzó sus conquistas alcanzando incluso Toledo por el sur y Coimbra por el oeste. A su muerte cometió el error de dividir su reino entre sus hijos dejando: Castilla a Sancho; León a Alfonso; Galicia a García; Toro a Elvira y Zamora a Urraca.

1065 – 1072…Sancho II «El Fuerte». Se le conoció como El Fuerte por comenzar a recuperar los reinos de sus hermanos, consiguiendo reunir de nuevo, Castilla, León y Galicia. Fue asesinado cuando daba sitio a Zamora por el traidor Vellido Dolfos.

1072 – 1109…Alfonso VI «El Valiente». A parte de los reinos ya unidos, reconquisto Toledo, por ello se autoproclamó “Emperador de las dos religiones” (cristiana y musulmana) Fue derrotado por su hermano Sancho, refugiándose en Toledo, pero a la muerte de su hermano fue nombrado Rey de Castilla, como era conocedor de la ciudad de Toledo la conquistó, esto alarmó a los moros y en el combate de Zalaca/Sagrajas el 23 de octubre de 1086 fue derrotado por los musulmanes, muriendo su heredero. Durante su reinado se creó el Condado de Portugal.

1109 – 1126…Urraca Alfónsez. Era su hermana y reina de Zamora, quien a su vez había contraído matrimonio con el Rey de Aragón don Alfonso I “El Batallador”, quien intento unir los dos reinos, pero su esposa le presentó combate impidiéndoselo, a su vez mantuvo combates contra otros que preferían la división del Reino, pero no lo consiguieron. 

1126 – 1157…Alfonso VII. Rey de Castilla, León, Toledo y Galicia. Hijo de Urraca y Raimundo de Borgoña, inaugurando la dinastía borgoñona. Combatió hasta recuperar todas las tierras perdidas por Alfonso VI a la llegada de los almorávides, e incluso las tierras que Navarra tomó tras la muerte del conde García Sánchez. De nuevo cometió el error de dividir sus reinos entre sus hijos.

1157 – 1158…Sancho III Alfónsez «El Deseado». Fue Rey de Castilla y Toledo, combatió contra los navarros, fundo la Orden de Calatrava, con ella defendió su reino en la parte sur contra los almohades.

1158 – 1214…Alfonso VIII Sánchez «El Noble». Rey de Castilla y Toledo, combatió hasta recuperar las tierras de las actuales vascongadas y unirlas a su reino, se mantuvo firme impidiendo a los almohades recuperar territorio, sólo las armas le fueron esquivas en el combate de Alarcos el 18 de julio de 1195, posteriormente tomo parte en el gran combate de la reconquista de las Navas de Tolosa en 1212.

1214 – 1217…Enrique I Alfónsez. Heredó los reinos de su padre, pero era un niño, por ello fue regente su hermana Berenguela. Murió con siete años como consecuencia de un accidente mientras montaba a caballo.

1217…Berenguela Alfónsez «La Grande». Se vio forzada a reinar por la prematura muerte de su hermano, por ello y siendo a su vez reina consorte de León, le entregó el cetro de Castilla a su hijo Fernando.

Definitiva unión de Castilla y León

1217 – 1252…San Fernando III Alfónsez. Rey de Castilla, León, Galicia, Toledo, Extremadura, Sevilla, Jaén y Córdoba. Hijo de Alfonso IX de León y Berenguela de Castilla, por ello a la muerte de su padre unió definitivamente ambos reinos, mantuvo constantemente combates en dirección sur, por ello fueron conquistados los reinos musulmanes de Extremadura, Sevilla, Jaén y Córdoba.

1252 – 1284…Alfonso X «El Sabio». Rey de Castilla, León, Galicia, Toledo, Extremadura, Sevilla, Jaén, Córdoba y Murcia, éste último, en realidad lo conquisto Jaime I de Aragón, quien se lo concedió para que Castilla tuviera una salida al mar Mediterráneo, a cambio de avanzar en el sur del reino de Valencia sus fronteras en territorio de Castilla. Fue un Rey muy intelectual, escribió poemas y otros escritos, entre ellos las nuevas Leyes comprendidas en su obra “Las Siete Partidas” y como gran observador del espacio compuso unos planetarios, recogidos en su obra las “Tablas Alfonsinas”. Quiso por ser Rey de León ser nombrado Emperador del Sacro Imperio, a donde viajó, pero no obtuvo el suficiente respaldo.

1284 – 1295…Sancho IV Alfónsez «El Bravo». Rey de Castilla, León, Galicia, Toledo, Extremadura, Sevilla, Jaén, Córdoba y Murcia. Segundo hijo de Alfonso X, combatió contra su sobrino, Alfonso «de la Cerda» (según las «Siete Partidas» era el heredero legítimo del trono, pero según el derecho consuetudinario de Castilla, no). Reconquistó Tarifa.

1295 – 1312…Fernando IV Sánchez «El Emplazado». Rey de Castilla, León, Galicia, Toledo, Extremadura, Sevilla, Jaén, Córdoba y Murcia. Reconquistó Gibraltar. Durante su minoría de edad, el reino fue regentado por su madre, doña María de Molina. Conocido como «El Emplazado», debido a la leyenda, pues antes de morir fue emplazado por sus hermanos ante un juicio de Dios, por su injusta decisión, el caso es que cumplido el plazo murió, cumpliéndose el emplazamiento.

1312 – 1350…Alfonso XI Fernández «El Justiciero». Rey de Castilla, León, Galicia, Toledo, Extremadura, Sevilla, Jaén, Córdoba y Murcia. Señor de Molina. Intentó poner límite al poder de la nobleza, para ello se apoyó en las clases inferiores. En los diversos combates perdió de nuevo Gibraltar ante la fuerte entrada de los nuevos africanos, los benimerines, a su vez sus armas los vencieron en el combate de Salado, en 1340, volviendo a reconquistar Algeciras. En 1346, el Papa Clemente VI, a instancias de don Alfonso, otorga el título de «Estudios Generales» (equivalente al rango de Universidad) a la ciudad de Valladolid.

1350 – 1369…Pedro I Alfónsez «El Cruel” o “El Justiciero». Rey de Castilla, León, Galicia, Toledo, Extremadura, Sevilla, Jaén, Córdoba, Murcia y Algeciras. Señor de Molina. Fue asesinado por su medio hermano, Enrique de Trastámara con la ayuda del jefe de su ejército el francés De Guesclin. Fue el primer Rey de Castilla que se puso directamente al mando de una escuadra en la guerra de los Pedros, contra el Rey aragonés.

1369 – 1379…Enrique II de Trastámara «El de las Mercedes» o «El Fratricida». Rey de Castilla, León, Galicia, Toledo, Extremadura, Sevilla, Jaén, Córdoba, Murcia y Algeciras. Señor de Molina. Hijo ilegítimo de Alfonso XI, consiguiendo el trono al asesinar a su hermanastro Pedro I, con la ayuda en el último momento del jefe francés De Guesclin, quien al lanzarse y voltear a Pedro I, permitiendo fuera apuñalado, diciendo: Ni quito ni pongo Rey, sólo sirvo a mi señor. Convirtiéndose así en el primer monarca de la casa de Trastámara que es bastarda. Ello le obligó a estar siempre en guerras internas, pues otros príncipes con más derechos que él le planteaban combates. Conocido como «El de las Mercedes» debido a las concesiones a que se vio obligado, para conseguir el apoyo de la nobleza y mantener la unión de la corona.

1379 – 1390…Juan I. Rey de Castilla, León, Galicia, Toledo, Extremadura, Sevilla, Jaén, Córdoba, Murcia y Algeciras. Señor de Molina. Defendió los derechos de su mujer para unir el trono portugués; en el combate de Aljubarrota fue derrotado por los arqueros ingleses, quienes apoyaban la independencia de Portugal. Se vio forzado a enfrentarse al duque de Lancaster, Juan de Gante, quien reclamaba el trono de Castilla para su mujer (Constanza de Castilla, hija de Pedro I). En 1388 se acordó para finalizar la guerra que el hijo de Juan I, futuro Enrique III contraería nupcias con la hija del duque doña Catalina de Lancaster. En acto del buen cumplimiento se creó y concedió el título de «Príncipes de Asturias», el cual desde entonces es el título de los herederos del reino de Castilla y, posteriormente uno del heredero del reino de España.

