Posted By Todoavante on 6 de febrero de 2021
A lo largo de todos estos historiales de buques mercantes armados, en algunos de ellos por ser los más importantes, se menciona al Generalísimo, Jefe del Estado Mayor de la Marina y «Terminus»: el primero todos sabemos quién era, el segundo, era el vicealmirante Excmo. Sr. D. Juan Cervera Valderrama, quien ya estaba en la reserva al comenzar el alzamiento, siendo requerido por el primero para ejercer el cargo mencionado, pero siempre (salvo raras excepciones) estuvo en su cuartel general en Burgos; la tercera denominación, es a causa de que el primero siempre quiso estar cerca del frente, para ello se compraron seis (hay quien dice siete) auto-caravanas de la marca Ford, como a tal vehículo disponía de un pequeño lavabo, una cama y en su caso se habilito una mesa, todo para evitar ser bombardeado o simplemente ametrallado, si era localizado por el enemigo, para evitarlo siempre tres de ellos estaban cerca uno del otro, entre 5 y 10 kilómetros, el resto o bien revisando o bien dispuestos en otro frente a donde se desplazaba en un vehículo normal, y su nombre en clave era el denominado. En ningún caso se utiliza como peyorativo, porque la verdad en que no se sabía dónde estaba en ningún momento, por ello nos referimos a él, como «Terminus» y como se verá en un historial, tenía sus razones, más que comprobadas para actuar como lo hacía.
La Junta de Defensa Nacional, formada por el Presidente: General de División D. Miguel Cabanellas Ferrer, por ser el más antiguo; vocales: General de División D. Andrés Saliquet Zumeta; Generales de Brigada: D. Luis Miguel Limia Ponte y Manso de Zúñiga VIII Marqués de Bóveda de Limia, D. Emilio Mola Vidal (jefe del Ejército del Norte) y D. Fidel Dávila Arrondo; Capitán de Navío D. Francisco Moreno Fernández; Coroneles de Estado Mayor, D. Federico Montaner Canet y D. Fernando Moreno Calderón, quienes deciden nombrar Jefe de la Flota nacional al capitán de navío ya nombrado, con fecha del 30 de julio de 1936. El general de división D. Francisco Franco Bahamonde, se incorporó a la Junta el 3 de agosto, el general de división en la reserva D. Germán Gil Yuste, lo hizo el 18 de agosto y por último el general de división D. Gonzalo Queipo de Llano y Orgaz, el 19 de septiembre.
A su vez aclarar que incluso en libros, se menciona a D. Francisco Moreno, como integrante y secretario de esta Junta reunida en Salamanca el 21, pero se tomó la decisión entre el 29 y 30 de septiembre, siendo partícipe de la elevación como Generalísimo y Jefe de Estado de D. Francisco Franco Bahamonde, lo que fue efectivo el 1 de octubre, resultando no ser cierto, pues es bien comprobable que estos días, al mando de los cruceros Canarias y Almirante Cervera, se encontraba en el Estrecho, donde el 29 a las 06:40 daba la orden de abrir fuego, sobre el destructor republicano Almirante Ferrándiz, siendo hundido, pasando de inmediato a embarcar en Ceuta ambos buques, tropas del Protectorado a Algeciras, resultan físicamente imposible estar en dos sitios a la vez, al menos de momento no se ha conseguido; de hecho quien sí estaba era el coronel de Estado Mayor D. Fernando Moreno Calderón, quedando demostrado que ambos empezaban su nombre por F y su primer apellido era curiosamente el mismo, de ahí la confusión. Pero queda aclarado que a pesar de ser parte de esa Junta, no participo en absoluto en las decisiones del nombramiento.
La escasez de buques en la zona sublevaba y la falta de
medios para poder construir muchos más buques, llevo al Estado Mayor de la
Armada a tomar la decisión de armar buques mercantes, para así asegurar las
comunicaciones marítimas propias, como interceptar lo máximo posible a los de
la República, porque de ser así la guerra duraría menos tiempo, ahorrando vidas
y endeudamiento, pero la gran diferencia de estos, consistía en tener menor
velocidad (a veces la mitad de un buque de guerra) y su fragilidad ante un
combate naval era evidente, por ello siempre navegaban por rutas poco usadas, y
entraban en las normales al saber o ser requeridos para interceptar al enemigo,
lo que dice mucho del poder de las comunicaciones, tardando algún tiempo en ser
posible, pues algunos buques ni siquiera llevaba los medios normales para realizarlas.
Decir que al menos entre profesionales los buques se dividieron en dos
denominaciones, una Cruceros Auxiliares y otra Mercantes Armados, la diferencia
era notable, los primeros llevaban como artillería principal cañones de 152’4
m/m y una pequeña instalación y medios, para una dirección de tiro
centralizada, (normalmente de las reservas de los destructores) por el
contrario los segundos, su mayor calibre era de 120 m/m y no contaban con
dirección de tiro centralizada, por ello cada pieza efectuaba el tiro por sus
propios medios, algo muy diferente a los primeros, y de ahí su diferenciación
al escribir sobre ellos.
Basándose en el Derecho Marítimo Internacional, en uno de
sus artículos ampara a los buques mercantes armados, así enmascarados para
poder actuar en defensa de sus intereses, pero cumpliendo las normas legales,
las cuales dicen: «Deben primero estar
registrados como a tales buques de la Armada del país de origen; su comandante
sea un oficial patentado de su Armada; la obligación de largar su pabellón
antes del ataque y el gallardete de su Comandante, y limitar su acción de
acuerdo a las Leyes de la guerra». Ante esto «Terminus» decidió hacer algo
para al menos entorpecer ese libre tránsito en el Canal de la Mancha y Mar del
Norte, sin olvidar todo el Mediterráneo, desde el Bósforo, al estrecho de
Gibraltar.
