Navío San Juan Nepomuceno

Posted By on 5 de diciembre de 2020

Era un navío de línea de 74 cañones de la Armada Española.

Entró en servicio en 1767 hasta 1805 en el combate de Trafalgar, donde fue apresado por los británicos.

Construcción:

Cabeza de una serie de 6 navíos proyectados por el ingeniero francés Francisco Gautier Audibert, sistema francés, ensayando en este navío las nuevas técnicas de construcción. Los otros navíos eran los siguientes, según su orden de botadura: San Pascual, San Francisco de Asís, San Lorenzo, San Agustín y Santo Domingo. Su construcción fue aprobada el 20 de septiembre de 1763 por el secretario de Marina, don Julián de Arriaga, siendo el asentista don Manuel de Zubiría el encargado de la construcción de las seis unidades según el método de Jorge Juan o sistema inglés, incluyendo en el contrato a las fragatas Santa Catalina, Santa Teresa, Santa Gertrudis y Santa Bárbara, siguiendo el modelo de los anteriores construidos en el astillero por los asentistas don Juan Fernández de Isla y don Juan Bautista Donesteve Lecuona.

Francisco Gautier llega a Guarnizo para supervisar los cortes de maderas y, por un informe que manda a la Secretaría de Marina, se le encarga la dirección de la construcción de los seis navíos. Se paralizan los trabajos mientras Gautier elabora un proyecto y plano del nuevo tipo de navío. Se tuvo que desmontar lo ya realizado, cortar nuevas maderas y empezar de nuevo su construcción, por lo que el San Juan Nepomuceno se convierte en referencia de los siguientes navíos que se construyeron bajo este nuevo sistema.

Pintor Berlinguero. Cortesía del Museo Naval de Madrid.

Sus dimensiones, en pies de Burgos, eran de 173 de quilla limpia, 196,4 de eslora, 51,4 de manga, 25,4 de puntal, 25,1 de plan, 24,6 calado a popa, 22,9 calado a proa. Llevaba 8.780 quintales de lastre y desplaza 1.800 toneladas. En metros: 56,42 de eslora, 49,71 de quilla limpia, 14,75 de manga, 7,20 de puntal, 6 de calado, 7,38 de plan, 7,06 de calado a popa, 6,44 de calado a proa. Armado con 74 cañones; 30 de 32 libras, 22 de 22 libras y 12 de 18 libras; en 1799: 28 de 36 libras, 30 de 18, 16 de a 8 y varios pedreros de 3 y 4 libras. Lleva una dotación de 39 oficiales y guardiamarinas y 531 hombres. Se le puso la quilla el 19 de junio de 1765 y fue botado el 18 de octubre de 1766.

Desde su construcción se reveló como un barco muy velero, aunque poco ágil en las maniobras cerradas a pesar de su revolucionario casco. Aun así fue asignado muchas veces para desempeñar funciones de exploración o de caza de barcos menores, propios de una fragata.

Historial:

Zarpa de Guarnizo el 15 de noviembre de ese año para completar su alistamiento en Ferrol. Su primer comandante sería el capitán de navío don José Díaz Veanes, estando embarcado en esta travesía el propio Gautier. Llegan a Ferrol el 5 de abril, quedando asignado al departamento. Una de sus primeras comisiones fue la de trasladar a los jesuitas expulsados, desde Ferrol, de donde zarpó el 2 de abril de 1767 rumbo a Cádiz. El 24 de mayo de 1767 zarpa de Cádiz con otros buques de guerra escoltando a varios mercantes que llevan abordo a los jesuitas, cuyo destino es el puerto italiano de Civitavecchia. Separado por un temporal en el golfo de León llegó al citado puerto a los veinte días, mientras el resto de los buques fondearon en Orbitelo. Con la prohibición de bajar a tierra, los comandantes resolvieron cruzar el mar de Toscana hasta que se decidiera su destino. A mediados de julio se dirigieron a Córcega donde los jesuitas son desembarcados en Calvi, Ajaccio y San Bonifacio. Realizada la comisión, regresan a Cartagena el 22 de agosto.