1390 – 1406…Enrique III «El Doliente». Rey de Castilla, León, Galicia, Toledo, Extremadura, Sevilla, Jaén, Córdoba, Murcia y Algeciras. Señor de Vizcaya y Molina. Recuperó en 1393 algunas tierras de la nobleza, gracias al apoyo de las ciudades. Durante su reinado, Castilla comenzó la conquista de las islas Canarias. Participó al lado de Francia en la guerra de los 100 años.

1406 – 1454…Juan II. Rey de Castilla, León, Galicia, Toledo, Extremadura, Sevilla, Jaén, Córdoba, Murcia y Algeciras. Señor de Vizcaya y Molina. Aficionado a la filosofía, el latín, la música y la literatura, siendo un reconocido intérprete de laúd. Durante su reinado, el auténtico gobernante del reino fue su condestable Álvaro de Luna, quien siguió apoyando a los franceses en la guerra de los 100 años.

1454 – 1474…Enrique IV «El Impotente». Rey de Castilla, León, Galicia, Toledo, Extremadura, Sevilla, Jaén, Córdoba, Murcia y Algeciras. Señor de Vizcaya y Molina. Retomó Gibraltar. Poco dado al combate le gustaba más negociar, pero se vio forzado a combatir a la nobleza, pues pretendía dejar sus reinos a su hija Juana, por el contrario la aristocracia pensaba que realmente no era su hija, por ello defendían a sus hermanastros don Alfonso y doña Isabel, quien al final lo consiguió.

1474 – 1504…Isabel I «La Católica». Reina de Castilla, León, Galicia, Toledo, Extremadura, Sevilla, Jaén, Córdoba, Murcia, Algeciras, Málaga y Granada. Señora de Vizcaya y Molina. Para lograr ser reina no dudo en combatir a quienes defendían a Juana “La Beltraneja”, quien recibía apoyo de Portugal y Francia. Junto a su marido don Fernando II de Aragón, decidieron conquistar el último reino musulmán en la península, el de Granada, entrando en la ciudad el 1 de enero de 1492 poniendo fin a la reconquista. Fue la defensora de Cristóbal Colón, Fernando era más renuente a la aventura de descubrir nuevas tierras por el Oeste. Con su boda con don Fernando II de Aragón, dio el paso final para la unificación de España.

1504 – 1555…Juana I “La Loca”. Hija de la anterior y de su padre don Fernando II de Aragón, nació el 6 de noviembre de 1479, fue casada con Felipe “El Hermoso” en 1496, siendo Archiduque de Austria, duque de Borgoña y Brabante y conde de Flandes. Por muerte de sus hermanos Juan e Isabel y su sobrino Miguel de la Paz, fue la heredera de doña Isabel como reina de Castilla y al conquistar Navarra pasó a ser su reina en 1516. En el testamento su madre la nombraba heredera del reino, por estar ausente nombró regente hasta que ella regresase al cardenal Jiménez de Cisneros. En 1505 las Cortes de Castilla reunidas en la población de Toro, aceptaron la elección de doña Juana y don Felipe como a tales reyes, pero hubo discrepancias, por ello se encargó al regente Cardenal Cisneros y al Almirante Mayor de Castilla don Fadrique Enríquez de Cabrera y Velasco, se reunieran con doña Juana, para cuando llegara a tomar posesión de su reino, Lo que ocurrió en 1506, ambos regresaron y confirmaron que durante ocho horas mantuvieron una conversación con ella, de la cual afirmaban a las Cortes que no estaba “Loca”, pues en ese tiempo tan sólo bebieron y en ningún momento notaron desvarío alguno en su persona, llegando a decir el Almirante «…ya estuviese loca o cuerda». Al morir su padre don Fernando en 1516, éste en su testamento le cedía el reino de Navarra, conquistado por el II duque de Alba don Fadrique Álvarez de Toledo y Enríquez, con tropas de Castilla y la nombró heredera de Aragón, siendo por ello la primera reina de España sin paliativos. En 1506 vinieron doña Juana y don Felipe para hacerse cargo del reino de Castilla, reunidos don Felipe y don Fernando, por exigencias del primero firmaron la concordia de Villafáfila el 27 de junio de 1506, donde se concretó que don Felipe sería Rey de Castilla, mientras don Fernando lo era de Aragón. Don Felipe murió unos meses más tarde, por ello don Fernando se hizo cargo de la regencia del reino de Castilla, junto al Cardenal Jiménez de Cisneros. Por el tan traído tema de que doña Juana quería enterrar en Granada a su marido, donde ya se encontraba su madre, y donde quería ir don Fernando, pero sin el consentimiento de su padre, pues no quiso que fuera antes su yerno a lugar tan destacado, don Fernando decidió encerrarla en Tordesillas donde a su vez se dio sepultura a don Felipe, de esta forma quedo sentenciada en su encierro hasta su muerte el 12 de abril de 1555. Fue visitada por su hijo don Carlos en varias ocasiones y en otras dos por el futuro don Felipe II. Carlos se benefició de la supuesta incapacidad de doña Juana para proclamarse rey. Preguntada en una ocasión por Cisneros, doña Juana ratifico que: «Su hijo podía reinar en su nombre». Dado que las Cortes de Castilla mientras ella vivió nunca la declararon incapaz de hacerlo, y en todos los documentos referentes a Castilla, don Carlos siempre firmó mientras ella vivió como: «La Reina y Yo», esto confirma nuestra aseveración de ser la primera reina de España, pues su hijo algo más tarde fue Emperador del Sacro Imperio y a pesar de tan alto cargo, no dejó de cumplir las órdenes de las Cortes de Castilla. A su vez y como queda dicho, fue la última reina de Castilla.

Bibliografía: Imposible relacionar la cantidad de obras consultadas.

Reyes Visigodos

Posted By on 3 de marzo de 2019

A la caída del imperio occidental de Roma, provenientes del este de Europa llegaron los visigodos, conquistando en poco tiempo toda Hispania.

Cuando se tengan datos, se mencionara la causa de su muerte, porque en muchos casos no fue natural. Todos los asesinados obviamente fueron por conspiración.

395 – 410. . . Alarico I: † Enfermedad (Malaria)

Reino arriano de Tolosa

410 – 415. . . Ataulfo. † Asesinado.

415 – 418. . . Sigerico. † Desconocida.

418 – 451. . . Teodorico I. † En combate (Contra Atila y los Hunos)

451 – 453. . . Turismundo. † Asesinado.

453 – 466. . . Teodorico II. † Asesinado.

466 – 484. . . Eurico. † Natural con 64 años.

484 – 507. . . Alarico II. † En combate (Contra los Francos)

Reino arriano de Narbona

507 – 511. . . Gesaleico. † Ejecutado (En el exilio)

511 – 526. . . Teodorico el Grande (regente de Amalarico) † Natural con 71 años.

526 – 531. . . Amalarico. † Asesinado.

Reino arriano de Toledo

531 – 548. . . Teudio. † Asesinado.

548 – 549. . . Teudiselo. † Asesinado.

549 – 551. . . Agila I. † Asesinado.

551 – 567. . . Atanagildo. † Natural.

567 – 572. . . Liuva I. † – Desconocida.

572 – 586. . . Leovigildo. † Natural.

Reino católico de Toledo

586 – 601. . . Recaredo I. En el III Concilio de Toledo en 589 se proclama el Catolicismo. † Natural con 36 años.

601 – 603. . . Liuva II. † Asesinado.

603 – 610. . . Witerico. † Asesinado.

610 – 612. . . Gundemaro. † Natural.