Los relacionamos a continuación por parte de los
sublevados y los pocos que armó la República, con un pequeño historial de su
trayectoria durante el conflicto. Aunque en algunos ampliaremos la información,
por disponer de ella, pero prácticamente en los sublevados, dado que los
gubernamentales al no llevar oficiales de la Armada en su mayoría, en ninguno
de ellos se llevó el oficial Cuaderno de Bitácora, lo que impide no tener datos
concretos al respecto y en el mejor de los casos se supo de su existencia, por
encontrarlos armados y bien hundidos, o bien atracados en los diferentes
puertos.
El entonces capitán de navío de la marina de la URSS, en
esta época era el Jefe del Estado Mayor de la marina de la República, quien
llegó a ser el Almirante Nicolai G. Kuznetsov, verdadero impulso y creador más
tarde del poder naval de su país, quien comunicaba a su gobierno diciendo: «A finales de 1937 la correlación de
fuerzas había cambiado muy desfavorablemente para la República española, hasta
el extremo de hacerse imposible utilizar las comunicaciones por el
Mediterráneo. Hubo necesidad de recurrir al camino que llegaba desde el Báltico
hasta los puertos franceses de El Havre y Cherburgo y, de allí, por
ferrocarril, a través de Francia» Una aclaración de la efectividad de
los nacionales, y pone de manifiestola inferioridad de los
gubernamentales, por la falta consabida de oficiales profesionales a bordo.
El Gobierno de Madrid y a lo largo de la guerra, no pudo
prestar mucha atención a su marina, por ello no intento aumentar sus problemas
con fuerzas auxiliares, todo debido a que la mayor parte de los mandos, fueron
asesinados en diferentes puertos, aunque los más conocidos son los de
Cartagena, Bilbao y Málaga, esto provocó una gran falta de oficiales preparados
para esta singular misión, pero transcurrido un tiempo, se dio cuenta
necesitaba de estos buques, para proteger su tráfico marítimo, de ahí las pocas
noticias que se tienen, y muy posiblemente algunas no sean ciertas y otras, han
pasado al cajón del olvido, por ello no se da alguna noticia o dato concretos, por
lo que pueden perfectamente no ser ciertas, por lo mencionado, tanto por exceso
como por defecto. Todo causado porque no han quedado escritos que se puedan
contrastar, porque la mayoría de todos ellos no llevaban consabido Cuaderno de
Bitácora, por órdenes directas del Jefe del Comité Revolucionario a Bordo, por
considerar que todo lo que se hacía era secreto y en algunos casos conocidos,
los documentos fueron destruidos o bien han desaparecido, esta es la causa por
la que sólo si había enfrentamiento o captura con otro nacional, siendo la
causa de haber llegado hasta nosotros algo de información fiable.
Como se relata, en los casos de enfrentamiento entre la Royal Navy y los buques nacionales en la campaña naval del Cantábrico, al concluir ésta el 21 de octubre de 1937, la política cambio radicalmente, no en balde el 11 de octubre anterior, al tener conocimiento del imparable avance de las tropas nacionales, Londres envió a Salamanca a Sir Robert Rodesn, como representante diplomático, pero sin ser embajador, por su parte el Generalísimo, a su vez nombró a D. Jacobo Fritz-James Stuard y Falcó, Portocarrero y Osorio, XVII Duque de Alba de Tormes y X de Berwick, más otros muchos títulos, pero el último pertenece a uno de los 20 duques del Reino Unido, con ello y de hecho, unos días antes del alzamiento todo su patrimonio de libros, arte y obras de todo tipo, fueron embaladas y trasladas a la embajada británica en Madrid, con la sola distinción de dos letras: D. B. así pudo salvar una gran parte de la historia de España, pero a su vez se trasladó con su familia a la isla. Por ser duque del Reino Unido, tenía un lugar especial (como todos ellos) en la Cámara de Diputados británica, por ello estaba casi al día de todo lo que sucedía en España, trasladando las informaciones a Burgos y después Salamanca, por lo que en realidad aunque no estaba nombrado, era persona de confianza y conocimientos apropiados para ejercer su nuevo cargo, aunque como se dice ya lo venía haciendo aunque no podía demostrarlo, pero a su vez tampoco se le podía tocar en Albión, gustase su presencia o no, y como colofón, le unía ser primo del Sir Winston Leonard Spencer Churchill, con el que tuvo algún que otro enfrentamiento-conversación.
A su vez, lo ya relatado en alguno de los historiales de buques, somos conocedores de los múltiples encontronazos con los HMS, pero hubo uno que estuvo a punto de causar verdaderos problemas a los nacionales, porque los destructores en poder de los gubernamentales, eran iguales a los de los tipos Douglas y Stuart, y otras series sumando en total más de 45 unidades, de ahí que hasta no estar muy cerca, era imposible saber quién era quién, a ello termino por sumarse el problema por la presencia en el Cantábrico de los Ciscar y José Luis Díez, prácticamente la diferencia más notable consistía, en que el segundo palo de los británicos era más largo que el de los españoles, causando a veces ser ahorquillado por el Almirante Cervera algunos de ellos, (hubo ocasión de la existencia de hasta 8 unidades HMS, en estas aguas) e inmediatamente se presentaba el acorazado de rigor a pedir explicaciones. En uno de los casos (no se ha mencionado en el buque que ocurrió) el comandante nacional, le espetó al contralmirante británico: «Si en vez de traer estos trastos aquí, Uds, cambiaran, porque pueden, por los de otro tipo, estos problemas no se producirían» la cosa no fue a más, pero estuvo cerca, a pesar de todo, ellos no cambiaron un ápice su comportamiento, sólo como se dice arriba, al ver que podían perder el flujo de llegada de mineral de hierro a su isla, cambiaron como siempre a su conveniencia, pero en este caso, también se beneficiaba España, pues en realidad fueron las primeras divisas que entraban en el país y a su vez a la minería norteña le vino muy bien, ya que prácticamente todos siguieron trabajando, no es poco cuando aún quedaban por delante casi dos años de guerra, poder llevar un sueldo a casa.