El 6 de septiembre zarpa de Cartagena, siempre al mando del capitán de navío Veanes para dirigirse a Ferrol, acompañado del navío San Genaro. Durante la travesía se realizaron pruebas comparativas entre los dos sistemas de construcción, resultando que no hubo grandes diferencias entre los dos sistemas. Estuvo desarmado en su base de Ferrol, acabando de hacerle un recorrido en el dique el 2 de febrero de 1768. En octubre de 1770 repitió la carena. En octubre de 1776 su grado de deterioro era lamentable y se decide carenarlo de nuevo, saliendo del dique el 29 de diciembre de 1777 listo para ser armado.

Meses antes de comenzar la guerra con los británicos, se decide enviar refuerzos a la Habana, para lo cual los navíos San Juan Nepomuceno, al mando del capitán de fragata don José de Pereda, y el Dichoso, zarpan de Ferrol el 20 de diciembre de 1778, al mando del capitán de navío don Francisco Milláu y Maraval, comandante del navío Dichoso, escoltando a cuatro mercantes fletados por la Real Hacienda, y así reforzar la escuadra en la Habana además de llevar al completo el Regimiento de infantería de Línea “Navarra”, 1.300 hombres, y pertrechos navales para la escuadra. Llegó el convoy a su destino el 16 de febrero de 1779. Los dos navíos son incorporados a la escuadra de la Habana. El 15 de mayo quedó el navío listo en la bahía habanera después de sufrir una recorrida.

Declarada la guerra contra los británicos, zarpa de la Habana en junio de 1779 con las fragatas Santa Marta y Santa Matilde para proteger el tráfico mercante y atacar a las naves enemigas. El 28 de agosto entra en la Habana desde Veracruz escoltando a tres fragatas que traían caudales y víveres. El día 7 de marzo de 1780 zarpa de la Habana con la escuadra del teniente general don Juan Bautista Bonet para conducir un convoy de tropas a Nueva Orleáns y colaborar con Gálvez en la ocupación de Mobile y después Pensacola, operación que no se lleva a cabo por varias circunstancias. La escuadra de Bonet regresa a la Habana el 21 de mayo, mientras el San Juan Nepomuceno permanece en las costas entre Mobile y Pensacola para prevenir un ataque británico a Mobile.

El día 26 de agosto de 1780 regresa a la Habana desde Veracruz con el navío San Ramón y el chambequín Caimán con un cargamento de caudales, un millón y medio de pesos, y víveres para el ejército y la escuadra de Solano. A mediados de septiembre se avistó una escuadra británica en aguas del cabo San Antonio. Zarpó una escuadra de la Habana al mando de José Solano, compuesta por los navíos San Juan Nepomuceno, insignia de Solano, Velasco, Guerrero, Astuto, Dragón, San Ramón, San Agustín y las fragatas Santa Cecilia, Santa Matilde y Santa Rosalía. Para unirse a esta escuadra zarpó el 24 de septiembre el navío San Nicolás. El grueso de la escuadra regresó a la Habana el 26 de septiembre de 1780 sin haber descubierto a la escuadra enemiga.

El 16 de octubre de 1780 zarpa de la Habana con la insignia del jefe de escuadra don José Solano, compuesta por 14 naves de guerra que dan escolta a 51 transportes con 4.000 soldados, destinados a la ocupación de la plaza de Pensacola, además de otros nueve mercantes con destino a Nueva Orleans. Eran los navíos San Juan Nepomuceno, Guerrero, Velasco, Dragón, San Ramón, San Genaro y Astuto, las fragatas Nuestra Señora de la O, Santa Matilde, Santa Cecilia, Santa Rosalía y Caymán, un paquebote y una balandra. Un huracán que duró cinco días y cinco noches dispersó la escuadra de un extremo a otro del golfo de Méjico, siendo el Nepomuceno desarbolado el día 21, pasando Solano a embarcarse en la fragata Santa Rosalía. Al sur de Mobila, segundo punto de reunión, permaneció por dos semanas. Regresó a la Habana a finales de octubre con los navíos Velasco, Guerrero, San Genaro, San Ramón y Astuto, y las fragatas Santa Matilde y Caimán.