612 – 621. . . Sisebuto. † Asesinado.

621. . . . . . . .Recaredo II. † Muy joven a los pocos meses de reinar, al parecer fue asesinado.  

621 – 631. . . Suintila. † Natural (Destronado)

631 – 636. . . Sisenando. † Natural.

636 – 639. . . Chintila. † Natural con 89 años.

639 – 642. . . Tulga. † Natural (Destronado)

642 – 653. . . Chindasvinto. † Natural con 90 años. Fue quien nombro a su hijo sucesor al trono, convirtiendo a partir de este momento la corona hereditaria, contra lo acordado y estipulado en el IV Concilio de Toledo.

653 – 672. . . Recesvinto. † Enfermedad (Males nefríticos)

672 – 680. . . Wamba. † Natural (Destronado) Durmiendo le fue cortada la barba, por ello le obligaron a abdicar.

680 – 687. . . Ervigio. † Enfermedad.

687 – 700. . . Égica. † Natural.

700 – 710. . . Witiza. † Natural.

710 – 711. . . Rodrigo. † En combate contra los musulmanes. Entre 711 y 725 los musulmanes invaden Hispania casi en su totalidad, mientras siguen en pie los reyes visigodos defendiendo Hispania.

710 – 714. . . Agila II. Mantuvo el reino en la Tarraconense y Septimania, para mantener sus territorios colaboró con los musulmanes.

714 – 720. . . Ardón. Reinó en la Septimania, al igual que su antecesor fue ayudado por los musulmanes.

718 – 737. . . Pelayo. † Natural. Elegido líder por los Astures se mantuvo en su zona, al intentar tomarla los musulmanes se libró a sus órdenes en el 722 el combate de Covadonga, al demostrar que no eran invencibles comenzó la reconquista de Hispania.

Bibliografía: Sería más larga que la sola relación de todos ellos, de ahí que no se indique.

1810 Naufragio total en la ría de Vivero

Posted By on 21 de febrero de 2019

En 1810 se le dio el mando de una expedición a don Joaquín Zarauz y de Santander, con la orden de transportar la del general Renobales al Cantábrico, formada por la fragata Magdalena, de 38 cañones, uniéndose en conserva con el bergantín Palomo, de 18 y otros buques menores, eran tiempos difíciles y las fuerzas navales de España estaban en mínimos otra vez, se hizo a la mar desde ésta bahía con la misión de proteger a un pequeño convoy transportando unidades del ejército con destino a la costa cantábrica, por ello realizaron escala en el Arsenal de Ferrol, para descanso de las tripulaciones y de la tropa. (más…)

1729 Visita de Felipe V a Cádiz

Posted By on 8 de febrero de 2019

De Badajoz, donde se había realizado el intercambio de comprometidos, la Corte se desplazó a Sevilla para verificar y examinar los adelantos de la construcción naval que aumentaría el poder marítimo de España, e intentar de paso aprovechar para estrechar los lazos de amistad con el Reino Unido, pues la reina Isabel de Farnesio, estaba muy interesada en consolidar a su hijo como Rey de Parma y Toscana. (más…)

1666 Un viejo problema no resuelto

Posted By on 31 de enero de 2019

Miguel de Oquendo: «El Héroe Cántabro. Vida del señor D. Antonio de Oquendo. A la muy noble y muy leal provincia de Guipúzcoa.», publicada en Toledo en 1666 por Dionisio Hidalgo. Un tomo en 8º con 147 págs. En la dedicatoria, firmada en la ciudad de Madrid el 6 de abril de 1666, habla del: (más…)

La soledad del mando

Posted By on 12 de enero de 2019

Frase de don Carlos I de España

«El que ha de gobernar se obliga a mucho: porque si es justo, le llaman cruel; si piadoso, le desprecian; si liberal, le tachan de pródigo; si se refrena, de avaro; si es animoso, le reputan por inquieto; si es grave, dicen que es soberbio; si es afable, vano; si es quieto, le tienen por hipócrita; si es alegre, por disoluto, y por fácil si se aconseja; con que los hombres se tiene compasión, pero del Rey no; porque le miden los pasos, le cuentan los bocados, le notan las palabras, y casi, como si no fuera hombre de carne como los demás, quieren que en los afectos sea bronce y en los dichos Salomón.»

Bibliografía:

Revista General de Marina. Cuaderno de junio de 2013. Miscelánea 24.795. Página, 881.

Transcrito por Todoavante ©

1643 – Don Francisco Fernández de la Cueva y Enrique Cabrera

Posted By on 23 de diciembre de 2018

Subimos este documento a pesar de no ser específicamente de tema naval, pero si por su importancia y por estar escrito por un marino, los cuales en esta época igual servían al Rey en tierra que sobre las cubiertas de los buques.

Carta del VIII Duque de Alburquerque sobre el combate de Rocroi al Rey

(más…)

1797 Ataque a Santa Cruz de Tenerife por los británicos

Posted By on 18 de diciembre de 2018

Memorial de José Saavedra del 28 de diciembre de 1798.

Tenemos noticia de él y curiosa por demás, de paso sabemos que don José estaba allí formando parte de los defensores de la isla. (más…)

1795 Rosellón presa y ataque al Montañés

Posted By on 8 de diciembre de 2018

El general Lángara dio la orden para que una división cruzara sobre el cabo de Rosas, por ello el 17 de enero de 1795 el navío Montañés, al mando del capitán de navío don José Antonio Jordán da caza a la fragata francesa republicana Iphigenie, del porte de 34 cañones, resultando capturada y marinada al puerto de Barcelona. Regresando a la mar, donde el 30 de marzo en las cercanías de San Felíu de Guixols es atacado por una escuadra de ocho navíos, de ellos siete llevaron a efecto el ataque, optando por acoderarse a la fortaleza, presentando al enemigo una banda, con ella efectuó mil cien disparos consiguiendo no ser capturado, mientras los enemigos se vieron forzados a dejarlo por hallarse alguno en mal estado. (más…)

1790 – Convenio sobre Nootka

Posted By on 23 de noviembre de 2018

«Estando dispuestas sus Majestades Católica y Británica a terminar por un convenio pronto y sólido las diferencias que se han suscitado últimamente entre las dos coronas, han hallado que el mejor medio de conseguir tan saludable fin sería el de una transacción amigable, la cual, dejando a un lado toda discusión retrospectiva de los derechos y pretensiones de las dos partes, arreglase su posición respectiva para lo venidero sobre bases conformes a sus verdaderos intereses y al deseo mutuo que anima a sus Majestades de establecer entre sí en todo y en todas partes la más perfecta amistad, armonía y buena correspondencia. Con esta mira han nombrado y constituido por sus plenipotenciarios, a saber: su Majestad Católica a don José Moñino, conde de Floridablanca, caballero gran cruz de la Real orden española de Carlos III, consejero de Estado de Su Majestad y su primer secretario de Estado y del Despacho; y su Majestad Británica a don Alleyne Fitz-Herbert, del Consejo Privado de su Majestad en la Gran Bretaña y en Irlanda, y a su embajador extraordinario y plenipotenciario cerca de su Majestad Católica; quienes, después de haber comunicado sus respectivos plenos poderes, han convenido en los artículos siguientes. (más…)

1779 Pérdida del navío Poderoso

Posted By on 21 de noviembre de 2018

En 1779 una vez más en la historia se declaraba la guerra al Reino Unido. En previsión de los típicos ataques al tráfico marítimo, por Real orden del 19 de junio se le ordenó a don Juan de Lángara, cruzar entre los cabos de Santa María, San Vicente e islas Terceras, para ello se le otorgó el mando de una división, pues ostentaba el grado de brigadier, estando compuesta por su navío el Poderoso y San Leandro, más las fragatas Santa Catalina y Santa Teresa y el paquebote San Gil, manteniéndose en esos cruceros. (más…)