Aunque no es naval, la noticia en sí dice mucho del
interés de Gran Bretaña, cuando las cosas se le están escapando de sus manos:
fue el propio ministro de Asuntos Exteriores británico Mr. Eden, quien movió
ficha, llamando a las potencias europeas, para intentar llegar a un acuerdo,
para que ambas partes en conflicto retiraran los efectivos extranjeros, siendo
aceptada por todos los países el 3 de noviembre de 1936, a su vez se produjo un
acercamiento entre Reino Unido e Italia, facilitando el statu quo asegurando
con ello la paz en el Mediterráneo, el mando nacional ya concluido el frente
del Norte, la ayuda italiana no le era necesaria, mientras que el gobierno de
Valencia también podía prescindir de la Brigadas Internacionales, pues en esos
momentos comenzó a quedar organizado el Ejército Popular de la República, por
ello Salamanca firmó a finales de noviembre y Valencia a mediados de diciembre,
todo era con referencia a las tropas de tierra, no a las de mar.
Como punto final a la campaña naval del Norte, el
presidente de la II República durante toda la guerra, D. Manuel Azaña Díaz, en
sus Obras Completas escribe: «Llevo un
año a la cabecera del enfermo, observándole día y noche. Creo conocer su mal.
En el orden militar, aunque se ha progresado mucho en organización y
disciplina, subsisten defectos de casi imposible remedio. En cuanto a los
aprovisionamientos, dependemos casi en absoluto de las importaciones. Ninguna
guerra se puede ganar en la Península si no se domina el mar, sobre todo
estando cerrada o siendo hostil la frontera francesa. Desgraciadamente,
nosotros perdimos el domino del mar, gracias a la situación de la Escuadra.
Bastará que aprieten un poco el bloqueo para que nos priven de materiales,
indispensables, como la gasolina. Por este lado vivimos en precario.» Un
reconocimiento total al poder naval cuando se está en guerra, algo que incluso
costó admitir en el bando vencedor y tras muchos años no se logró sacar la
cabeza debajo del agua.
Para refuerzo de los cruceros auxiliares se había pedido
al gobierno de Italia, les facilitara un puerto donde repostar los buques, por
ello el 20 de julio de 1937 comunica el agregado naval en Roma, el capitán de
fragata D. Arturo Génova Torruella, quien estaba al mando de toda la vigilancia
en su zona, al Almirante Jefe de la Flota que, el gobierno italiano habían
autorizado su vieja proposición, no siendo otra que, poseer una base en isla de
Favignana, al E. de Sicilia, donde se trasladó como apoyo el transporte Mina Piqueras, para servir como pontón
con todo tipo de personal, combustible e incluso munición, lo que permitía
enviar a ella los buques que lo necesitaran, para su abastecimiento y si era
posible algún descanso de las dotaciones, por ello a partir de este momento,
fueron asignados los mercantes armados, Antonio
Lázaro, Vicente Puchol, Mallorca y Rey Jaime I, facilitando así converger con rapidez a vigilar el
estrecho que, la isla de Pantelaria produce, por su parte Norte y Sur, al
encontrase en la boca entre el SO., de Sicilia, en el cabo de Granitola y el
cabo Bon en Túnez. El puerto de embarque en Italia fue siempre, salvo raras
excepciones el de Cagliari, donde a su vez se cedió a los nacionales unos
almacenes y un depósito de combustible con capacidad para 15.000 tn.
Un logro más del Almirante, quien en realidad aún llevaba
su galones de capitán de navío, algo fuera de toda lógica, pues a pesar de ser
pocos, en los sublevados habían varios Vicealmirante y Contraalmirantes, pero
queda demostrado con esto, todo su gran trabajo durante la guerra, que sin duda
ninguna era el mejor y no le iba mucho a la zaga, del que estaba al mando de la
guerra, el Generalísimo, además entre otras cosas ya se conocían, pues cuando
estuvo al mando de patrullero Larache, con ocasión del desembarco
de Alhucemas, lo transportó cediéndole su cámara para que descansara, hasta
dejarlo entre sus compañeros, pero ni con esas se le ascendió como merecía, de
hecho y por reglamento fue ascendido a contralmirante el 29 de julio de 1937, eso
sí, ya estaba estampillado con este grado, desde que fue nombrado Almirante de la Flota y Jefe del Bloqueo de
todas las Fuerzas de Tierra, Mar y Aire del Mediterráneo. Lo que más llama
la atención es que, entre sus superiores había en el Cuerpo General, 4 Vicealmirantes,
4 Contralmirantes y 11 Capitanes de Navío por delante de él en el escalafón,
pero el Generalísimo decidió fuera él y no otro (los números que se dan son los
vivos, otros como sabemos no lo estaban). Por nuestra parte sólo añadir que, el
título en sí merece un marco.
En el caso de la guerra naval en el Mediterráneo, se vino a solucionar un problema, éste eran las falsas alarmar de salida de buques con carga militar del puerto de Odessa, lo que inmediatamente era comunicado al Jefe del Estado Mayor de la Armada, y éste al Almirante Jefe de las fuerzas de bloqueo, causando con ello la movilización de buques para su interceptación, pero al mismo tiempo se dejaba sin vigilancia de los sublevados, las costas francesas y españolas del mismo mar, lo que producía un gran desgaste innecesario de los buques y facilidad para conseguir sus objetivos, ante esto el Almirante de la Flota nacional, propuso al Jefe del Estado Mayor, enviar a algún marino que vigilara el paso del Bósforo, para así confirmar las informaciones, lo que fue aceptado por «Terminus» el 5 de agosto de 1937, siendo nombrado para ello el capitán de corbeta D. Manuel Espinosa Rodríguez, quien había salido de una enfermedad, causada por una afección hepática, sumada a una crisis por cansancio a lo largo de la campaña naval, por ello días después fue transportado en un avión de la compañía Ala Litoria italiana, llegando a Génova, donde le recibió el agregado naval de la Embajada de España en Roma el capitán de fragata D. Arturo Génova Torruella, a su vez le acompañó al Ministerio de Marina de Italia, donde se pudieron concretar datos y formas.