El 26 de enero de 1781 se encuentra en la Habana desarbolado de sus tres palos. A las nueve de la mañana del 21 de marzo de 1781 comenzó la escuadra española y francesa a zarpar de la Habana en busca de un gran convoy enemigo que según las noticias había zarpado de Jamaica. Estaba a las órdenes de Solano y contaba con once navíos españoles y cuatro franceses La escuadra regresó a la Habana la tarde del 26 de marzo sin encontrar a la escuadra y convoy británico.

El 7 de abril de 1781 corren rumores de una escuadra británica que se acerca para caer sobre Pensacola, por lo que a los pocos días zarpa con la escuadra del mando de José Solano de la Habana para llevar tropas de refuerzo y proteger las operaciones, hasta la rendición de la plaza el 10 de mayo de 1781. Al regreso de la escuadra a la Habana, el San Juan Nepomuceno es sometido a varias reparaciones.

El 9 de noviembre de 1781, con la insignia del jefe de escuadra don Juan Tomaseo y al mando del capitán de navío don José Pereda, sale de la Habana con los navíos San Gabriel, San Ramón y Magnánimo y el bergantín San Juan Nepomuceno, alias Renombrado, para realizar patrullas por la costa francesa de Santo Domingo. Tras hacer una escala en Puerto Rico el 14 de diciembre captura, con el apoyo del bergantín, a la fragata corsaria británica Clyde de 22 cañones de a 8 y 2 obuses de 16, tripulada con 150 hombres, represando además una fragata norteamericana de 20 cañones. El 16 de diciembre entra la división en Guarico, volviendo a zarpar el día 24 para escoltar a ocho mercantes a la Habana, a cuyo puerto llegaron el 1 de enero de 1782.

El 9 de enero volvieron a zarpar los navíos San Juan Nepomuceno, San Nicolás, San Francisco de Paula y San Ramón para continuar con el crucero en las costas de Santo Domingo. El San Juan Nepomuceno volvió a la Habana en solitario para zarpar el 1º de febrero con el teniente general don Bernardo de Gálvez a bordo para trasladarlo a Guarico. Regresó a la Habana con los navíos anteriormente nombrados escoltando hasta el Canal Viejo de la Habana a las embarcaciones de azogues que iban a Veracruz, volviendo a Santo Domingo para reanudar los cruceros.

Realizó otros muchos servicios, capturando en uno de ellos, cuando navegaba de la Habana al puerto francés de Guarico en marzo de 1782, a la fragata británica London. Había zarpado el 5 de marzo con la escuadra de don José Solano Bote con la misión de escoltar setenta mercantes con tropas y pertrechos, escuadra compuesta por los navíos San Luis, San Nicolás, Magnánimo, San Francisco de Paula, San Genaro y San Ramón. Esta escuadra y tropas estaban destinadas a la invasión de Jamaica, llegando a Guarico el 8 de abril.

El 22 de abril zarparon de Guarico los navíos de Solano para proteger la llegada de un convoy y escuadra de 19 navíos al mando del marqués de Vaudreuil, que navegaban con muchas averías por el desgraciado combate de Los Santos, librado el 12 de abril entre Rodney y la escuadra francesa al mando de Grasse. Entraron en Guarico el 26 de abril y se decidió posponer la invasión de Jamaica al mes de octubre, por lo que la escuadra española de Solano zarpa de Guarico el 4 de julio y llega a la Habana el día 20.