1611 Arte de fabricar, fortificar y aparejar naos de guerra

Posted By on 18 de noviembre de 2018

Entre las obras de Tomé Cano figura una muy importante con el título: «Arte de fabricar, fortificar y aparejar naos de guerra y merchantes; con las reglas de arquearlas, reducido á toda cuenta y medida, y en grande utilidad de la navegación, compuesto por Tomhé Cano, capitán ordinario por el rey nuestro señor y su consejo de guerra; natural de las islas Canarias, y vecino de Sevilla.» (más…)

1768 — 1771 Malvinas y sus problemas

Posted By on 13 de noviembre de 2018

Las islas no fueron ocupadas hasta 1764, cuando llegó el francés Louis Antoine de Bouganville, al conocerse en Madrid el establecimiento sin autorización se ordenó presentar unas reclamaciones diplomáticamente, ante ellas el Rey francés ordenó retirar sus fuerzas de ellas, pero curiosamente los españoles no las ocuparon, permaneciendo sin estar habitadas por su insalubridad. (más…)

1737 – Fundación de la Armada del reino de las Dos Sicilias

Posted By on 6 de noviembre de 2018

Al poco de llegar a España don Miguel Reggio, el Rey don Felipe V recibió una petición de su hijo el Rey don Carlos VII de Nápoles y Sicilia, (Las Dos Sicilias) siendo respondido por su padre con el siguiente texto: (más…)

Biografía de don José Baldasano y Ros

Posted By on 21 de octubre de 2018

Teniente general.

Comendador de la Real y Muy Distinguida Orden Española de Carlos III.

Ministro de Marina.

Senador Vitalicio.

Vino al mundo en la ciudad de Cartagena, porque su padre era el Regidor del Ayuntamiento, don Joséph Baldasano y Pinzón, y doña Josepha Ros Digueri, teniendo lugar el feliz acontecimiento el 8 de abril de 1777 y bautizado en la parroquia de Santa María de la ciudad el día siguiente. Solicitó y se le otorgó la carta orden de ingreso en la Corporación, sentando plaza el 16 de mayo de 1791, con solo catorce años de edad en la Compañía de Guardiamarinas de su ciudad natal. Expediente. N.º 3.651. Folio 423.

Entró joven en la Compañía pero ya muy preparado, pues con fecha del 4 de marzo de 1793, habiendo aprobado los exámenes teóricos con excelente nota se le ordenó embarcar en el navío Conquistador, navegando por el Mediterráneo y pasados solo nueve meses, el 19 de octubre siguiente se le ascendió a alférez de fragata. Por espacio de tres años estuvo navegando sin casi desembarcar, de hecho lo demuestra la cantidad de trasbordos que sufrió, pues del anterior pasó sucesivamente al Conde de Regla, San Agustín, San Joaquín y Mejicano pertenecientes todos a la escuadra del general don Francisco de Borja.

Por haberse desatado las hostilidades con la República Francesa, se dio orden de reactivar la escuadra del Arsenal de Cartagena quedando compuesta por veinticuatro navíos y nueve fragatas, zarpando en febrero para reconquistar las islas de San Pedro y San Antíoco, invadidas por los convencionales franceses al reino de Cerdeña. Pusieron rumbo al golfo de Parma en la isla de Cerdeña, ya que no habían noticias de cómo estaba la situación en la isla de San Pedro. El 16 de mayo iban destacas en vanguardia la división de fragatas al mando del capitán de navío don Miquel de Orozco, con la Dorotea, insignia, Perla y Santa Casilda, divisando una vela a la que dieron caza, apresando a la fragata francesa de la república Hèléne, del porte de 34 cañones, pasando a incorporarse a la escuadra española con el nombre de Sirena, al arribar al golfo ya de noche cerrada era complicado entrar por la falta de señales, pero con la práctica de los años consiguieron hacerlo todos y lanzaron las anclas. Nada más fondear se dio la orden de desembarcar al ejército, el cual se unió a las tropas que aún resistían de los sardos, con la intención de unidos tomar la isla de San Antíoco, pero no hizo falta disparar un solo tiro, pues vista la escuadra por los republicanos la abandonaron pasando a la de San Pedro.

Comprobado el éxito inicial, se dio orden de reembarcar las tropas y al día siguiente zarparon con rumbo a la isla de San Pedro, era necesario tomarla aunque fuera a fuerza viva a pesar de no disponer de artillería de sitio para el ejército. Entraron en el puerto quince de sus navíos, dejando al resto cruzando para proteger un posible ataque enemigo, se envió un bote con el ofrecimiento de una rendición al Jefe de las tropas francesas, al mismo tiempo con otro se acercaron a la fragata Richmond con la misma oferta, pero su capitán viendo no tenía otra opción ordenó prenderle fuego y al estar atracada sus tripulación saltó a tierra.

El capitán del ejército francés no quiso hacer caso del ofrecimiento, dando comienzo un fuerte bombardeo por parte de los navíos, sumado al desembarco de las guarniciones de los propios buques de los batallones de Infantería de Marina, al poco de comenzar arriaron su bandera. Así se consiguió doblegar el mayor peligro siendo el fuerte que defendía la entrada, el cual disponía de cuarenta cañones, ochocientos hombres y gran cantidad de pertrechos de guerra, cayendo en manos españolas. En total se consiguió un botín de 104 piezas de artillería de todos los calibres, más cinco morteros, gran cantidad de pertrechos de guerra, así como víveres y mil doscientos veinticinco soldados del ejército republicano.

Todo ello y enarbolando la bandera del rey don Carlos IV quedó en su poder durante veinticuatro horas, al término de las cuales arribaron los representantes del Rey de Cerdeña a quienes se les entregó todo el material, diciéndoles que, como era un territorio no español se le entregaba al verdadero Rey de las islas. Lo cual fue reconocido tanto por S. M., como por el Rey Víctor Amadeo de Cerdeña.

Al terminar esta parte de la campaña, se puso rumbo a la ciudad de Barcelona arribando el 4 de junio donde desembarcaron a los prisioneros, (lo único que no se les entregó) zarpando casi inmediatamente con rumbo al Arsenal de Tolón y costas de la Provenza, pues su misión desde un principio era la de acosar desde el mar a los ejércitos revolucionarios, lo que fue cumplido, de hecho los enemigos no hicieron mención de zarpar a presentar combate, quedando encerrados en su propia base. Vista esta inacción, pasaron a Génova y posteriormente a Córcega, prestando su apoyo de fuego al avance de los ejércitos napolitanos y piamonteses, quienes lo hacían por las riberas del Var facilitando su progresión, llegando a tanto la influencia que, se comenzó a levantar una contra-revolución para devolver la monarquía a Francia, sobre todo en las poblaciones de Marsella y Tolón, pero continuaron acompañando al ejército hasta alcanzar la población de Niza y Villafranca.

Encontrándose aquí se produjo una epidemia por el mal estado de los alimentos embarcados, obligando a don Francisco de Borja, poner rumbo a Cartagena donde arribó entre el 8 y 9 de agosto, donde fueron desembarcados más de tres mil hombres.

El navío Reina Luisa, a la sazón insignia del general don Juan de Lángara al mando de la escuadra española, zarpó a mediados de agosto 1793 con rumbo a Tolón, uniéndose a la escuadra británica del almirante Hood arribando a la base francesa y el 27 desembarcó la tropa y tomó el puerto, arsenal, fortalezas y plaza. Baldasano continuó trasbordando de buques pues del Mejicano lo hizo sobre el bergantín Tártaro, al navío San Ildefonso y a la fragata Balbina, perteneciendo todos ellos a la misma escuadra.

De la escuadra británica entraron en él veintiún navío, de la española diecisiete y en su fondeadero se encontraban veintiuno franceses, más los que estaban en grada. Continuó reforzándose la plaza con nuevas unidades, entre ellos cuatro navíos napolitanos, formando al final más de dieciséis mil hombre el ejército desembarcado, el cual había ido tomando posiciones en los fuertes que daban protección a la base.