El problema consistía en que el pasaporte de los
oficiales, sólo era reconocido por Alemania e Italia, a su vez coincidió que
Espinosa en 1931 había estado embarcado en buques de la Marina Alemana, por
ello conoció al entonces capitán de fragata Wilhelm Canaris, quien era a su vez
el jefe del Estado Mayor del Arsenal de Wihelmshaven, aparte de conocer a otros
muchos oficiales, por ello no dudaron en ponerse en contacto con el ahora,
Almirante jefe de los Servicios Secretos de la Defensa de Alemania (Abwehr),
todo ello como es obvio mejoró las relaciones, facilitando la instalación de
los servicios secretos españoles en la zona, de hecho visitó Turquía, Rumanía y
Grecia (todo con un pasaporte entregado por el Almirante alemán), fue
trasladado Espinosa a Sofía y Estambul, lo que pudo realizar por ostentar el
cargo de Agregado Naval adjunto de la España nacional en Roma, en ésta última
capital comenzó la organización de los servicios, para evitar delatarse, sus
mensajes en clave eran trasmitidos al agregado naval en Roma, y éste los hacía
llegar a Salamanca y Palma, fue un alivio para el Almirante Jefe de la Flota
nacional, pues ahora tendría información de primera mano y fiable. Añadir que,
Espinosa permaneció en esta comisión hasta diciembre de 1937, por recibir la
orden de trasladarse a Roma, donde permaneció hasta octubre de 1938, pasando
como Agregado Naval a Berlín, desde aquí logro incluso impedir la salida de
mercantes con armas, quedando estos en puerto del norte de Europa hasta
finalizar el conflicto.
Algo que se incorporó a estos buques fueron las tablas de la artillería naval, estas estaban en vigor desde que el teniente de navío D. Jaime Janer Robinson, las puso en práctica demostrando su valía en 1912, siendo publicadas en 1914, por ello pidió a sus jefes la construcción de un edificio donde impartir sus clases, creando la Escuela Naval de Tiro Janer, por su experiencia fue nombrado director de tiro del acorazado España, como es lógico aplico su sistema y muy pronto se dio por bueno por toda la armada, publicó «Balística Exterior, Telemetría y Tiro Naval», en 1920 y «Estereofotogrametría y su aplicación a la calibración de la artillería» en 1923, las cuales por su gran interés fueron la base de la nueva Escuela.
Para no extendernos en el tema la aplicación consistía
en: abrir fuego en dos salvas seguidas, desfasadas en deriva en una corrección
llamada “K”, consistiendo, en medir aproximadamente en el ángulo, en milésimas,
subtendido por la eslora del buque enemigo, a partir de aquí venían las correcciones,
si la primera salva caía a la izquierda (daba igual que el buque enemigo fuera
al mismo rumbo o al contrario) salva (“K” izquierda) y la segunda a derecha
(“K” derecha), el director de tiro por las tablas, calculaba el tiro en deriva,
para ello debía deshacer las “K”, una vez hecho se daba la orden de abrir fuego,
y casi siempre el buque quedaba centrado en deriva, una vez conseguido esto, el
director de tiro ordenaba por salvas sucesivas para alcanzar el blanco, para
ello estaban las tablas de distancia, que eran notificadas por los cabos de
artillería al director, y en pocos disparos ahorquillar el buque enemigo, con
el dicho «periodo de centrado»,
momento en el que daba la orden de efectuar «fuego rápido» o «periodo de
eficacia», logrando siempre hacer algún blanco, de aquí se pasaba a ir
corrigiendo las distintas torres, para que todo el fuego fuera certero. Este
sistema se aplicaba igualmente en los cruceros auxiliares y mercantes armados,
por llevar en cada pieza una dirección de tiro portátil, la cual era manejada
por un experto artillero, de ahí la cantidad de tiros a las proas de los
mercantes para que estos se vieran obligados a parar, las cuales se relatan en
los varios episodios de este trabajo, en cada uno de los buques.
Por decreto nº 381 del 11 de octubre de 1937, se
estampillaba al contralmirante Excmo. Sr. D. Francisco Moreno Fernández, como
vicealmirante, (aquí habría que explicar que, a pesar de ser sublevados, se
respetaron los grados de la II República, la cual rebajo las graduaciones,
desapareciendo los grados de Capitán General y Teniente General, como Capitán
General y Almirante en la Armada, por ello quedaba como máximo, el de General
de División y Vicealmirante. Además está la confusión lógica, de que tanto el
General de División como el de Brigada, se distinguían sólo por el color de la
estrella de cuatro puntas, en el primer caso era dorada, y el segundo plateada,
por ello en fotos de la época, no se puede apreciar la diferencia por no
existir el color en ellas, no se restablecieron los rangos superiores, hasta
mediados de 1939).
Por Decreto del 10 de octubre de 1937, se creaba el mando
de las Fuerzas de Bloqueo, ambos decretos publicados en el B.O.E. nº 256 del 11
de octubre de 1937, y decía así:
«Nombro Jefe de
las operaciones del Bloqueo en el Mediterráneo con mando de la Flota y buques
sueltos y de todas las fuerzas aéreas y terrestres afectas a aquel servicio al
contralmirante de la Armada Excmo. Sr. D. Francisco Moreno Fernández,
habilitado de vicealmirante, quien establecerá su Cuartel General en Palma de Mallorca.
Dado en Burgos a
diez de octubre de mil novecientos treinta y siete. Segundo Año Triunfal.
Francisco Franco.»
Las fuerzas navales estaban compuestas a finales de 1937 por:
División de cruceros al mando del contralmirante Excmo. Sr. D. Manuel Vierna Belando, con los buques, Baleares, Canarias y Almirante Cervera. El Baleares insignia de la división. El Canarias era el insignia del Almirante de la Flota, más tarde por la necesidad de buques, la enarboló indistintamente en los cruceros auxiliares Mar Cantábrico, o Mar Negro; pero esto no lo sabían los gubernamentales y por ello fue hundido el Baleares, creyendo era su gran enemigo, el Canarias, al lanzar los torpedos al cabeza de línea.