En el puerto de Guarico quedó el San Juan Nepomuceno con otros buques menores. Zarparon hacia la bahía de Samaná para proteger la llegada de un convoy norteamericano. Posteriormente pasó el navío a Santo Domingo el 2 de abril de 1783, quedando incorporado a la escuadra de don Francisco de Borja. Zarpó la escuadra rumbo a Guarico a donde entraron el día 14 escoltando un convoy francés. El 27 de ese mes de abril la escuadra de Borja puso rumbo a la Habana, llegando a allí el 10 de mayo.

Acabada la guerra, la escuadra de Solano zarpa de la Habana rumbo a la península, quedando varios buques en la bahía habanera, entre ellos el navío San Juan Nepomuceno. Al mando del capitán de navío Pereda, el 16 de julio de 1783 embarcó en este navío don Bernardo de Gálvez, y zarpa al día siguiente rumbo a España con su familia, llegando a Cádiz la noche del 8 al 9 de septiembre, con el resto del convoy, las fragatas Santa Águeda, Santa Clotilde y varios mercantes. Llevaban a bordo los regimientos de infantería Príncipe, Guadalajara, España, León y Navarra. Al poco de llegar pasó a su base de Ferrol, donde entró en el dique para reparar y salió el 28 de septiembre de 1784.

El 7 de junio de 1785, al mando del capitán de navío don Pedro de Landa, zarpa de Cartagena con la escuadra al mando del jefe de escuadra don José de Mazarredo, el navío San Ildefonso, las fragatas Santa Brígida y Santa Casilda, y el bergantín Nuestra Señora de Atocha, llegando a la rada argelina el 29 de julio para tratar la paz con Argel y hacer comparaciones de navegación de los diferentes buques. Pudo demostrar que era uno de los navíos más veleros de la Armada, aunque inferior al San Ildefonso. Regresaron a Cartagena el 23 de agosto.

El 20 de enero de 1786 zarpa de Cartagena al mando del comandante Landa con las fragatas Santa Elena y Nuestra Señora de la Asunción para dirigirse a Ferrol. En 1790 se encontraba asignado al departamento marítimo de Ferrol. En 1790 entró en dique para forrar de nuevo el casco de cobre, quedando listo y rearmado en el mes de abril. Con la división de cuatro navíos del jefe de escuadra don Felipe López de Carrizosa zarpó del Ferrol para incorporarse en el cabo de Finisterre a la escuadra del teniente general don José Solano Bote, marqués de Socorro, para realizar varios cruceros en previsión de un rompimiento de guerra con los británicos por el incidente de Nutka.

En abril de 1790 se hizo a la vela de Ferrol rumbo a Cádiz al mando del brigadier Landa. Tras realizar un crucero por el cabo Espartel, regresó a Ferrol a finales de diciembre de 1790 para desarmar. Durante septiembre y octubre de 1790, al mando del capitán de navío don Pedro de Landa, realizó varias travesías entre Cádiz y Ferrol, quedando finalmente desarmado en Ferrol.

En 1793 se encontraba en el departamento de Ferrol desarmado y al mando del capitán de navío Landa. El 9 de febrero de 1793 es armado y puesto al mando del capitán de navío don José de Escaño y García de Paredes, siendo agregado el 26 de marzo a la división del jefe de escuadra don Francisco Melgarejo. Zarpa de Ferrol y entra en Cartagena el 1º de abril para incorporarse a la escuadra del teniente general don Francisco de Borja.

El 6 de mayo de 1793 zarpa de Cartagena con la escuadra de Borja para la campaña de Cerdeña, participando en la toma de las islas de San Pedro y San Antíoco. Esta escuadra se dirige a Barcelona para desembarcar a los prisioneros franceses y posteriormente a las costas de Provenza para apoyar a los ejércitos aliados. El 12 de julio regresa a Cartagena con el navío San Leandro y la fragata Santa Rosalía, zarpando de nuevo el 23 de julio con otros siete navíos para incorporarse a partir del 1º de agosto en las costas del Rosellón a la escuadra del teniente general don Juan de Lángara. El 29 de agosto, todavía al mando del capitán de navío don José de Escaño, llega con la escuadra de Lángara a Tolón.