El almirante Hood dividió el mando de las fuerzas pues como jefe inicial de todas ellas se había designado a don Federico Gravina, pero a éste se le dio solo el mando de las españolas y el resto al general O’Hara, británico. La plaza fue contraatacada por el ejército revolucionario francés compuesto por cuarenta y cinco mil hombres, al mando del general Dugommier y entre sus jefes un joven comandante de Artillería llamado Napoleón Bonaparte, comenzando el ataque el 17 de diciembre de 1793, quienes atacaron con tantas unidades y fuerza, sobre todo al instalar la artillería en tierra que inutilizó la de los buques, siendo tomados los fuertes de Faraón, Malburque, Artiga, Malga y otros, obligando al ejército aliado a reembarcar, dirigiendo esta maniobra con el mayor de los aciertos el Mayor General de la Escuadra española, el general don Ignacio María de Álava estando Cañas como su ayudante, siendo de los últimos en embarcar el 19 siguiente, logrando hacerlo en la fragata Florentina, con la que pudieron ponerse a salvo los últimos defensores. Regresando a Cartagena el 31 de diciembre seguido, dividiéndose la escuadra pasando con los buques pertenecientes al departamento de Cádiz, permaneciendo en ella hasta 1796.

En 1798 se le ordenó embarcar en la fragata Carmen, de la escuadra del general don José de Mazarredo, por haber sustituido a don José de Córdova por el desafortunado combate naval del cabo de San Vicente el 14 de febrero de 1797, la fragata fue comisionada en varias ocasiones, por ello navegó por todos los mares de la Península con correo Real, así como las típicas navegaciones frente a la regencia de Argel, quedando bloqueada la escuadra española por la británica, efectuando la salida ordenada por su general el 5 de febrero, en persecución de la enemiga por verse obligada al levantarse un violento temporal a abandonar el bloqueo regresando ocho días después al fondeadero sin haber podido causar daño alguno a los británicos.

En 1799 se realizó una nueva salida el 13 de mayo con rumbo al Mediterráneo y en el Arsenal de Cartagena se unieron la escuadra francesa del almirante Eustache Bruix y española del general don José de Mazarredo con insignia en el navío Concepción, regresando a la bahía de Cádiz, zarparon el 20 de julio de 1799 con rumbo al Atlántico, arribando el 8 de agosto seguido al arsenal de Brest. Zarpó de este puerto por haber recibido su comandante la orden de su general, de realizar un viaje a Rochefort en comisión para entregar unos pliegos en Ferrol, pasando posteriormente a Vigo y desde aquí de nuevo a la bahía de Cádiz.

En 1800 encontrándose en éste Departamento, recibió la orden de trasbordar al navío San Antonio, pero poco después se le volvió a ordenar hacerlo sobre el Firme, tampoco estuvo mucho tiempo, esta vez por caer enfermo siendo desembarcado y trasladado a su Departamento de destino, Cartagena.

Recuperado en 1801 se le ordenó abordar el navío Argonauta, para ser transportado a la bahía de Cádiz, donde se le dio orden de embarcar en la fragata Sabina, zarpando cargada con azogues con rumbo a la Habana para proseguir a Veracruz, de donde al ser descargada zarpó de nuevo con rumbo a la bahía de Cádiz, arribando el 28 de abril de 1802, nada más desembarcar se le ordenó abordar el navío San Pedro Alcántara zarpando para arribar al de su destino en Cartagena. Pasando a varios buques practicando cruceros sobre las regencias norteafricanas, recibiendo la Real orden del 5 de octubre, con su ascenso al grado de alférez de navío por rigurosa antigüedad.

Al llegar se le ordenó embarcar en la fragata Mercurio, zarpando el 31 de enero de 1803 con rumbo a la bahía de Cádiz, donde lanzaron las anclas el 2 de febrero siguiente, recibiendo la orden de trasbordar al navío San Ramón, regresando a Cartagena. Al arribar se le ordenó embarcar en la goleta Galga, para realizar la misión de guardacostas y vigilancia de los piratas berberiscos. Pero curiosamente al arribar de uno de sus cruceros por Real orden del 23 de mayo de 1804, se le ordena tomar el mando de la fragata mercante San Francisco, perteneciente a don José Plá un comerciante con negocio en Barcelona.

Y más llamativo es que al regresar de esta comisión Real se encuentra con la Real orden del 8 de diciembre seguido, comunicándole su ascenso al grado de teniente de fragata. (Debió de ser una muy especial comisión) El 3 de mayo de 1805, por haberse declarado la guerra al Reino Unido, por el ataque a las fragatas al mando del jefe de escuadra don José de Bustamante sin declaración previa de guerra, se le ordena trasbordar al navío Reina Luisa insignia del general don José Justo Salcedo al mando de la escuadra de Cartagena, siendo un tres baterías y 118 cañones, zarpó la escuadra dividida para proteger el tráfico mercante en las costas Mediterráneas de la Península.

Esta escuadra no participó en el combate naval de Trafalgar. A principios de 1806 se le entrega el mando de la goleta Ave Fénix, estando destinada en el apostadero en la ciudad Condal como protección de su tráfico mercante, siendo transportado para tomar el mando de su buque.

Por Real orden se le encomienda una comisión secreta; debía zarpar con sus unidades con rumbo al puerto de Cette de Francia, allí nuestro Cónsul, había conseguido hacer una compra de planchas de cobre para forrar nuestros buques, siendo un total de cinco mil novecientas sesenta que debían ser embarcadas, trasportadas y desembarcadas en Barcelona, ante la reserva de la orden, se le daba; la de pegar fuego y hundir sus buques si era atacado por enemigo superior, para evitar que estos pudieran saber lo transportado.

Sus bajeles aunque cargados eran más ligeros y rápidos, esta cualidad le sirvió para escapar de un encuentro con unidades británicas, quienes a pesar de efectuar un nutrido fuego no pudieron acertar en ninguno de ellos, teniendo lugar el suceso sobre el cabo de San Sebastián, por su buen hacer no se vio obligado a perder los buques y la importante mercancía, al ser notificada su arribada y descargadas las planchas de cobre, fue informado el Generalísimo don Manuel Godoy, quien le dio las gracias Reales.

Prosiguió en el mando y en la noche del 7 de noviembre de 1806, divisaron un buque que por la oscuridad no podían saberse si era aliado o enemigo, pero por sus maniobras Baldasano pensó no era español, decidiendo atacarle, al abordarlo se dieron cuenta que era una goleta francesa, por ello les pidió perdón, ya que ambos comandantes actuaron pensando que el otro era enemigo. Puesto en conocimiento del Príncipe de la Paz, éste le exoneró de toda culpa, enviándole una nota Real por el valor y decisión demostrada. En enero de 1807 por estar enfermo desembarcó de su buque en Barcelona, siendo trasladado a Cartagena donde llegó el 7 de febrero.

Pronto se recuperó y al mes siguiente se le ordena embarcar de transporte en el bergantín San José para arribar a la ciudad Condal en una primera instancia, volviendo a embarcar para zarpar con rumbo al puerto y ciudad de Mahón, donde se hizo cargo de la segunda Comandancia de matriculas. Pero volvió a estar poco tiempo, pues el 11 de agosto llegó su sustituto y le entregó la orden para presentarse urgentemente en la bahía de Cádiz.

Las comunicaciones no eran tan fáciles en la época, por esta razón llegó a la bahía de Cádiz a principios de 1808, recibiendo la orden de embarcar en el navío de tres baterías Príncipe de Asturias, buque insignia del general don Juan Ruíz de Apodaca, donde les llegó la noticia de la invasión napoleónica de la Península.