Destructores: Velasco, Velasco Melilla y Velasco Ceuta. Más tarde se incrementó con los: Huesca y Teruel, al mando todos ellos del capitán de fragata D. Francisco Regalado Rodríguez.
Cañoneros: Dato y Cánovas del Castillo. Más tarde se incorporarían los Calvo Sotelo y Canalejas.
Minadores: Júpiter, Vulcano y Marte, pero todos ellos también mucho más tarde.
Flotilla de lanchas torpederas al mando del capitán de
corbeta D. Pedro Pérez de Guzmán, con las Requeté, Badajoz y Oviedo.
Submarinos: General Mola-Torriceli, General Sanjurjo-Archimede, General Mola II-Galileo, General Sanjurjo II-Ferraris, Aguilar Tablada-Onice y González López-Iride. Todos eran italianos, los últimos cuatro participaban en algunas operaciones como ayuda, pero siempre por orden del Almirante Jefe de Estado Mayor, llevando obligatoriamente a bordo un oficial español, como Comandante Adjunto, porque al principio hubieron problemas por ser visto y los mismos a quienes ayudaban, al no saber de su presencia en algún momento pudo ocurrir un desastre. Los nombres separados por un guion, son los que tenían en la escuadra italiana y los dos primeros fueron comprados por los nacionales, siendo más pequeños los dos siguientes, que también se intentaron comprar, pero la marina italiana se negó en redondo.
Cruceros auxiliares: Mar
Cantábrico.
Mercantes armados: Antonio
Lázaro, Ciudad de Alicante, Mallorca, Malaspina, Rey Jaime I y
Vicente Puchol.
Bous: Ciudad de
Alcudia, Ciudadela, Juan Mary, Juan Miguel, Pedro I y Santa Urbana.
Más otros muchos buques, como dragaminas, petroleros y
motoveleros como avisos, aunque a su vez los primeros al recuperar alguna
ciudad con mar, su primera misión era precisamente limpiar de minas los accesos.
A su vez el Almirante ordenó se diera protección a la
base de Palma, porque como puerto abierto debía ser protegido, para ello se
instalaron cinco piezas de 150 m/m González Rueda, dieciséis del mismo calibre
Munáiz y cuatro obuses de 240 m/m en Regana y otros cuatro iguales en Cala
Figueras, la falta de artillería DCA era total, por ello se instalaron cuatro
piezas Vickers de 76’2/45 m/m y los italianos quedaron en traer otras cuatro
Ansaldo de 105/45 m/m, con esto quedo conforme por ser muy apropiado.
Un dato comparativo: Según fuentes, en julio se
transportaron por vía aérea desde África a la Península, 800 hombres en 102
vuelos, en agosto 6.445 en 359 viajes y en septiembre, 5.455 en 324 vuelos,
sumando nos da 12.700 efectivos por vía aérea en 785 vuelos (hay diferencias
entre las diversas fuentes, Martínez Bande, dice: 11.998, Kindelán: 13.952 y
Gomá: 13.962). Mientras que por vía marítima, sólo el Convoy de la Victoria el
5 de agosto, transporto 1.630 efectivos en un viaje, quedando demostrado para
la época, que la vía marítima era todavía la más importante, pues hasta el mencionado
5 de agosto, por vía aérea (800 en julio y 830 en agosto, hasta el 5) se había
trasportado igual número de efectivos, por todo ello era imprescindible
conseguir el dominio al menos del Estrecho. Aunque tampoco hay que despreciar a
pesar de los pocos medios, el sacrifico y constancia de la aviación de
transporte; pudiera a su vez ser un hito a tener en cuenta. Luego ya vinieron
otros tiempos, pero en su momento fue sin duda ninguna, un gran éxito. Decir
que un JU-52 sólo transportaba 16 efectivos por viaje; para muestra un botón.
Bases:
Por las circunstancias dadas, nada más producirse el
alzamiento y la necesidad de transportar las tropas profesionales de África a
la península, fueron armados varios buques, al mismo tiempo y por obligación se
crearon las flotillas Cádiz, Huelva, Ceuta, Melilla y Alhucemas, pero esto
provocaba un pequeño desorden, por no existir un mando superior que los
organizara y decidiera las comisiones, para evitar que unos a otros en su afán
de dominar la mar, se mezclaran duplicando zonas, pero a su vez dejando otras
sin vigilancia, todo ello llevó a que el 16 de diciembre de 1936, por orden del
Almirante de la escuadra alzada se reorganizaran en una, aunque permaneciendo
en sus bases anteriores, ésta fue denominada Flotilla del Estrecho, y a ella
también se incorporaron los cañoneros y minadores algo más tarde, o más bien
cuando se pudo disponer de ellos.
Ferrol:
Por las prisas en dominar la mar, la primera base de estos pequeños buques fue
el mismo arsenal de Ferrol, estuvieron en ella desde el comienzo del conflicto,
la lancha de Tabacalera I-2 y los remolcadores R-16 y Galicia, la
flotilla casi al completo apresó entre otros buques, al mercante Nuestra Señora del Carmen, de 4.900
TRB, el 2 de abril de 1937.
Ribadeo: Al comenzar la guerra, por la falta de buques en los nacionales, se pensó que Ferrol, como base de los pequeños buques estaba algo lejos, por ello decidió el mando construir o aprovechar puertos que estuvieran más cerca, de ahí nació la base de Ribadeo el 6 de agosto de 1936, para prestar el natural apoyo, fue trasladado un viejo carbonero el Hernani, y al también viejo Aljibe Nº 4, instalando un cañón del acorazado España 2º un Vickers de 101’6/50 m/m en la punta norte, destinado a dar protección a los allí existentes, a su vez fue destinado para proveer de todo lo necesario el carguero Alejandro, siendo nombrado su primer jefe el teniente de navío D. Félix de Ozámiz Rodríguez, quien al mismo tiempo era comandante del bou Tritonia, junto al Ciriza nº 4, Santa Urbana y Juan Mary. Más tarde se incorporaron los Chamorro, Cabo Home, torpedero nº 2 y el destructor Velasco. En sus ausencias tomaba el mando el teniente de navío D. Luis Martín Pinillos, quien hizo famosa la frase de: «Esto va que chuta», creándola el comandante de la Flotilla, ésta quedo denominada 1ª; por órdenes de su jefe, siempre patrullaban en parejas, o como en siglos anteriores se denominaba «en conserva».