Los días 18, 19 y 20 de septiembre participó activamente en la destrucción de dos baterías francesas. Realizó otras comisiones desde Tolón hasta que la plaza es evacuada el 19 de diciembre y llega a Cartagena el 31 de ese mes con refugiados franceses. Al mando del brigadier Escaño e insignia del jefe de escuadra don Sebastián Ruiz de Apodaca desde el 24 de febrero, zarpa de Cartagena el 1 de abril de 1794 para transportar de Liorna a España al infante don Luis de Borbón, príncipe heredero de Parma, que vino a España para casarse con la infanta doña María Luisa. La escuadra, que estaba al mando del teniente general don Juan de Lángara, estaba compuesta de diez navíos, tres fragatas y dos bergantines, regresando a Cartagena el 11 de mayo.

El 5 de julio cesa en el mando el capitán Escaño, relevado por el capitán de navío don Martín García Serón de Aragón. El día 11 de julio zarpa de la escuadra de Cartagena y fondea  en el golfo de Rosas el día 22 con tropas y municiones para aquella plaza. El jefe de escuadra Apodaca transbordó su insignia al navío San Hermenegildo el 24 de julio. El 27 de julio se hizo a la vela la escuadra para cruzar sobre Tolón, isla Santa Margarita y otros puertos del Mediterráneo bloqueando en sus puertos a las escuadras francesas. Regresó la escuadra de Lángara al departamento de Cádiz el 18 de septiembre.

Por Real Orden del 1º de octubre de 1794 queda el navío asignado al departamento de Cartagena, donde entró el 19 de enero de 1795. Al mes siguiente de recibir esta orden, zarpa de Cádiz el 2 de noviembre de 1794 con la escuadra de don Francisco Melgarejo y llega a Rosas el día 8 de ese mes, realizando diversas operaciones durante el tiempo que duró el sitio de la citada plaza. El 11 de enero de 1795 zarpa de Cartagena con la escuadra de Lángara para cruzar la costa de Cartagena. Separado de la escuadra por un temporal, entra en Cartagena el 20 de enero.

Con la insignia de don Domingo Pérez de Grandallana, participó entre el 24 de junio y el 17 de septiembre en las operaciones en defensa de la plaza de Rosas, evitando la pérdida del bergantín San León, de una tartana y de una lancha de fuerza durante un fuerte temporal. Durante este periodo sólo entró en Cartagena el 30 de agosto. Ya en el mes de septiembre, al mando del capitán de navío don Juan José Martínez, realizó un crucero sobre Argel y, a partir de este mes realizó varios viajes a Cádiz hasta final de año.

En enero de 1796 tuvo varias averías como consecuencia del abordaje con la fragata Nuestra Señora de la Paz, ambos buques pertenecientes a la escuadra del Mediterráneo, del mando del teniente general don José de Mazarredo, además de las causadas por un temporal en el mes de febrero cuando navegada en conserva del navío Reina Luisa. El 7 de junio de 1796 sale de Cartagena para Barcelona con el navío San Ildefonso, pasando después ambos navíos a Cádiz para dejar en esta base la artillería y municiones recogidas en el puerto catalán. Pasó después a Cartagena el 28 de agosto para desarmar. A finales de noviembre desembarcó el capitán Martínez por enfermedad, siendo sustituido por el brigadier don Jose de Goicoechea.

En octubre de 1796 comienza la guerra contra la Gran Bretaña, zarpando de Cartagena con la escuadra de José de Córdoba el 31 de enero de 1797 rumbo a Cádiz. El 1º de febrero de 1797, al mando del capitán de navío don Antonio Boneo, zarpa de Cartagena con la escuadra del teniente general don José de Córdoba y Ramos librando el 14 de febrero el combate del Cabo San Vicente, pero no participó en la acción, siendo su capitán suspendido de empleo por dos años. Después de la batalla quedó en Cádiz con la escuadra del teniente general don José de Mazarredo, bloqueada por la británica de John Jervis hasta 1799.