Las unidades francesas fondeadas en la bahía de Cádiz eran los navíos: insignia Le Herós, de 84 cañones, Neptune, de 92; Algeciras, de 86; Plutón y Argonaute, de 74 y la fragata Cornelia, de 42. Todos los buques en perfecto estado de mantenimiento y abastecidos para una campaña de cinco meses, todo a costa de las arcas españolas, si contamos que eran los restos de la escuadra francesa de Trafalgar, hay que pensar llevaban poco menos de tres años manteniéndose, cuando para los españoles no llegaba nunca. A parte de las baterías instaladas en tierra que también contribuyeron a la victoria final, se contaba con los navío Príncipe de Asturias, del porte de 118 cañones; Montañés, de 80; Terrible, de 76; San Leandro, de 74; San Fulgencio, de 68 y la fragata Flora, de 40, encontrándose en esos momentos el navío Santa Ana en el arsenal de la Carraca en gran carena, y a esta fuerza se unieron las sutiles; falucho 114 y Colombo, cañonero 27, bote nº 2, balandra nº 2 y los faluchos Regla y 106, pertenecientes al navío Príncipe; lancha nº 1, cañonero 9 y 28 y bote nº 3, al Terrible; lancha nº 3, nº 5 y Luisa, más el bote nº 1, al Montañés; bote nº 4, cañonero 10, gabarra nº 5 y lancha Golondrina, al San Fulgencio; faluchos 108 y 110 al San Leandro y a la fragata Flora con la que se formaban la división de exploración y protección de la bahía, los faluchos 107, 111, 112 y 113.

A diferencia de los buques franceses, los españoles estaban en pésimas condiciones, llevaban mucho tiempo fondeados lo que provocó averías y con ellas inundaciones, en el Arsenal no había ni pinturas ni alquitrán, faltaban hasta víveres, el último sueldo cobrado era el de agosto de 1807 y para dotar a los buques, como era costumbre los abordaron personal del ejército y artilleros del cuerpo de Infantería de Marina. El único navío español listo para el combate era el San Justo, del porte de 74 cañones con víveres y aguada para cuatro meses, todo porque el almirante francés había pedido se le agregara un buque a su escuadra para poder formar dos líneas de tres unidades.

El 21 de febrero de 1808 el Emperador quien no olvidaba a su escuadra, ordenó se avisará al almirante de su pronta llegada, de ello se encargó su ministro de la guerra Mr. Decrés, quien escribió entre otras cosas: «Procurad no manifestar inquietud, pero preparaos para cualquier evento sin afectación y tan sólo como obedeciendo órdenes que habéis recibido para partir. Colocad en medio al navío español bajo tiro de los franceses»

Se mantuvo el combate a pesar de las dilaciones del almirante francés, porque el general don Juan Ruiz de Apodaca, no quiso esperar más por apercibirse que las tropas francesas iban acortando la distancia, dando la orden de comenzar el fuego el 9 de junio de 1808, durando hasta el 14, en que la situación ya era insostenible por parte francesa. Decidiendo el almirante Rosilly rendirse; el botín de guerra fue cuantioso: prisioneros, tres mil seiscientos setenta y seis, 442 cañones de á 24 y á 36, mil seiscientos cincuenta y un quintales de pólvora, mil cuatrocientos veintinueve fusiles, mil sesenta y nueve bayonetas, ochenta esmeriles, cincuenta carabinas, quinientas cinco pistolas, mil noventa y seis sables, cuatrocientos veinticinco chuzos, ciento un mil quinientas sesenta y ocho balas de fusil, más toda la carga de munición de la artillería de los buques y sobre todo, fueron los víveres los que calmaron al menos el hambre de los españoles.

Al terminar con el recuento de materiales y trasladar las dotaciones francesas a los famosos pontones, se quedó en el Departamento, donde el 5 de septiembre siguiente se le ordenó regresar a Cartagena, al presentarse se le destinó a los Batallones de Infantería de Marina y poco tiempo después se le nombró Ayudante de la compañía de Guardiamarinas.

A principios de 1809 se puso en camino a la ciudad de Tarragona, por habérsele entregado el mando del falucho Intrépido destinado en su puerto, estuvo realizando cruceros en estas aguas hasta serle entregada la Real orden del 9 de agosto, debiendo presentarse en el Arsenal de Cartagena, poniéndose rápidamente en camino, al llegar le ampliaron la R. O. con el nombramiento de Segundo Secretario de la Capitanía General del mismo Departamento, donde a su vez recibió otra Real orden del 17 de octubre seguido, notificándole su ascenso a teniente de navío con antigüedad del 23 de febrero próximo pasado. Permaneció en la Secretaria hasta recibir la Real orden de 1812, siendo nombrado Primer Ayudante Secretario en el mismo lugar, donde estuvo hasta finalizar la guerra de la Independencia y por Real orden de diciembre de 1816 quedó en situación de reserva.

Por ello pidió licencia para viajar a Madrid y le fue concedida, donde a su vez y hasta que fuera necesario para el servicio de la Armada, quedaría de residencia en la población de Orihuela. Estando en su casa recibió una Real orden del 29 de septiembre de 1817, por la que S. M., daba la orden de no ser separado del servicio por ninguna causa que lo justificara, quedando habilitado para el mando de buques de su Real Armada y que esta resolución fuera pasada a los tres Departamentos, para el buen conocimientos de todos sus altos responsables.

Continuó en su casa hasta recibir una Real orden del 24 de enero de 1818, siendo llamado de nuevo al servicio activo y se le otorgaba el mando de la polacra Carmen, pasando a realizar los cometidos propios de la vigilancia de la piratería norteafricana, hasta llegarle una nueva Real orden del 21 de octubre de 1819, comunicándole su acenso al grado de capitán de fragata, razón por la que dejó el mando de la polacra.

Las tierras movedizas de la época en cuestiones políticas, obligaba a los oficiales algunas veces a soportar sus intrigas sin poder abrir la boca. En esta ocasión como era de los favorecidos por el Rey, se produjo el levantamiento del general Riego en Cabezas de San Juan el 1 de enero de 1820, razón por la que se le nombró oficial segundo de la Secretaría de la Junta del Almirantazgo, pero poco después se le ascendió a primero segundo y como la carrera administrativa no era común con la del cuerpo general, se le dio de baja en la Armada, eso sí, fueron benévolos y le permitieron vistiera el uniforme de capitán de fragata.

Al sobrevenir la segunda invasión francesa al mando del duque de Angulema, «Los cien mil hijos de San Luis» la cual obligó al Rey al mismo Gobierno y las Cortes a abandonar Madrid para buscar refugio en Sevilla, pero al acercarse el ejército invasor pasaron al último bastión la inconquistable ciudad de Cádiz.

Sucedieron todas las acciones de guerra contra los invasores, pero al final vencieron y el 1 de octubre de 1823 fue la fecha en que el Rey se trasladó al cuartel general del duque de Angulema, jefe del ejército invasor, quien lo tenía asentado en la población del Puerto de Santa María, donde se le ratificaron sus poderes absolutos, siendo abolida la Constitución, por ello se le ordenó pasar a su Departamento donde pasó el juicio de purificación, del que salió ratificado en su grado de capitán de fragata, sin tacha en su comportamiento en el trienio liberal.

De nuevo estuvo tres años sin mando, hasta recibir la Real orden del 20 de septiembre de 1826, por ser nombrado comandante en comisión de la provincia de Vera, donde permaneció hasta principios de 1828, por pasar de nuevo al Arsenal de Cartagena con el cargo de Mayor General del mismo, estando en su puesto y cumpliendo como siempre con sus obligaciones con gran aprecio de sus superiores, le llegó una Real orden del 6 de diciembre de 1829, comunicándole su ascenso al grado de capitán de navío, permaneciendo en su destino hasta serle entregada otra Real orden del 20 de febrero de 1830, con la comisión de realizar un estudio sobre las pesquería en la Manga del Mar Menor.

Al concluir la comisión elevó una ‹Memoria› sobre sus trabajo, quedando de nuevo disponible en su Departamento, hasta recibir la Real orden del 15 de febrero de 1833 pasando a ocupar el cargo de mayor General del propio Departamento, pero no llegó al año de estancia en este destino, pues le llegó una Real orden del 23 de enero de 1834, nombrándole Secretario de la Real Junta Superior del Gobierno de la Armada, poco tiempo después por Real decreto se le nombra Primer Secretario de la Junta Superior de Gobierno y Administración económica de la Armada, una Junta de nueva creación como apoyo a la anterior y con fecha del 10 de julio se le otorga tener voto en la nueva Institución.