Pasajes:
Activada el 12 de septiembre de 1936. Jefe de la flotilla teniente de navío D.
Ángel Bona Orbeta y el Galerna quedo
incorporado a esta base al mando del capitán de corbeta D. Pablo Suances y
Jáudenes, a su incorporación el 21 de octubre, tomó el mando de la flotilla. La
base fue protegida con dos cañones Vickers de 152’4 m/m. Al activarse esta
nueva base, por estar más cercana a Bilbao, el jefe de la base fue el
Comandante de Marina de San Sebastián, capitán de navío, retirado D. Luis
García Caveda, fueron destinados a ella los ya activos en Ribadeo, siendo: los Alcázar de Toledo, Denis, Juan Ignacio, Virgen de Iciar y Virgen del Carmen 1º, a su vez era la base de la denominada 2ª Flotilla,
aunque parte en principio eran de la 1ª, pero en ésta se encontraban otros que
vinieron desde Ferrol, reforzando como la de Ribadeo con un buque cisterna,
otro para almacenar municiones, incluidas minas y otro buque para poder reparar
averías de no mucha importancia, o bien solucionarlas para poder arribar a
Ferrol.
Bilbao:
Al entrar los nacionales en Bilbao el 19 de junio de 1937, el Estado Mayor de
la Marina nacional dispuso la creación de una base para los buques, al mismo
tiempo se ordenaba el traslado de la 2ª Flotilla de los estacionados en
Pasajes, y ésta se reforzaba con los de Ribadeo, siendo los Ciriza nº 4 y Tritonia, (estos
ya citados) y el Aljibe nº 4, más
varios pontones y gabarras; el 7 de julio quedo organizada la Comandancia de
Marina, y a su vez fue nombrado jefe de la nueva base, el capitán de navío
(retirado) D. Félix Bastarreche y Díez de Bulnes (quien tenía a tres hermanos
en la Marina, con grados de capitán de navío, capitán de fragata y capitán de
corbeta, y un hijo como Aspirante) al mismo tiempo que los buques estacionados
en el mismo puerto también quedaron incorporados, así como el resto de los
capturados en toda la campaña del norte.
Vigo: A
su vez, el Estado Mayor decidió que fueran destinados a Vigo, varias unidades,
para mejor control de la mar en las rías bajas, entre los buques allí
destinados se encontraban los: Aquiles,
Artabro, Argos, Atlante, Audaz, Cartagenero y Ferrolano.
Hay que recordar que, estas fuerzas sutiles, siempre se utilizaban dependiendo
de las necesidades, por ello igual estaban unos que otros en su base designada.
Palma de
Mallorca: Al quedar aseguradas las isla de Mallorca e Ibiza, y disponer
de un punto fijo a no mucha distancia, de las costas Mediterráneas de la
Península y algo más distante de la costa africana, a pesar de las carencia
como base militar, fue elegida la primera como base del Cuartel General del
Almirante Jefe de la Flota, el 10 de octubre de 1937, siendo dotada de todo lo
posible para prestar apoyo a toda la Flota, pero a su vez se creó la flotilla
de guardacostas y bous, para que la defendieran de posibles ataques, pues
tampoco estaba muy lejos de Cartagena, principal arsenal de la escuadra
gubernamental.
En principio se destinaron unos buques, pero al ir
logrando acortar el frente Mediterráneo, de la flotilla del Estrecho, (como ya
se menciona) fueron a su vez destinados a ésta varios bous, sobre todo, dado
que los buques de la Armada, igual estaban vigilantes en Pantelaria, Nápoles,
Sicilia, Barcelona, Valencia, Mallorca, Cádiz o puertos norteafricanos. A su
vez más tarde, se creó la base de apoyo en Ibiza, utilizada sobre todo por las
lanchas torpederas, lo que no restaba que estuvieran otros buques en ella, por
seguridad o necesidad. La protección de
la bahía de Palma, ya se ha comentado más arriba, pero por el contrario
quedaron sin ella los puertos de Alcudia y Pollensa.
Republicanos
El Gobierno de la República al producirse el alzamiento
militar, incauto muchos buques pequeños, a su vez también lo hicieron y por
separado, los afiliados a la CNT, UGT, FAI y otros sindicatos o partidos
afines, por ello es muy difícil saber con exactitud de todos ellos, dado que no
tenían una organización militar propiamente dicha, causando a la Historia el
problema de no saber cuáles y quienes estaban o no encuadrados en estos
menesteres. Sólo con alguna exactitud se conocen precisamente, los que fueron
activados como a tales bous, los del gobierno vasco y la generalidad catalana,
el resto por falta de información, se relacionan los que sí sabemos, pero
obviamente fueron los menos, bien por ser hundidos o capturados por los
sublevados, por noticias de personas que a ciencia cierta, fueron integrantes
de esas fuerzas, e incluso por recortes de prensa del momento, o publicaciones
posteriores que a veces aclaran algo, pero siempre poco, por lo comentado
arriba, ya que ni siquiera llevaban un cuaderno de bitácora o simplemente un
diario de abordo, o uno personal, y éste quizás se guarda bajo llave por los descendientes.
Queda demostrado que no existió en ningún momento una organización fiable,
excepto los que se mencionan en este listado, al disponer de bases más o menos
fijas, y en ellas sí consta algo de información.
Existieron las bases de: Barcelona, Valencia o
Levante y del Sur, y Cantábrico o
Norte.