El 16 de marzo de 1797 el capitán Boneo es sustituido por el capitán de navío don José Ramón de Vargas Varaez, a su vez sustituido a primeros del mes de abril por el segundo en el mando, el capitán de fragata don Luis Ureta, cuando Mazarredo se hace cargo de la escuadra. Queda desarmado en octubre de 1797. En enero de 1798 entró en el dique de La Carraca para hacerle una recorrida, siendo rearmado en febrero de 1799 e incorporado a la escuadra de Mazarredo en noviembre de 1798. El 1 de marzo del año siguiente toma su mando el capitán de navío don Francisco Vázquez de Mondragón.

El 12 de mayo de 1799 sale de Cádiz con la escuadra de 17 navíos y 4 fragatas del teniente general don José de Mazarredo para unirse a la francesa de Bruix, al entrar la escuadra británica de bloqueo en el Mediterráneo en persecución de la francesa. El 20 de mayo llegan a Cartagena para reparar después de sufrir un temporal en el golfo de Vera. En unión de la francesa de Bruix zarpan rumbo a Cádiz el 29 de junio, a donde llegan el 10 de julio. Antes de su salida de Cádiz hacia el puerto francés de Brest, tenía un armamento de 28 cañones de a 24 pulgadas, 30 de a 18, 16 de a 8 y 4 pedreros de a 4, siendo tripulado por 623 hombres y su casco estaba forrado de cobre. La escuadra combinada llega a Brest el 9 de agosto. Del 5 de mayo al 20 de agosto de 1801 se apostó en la rada de Proscambel con los navíos Conquistador y Guerrero, al mando del comandante del San Juan Nepomuceno para prevenir un ataque de los británicos.

El 23 de diciembre de 1801 el capitán Mondragón cesa en el mando para hacerse cargo del Bahama, siendo sustituido por el capitán de navío don Joaquín Gómez Barreda. Con la llegada de la paz de Amiens, zarpa de Brest con la escuadra, ahora al mando de don Antonio de Córdoba, el 29 de abril de 1802 y regresa a Ferrol en conserva del navío Mejicano, mientras el resto de la escuadra prosigue su marcha hasta Cádiz. Al llegar a Ferrol queda desarmado. En octubre de 1802 entra en dique para carenar.

En diciembre de 1804, al comenzar una nueva guerra con Gran Bretaña, se encontraba desarmado en Ferrol, siendo carenado en octubre de 1804 ante la inminente entrada en guerra con Gran Bretaña, ordenando su alistamiento el 13 de noviembre. El capitán de navío don Luis Antonio Flórez y Pereyra es su comandante entre el 21 de noviembre de 1804 y el 19 de febrero de 1805. El 1º de febrero de 1805 se le concede el mando, a solicitud de éste, al brigadier don Cosme Damián Churruca, tomando posesión del mismo el día 19, y para el mes de junio de 1805 se encuentra listo y pertrechado e incorporado en la escuadra del mando del teniente general don Domingo de Grandallana, con la que zarpó de Ferrol el 10 de agosto para fondear en la ría de Ares y unirse a la escuadra hispano-francesa al mando de Villeneuve. El almirante francés zarpa el 13 de agosto rumbo a Brest, pero dos días después decide poner rumbo a Cádiz.