Permaneció en el puesto y se le entregó una Real orden del 4 de junio de 1835 comunicándole su ascenso al grado de brigadier. Y en reconocimiento la Reina Regente firma una Real orden del 13 de agosto seguido, ordenando que a éste jefe se le den los honores inherentes a su cargo y como reconocimiento se le entreguen veinticuatro mil reales de sueldo anual, por estar en servicio activo en la Armada. Permaneció en su destino hasta el 28 de noviembre siguiente, por ser de nuevo disuelta la Real Junta Superior del Gobierno de la Armada.

Quedó un par de meses sin destino, hasta recibir la Real orden del 8 de enero de 1836, nombrándole Comandante de Marina del puerto de Barcelona, pero de este cargo dimitió al comprobar in situ la cantidad de ‹favores› que se recibían y no quiso pasar por ello, razón por la que regresó a Madrid, donde se le entregó una Real orden del 13 de septiembre siguiente, siendo nombrado vocal de la Junta del Almirantazgo. (Organismo de quita y pon a gusto del político de turno)

Recibió la Real orden del 25 de julio de 1839 con su ascenso al grado de jefe de escuadra. En 1840 se le nombró Vocal de la Junta. Este mismo año por tener cumplidos los requisitos de la orden, le fue concedida la Gran Cruz de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo. Pero de nuevo el 20 de mayo seguido quedó disuelto el Almirantazgo, por ello recibió una carta en la que la Reina Regente le quedaba muy agradecida por su trabajo desarrollado en la Institución.

Como recompensa, por Real orden del 29 de septiembre siguiente se le otorga el destino de Comandante del Departamento de Cartagena, pero de nuevo renunció a él y por lo que explicó en su dimisión el Gobierno estuvo de acuerdo y se la aceptó. Por ello estuvo otra vez dos años sin destino, hasta llegarle una Real orden del 21 de noviembre de 1842, siendo nombrado Comandante de las Fuerzas Navales afectas al Departamento de Cartagena, para ocupar su puesto embarcó de transporte en el vapor Mazzeppa navegando hasta el puerto de Barcelona, donde tomó el mando efectivo de la fuerza, desempeñando fielmente todas comisiones que le fueron ordenadas.

Como no había dinero para el mantenimiento de los buques, estos se fueron hundiendo solos, llegando enero de 1843 que por no existir ninguno en activo, tuvo que dejar el mando de la escuadra por darse oficialmente de baja. Se le dio la jefatura de inspección de matrículas de la Comandancia naval de Cataluña, donde permaneció hasta recibir la Real orden del 13 de diciembre seguido, por ella era nombrado Vocal de la Junta de Asistencia de la Dirección General de la Armada (por nombre que no sea), por ello viajó a la Villa y Corte donde la mencionada Junta tenía establecido su organismo.

No estuvo mucho tiempo, pues por Real orden del 2 de enero de 1844 se le nombra Comandante General del Departamento de Ferrol, viajando a su nuevo destino, llegando y tomando el mando el 7 de marzo siguiente. Por los desagradables movimientos sobre la búsqueda de esposo a la joven Reina doña Isabel II, hubo varios alzamientos en España por existir varios pretendientes, desde la casa de Austria, pasando por la de Francia e incluso la británica, llegando al final al acuerdo de casarla con un español para evitar injerencias extranjeras, lo que a su vez se tradujo en las distintas guerras civiles llamadas Carlistas. (Así que no había solución, o por un sitio o por otro siempre a pagar el pueblo español)

Por esta razón uno de los alzamientos se produjo en abril de 1846 en Galicia capitaneado por el coronel Solís, pero don José mantuvo el orden en el Arsenal y nada ocurrió dentro de él. Por esta demostrada lealtad a la Reina se le otorgó como distinción la; Gran Cruz de la Real Orden Americana de Isabel La Católica.

Estos graves sucesos y su avanzada edad le enfermaron, por ello elevó petición de licencia para recuperarse, concedida por Real decreto del 12 de julio seguido para viajar al extranjero a recuperarse. No le dieron mucho tiempo, pues se le entregó el Real decreto del 23 de octubre siguiente, siendo destinado como Subsecretario del Ministerio de Marina, Comercio y Gobernación de Ultramar.

A pesar de no estar bien de salud, siempre dejó sus asuntos bien cumplidos, por esta razón se firmo el Real decreto del 28 de enero de 1847 entregándole el Despacho del Ministerio, permaneciendo hasta el 15 de febrero siguiente (dieciocho días), pues por otro Real decreto del 31 de marzo siguiente se le nombra Ministro Suplente del Supremo Tribunal de Guerra y Marina, ocupando este cargo por fallecimiento de su titular don Juan Bautista Topete.

En 1848 se le elige como Vocal Extraordinario de la Junta Consultiva de la Armada, con retención del cargo anterior, aquí se le dejó trabajar y cumplió dentro de las posibilidades de la época con todos sus cometidos, razón por la cual se le otorga por Real orden del 31 de enero de 1849, la Encomienda de la Real y Muy Distinguida Orden Española de Carlos III, continuando en su puesto con inmejorables servicios, así por Real orden del 28 de enero de 1852, se le comunica su ascenso al grado de teniente general y por otra del 12 de febrero de 1853 se le nombra Senador Vitalicio.

Como todos los Senadores Vitalicios acudía al hemiciclo en las ocasiones en que se debatían cuestiones de importancia suma, por ello fue uno de los ciento cinco que votaron en contra de lo planteado por el Ministro señor conde de San Luis, como represalia en el caso de Baldasano, lo destituyó del cargo de Ministro del Tribunal Supremo de Guerra y Marina. (Todo un ejemplo del ejercicio de libertad de voto.)

Al año siguiente de 1854 se produjo otra revolución, por lo que fue repuesto en su anterior cargo, permaneciendo hasta el 12 de agosto de 1857 por serle concedida la jubilación pues sus muchos años y salud no le permitían soportar el trabajo normal de su cargo.

Eso sí, con una Real carta en agradecimiento por todos sus largos y buenos servicios prestados a la corona, quedando exento por completo de todo servicio y poder disponer de su persona para elegir lugar de residencia. Abandonó la Corte y en principio pasó a Barcelona donde estuvo un tiempo, al parecer el frío no le sentaba muy bien y los médicos le recomendaron ir algo más al Sur, por esta razón se puso en camino y regresó a su ciudad natal de Cartagena, donde se estableció hasta que el 14 de enero de 1861 le sobrevino el fallecimiento por ancianidad, cuando contaba con ochenta y cuatro años de edad, de los cuales sesenta y nueve, fueron de servicios casi ininterrumpidos.

Pavía dice de él: «El General Baldasano era de buena presencia, de claro entendimiento y de basta instrucción; tenía la rectitud y firmeza de nuestros antiguos generales, en cuya escuela se educó, y era honrado á toda prueba.»

A parte de las condecoraciones mencionadas y entre otras, estaba en posesión de la Cruz de la Marina de Diadema Real.

Bibliografía:

Enciclopedia General del Mar. Garriga. 1968. Compilada por el contralmirante don Carlos Martínez-Valverde y Martínez.

Enciclopedia Universal Ilustrada. Espasa. Tomo 7. 1910, página, 335.

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española, desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Museo Naval. Madrid, 1973.

Paula Pavía, Francisco de.: Galería Biográfica de los Generales de Marina. Imprenta J. López. Madrid, 1873.

VV. AA.: Historia General de España y América. Ediciones Rialp. Madrid, 1985-1987. 19 tomos en 25 volúmenes.

Compilada por Todoavante. ©

Biografía de don Antonio Vacaro y Valcárcel

Posted By on 21 de octubre de 2018

Jefe de escuadra.