A la base de Barcelona se sabe pertenecieron no menos de
40 buques, de diferentes tamaños y tonelajes, entre ellos algunos remolcadores
armados y las muy utilizadas lanchas de Tabacalera, por no existir datos
fiables de todos ellos, sólo damos el número aproximado de buques, para dejar
constancia disponían de unidades para todo, otra cosa es como se utilizaban,
dado que algunas se perdieron en la mar y otras por los bombardeos aéreos, y los
cruceros nacionales.
A la flotilla de Valencia o Levante y del Sur, quedaron
incorporados varios remolcadores, así como diferentes buques pequeños, más
otras 25 unidades sin saber más de ellas, a parte las lanchas de Tabacalera I 2, I 4, C 4, C 16 y C 20, estas últimas
fueron todas capturadas en Málaga, al entrar los nacionales en la ciudad. Esta
base en la que estaban incluidos muchos buques, seguramente por ser la capital
de la República, desde el principio de la guerra, fue la que controlaba al
resto de todas ellas, desde Málaga a la desembocadura del Ebro, de ahí que se
citen buques que estaban en cualquiera de los puertos de esta zona, incluso al
ser tomada Tarragona, Barcelona y Gerona hasta el cabo de Creus, todos lo que
pudieron escapar pasaron a depender de Valencia, o bien con refugiados pasaron
a diferentes puertos franceses del Mediterráneo.
En la flotilla del norte, a su vez recordar que la mayor
parte de los yates, atracados en San Sebastián, por ser una puerto muy afamado,
fueron incautados por el gobierno de Madrid, (los que se salvaron, fue por ser
muy pequeños) como es natural cada uno tenía unas características distintas, se
calcula que entorno a veinte fueron armados, aunque sólo fuera con una
ametralladora, pasando a prestar servicios sobre todo de vigilancia y algunos
fueron dotados de rastras, sirviendo como dragaminas, de ellos tenemos noticia
de existir entre el D-1 y D-24. Sobre todo se sabe algo del D-17, pues saltó por los aires al tocar
una mina el 14 de agosto de 1937, en el bajo de Las Hermanas, frente a la playa
de Noja, en la provincia de Santander.
Otro de ellos encontrándose en el abra de Bilbao, el 24 de septiembre de 1936 en un bombardeo nocturno, fue hundido por la artillería del destructor sublevado Velasco. La lista es muy larga y algún otro que si se relaciona, pero por su nombre. Aclarando que muchos de ellos fueron utilizados como dragaminas o lancha de vigilancia, de ellos los hubieron que ni siquiera fueron armados o como mucho con armas portátiles, también como queda demostrado en alguno relacionado, sólo se activaron para poder salir de Bilbao con rumbo a puerto francés, embarcando a la mayor cantidad posible de refugiados, por ello la mayoría no se incluyen en este trabajo, por no ser buques en sí representativos, como los cruceros auxiliares, mercantes armados, patrulleros o bous que sí están en esta relación.
En este trabajo diferenciamos a los cruceros auxiliares,
de los mercantes armados, aunque no se hace normalmente mezclando a ambos, la
división realizada la dicta que, en los primeros montaban artillería de 152 m/m
y sobre todo, una dirección de tiro centralizada, lo que facilitaba a estos
hacer blanco, mientras los segundos, las piezas no pasaban del 120 m/m y su
dirección de tiro era local. Hay otro factor importante, el cual es que los
primeros buques eran más grandes, lo que permitió a su vez reforzar con
planchas interiores su protección, algo que sólo sucedió con dos de los
segundos, siendo los que permanecieron en la campaña del Mar del Norte, pero no
llevaban el calibre propio de un crucero auxiliar, de ahí que estén incluidos
en los segundos.
Estadísticas:
El total de los evadidos que se ha podido contrastar al ser
tomadas Bilbao y Santander:
En buques británicos: . .20.554 personas.
En buques franceses: . . .1.100. . . “
En buques españoles: . . .7.031. . .“
Total:. . . . . . . . . . . . . . . .: 28.685. . .“
Los evacuados desde Gijón y Avilés.
En buques británicos: . . .7.106 personas.
En buques españoles: . . . . 305 . . “. . . Entre ellos
miembros del gobierno asturiano, unos militares de graduación, tres comisarios
y un mayor de milicias.
Total: . . . . . . . . . . . . .: 7.411. . . “
A su vez los buques que quedaron inmovilizados en puertos
franceses, la mayoría devueltos al finalizar la guerra y algunos mucho antes,
por ser reclamados por sus propietarios y a su vez ser necesarios para seguir
transportando de todo a España y para que las empresas ganaran algún dinero,
son los siguientes: Bayona: 78; Rochefort: 34; La Pallice: 2; Arcachon: 3; Saint
Nazaire: 5; Burdeos: 37; Saint Gilles: 1; Ile d’Dev: 3; Lorient: 4; Dovarnenez:
3 y Quimper: 1. La relación de todos ellos se conserva en el Archivo AM.
Mientras en los puertos de Suecia, Noruega, Dinamarca, Holanda,
Reino Unido, Finlandia y la URSS, también quedaron muchos que no se atrevieron
a salir al mar, por la presencia de los dos mercantes armados, entre otros en Christiansand
y Bergen, se encontraban 12 de ellos, y en el mismo Támesis, 5, en Bristol, 2,
en Grimsby, 3 y Inmingham, 2. Así como en Copenhague, más los que nunca
regresaron de los puertos de la URSS, (de los cuales algunos están en su
historial) al parecer se los quedó como pago por lo servido, es lógico pensar
que no tenía suficiente con el oro y plata allí transportado al comenzar la
guerra, siendo la realidad que su marina mercante, era muy inferior en buques y
tonelaje a la española y aprovecho la ocasión servida en bandeja; en una
aproximación podemos asegurar que, no menos de 40-45 buques quedaron atrapados
en estos puertos, por temor a ser hundidos o apresados; algunos casos se
relatan en los historiales de ambos mercantes armados.