Un día antes de la llegada a Cádiz, el 19 de agosto, se encontrada el San Juan Nepomuceno destacado con dos navíos franceses en descubierta dando caza a una fragata británica de la escuadra de Collingwood. En este contexto, ocurrió un hecho casi insólito en la Armada española, un motín a bordo del navío. Cuando todo estaba preparado para el combate, varios infantes de marina vacían las ollas de los ranchos de los oficiales mayores. Durante esa noche y el día siguiente estuvo Churruca haciendo diligencias infructuosas, tomando la decisión de privar de la ración de vino a cuarenta y dos infantes de marina hasta que aparecieran los verdaderos culpables. El 24 de agosto llegó del Mayor General de la escuadra un escrito que informaba que tres infantes habían hecho un recurso sin autorización y contrario a las Ordenanzas. La mañana del 27 de agosto el soldado de marina Simón Pérez solicitó al alférez de fragata don Benito Bermúdez de Castro su ración de vino, negándosela al ser uno de los castigados, protestando en voz alta y en el alcázar, siendo echado del alcázar a empujones. Otros dos soldados llegaron con la misma pretensión y son amenazados con el cepo. Varias voces de protesta se oyeron en contra del castigo contra los tres soldados y varios hombres corrieron a la primera batería a hacerse con sus armas. El segundo comandante, el capitán de fragata don Francisco Moyúa, cogió una pistola descargada y se dirigió rápidamente a la primera batería, mientras Churruca salió de su cámara y se encontró a la guardia custodiando las escalas y escotillas para que no pudieran subir los sublevados. El capitán Moyúa encontró a varios infantes armados y con su arma descargada se metió entre los amotinados y les ordenó bajar las armas, a lo cual accedieron y subieron al alcázar por las escalas de popa. Churruca escuchó sus quejas y les habló, mientras en el navío reinaba el silencio más absoluto.

Los amotinados prefirieron que les castigase Churruca antes de ser juzgados en un Consejo de Guerra y le rogaron que no les abandonase. Del navío Príncipe de Asturias llegó un oficial para ofrecer auxilio después de ser avisado por el oficial José de Apodaca, pero no hizo falta; las tropas del Regimiento de la Corona habían tomado sus armas y ocupados los puestos claves en un movimiento espontáneo. Esa noche se dobló la guardia y se tomaron las medidas necesarias para reprimir otro motín. Al arsenal de La Carraca son llevados tres cabos y treinta soldados de las compañías 5ª del 2º y 6ª del 12º batallón de Marina. Al no haber derramamiento de sangre, Churruca intercedió por ellos ante Gravina para que no fuesen ejecutados, siendo conmutada esa pena por la de ocho años de cárcel.

La escuadra combinada llega a Cádiz el 20 de agosto. Al mando del brigadier don Cosme Damián Churruca combatió en Trafalgar el 21 de octubre de 1805. Fue capturado tras rendirse y remolcado a Gibraltar por el navío británico Dreadnought. Fue uno de los últimos barcos en rendirse, se batió al principio contra dos navíos enemigos y más tarde contra cuatro, cuando otros navíos españoles y franceses ya habían abandonado la lucha. Churruca, ya moribundo, prohibió a sus oficiales rendirse y ordenó continuar la lucha. Cuando finalmente se rindió estaba rodeado por seis navíos enemigos. Tuvo un total de 100 muertos, entre ellos su comandante Churruca y su segundo Moyúa, y 150 heridos.

Tras el combate de Trafalgar, fue tomado al servicio de Gran Bretaña como HMS San Juan y sirvió como pontón y recepción de autoridades en Gibraltar durante muchos años, hasta que en 1818 fue vendido y desguazado. En honor al valor de D. Cosme Damián Churruca, se colocó una placa con su nombre en la cabina que él había ocupado mientras permaneció a bordo, y se ordenó que todo el que en ella entrara, se quitara el sombrero como muestra de respeto a un enemigo aguerrido.

Para más información de lo acaecido en el combate: Parte Oficial del Combate de Trafalgar del navío San Juan Nepomuceno.

Su bandera en Trafalgar fue devuelta por los británicos en 1876 en una permuta de objetos históricos y actualmente se encuentra expuesta en el Museo del Ejército en el Alcázar de Toledo.

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