Nació en Cartagena el 18 de septiembre de 1760, bautizado el mismo día en la parroquia de Santa María de la ciudad, siendo sus padres don Antonio Vacaro y Valenciano, capitán de navío de la Armada y doña María Antonia Valcárcel y Anrrich. Sentó plaza de guardiamarina el 13 de septiembre de 1777 en la compañía del Departamento de Cartagena, recientemente inaugurada. Expediente N.º 3.291. (más…)

O. B. 1640-Combate de Cádiz

Posted By on 14 de octubre de 2018

En la noche del 21 de junio comenzó a zarpar la Flota de Tierra Firme al mando del general don Jerónimo Gómez de Sandoval, llevando de almirante a don Pedro de Ursúa, más otros capitanes entre ellos don Adrián Pulido.

(más…)

O. B. 1780 – Escuadra que regresó de Brest

Posted By on 7 de octubre de 2018

Escuadra al mando del teniente general don Luis de Córdova

Navío: Santísima Trinidad, de 120 cañones, insignia. Cmte. Capitán de navío don Fernando Daoiz. Teniente general don Luis de Córdova.

Navío: San Nicolás de Bari, de 80. Cmte. Brigadier don Francisco Javier Morales y Ríos. (más…)

1621 Combate naval en el Estrecho

Posted By on 5 de septiembre de 2018

Se situó don Fadrique cruzando el estrecho de Gibraltar y el 10 de agosto de 1621 aparecieron en el horizonte las velas enemigas, todavía no habían llegado los refuerzos demandados, por lo que sólo contaba con siete de sus galeones más dos pataches, contra la escuadra holandesa compuesta de no menos de veintiséis (1) galeones bien armados y unos treinta mercantes algunos de ellos armados. (más…)

1805 — Motín en el San Juan Nepomuceno. 19-27 / VIII

Posted By on 13 de julio de 2018

Lo que va a continuación es un documento, que dirige don Cosme Damián de Churruca al general en jefe de la Escuadra don Federico Gravina y Nápoli. Todo sucede entre el 19 y 27 de agosto de 1805. (más…)

1686 – Orden de preferencias de banderas

Posted By on 1 de julio de 2018

«El Rey. — En carta de 16 del pasado me dais cuenta de la dificultad que os envió á promover D. Pedro de Oreytia sobre la insignia que habia de poner la Capitana de flota, que teniéndose presente que la que ponia la Real era un gallardete en el palo mayor, y que habiéndole de poner la Almiranta Real en el trinquete, y el Almirante Real y Gobernador de la Armada de Flándes en la mesana, no quedaba donde ponerle la Capitana de flota, ni se le podia conceder que hiciese lo mismo que la de Flándes sin injuria désta, ni sin tropezar embarazo en los Maestres de Campo que iban sin insignia; pero que, no obstante, comunicada la materia, se determinó, por agasajar como á huésped al General de la flota, concederle que tambien pusiese su gallardete, como la Capitana de Flándes, en la mesana. Que despues, para la salva que se habia de hacer el dia del Córpus, se encontró la misma dificultad sobre el lugar que se daria al General de flotas, á quien no cederian los Maestres de Campo, los cuales, á instancia vuestra, cedieron por esta vez y sin perjuicio de su derecho, y habiendo vos dado órden al General de la Flota para que siquiera al Almirante Real en la salva, lo ejecutó al mismo tiempo, causándoos la desazon de hacerse tan á vista de franceses con este desórden. Que áun abstrayendo que la merced de General de galeones para de aquí á dos ó tres viajes que tiene el General de flota, no le da carácter para el caso presente, pues áun lo que se ha ejercido suele perderse con los nuevos empleos, como subcedió á don Diego de Ibarra con el Príncipe de Montesarcho, entendeis que, no sólo debe ser repugnantísimo á los Maestres de Campo ceder la preferencia al General de flota, pero que aunque lo fuese de galeones no vendrian en ello, siendo cierto que si el General de flota se aparta de la navegacion con un capitan de mar y guerra de la armada, no aseguraréis que le quiera éste obedecer, ni sabeis cómo habeis de convenir estas cosas, y resultará otra confusion para la concurrencia de unos y otros en los Consejos, siendo muy de mi Real servicio que, para llevar dirigido este punto, mande advertiros mi Real voluntad sobre la regulación destos puestos. Y enterado de todo lo que viene referido, he resuelto, sobre consulta de mi Consejo de Guerra, que la bandera que debe llevar la Capitana de flota, cuando se agrega á mi armada del Océano, ha de ser la que ponen las capitanas de escuadra agregadas á ella, y en esta misma conformidad la debe dar el lugar en ocasion de hacer las salvas, sin que se deba atender al grado que por otra razon tuviere el que la rige, respecto de que lo que se mira al caso presente es al que actualmente lleva. Y asi diréis al General de flota que siempre su Capitana debe ser preferida de la Capitana de Flándes, como Capitana de una armada naval, y en esta conformidad haréis se observe en las ocurrencias que hubiere, asi de salvas como otra cualquiera: y para que se tenga presente esta mi Real resolucion, daréis órden se note este despacho en los Oficios de la Armada, y me daréis cuenta de su recibo. De Madrid á 9 de Agosto de 1686. — Firmada de S. M. — Refrendada de D. Gabriel Bernardo de Quirós. — Señalada del Príncipe Montesarcho. — Al Conde Aguilar.»

Bibliografía:

Fernández Duro, Cesáreo.: La Armada Española desde la unión de los reinos de Castilla y Aragón. Est. Tipográfico «Sucesores de Rivadeneyra» 9 tomos. Madrid, 1895-1903.

Transcrita por Todoavante.

1686 – Estado General de la Armada

Posted By on 3 de junio de 2018

Como Aclaración de la situación a la que había llegado la Armada, ésta estaba compuesta en 1686 por los buques siguientes:

Armada del Océano: (más…)

1624 – Victoria sobre turcos en el golfo de Venecia

Posted By on 20 de mayo de 2018

«Segunda relación muy famosa de la gran victoria que las escuadras del Marqués de Santa Cruz, y la de Nápoles y Malta han tenido, por haberse encontrado todas en el golfo de Venecia con trece galeras turquescas, las seis de Biserta, cinco de Argel y dos de Rodas, y las rindieron, y echaron a fondo tres y cogieron las demás. Entre las cuales cogieron la Capitana de Barcelona que los turcos habían cogido los días pasados, y el número de cristianos a quien se dio libertad. Dase aviso del socorro que Su Alteza el príncipe Filiberto, que está en gloria, envió para este efecto, que fueron otras cuatro galeras de Génova, y cómo cautivaron en la presa una señora muy principal, parienta del Gran Turco, que fue a 13 de julio, año 1624. Impresa en Sevilla, con licencia, en la imprenta de Juan de Cabrera. Año de 1624. (más…)

1482 Embajada de España en Roma

Posted By on 1 de mayo de 2018

Desde casi siempre la diplomacia ha sido la primera herramienta utilizada por los gobernantes, incluso para buscar el punto débil por donde atacar a un enemigo, para ello y desde antiguo se utilizó el Enviado Especial y Plenipotenciario para entablar conversaciones, pero estos estaban el tiempo necesario para ultimar su trabajo, al fin del cual regresaban a su Rey o Estado. (más…)

1609 Expulsión de moriscos

Posted By on 4 de abril de 2018

En 1609, se produjo la expulsión de moriscos de las costas Mediterráneas, ya que el Rey había recibió constantes quejas del comportamiento de estos: «…eternos enemigos domésticos, tan pegados á los usos, á las creencias, á las tradiciones de raza; tan perseverantes en el odio á la sociedad cristiana, que no había que pensar en que jamás se asimilaran ni tuvieran de común con ella nada. En perpetua conspiración; en inteligencia con turcos, berberiscos y luteranos franceses, multiplicándose y creciendo mientras disminuía la población católica, tenían en constante peligro al orden y á la seguridad de la nación.» (más…)