Gracias al tráfico marítimo se pudo transportar de todo,
éste estuvo en zona nacional (es la única que tenemos datos) de entrada en
puertos, 25.073 buques españoles, 13.076 extranjeros, en total 38.149, que
transportaron 8.543.768 tn de carga y 175.264 personas, tanto militares, como
los consabidos viajes a La Meca y otros, de estos mismo puertos, salieron
25.450 buques españoles, 11.792 extranjeros, con un total de 37.242,
transportando 16.231.058 tn. y 138.787 viajeros, aquí se suman las distintas
expediciones para la toma de islas, como los intentos de desembarco en otros
zonas, como se narran en los historiales de los participantes.
En cuanto al domino negativo de la mar, ejercido por la
marina nacional durante la guerra, resultan con los siguientes datos:
Buques de guerra hundidos:. . . . . . 8 . . . 5.676 tn.
Mercantes españoles hundidos: . .35 . . .57.159 tn.
Mercantes extranjeros hundidos: 18 . . .71.668 tn.
Total parcial: . . . . . . . . . . . . . . . . . . .61 . 134.323 tn.
Apresados españoles: . . . . . . . . . . 227. . . 257.577 tn.
Apresados extranjeros: . . . . . . . . . .97. . . 225.483 tn.
Total parcial: . . . . . . . . . . . . . . . . . .324 . . . 483.060 tn.
Total de pérdidas:. . . . . . . . . . . . . .382 . . . 617.060 tn.
A su vez la aviación también aporto no poco: 5 buques de
guerra hundidos en puerto con 5.215 tn., mercantes españoles hundidos: 39 . .
.79.252 tn., mercantes extranjeros 28 . . .72.213 tn., sumando un total de 72
buques y 151.465 tn., siendo su total, 72 buques con 156.680 tn.
Con respecto a los hundidos por los gubernamentales, como se dice no hay datos de ello, pero si sabemos el caso del crucero Baleares y el mercante Castillo Olite, entre otros se sabe del apresamiento de unos pocos pesqueros y dos mercantes de poco tonelaje; lo que sí quedó demostrado es que, la marina de guerra gubernamental estaba falta de mandos idóneos, (esto lo hemos repetido hasta la saciedad) lo que dio por resultado una desorganización interna, causando por el propio desorden, entregar el mando más por cuestiones políticas que militares, dándose el caso peregrino en varios buques, de estar al mando el personal de máquinas, por ser la base de la revolución planteada, pero sin conocimiento propio de las armas y su poder de destrucción, y menos aún de tomar el mando de un buque de guerra.
El General Excmo. Sr. D. Alfredo Kindelán Dunay, jefe de
la aviación, la cual no estaba aún separada como ejército, pues no lo fue hasta
ser creado en agosto de 1939 el Ministerio del Aire y por Decreto del 7 de
octubre de 1939 quedo terminado el ejército, el Jefe del Estado al emitir su
primera directiva de organización, quedando por ello separado del Ejército de
Tierra, así como la aviación naval, continuo incorporada a la Armada, hasta ser
disuelta por ello sus aparatos e instalaciones (como San Javier) quedaron
incorporados al nuevo Ejército, y en algunos casos por ser muy viejos ni
obtener repuestos, fueron dados de baja, de hecho algunos oficiales expertos en
anaveajes, continuaron con sus aviones, pero con grados del Ejército
equivalente a la Armada.
Comisión de la Armada para Salvamento de Buques.
Aunque fue fundada posteriormente, en realidad ya se
formó el 22 de octubre de 1937, siendo el primer buque rescatado el destructor Ciscar,
hundido en el puerto de Musel; el primer director de la Comisión fue el
teniente coronel de Ingenieros Navales de la Armada, D. Juan Antonio Suanzes
Fernández, estando al mando desde el 2 de noviembre de 1937, quedando
formalizada su organización por Decreto del 9 de noviembre seguido,
permaneciendo al mando hasta el 1 de febrero de 1938, siendo cesado por pasar a
ser el Ministro de Industria y Comercio, con sede en Bilbao, ocupando su puesto
el teniente coronel de la misma Arma D. Luis Santomá Casamor, permaneciendo la
Comisión en sus trabajos, conforme se iban tomando puertos a los
gubernamentales, pues era necesario limpiarlos para poder empezar a moverse con
normalidad el tráfico marítimo, hasta que por Decreto del 9 de febrero de 1939,
se amplió sus responsabilidades y medios para dejar limpios los puertos y
accesos, permaneciendo al mando hasta finalizar la Comisión por innecesaria.
Al finalizar la guerra fue cuando se pudo actuar con
mayor rapidez, por contar con más personal y tranquilidad, por ello en total se
recuperaron 95 buques por la comisión, más 12 por particulares, sumando en
total 107 buques, con sus 146.500 tn., quedaron pendiente en puertos 10 buques
con sus 16.000 tn., otros 6 con 20.000 tn, de salvamento problemático, algunos
de ellos por estar inservibles fueron dinamitados, el resto se recuperó, y 23
con 43.000 tn., que estaban en situación imposible de ser salvados, estos todos
fueron destruidos in situ, y posteriormente, se sacaron sus restos mediante
grúas flotantes, para ser aprovechados como chatarra, dejando a su vez los
fondos limpios, para tratar de impedir posibles accidentes.
Todo ello se llevó a buen término por los 526 hombres que
formaban fijos la Comisión, entre ellos el trabajo más pesado el realizado por
los 34 buzos de la Armada, más unos pocos civiles, el personal de apoyo solía
ser de la misma población del rescate, por ser conocedores de sus costas y a
veces muy importante, de su fondos, permitiendo a los ingenieros sacar cálculos
muy aproximados a la realidad, por lo que durante todo el tiempo prácticamente
no hubo sorpresas desagradables, las cuales suelen ocurrir por la falta de
experiencia en estos trabajos; la Comisión fue disuelta el 31 de diciembre de
1940, aunque permaneció con las responsabilidad de continuar los trabajos, en
los Capitanes Generales de las tres zonas marítima de España, eso sí con los medios
disponibles en cada uno y menos personal.
Bibliografía: Para leer clicar en ella.
https://www.todoavante.es/index.php?title=Guerra_Civil_1936-1939_sinopsis.
Category: Guerra Civil 1936-1939 |
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